Evolución y Expansión de los Reinos Cristianos en la Península Ibérica: Edad Media y Reyes Católicos

Los Reinos Cristianos en la Edad Media: Primeros Núcleos de Resistencia

Tras la invasión musulmana en el año 711, su dominio no se extendió a toda la Península Ibérica. La Cordillera Cantábrica y los Pirineos no llegaron a ser conquistadas, aunque fueron territorios tributarios. Los reinos cristianos aparecieron y se consolidaron entre los siglos VIII y X.

El enfrentamiento entre destacamentos musulmanes y un grupo de cristianos en el año 722 en Covadonga, sitúa el primer núcleo de resistencia en el reino Astur con la figura de Don Pelayo como rey desde el 718. Este reivindicó la herencia visigoda y extendió su poder a Galicia y País Vasco. En el año 910, Alfonso III trasladó la capital a León, transformándose el reino de Asturias en el reino de León, que abarcaba el noreste peninsular.

El Condado de Castilla surgió en la primera mitad del siglo X a partir de los núcleos vascones del este de Cantabria y de la actual Vizcaya, independiente desde el año 930, siendo su primer conde Fernán González. En el año 951 quedó definitivamente vinculado a la familia de este.

Íñigo Arista fue reconocido rey de Pamplona en el 824. El reino de Navarra se consolidó durante el siglo X e inició su expansión por La Rioja. Sancho III (1004-1035) lo convirtió en el más poderoso de los reinos cristianos. Con la muerte de este rey nace el reino de Aragón, cuyo primer rey fue Ramiro I de Navarra y al que a finales del siglo X se habían incorporado los condados de Sobrarbe y Ribagorza.

Los condados catalanes formaban parte de la «Marca Hispánica» carolingia. Wifredo el Velloso y Borrel, en los siglos IX y X, formaron estos condados y lograron su independencia con respecto al reino de Francia.

Los Reinos Cristianos en la Edad Media: Principales Etapas de la Reconquista

El proceso de expansión de los reinos cristianos se detiene durante el siglo X por dos causas fundamentales: la puesta en marcha de un proceso de colonización y redistribución de la población en los territorios conquistados y el auge del poder militar musulmán bajo el gobierno de Almanzor.

Entre los siglos XI al XIII se reanuda este proceso debido a una mayor presión demográfica, la difusión de las instituciones feudales, la búsqueda de botín y el espíritu de cruzada.

  • Durante los siglos VIII, IX y X avanzan sobre territorios casi despoblados del valle del Duero y la plana de Vic, aunque se detienen debido a la creación del Califato (s. X) y ante la necesidad de poblar estas tierras.
  • En el siglo XI y primera mitad del siglo XII el avance se produce contra los reinos taifas y los almorávides. Los reinos de León y Castilla ocuparon el valle del Tajo, mientras el reino de Aragón y los condados catalanes se extendían por el valle del Ebro. Los mayores éxitos fueron la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1084, Zaragoza por Alfonso I de Aragón en 1118 y Tortosa por Ramón Berenguer IV en 1148.
  • Entre 1150 y 1212 se conquistó el curso medio del Guadiana (Badajoz) y los cursos altos del Turia y del Júcar. El reino de León se extendió por Extremadura, el de Castilla por la actual Castilla-La Mancha y el de Aragón por Teruel. Los reinos de Castilla y Aragón limitaron sus áreas de expansión por el Tratado de Cazorla (1179).
  • En el siglo XIII el reino de Castilla se extendió por el valle del Guadalquivir y Murcia. Alfonso VIII, junto con una coalición de reinos cristianos y apoyos europeos, derrotó a los almohades en las Navas de Tolosa en 1212 y Fernando III tomó Sevilla en 1248. Valencia fue tomada por Jaime I de Aragón en 1236 quien conquistó también las Baleares. Al-Ándalus quedó reducido al reino de Granada hasta 1492.

Al-Ándalus: La Crisis del Siglo XI, Reinos de Taifas e Imperios Norteafricanos

La muerte de Abd-al-Malik en 1008 (hijo de Almanzor) desencadenó una grave crisis política. Gran parte de las élites árabes no estaban dispuestas a aceptar una tiranía de los visires. Sucesivos golpes palaciegos y rebeliones en Córdoba y otras ciudades de Al-Ándalus provocan su descomposición en muchas unidades políticas, de tal forma que en el año 1031 se declaró extinguido el Califato.

Durante sesenta años, el territorio andalusí permaneció dividido en reinos de taifas dominadas por familias destacadas de las diferentes etnias: árabe, bereber y eslava. Su historia política fue muy inestable, al ser conquistadas bien por otros gobernantes árabes bien por reinos cristianos, a quienes pagaban tributos (parias) a cambio de treguas. Pero la política de treguas no pudo impedir la conquista de Toledo por el rey de Castilla Alfonso VI en 1085. El avance cristiano provocó la llamada de auxilio al Imperio Almorávide por los reyes de Sevilla y el Algarve.

El Imperio Almorávide se había formado en el norte de África a finales del siglo XI. En el 1086 desembarcaron en la Península y derrotaron a las tropas cristianas. Entre el 1090 y el 1110 conquistaron todo el territorio andalusí. Pero el dominio y el rigor religioso almorávide entró en crisis al tomar contacto con la forma de vida de las ciudades andalusíes. En 1118 los cristianos tomaron Zaragoza, iniciándose el declive almorávide hasta su hundimiento en el año 1144.

Un nuevo conjunto de tribus bereberes precipitaron la caída almorávide, tomando el relevo en el control del norte de África: los almohades. Durante veinte años algunos reinos de taifas resistieron, pagando parias a reinos cristianos, pero entre 1172 y 1195 consiguieron mantener la unidad andalusí bajo su control y parar a los reyes cristianos. En respuesta se produjo una coalición de reinos peninsulares que, con el apoyo de cruzados europeos y el Papa, consiguieron derrotar a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212).

Entre 1223 y 1248 la ofensiva de los reinos cristianos fue determinante. Aragón y Castilla avanzaron hacia el sur y conquistaron Valencia, Murcia, La Mancha y Andalucía occidental. Solo el reino nazarí de Granada (1248-1492) sobrevivió a la ofensiva cristiana del siglo XIII.

Los Reinos Cristianos en la Edad Media: Sistemas de Ocupación del Territorio y su Influencia

Se conoce como repoblación al proceso de ocupación y colonización cristiana de la tierras reconquistadas. Así se aplicaron diferentes sistemas de repoblación entre los siglos VIII y XIII que condicionaron la estructura de la propiedad de la tierra.

  • La presura se aplicó a tierras situadas al norte del Duero y en el Piedemonte pirenaico de los siglos VIII al X. Consistía en la ocupación de tierras sin dueño reconocido. Nobles y monjes crearon señoríos con campesinos colonos, en torno a castillos y monasterios. El resultado fue el predominio de la pequeña y mediana propiedad de tierras.
  • La repoblación concejil se utilizó en las tierras situadas entre el Duero y los Montes de Toledo durante los siglos XI y XII, en el sector occidental, y en el valle del Ebro, en el oriental. Consistía en la creación de concejos o núcleos de población con un amplio alfoz, al que el rey otorgaba un Fuero o Carta Puebla. Se caracterizó por el predominio de la propiedad mediana libre y la abundancia de tierras comunales.
  • Las zonas afectadas por la repoblación de las Órdenes Militares fueron el valle del Guadiana, la provincia de Teruel y el norte de Castellón, durante la primera mitad del siglo XIII. Estas dividían las tierras en encomiendas al frente de un caballero de la Orden, con título de comendador. La estructura de la tierra predominante fue el latifundio dedicado a la ganadería.
  • El repartimiento consistía en el reparto de los bienes de conquista entre quienes habían participado en la misma. El lote repartido se llamaba donadío. El resultado fue la creación de grandes latifundios en poder de la nobleza, las Órdenes Militares y la Iglesia.

El resultado final fue una estructura de la propiedad de la tierra que pervive, casi sin modificaciones, hasta nuestros días con el Tajo como línea divisoria entre una España latifundista al sur y una España de medianas y pequeñas propiedades al norte.

Los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: Organización Política e Instituciones en el Reino de Castilla y en la Corona de Aragón

El reino de Castilla estaba gobernado por una monarquía unitaria, que desde el reinado de Alfonso X (1252-1284) había reforzado su autoridad apoyada por la teoría del origen divino del poder y otros instrumentos, que asentaron el poder real con las Partidas de Alfonso X y el Ordenamiento de Alcalá (1348) con Alfonso XI.

El reforzamiento de la autoridad monárquica permitió la configuración del Estado moderno, siendo sus instituciones lo más significativas en su desarrollo. El Consejo real era un órgano de asesoramiento en el que participaban la nobleza y el clero. Las Cortes en Castilla tienen su origen en 1188 cuando el rey de León, Alfonso IX, convocó a la nobleza y el clero junto con los representantes de las ciudades. En el siglo XV se convirtió en el principal instrumento de gobierno e incluía una serie de cargos y de oficiales: mayordomo, chanciller, almirante. Con los Trastámara estos cargos fueron ocupados por la nobleza de servicio. Con el tiempo se convirtieron en un mero órgano consultivo. En 1371 se reguló la función de justicia, al crearse la Audiencia, tribunal que en 1442 se estableció en Valladolid con el nombre de Chancillería. Respecto a la organización territorial, el reino de Castilla estaba dividido en merindades, concejos y regimientos.

La corona de Aragón era una unión de reinos: Aragón, Valencia, Mallorca y el principado de Cataluña. Cada uno de ellos tenían sus instituciones y leyes. El funcionamiento del Consejo Real y de la Audiencia, presidida por el canciller, fue regulado por Pedro IV en 1344. Las Cortes de cada reino estaban compuestas por representantes de la nobleza, la iglesia y la gente del pueblo. En 1359 Pedro IV tuvo que aceptar la formación, en las Cortes catalanas, de la Diputación del General, que supervisaba el cumplimiento de los acuerdos tomados en Cortes y que pasó a llamarse Generalitat. En cada reino, el rey tenía un virrey que dirigía la administración territorial y un Justicia que defendía los privilegios estamentales frente al rey. Este modelo de gobierno propio de Aragón se denomina pactismo por la necesidad de la monarquía de llegar a acuerdos con los magnates de forma permanente. Desde el punto de vista territorial los reinos estaban divididos en veguerías, bailías y concejos.

Los Reyes Católicos: La Conquista del Reino Nazarí y la Incorporación del Reino de Navarra

Desde el principio de su reinado, uno de los objetivos de los Reyes Católicos fue la unidad de la fe. Para ello, el primer paso fue acabar con la presencia del Islam en la Península. La Guerra de Granada comenzó a finales de 1481. Se movilizó a la nobleza y a la Santa Hermandad y se aprovecharon las luchas dentro del Reino Nazarí de Granada y dentro de la familia real entre Zagal y Boabdil. Se empleó la táctica del asedio y se introdujeron innovaciones técnicas y tácticas como una artillería avanzada y el apoyo de hospitales de campaña que aparecieron por primera vez en la historia militar. Aún así, supuso un gran esfuerzo militar para Castilla. La última campaña fue el asedio de un año a la ciudad de Granada, que terminó cuando Boabdil firmó las capitulaciones el 2 de enero de 1492, que garantizaban a los musulmanes la libertad religiosa y la conservación de sus bienes y costumbres. Sin embargo, en 1499 el cardenal Cisneros dejó de respetar dichas capitulaciones y obligó a los musulmanes (mudéjares) a convertirse o a abandonar Castilla.

Al final del reinado, después de la muerte de la reina Isabel (1504), se produjo otra incorporación territorial en la Península: Navarra. En 1512, un incidente diplomático es aprovechado por Fernando de Aragón para conquistar Navarra, evitando una supuesta conspiración de Francia y Navarra para invadir Castilla. El matrimonio de Fernando con Germana de Foix justificó la invasión y la anexión del reino pirenaico. Como en los demás reinos, se respetaron las instituciones propias y los fueros navarros aunque se instauró la Inquisición y la expulsión de los judíos.

Los Reyes Católicos y la Unión Dinástica: Integración de las Coronas de Castilla y Aragón

El reinado de los Reyes Católicos (1474-1516) es el punto de partida de la Edad Moderna en España. Con el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en 1469 se produjo la unión dinástica de ambos reinos, pero cada uno de ellos mantuvieron sus propias instituciones.

Isabel sucede a su hermano, Enrique IV, en el trono de Castilla en 1474. En 1475, Alfonso V de Portugal invade Castilla y reclama el trono castellano para Juana, su esposa y la hija de Enrique IV. Esto provoca una guerra civil en la que Isabel cuenta con el apoyo de las ciudades, el clero, la nobleza y Aragón; mientras que Juana cuenta con el arzobispo de Toledo, parte de la nobleza,Portugal y Francia. En 1479 se firma el Tratado de Alcaçovas por el que se reconoce a Isabel como reina de Castilla.

En 1475 Isabel y Fernando fijan el sistema de gobierno mediante la Concordia de Segovia, produciéndose la unión dinástica: acuerdo por el que cada reino mantenía sus instituciones, leyes y fronteras. Las órdenes reales irían firmadas por ambos; en Castilla Fernando solo sería rey regente y en Aragón, desde 1481, Isabel asumía la corregencia.; la política exterior y la Inquisición serían comunes a ambos reinos. En 1479 Fernando sucede a su padre, Juan II, en el trono de Aragón. /Castilla, por su mayor tamaño, población y poder económico, desempeñó desde un principio un papel hegemónico dentro de la Monarquía Hispánica. Castilla lideró las fuerzas militares y la política colonial en América, asumiendo el mayor esfuerzo fiscal

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *