Evolución Política y Coyuntura Internacional (1939-1959)
La Institucionalización del Régimen: Las Leyes Orgánicas
El dictador, que concentraba todo el poder, asumió la función constituyente. Poco a poco, el régimen fue aprobando diversas Leyes Orgánicas, que configuraron lo que se vino a llamar las Leyes Fundamentales del Movimiento:
Fuero del Trabajo, 1938
Prohibición de los sindicatos libres. Siguiendo el modelo fascista, la Organización Sindical se configuró como el sindicato único controlado por la Falange.
Ley Constitutiva de las Cortes, 1942
Cortes elegidas por sufragio indirecto basado en diversas corporaciones: la familia, el municipio y el sindicato. En la práctica, eran unas elecciones totalmente amañadas y los representantes elegidos eran los que deseaba el régimen.
Fuero de los Españoles, 1945
Teórica declaración de derechos y deberes impregnada de la mentalidad tradicionalista y católica. No supuso ningún reconocimiento real de derechos políticos o sociales.
Ley de Referéndum Nacional, 1945
Esta ley permitía al Jefe del Estado convocar plebiscitos para que el pueblo, en un marco de ausencia de libertades, refrendara una ley.
Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, 1946
España fue declarada «reino» y Franco se reservó el poder de proponer su futuro sucesor. Esta ley constituyó una gran decepción para los monárquicos que soñaban con que Franco propiciara la vuelta al trono de los Borbones.
Hambre y Represión de la Posguerra
Los años cuarenta y hasta bien entrados los cincuenta fueron los Años del Hambre:
Racionamiento de los Alimentos
Extensión del mercado negro de todo tipo de productos. El Estraperlo se convirtió para muchos en el único medio para adquirir bienes necesarios y para unos pocos en la forma de enriquecerse rápidamente.
Corrupción Generalizada
La vida social se basó en la «recomendación», en tener contactos con los burócratas del régimen que facilitaran la dura vida de la época.
Represión
La Ley de Responsabilidades Políticas de 1939 fue la herramienta jurídica utilizada para la dura represión que llegó al final de la guerra. El número de prisioneros políticos fue tan grande que se tuvieron que habilitar campos de concentración a lo largo de todo el país. Las ejecuciones se contaron por decenas de miles.
La represión de la posguerra propició un clima de terror generalizado entre gran parte de la población, especialmente en las ciudades, las zonas industriales y el sur del país. Este terror explica la debilidad de la oposición durante años.
La Política Exterior
La Alianza con las Potencias Fascistas Durante la Segunda Guerra Mundial
El 7 de abril, recién acabada la guerra, Franco hizo pública su adhesión al Pacto Antikomintern, el acuerdo anticomunista que asociaba a la Alemania nazi, la Italia fascista y Japón.
En octubre de 1940, tras la invasión nazi de Francia, tuvo lugar la entrevista entre Franco y Hitler que a punto estuvo de meter a nuestro país en el conflicto mundial. Finalmente no fue así. Hitler no aceptó las ambiciosas pretensiones de Franco sobre el Marruecos francés y la incorporación a la guerra de un país exhausto no era de gran interés para el Eje. Sin embargo, para mostrar su apoyo a las potencias fascistas, España envió a la División Azul a luchar junto a las tropas nazis en el frente ruso.
Las Derrotas del Eje
Las derrotas del Eje hicieron que, a partir de 1942, Franco comenzara un cauteloso giro en su política internacional buscando la conciliación con los países aliados. La destitución de su cuñado Serrano Súñer, excesivamente germanófilo para los nuevos tiempos, muestra este cambio de actitud.
El Aislamiento Internacional y los Cambios Dentro del Régimen
En 1946, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó contra el ingreso de España. La dictadura de Franco era considerada aliada de las potencias fascistas recién derrotadas.
A esta condena internacional siguieron años de aislamiento económico y político, aunque EEUU trataba de no romper completamente con un régimen que podía ser su aliado en la recién iniciada guerra fría. Pese a ello, España no recibió ninguna ayuda del Plan Marshall, ni fue admitida en la OTAN.
Mientras la dictadura trató de lavar su imagen internacional, reduciendo el protagonismo de los falangistas y de todos los símbolos (saludo fascista…) que recordaran a las potencias del Eje. Paralelamente, los católicos obtenían mayor presencia en la dictadura. El apoyo de la Santa Sede era esencial para salir del aislamiento internacional.
El Fin del Aislamiento: El Acuerdo con los EE.UU.
Se puede afirmar que el inicio de la guerra fría salvó al régimen de Franco. La hostilidad hacia la URSS provocó un giro en la posición internacional norteamericana. En el interior eran los tiempos de la histeria anticomunista propiciada por el senador McCarthy.
En 1950, la ONU, a instancias de EEUU, recomendó el fin del aislamiento diplomático de España. En 1953 se firmaron los Acuerdos Bilaterales con los Estados Unidos, que permitieron la instalación de bases militares norteamericanas en España en Torrejón de Ardoz, Zaragoza, Morón y Rota. A cambio, España recibió una ayuda económica norteamericana no comparable a la que recibieron otros países europeos con el Plan Marshall. También en 1953 se firmó el Concordato entre España y la Santa Sede.
Finalmente, gracias al apoyo norteamericano, España ingresó en la ONU en 1955.
El Exilio Tras la Guerra Civil
Denominamos exilio a la salida forzada de un país por razones políticas. España, desgraciadamente, es un país de grandes exilios (judíos en 1492, moriscos en 1609, afrancesados en 1814…). El exilio republicano provocado por la guerra civil fue el mayor de nuestra historia.
Iniciada ya durante la guerra (en torno a 30.000 «niños de la guerra» enviados desde la zona norte a Francia, GB, Bélgica o la URSS), tuvo su apogeo en la huida a Francia de más de 500.000 personas (más del 2% del país) tras la ocupación de Cataluña por el ejército de Franco. Otros 15.000 consiguieron huir a Argelia desde los puertos del Levante español.
En los meses subsiguientes, más de 300.000 retornaron y tuvieron que sufrir las represalias del régimen franquista. El resto del exilio vivió, en general, una vida muy azarosa. Algunos se enrolaron en la Legión Francesa y lucharon contra el Eje durante la fase final de la guerra, otros fueron atrapados en Francia por la invasión nazi y fueron enviados a campos de concentración (Mauthausen), otros llegaron a la URSS y vivieron las penalidades de la dictadura de Stalin y la Segunda Guerra Mundial, otros, los más afortunados, llegaron a México donde constituyeron una poderosa e influyente colonia española. La mayoría permaneció en Francia, algunos fueron volviendo al país según se fue aminorando la represión del régimen, otros permanecieron en el país vecino y echaron raíces allí.
El problema de este exilio no solo fue el drama humano de centenares de miles de personas, también fue la pérdida para el país de una parte muy importante de sus intelectuales. Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Francisco Ayala, etc. Los más destacados intelectuales del país se vieron forzados a vivir fuera de España.