China: Desarrollo Político Interno, Crisis de Transición y la Nueva Dirección Post-Mao (1976)
El desarrollo político interno de China presenta dos particularidades. En el contexto de un agotamiento político y ante las rupturas en la unidad, el análisis debe centrarse tanto en las luchas por el poder como por el rumbo político. La figura de Mao Zedong hacia los años 60 se veía cada vez más deteriorada, y las constantes revisiones a su programa dieron paso a la Revolución Cultural, un intento de regresar al romanticismo revolucionario de la primera época del Partido Comunista Chino.
La Conformación de Bloques Políticos Opuestos
Entre estos años se conformaron dos bloques políticos con posturas irreconciliables. Por un lado, estaban los críticos de Mao, encabezados por el vicepresidente del partido, Liu Shaoqi, apoyado por el jefe del aparato civil, Deng Xiaoping. Asimismo, el bloque maoísta estaba encabezado por el ministro de defensa, Lin Biao. De esta manera, la conflictividad política giraba en torno a los siguientes problemas:
- a) El modelo de desarrollo económico: El bloque maoísta alentaba un desarrollo promovido por la movilización de masas y formas comunitarias de tenencia de tierras, contrario a lo expuesto por los críticos de Mao, quienes se acercaban más al capitalismo, en tanto creían en incentivos materiales y formas de propiedad privada.
- b) El problema de la vida cultural: Mao reivindicaba el antiguo romanticismo revolucionario, y sus opositores creían en un mínimo de libertad de creación artística.
- c) El problema de la educación: Los maoístas creían en el adoctrinamiento político, y sus críticos, en la transmisión de conocimientos especializados.
- d) La determinación del sistema político: Si este debía basarse en el principio de dirección individual-carismática o por una dirección colectiva-institucionalizada.
El Sistema Dazhai y la Caída de Lin Biao
En este sentido, la planificación social agraria era fundamental, puesto que en este importante sector productivo se producía la mayor contradicción entre las programáticas. La implementación del sistema Dazhai, un sistema de diferenciación de salarios a partir de la lealtad política, fue la piedra de tope del programa de Lin. Esta coyuntura permitió al “ala derecha” del PCCh combatir a ambos y precipitar su caída, propiciado por el mismo Mao, quien habría desconfiado de la acumulación de poder del ministro de defensa.
La Modernización de China y el Ascenso de Deng Xiaoping
A la salida de Lin como sucesor de Mao, los opositores se esforzaron por rehabilitar a antiguos políticos dados de baja en el proceso de la Revolución Cultural, entre los cuales emergió la figura de Deng Xiaoping con el cargo de vice primer ministro. China ahora se veía en un proceso de modernización. Comenzó a importarse tecnología occidental, se impuso finalmente un sistema de salarios según la productividad, dando pie a la formación de empresas e iniciativas privadas, descolectivizando las actividades productivas, piedra angular del sistema que había forjado Mao. Todo esto incidió en una acelerada apertura de China, tanto política como económicamente. Proceso, además, que terminó con el viejo sueño de Mao; su imagen fue progresivamente desmitificándose a través de una educación que promovía la especialización y medios de propaganda.
La Construcción de las Naciones en Europa: Obstáculos y Resultados
El año 1848 simbolizó una lucha y una beligerancia por parte de los sectores ilustrados, los sectores liberales y los nacionalistas que se encontraron con una piedra en el camino; no supieron hacerle frente a las exigencias de los altos sectores militares que apaciguaron las luchas de una manera bastante violenta. Como nos dice Eric Hobsbawm en La era de la revolución, en los primeros años donde podemos estudiar este fenómeno, los años 1789 a 1848 aproximadamente, en ningún país del globo podemos encontrar indicios de un nacionalismo puro, pues, según el autor, las condiciones sociales no existían. Por el contrario, alguna de esas fuerzas que producirían lo que más tarde se conoce como el nacionalismo (ya firme) se oponían en ese momento a las alianzas de tradición, religión y pobreza de las masas. El autor nos deja claro que no considera un real sentimiento nacionalista en el mundo, sino más bien, que con lo anteriormente mencionado, se sentaron las bases para el nacionalismo.
El Fracaso de las Revoluciones y las Aspiraciones de Unificación
Aunque hayan fracasado estas revoluciones, estas aspiraciones de unificación dominaron la política europea de los años siguientes. Pero no solo en Europa ocurrió esta “construcción de naciones”. Según los ideólogos de esta idea de Estado-nación, se debía configurar Europa en veintiséis estados soberanos (Woodrow); las demás naciones pequeñas debían integrarse a ellas. El argumento era que estos pequeños pueblos, o pequeñas naciones, no eran realmente naciones y que estaban atrasadas. Entonces, existían naciones que estaban destinadas a prevalecer sobre otras y otras que estaban destinadas a someterse a esas grandes naciones, aunque no debe interpretarse como conspiraciones de las grandes naciones para oprimir a otras más pequeñas; muchas veces se les respetaban su cultura, dice el autor.
El Nacionalismo y el Progreso Económico
La idea nacional va también de la mano con el progreso económico, ya que el dinero genera que se puedan crear instituciones nacionales, como fue el Banco Checo o el Teatro Nacional de Praga. El nacionalismo fue cada vez una idea más masiva; los políticos (de cualquier lado político) se hallaban muy unidos por la cuestión nacional. El internacionalismo de la izquierda significaba apoyo y solidaridad a aquellos que luchaban por la misma causa, pero las ideas nacionalistas también seguían imperantes. La política en términos de Estado, dice el autor, significaba política en términos de nación.
La Elaboración del Sentimiento Nacional
Pero este sentimiento nacional no era espontáneo, sino que había que elaborarlo y tomar medidas para que se pudiese concretar. En Banderas al Viento: Las naciones y el nacionalismo, se describe cómo el ejercicio de enarbolar el nacionalismo se vería cruzado además por la polarización de las posiciones, en tanto que abrazar la causa nacional excluiría cualquier otro proyecto político, lo que denotaba la novedad del fenómeno. En relación con lo anterior, el nuevo nacionalismo sólo reconocía a la independencia total como única garante de la autodeterminación nacional y, como último eje de análisis, el uso del lenguaje para definir el nacionalismo.