Los primeros núcleos de resistencia
El periodo entre los siglos VIII y XI se caracterizó por la hegemonía de Al Ándalus. Sólo el norte peninsular quedó fuera del dominio islámico y allí se formaron los primeros núcleos de resistencia. Los musulmanes no llegaron a controlar la zona de la cordillera Cantábrica, donde se habían refugiado algunos nobles. Pelayo derrotó a los musulmanes en Covadonga. Sus sucesores (Alfonso I y Alfonso II) crearon el reino de Asturias, que manifestó su independencia al emirato negándose a pagar tributos. Además, reivindicaron el principio cristiano y monárquico.
En la 2ª mitad del siglo IX, Alfonso III ocupó el territorio entre la Cordillera Cantábrica y el valle del Duero. La capital se trasladó a León y pasó a denominarse Reino de León. El territorio fue repoblado, se fortificaron las tierras y se creó el condado de Castilla.
El monarca emprendió la repoblación de los territorios ocupados y concedió amplios privilegios a los nuevos pobladores. Esta repoblación, llamada presura, dio como resultado la existencia de comunidades de campesinos libres y propietarios de pequeñas parcelas de tierra (alodios). La necesidad de defender el territorio obligó a muchos campesinos a ponerse bajo el amparo de un señor y fueron convirtiéndose en siervos.
Carlomagno quería proteger su imperio de los musulmanes y estableció una franja fortificada al sur de los Pirineos (Marca Hispánica) dividida en condados y gobernada por condes dependientes del emperador. A principios del siglo IX, navarros y aragoneses se independizaron simultáneamente. Los hispanos de Jaca crearon el condado de Aragón y expulsaron a los gobernantes francos de las tierras navarras, creándose el Reino de Pamplona.
Vifredo el Velloso convirtió sus cargos en hereditarios y el conde Borrell II se negó a renovar el juramento de fidelidad al rey franco. Así, nacieron los condados catalanes, de los cuales el de Barcelona fue el más extenso y poderoso.
Fernando I unió los Reinos de Castilla y León bajo su corona, pero fueron divididos y juntados en varias ocasiones hasta su vinculación definitiva bajo el nombre de Corona de Castilla.
Principales etapas de la reconquista:
1º. VIII – X
Etapa de superioridad de Al-Ándalus, periodo del califato y de las campañas de Almanzor. En esta etapa los avances cristianos se limitaron a la ocupación de territorios casi vacíos, como la cuenca del Duero.
2º. XI – XII (primera mitad)
El califato entró en una crisis política mientras que los territorios cristianos del Norte tomaban la iniciativa militar. Primero, Alfonso VI conquistó Toledo, por lo que los reyes musulmanes pidieron ayuda a los Almorávides (que consiguen frenar a los cristianos ganándoles en varias batallas). Después, los reyes de Aragón se extendieron hasta el valle del Ebro y, a mediados del siglo XII, comenzó la gran ofensiva que culminó la conquista de los valles del Tajo y del Ebro.
3º. 2ª mitad del siglo XII
Los almohades unificaron bajo su mando todos los terrenos andalusíes. Se firmó el tratado de Cazorla, mediante el cual Castilla, León y la Corona de Aragón delimitaban los territorios que corresponderían a cada reino en las conquistas futuras.
4º. XIII
Ante el creciente poder de los almohades, los cristianos se unieron para luchar contra estos. La Reconquista se convirtió en una cruzada contra el infiel por bula del Papa y en la batalla de Navas de Tolosa los cristianos vencieron a los musulmanes.
Portugal fue el primero en concluir su reconquista, Aragón se anexionó Mallorca e Ibiza y conquistó Valencia y Castilla incorporó Extremadura y el valle del Guadalquivir, y más tarde Andalucía y Murcia.
El único territorio peninsular bajo dominio árabe fue Granada, que duró dos siglos más.
Las formas de ocupación del territorio y su influencia en la estructura de la propiedad. Modelos de repoblación y organización social.
La repoblación es la ocupación de tierras que se habían mantenido deshabitadas tras la conqusita musulmana o que los reyes cristianos habían reconquistado. El rey o noble concedía a los campesinos la propiedad de un territorio sin dueño con la obligación de roturarlo y cultivarlo. A este tipo de repoblación se le llama presura, y tuvo como resultado la existencia de comunidades de campesinos libres propietarios de alodios.
Las capitulaciones fueron acuerdos o pactos con las poblaciones sometidas en los que se respetaban sus leyes, creencias, costumbres y casi todas sus propiedades, a cambio se les imponían contribuciones especiales.
Los repartimientos eran la distribución de lotes de bienes y tierras que efectuaba el monarca entre los conquistadores.
Con los privilegios y fueros se trataba de atraer a nuevos colonos. Entre estos estaban las cartas pueblas o de población, que establecían las condiciones para el cultivo de las tierras, los fueros locales, que determinaban los derechos de una ciudad y las cartas de franquicia, que concedían privilegios a los colonos.
Diversidad cultural: cristianos, musulmanes y judíos
La convivencia de cristianos, musulmanes y judíos produjo influencias de unas culturas sobre otras y un enriquecimiento del patrimonio cultural de los reinos cristianos.
Destacaron el arte mozárabe (arco de herradura) y el arte mudéjar (ladrillo y cerámica vidriada).
Surgió también una literatura en lengua vulgar que cantaba a figuras heroicas, introducía temas mundanos y dio origen a la poesía mudéjar, así como las lenguas romances.
Se crearon, además, las «escuelas de traductores» que se convirtieron en un punto de encuentro de intelectuales de las tres culturas. La más importante fue la de Toledo.
La baja Edad Media – Reinos Cristianos La organización política. Las instituciones
Las tres instituciones básicas eran la monarquía, las Cortes y los municipios. En Castilla, la monarquía tuvo un carácter menos feudal. En la Corona de Aragón, el mayor poder de los nobles impuso el pactismo, por el cual la autoridad regia se veía limitada por las Cortes, y el monarca debía comprometerse a mantener el derecho y a respetar las costumbres del país antes de tomar posesión del cargo.
Las Cortes medievales estaban formadas por nobleza, clero y burguesía. En Castilla tuvieron un carácter consultivo y en ellas se aprobaban los subsidios. En la Corona de Aragón, cada reino tenía sus propias cortes, que gozaban de un cierto poder legislativo y votaban los impuestos. Además, en ambos reinos, estaba la figura del virrey, que eran representantes del rey en los territorios en los que no residía y tan sólo en Aragón, el Justicia de Aragón, que era un miembro de la nobleza elegido por las cortes cuya función consistía en la defensa de los fueros frente a las pretensiones autoritarias del rey.
Los municipios disfrutaban de una cierta autonomía y jurisdicción propias. En Castilla, surgió la figura del Corregidor, representante del poder real y en algunas ciudades de la Corona de Aragón, los órganos de gobierno quedaron en manos de la burguesía comercial.
En cuanto a economía, Castilla hizo de la ganadería ovina de raza merina el factor fundamental del desarrollo económico. En la Corona de Aragón, Valencia y Aragón tuvieron una economía agrícola y ganadera mientras que en Cataluña se consolidó un fuerte comercio exterior. Barcelona se convirtió en un importante puerto comercial y en ella crecieron una artesanía textil, metalúrgica y de construcción naval. Esto favoreció el desarrollo de la burguesía comercial.
Crisis demográfica, económica y política
Los años que transcurrieron entre la expansión de la Peste Negra y el inicio del reinado de los Reyes Católicos, fueron tiempos de crisis y de transformaciones políticas.
Al periodo de hambre sucedió la Peste Negra, que en la Corona de Aragón disminuyó la población en un 40% y en Castilla un 25%. A esto se le suman las malas cosechas, por lo que hubo una reducción de la producción y una caída de las rentas feudales. Además, fueron crecientes los enfrentamientos entre nobles y monarcas. La nobleza se resistía a aceptar el fortalecimiento del poder real a la vez que los monarcas reforzaron los impuestos generando el descontento en ciudades y villas.
La expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo
Se basó en un próspero comercio a larga distancia con Italia, el norte de África y Oriente. Barcelona fue el centro de estas operaciones. Crearon un Consulado del Mar. Importaban sedas, especias y productos de lujo y exportaban telas, paños y otros productos artesanales. Los principales pasos de la expansión aragonesas fueron:
-La conquista de Valencia y Baleares.
-La conquista de Sicilia, enfrentándose al rey francés.
-La influencia sobre el norte de África. Los reinos musulmanes de Tremecén, Bugía y Túnez fueron tributarios de Aragón que alternaba la diplomacia con la piratería como medio de presión. A veces pactó con Castilla en esta zona.
La conquista de Cerdeña.
La expedición de los almogávares en Oriente. Mercenarios catalano-aragoneses veteranos de las guerras de Sicilia que fueron contratados por el emperador bizantino para luchar contra los turcos, pero fueron traicionados y se establecieron por su cuenta en los ducados de Atenas y Neopatria, que pusieron bajo la soberanía de la Corona de Aragón.
La conquista de Nápoles. El rey aragonés intervino para ayudar a la reina de Nápoles envuelta en una guerra civil apoyada por Génova.
Las rutas atlánticas: castellanos y portugueses. Las Islas Canarias
Europa había mantenido un activo comercio con Oriente, que fue ruinoso para Europa por los largos tramos por tierra y los numerosos intermediaros que encarecían el precio final y, además, porque en Europa empiezan a escasear el oro y la plata para acuñar moneda mientras el dinero fluye hacia Oriente y los musulmanes se enriquecen. Por esto, los portugueses y castellanos deciden iniciar la exploración del Atlántico para encontrar nuevas fuentes de metales preciosos y descubrir nuevas rutas para acceder a los centros de producción en Oriente de forma directa.
Los portugueses buscan una ruta directa con las Molucas. Exploran la costa africana, conquistan Ceuta, descubren y colonizan Madeira y consiguen establecer la ruta del Atlántico Sur que va hasta las Molucas y China bordeando África y la India y fundando factorías comerciales.
La conquista del archipiélago canario se llevó a cabo en dos fases:
Desde 1402 hasta 1474, se conquistaron las islas de Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y el Hierro. La primera expedición fue llevada a cabo por Jean de Béthencourt, que se ofreció como vasallo al rey de Castilla.
Desde 1475 a 1496, los Reyes Católicos intervinieron de forma directa en la conquista de Gran Canaria, Tenerife y La palma.
El archipiélago canario se convirtió en motivo de rivalidad entre Portugal y Castilla. El conflicto se resolvió en el reinado de los Reyes Católicos.
Los Reyes Católicos – Construcción Estado Moderno Unión dinástica: integración de las Coronas de Castilla y Aragón
Isabel de Castilla y Fernando de Aragón dieron lugar a la monarquía hispánica. Fue una unión dinástica en la que cada reino siguió rigiéndose por sus leyes e instituciones, por lo que se conformó un Estado plural y no unitario. Sólo tenían en común una misma monarquía.
Las leyes, la moneda, las instituciones y las Cortes de cada reino permanecieron diferenciadas y las fronteras entre los diferentes territorios obligaban al pago de derechos sobre las mercancías. El mayor peso territorial, demográfico y económico de Castilla originó una creciente castellanización de la propia monarquía y un descenso del peso político de la Corona de Aragón.
La conquista del Reino Nazarí y la incorporación del Reino de Navarra
La Guerra de Granada supuso la incorporación a Castilla del último reducto musulmán de la Península. La frontera con el reino nazarita era una fuente continua de conflictos. Bastó aprovechar uno de los múltiples incidentes para desencadenar la guerra, que se prolongó diez años.
Tras finalizar la guerra, se produjo la capitulación de Granada en la que los reyes se comprometieron a la expatriación de Boabdil al norte de África y a respetar la religión y las leyes de los que decidieran quedarse. A partir de 1499, se impulsaron los bautismos obligatorios y tres años después se impuso el bautismo o exilio, dando lugar a revueltas y a la aparición de los moriscos.
Desde el siglo XII, Navarra se había mantenido como un reino independiente. En este tiempo, había estado gobernado por diferentes dinastías, en su mayoría relacionadas con Francia. Ahora, Castilla y Aragón estaban unidas y no deseaban un reino controlado por Francia al sur de los Pirineos. Aprovechando la pretensión del rey de Francia de casar a su hija con el heredero de Navarra, Fernando dio orden de invadir el reino.
La integración de las Canarias y la aproximación a Portugal
Con los nuevos monarcas se conquistaron Gran Canaria, La Palma y Tenerife. El procedimiento empleado por los Reyes Católicos fue mediante capitulaciones. Se establecía un contrato con capitanes y eclesiásticos para que llevaran a cabo la conquista y evangelización de los nuevos territorios en nombre de la monarquía, cuyo papel se reducía a autorizar y controlar la empresa. Tras su conquista, no se integraron en el régimen señorial, sino que permanecieron bajo el dominio directo de la Corona. La población nativa asimiló con rapidez la cultura de los nuevos repobladores peninsulares.
Por otra parte, las Islas Canarias fueron adquiriendo importancia por la especialización agrícola en la caña de azúcar y por su importancia estratégica como etapa en la ruta hacia América.
Las relaciones con Portugal se normalizaron con la firma del tratado de Alcáçovas por el cual los portugueses conseguían el control de la costa africana a cambio de renunciar a sus pretensiones sobre la corona de Castilla y con el tratado de Tordesillas, que dio a Portugal el control sobre Brasil. También se normalizaron con el casamiento de Isabel, hija de los Reyes Católicos con Manuel el Afortunado.
La organización del Estado: Instituciones de gobierno
Los monarcas coincidían en la necesidad de imponer su autoridad a la nobleza y al clero. Recuperaron parte del patrimonio real en manos de los señores, aunque aceptaron garantizar a la aristocracia y a la Iglesia su poder e influencia a cambio de su sumisión política. Generalizaron la institución del mayorazgo, que vinculaba las tierras a los grandes títulos nobiliarios.
Dominados la nobleza y el clero, los monarcas crearon un ejército permanente. También salieron en Castilla instituciones como la de los corregidores o la Santa Hermandad. Además, reorganizaron el Consejo Real e introdujeron letrados y secretarios.
A esto se le suma la figura del Justicia de Aragón, que siguió vigente.
La proyección exterior. Política italiana y norteafricana
La política exterior fue tarea conjunta de ambas coronas, aunque los intereses de Castilla se volcaron en el Atlántico y los de Aragón en el Mediterráneo.
Primero, los monarcas realizaron una intensa política matrimonial, casando a sus hijas con los herederos o reyes de Austria, Inglaterra y Portugal.
Además, gran parte de los esfuerzos diplomáticos iban dirigidos a consolidar el poder de la Corona de Aragón en el Mediterráneo y a frenar los intentos de la monarquía francesa de extender su influencia en el sur de Europa.
Las guerras con Francia tuvieron como escenario Italia. Fernando el Católico organizó un poderoso ejército, liderado por Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, que venció a los franceses y permitió consolidar el dominio de la Corona de Aragón sobre Nápoles.
Por último, se produce la lucha contra los turcos y, en general, contra los musulmanes. El avance turco por el Mediterráneo ponía en peligro las relaciones comerciales con los territorios italianos y con todos los reinos europeos, de ahí la actividad de conquista de la costa africana: Peñón de la Gomera, Orán, Trípoli y Argel quedaron bajo control de la Corona de Aragón sumándose a Melilla.
Expansión ultramarina y creación del imperio colonial.El descubrimiento de América
Cristóbal Colón presentó una propuesta basada en la esfericidad de la Tierra, que consistía en abrir una nueva ruta al oeste para alcanzar tierras asiáticas. Al principio, fue rechaza, pero finalmente Isabel de Castilla aceptó y puso a su disposición los medios para el viaje.
El 3 de Agosto de 1492 salieron de Palos y alcanzaron tierra el 12 de Octubre. Las expectativas de riqueza generadas por el descubrimiento hicieron que el viaje siguiente incluyera muchos más recursos.
En 1511 el conjunto de las Antillas estaba bajo control de la monarquía.
Conquista y colonización
La conquista se desarrolló en dos etapas:
La primera, capitaneada por Hernán Cortés, salió de Cuba y desembarcó en tierras mejicanas. Se adentró en el territorio habitado por los aztecas y consiguió dominarles militarmente con la ayuda de diversas tribus enemigas y se apoderó de sus riquezas y tomó al emperador Moctezuma como rehén. Los aztecas se resistieron pero Cortés los venció en la batalla de Otumba y se apoderó de un amplio territorio que recibió el nombre de Nueva España. En 1522, toda la meseta central mexicana había sido conquistada y, más adelante, la península de Yucatán.
La segunda etapa, dirigida por Francisco Pizarro, partió de Panamá y se dirigió hacia las costas de Ecuador, para iniciar la conquista del imperio inca. Aprovechando los enfrentamientos entre los incas, consiguió imponerse sobre ellos y ajustició a su principal caudillo, Atahualpa. El dominio sobre el territorio inca se completó al año siguiente, con la conquista de Cuzco, la capital de imperio.
Gobierno y administración:
Las tierras conquistadas fueron incorporadas a la Corona de Castilla, que controló su colonización mediante el establecimiento de un monopolio sobre la inmigración y el comercio. Las Indias copiaron la organización institucional castellana: se instauraron el municipio y los virreinatos, mientras las audiencias se encargaban de las funciones judiciales y de gobierno.
Se fundaron dos virreinatos, el de Nueva España y el de Perú. Dentro se crearon las gobernaciones, unidades político administrativas más pequeñas. Los virreyes y los gobernadores tenían las máximas atribuciones de gobierno en sus territorios.
Las tierras fueron repartidas entre los colonizadores, se les entregaba una finca y un grupo de indios. El indígena era «encomendado» al colono, y a cambio de una teórica protección, éste estaba obligado a pagar tributos y trabajar forzosamente.
Las minas eran propiedad real y se daban a particulares. Éstos, podían explotarlas mediante las encomiendas pero fue más común la mita: trabajo forzoso en forma de sorteos que obligaban a cada comunidad indígena a aportar un grupo de trabajadores.
Se desarrolló una legislación específica. Las Leyes de Burgos respondían al deseo real de evitar los abusos de los colonos y de mantener bajo su control el Imperio, prohibiendo la esclavitud, pero obligando a los indígenas a trabajar para los colonizadores. Éstas fueron ignoradas por los colonizadores.
Impacto de América en España
De América llegaban oro, plata y productos agrícolas como tabaco, patata o cacahuete. El monopolio del comercio americano se otorgó al puerto de Sevilla. La Corona creó la Casa de Contratación de Sevilla para controlar el tráfico de personas y mercancías, y asegurarse la recaudación de los tributos reales. Los viajes a América se organizaban en flotas.
La enorme afluencia de metales preciosos provocó un aumento espectacular de los precios en el territorio castellano y dio lugar a un fenómeno conocido como la revolución de los precios.
El elevado endeudamiento de la Corona española hizo que gran parte de este tesoro se gastara con tanta rapidez como había sido adquirido. Los banqueros alemanes y genoveses facilitaron el capital y recibieron la mayor parte del tesoro americano. Los efectos dinamizadores del oro y la plata resultaron escasos, ya que la riqueza que no acabó en manos de los banqueros extranjeros fue invertida improductivamente.
La España del siglo XVI El imperio de Carlos V. Conflictos internos: Comunidades y Germanías
Al morir Isabel I, su hija Juana fue proclamada reina de Castilla, pero Fernando siguió gobernando en Aragón. Al morir el marido de Juana, esta enloqueció y Fernando se hizo también con el gobierno de Castilla.
Al morir Fernando, fue proclamado rey Carlos I, con una herencia inmensa. Carlos llegó desde Bélgica rodeado de una corte de amigos, consejeros y eclesiásticos que ocuparon los cargos y no hablaban castellano ni conocían el país. Convocó a las cortes de Aragón, Castilla y Cataluña para que le reconociesen como rey.
Cuando falleció su abuelo, Carlos heredó también su cargo de emperador, por eso fue conocido como Carlos I de España y V de Alemania.
En Europa central, se acababa de producir la rebelión religiosa, Francia aspiraba al dominio de Italia y el Mediterráneo estaba amenazante la expansión del Imperio turco. Bajo estas circunstancias, Carlos I se impuso la misión de mantener la monarquía cristiana y universal. Para defender esta idea, se vio envuelto en continuas guerras y llevó una vida itinerante, así que prestó más atención a Occidente que a España.
Las Comunidades surgieron en Castilla donde las Cortes reclamaron a Carlos I más atención a los asuntos del reino, pero el monarca sólo las convocó para pedir dinero para su coronación como emperador. En 1520, marchó hacia Alemania y una serie de ciudades se sublevaron contra la monarquía y ofrecieron la Corona a Juana la Loca, la madre de Carlos I.
Este movimiento agrupa a un sector de los hidalgos y de las clases medias urbanas. Los comuneros reclamaban la protección de la industria nacional, el respeto a las leyes del reino y una mayor participación política. El regente Adriano de Utrecht, reunió un ejército que derrotó a los comuneros en Villalar y sus principales dirigentes fueron ajusticiados.
Las Germanías estallaron paralelamente en la Corona de Aragón. Fueron una revuelta de artesanos, pequeños burgueses y campesinos contra la nobleza y el alto clero. Pedían la democratización de los cargos municipales, una mejora de los arrendamientos campesinos y la protección del monarca frente a los abusos de los poderosos. Pero Carlos I se alió con la nobleza y las Germanías fueron derrotadas.
La monarquía hispánica de Felipe II. La unidad ibérica
Felipe II, hijo de Carlos I, fue heredero del trono de España, así como de sus posesiones en América y Filipinas y, además, de los Países Bajos, el Franco Condado, Milán, Nápoles y Sicilia. Además, en 1580, tras una disputa con Don Antonio, consiguió hacerse rey de Portugal.
Su política interior se basó en la intolerancia religiosa, extinguiendo las comunidades de protestantes, prohibiendo cursar estudios en universidades extranjeras e importar libros. También publicó un índice de libros prohibidos e impuso la necesidad de licencia del Consejo de Castilla para editar libros religiosos.
Hubo una rebelión, conocida por la rebelión de las Alpujarras, llevada a cabo por los moriscos en respuesta a un decreto que les prohibía el uso de su lengua, sus costumbres, bailes e indumentarias tradicionales. La revuelta fue sofocada y se decretó la dispersión de los moriscos granadinos por toda Castilla.
También se dio la revuelta de Aragón. El secretario de Felipe II fue acusado de asesinato y traición y el rey mando encarcelarlo, pero este huyó a Zaragoza acogiéndose a la jurisdicción del Justica de aquel reino. Éste se negó a entregarlo a Felipe II y entonces pidió a la Inquisición de Zaragoza que le detuvieran por un falso delito de herejía. Los aragoneses impidieron el traslado de Antonio Pérez a la cárcel inquisitorial. Felipe II, en respuesta, envió a un ejército para que acabe con las alteraciones y matar al Justicia de Aragón, pero Antonio Pérez logró huir.
En cuanto a los conflictos externos, consiguió una gran victoria para la cristiandad participando en la Liga Santa, que derrotó a los turcos en la batalla de Lepanto. El conflicto más grave fue la insurrección de los Países Bajos, por motivos políticos y religiosos que supuso una trágica e inútil sangría de hombres, dinero y prestigio para los Habsburgo, prolongándose durante ochenta años. Fracasó en su ataque a la anglicana Inglaterra con la Armada Invencible.
El modelo político de los Austrias. La unión de reinos
Monarquía: nunca fue un estado unitario. La corona unía diversos reinos y cada reino tenía sus propias leyes, instituciones, etc. En los siglos XVI y XVII se va volviendo absolutista.
Consejos: entidades cuyas funciones eran elevar informes al monarca para que tomase la decisión oportuna y resolver asuntos de su jurisdicción por delegación del Rey.
-De estado: fueron creados por Carlos I. Los integrantes son de distintos reinos, eran presididos por el rey y se encargaban de asuntos exteriores, guerras, paces y todo lo relacionado con las grandes cuestiones de Estado.
-Territoriales: se encargaban de los asuntos de cada reino. Además de los existentes en tiempos de Carlos I y Felipe II, se crearon los de Indias, Italia, Flandes y Portugal.
-Técnicos: Inquisición, órdenes militares, Hacienda y Guerra.
-Secretarios de los Consejos: actuaban de puente entre el Rey y los Consejos y el secretario del Rey era el secretario de Estado.
Cortes: se celebran por reinos, tienen carácter estamental y sólo son convocados cuando el Rey quiere algo.
Virreyes: tenían poder civil, militar y judicial. Había en Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia Mallorca, Nápoles, Sicilia y en América (Nueva España, Perú y Río de la Plata).
Audiencias: surgieron las nuevas audiencias de Cerdeña, Canarias y Mallorca. En el reinado de Felipe II, la de Santiago se trasladó a la Coruña. Las cancillerías eran de Valladolid y Granada.
Ejército: depende del Rey, es mercenario y está compuesto por soldados de diversas nacionalidades.
Gobiernos municipales: prosigue la tendencia a la desaparición de los usos democráticos por el control de las oligarquías locales y la venta de cargos municipales para recaudar impuestos.
Economía y sociedad en la España del siglo XVI
En el siglo XVI hubo un gran incremento continuado de la población en Castilla, mientras que en la Corona de Aragón no hubo aumento prácticamente.
La agricultura tuvo un alza constante, a pesar de la concentración en manos de nobles y clérigos de las escasas tierras de labor. La expansión económica de este siglo no mejoró este aspecto.
A principios del siglo XVI, se produjo una expansión de la industria artesanal. Surgieron la metalurgia vasca y la de construcción naval, pero destacan los gremios textiles. La monarquía favoreció a los exportadores de lana y otorgó protección a los industriales textiles flamencos. El mercado interior y el americano quedaron en manos de competidores extranjeros.
El comercio creció centrándose en las ciudades castellanas y en los puertos del Atlántico, mientras que la Corona de Aragón y los puertos mediterráneos tuvieron una decadencia debida a la presencia turca.
En Castilla, la producción fue incapaz de abastecer la demanda de productos. La gran cantidad de oro y plata circulante provocaron un alza de los precios. La monarquía permitió la importación de todo tipo de productos del extranjero pero, pese a todo esto, la estructura económica de Castilla no se transformó.
En cuanto a la sociedad, el mayor valor era ser hidalgo.
La nobleza (5% de la población) abarcaba desde los títulos de Castilla y Grandes de España hasta los caballeros e hidalgos con haciendas mucho más precarias. Fueron, además, habituales las compras de títulos.
El clero (5 ó 10%) se dividía en alto y bajo. El alto clero mantenía la misma situación que la nobleza y el bajo clero una parecida a los campesinos. El señorío (posesión vinculada a una familia o institución eclesiástica) era la forma más extendida y sólida de su preeminencia social.
Entre los no privilegiados, los pecheros (sujetos al pago de tributos y a la justicia ordinaria) eran campesinos y población urbana. De esos, la vida de los propietarios agrarios o los grandes mercaderes y maestros de gremio era de mucha mayor calidad que la de los jornaleros o el proletariado.
Por último, estaban los moriscos y judíos conversos, que intentaban ocultar su origen ya que la limpieza de sangre era indispensable para el prestigio social, la pertenecía a la nobleza y el desempeño de cargos públicos.
La España del siglo XVII Los Austrias del siglo XVII. Gobierno de validos y conflictos internos
Tras la muerte de Felipe II, se sucedieron tres reinados cuyos monarcas renunciaron a ejercer las tareas de gobiernos, que pasaron a manos de los validos. Muchos de ellos utilizaron el poder en su propio beneficio, aumentando el nivel de corrupción e ineficacia de la administración de la Corona. Felipe III tuvo un breve reinado y su valido fue el Duque de Lerma. Durante su reinado, se produjo la expulsión definitiva de los moriscos, por razones como el temor a una invasión turca provocada por éstos, el rechazo que sufrían de la población cristiana. Además de el afán de la monarquía de demostrar su fuerza en el interior para compensar la imagen que dio la tregua con Holanda. Esto supuso 300.000 moriscos menos, que eran en su mayoría campesinos y artesanos.
La parte central del siglo XVII, estuvo ocupada por Felipe IV, cuyo valido fue el conde-duque de Olivares. Éste pretendió integrar a todos los reinos en un solo Estado común. Su intento fracasó y originó enfrentamientos y graves revueltas internas. Los reinos periféricos rechazaban las pretensiones unitarias y centralistas, la alta nobleza se quejaba del escaso protagonismo que les concedía el autoritarismo del valido y las clases populares denunciaban su agotamiento económico y la presión fiscal que sufrían.
La dinastía de los Austrias acabó con el reinado de Carlos II.
La crisis de 1640
Las revueltas de 1640 fueron la de Portugal y la de Cataluña.
Ambas se debieron a las pretensiones del conde-duque de Olivares de una mayor centralización de fortalecimiento de la monarquía y una contribución equitativa al esfuerzo exterior de la Corona, tanto en hombres de armas como en impuestos.
La de Portugal finalizó tras dos años con la independencia definitiva de la Corona española.
La de Cataluña, además, detonó cuando Olivares, en plena Guerra de los Treinta Años, abrió un frente contra los franceses en los Pirineos, obligando a los catalanes a contribuir al gasto militar y alojar a los soldados, a lo que los catalanes se habían negado. Entonces se produjo el Corpus de Sangre, con la entrada de los segadores armados en Barcelona. Tuvieron el apoyo de Francia y duró más de diez años. Finalizó con la rendición de Barcelona al ejército real.
El ocaso del Imperio español en Europa
La Guerra de los Treinta Años fue un conflicto que enfrentó a protestantes y católicos pero también fue una pugna política contra el dominio en Europa de los Habsburgo austriacos y españoles. Se inició con la rebelión protestante de Bohemia. España acudió en auxilio y, a pesar de algunas victorias iniciales, las derrotas de los tercios españoles se sucedieron muy pronto.
Los contendientes, agotados por la larga guerra, pactaron la Paz de Westfalia, donde se aceptó el principio de que los intereses de los Estados y su propia religión prevalecerían sobre el Imperio romano-germánico. En 1650, España reconoció la independencia del territorio norte de los Países Bajos, que pasó a llamarse Provincias Unidas de Holanda. LA guerra con Francia continuó y no acabaría hasta la Paz de los Pirineos, en la que la monarquía española cedió territorios que tenía al norte de los Pirineos.
Evolución económica y social
El siglo XVII se caracterizó en toda Europa por una fuerte crisis social y económica. En los territorios hispánicos esta crisis fue todavía más profunda. La población disminuyó, debido al flujo migratorio al nuevo continente, a las bajas por las guerras y epidemias y a la expulsión de los moriscos.
En el terreno económico, la agricultura empeoró y se produjo una despoblación de las tierras a la vez que subían los impuestos. Se redujo, debido a esto, el número de ganado y la industria y el comercio padecieron una depresión.
La situación de las finanzas públicas no permitía mejorar el panorama. Los gastos aumentaban y ni el aumento de los impuestos, ni las devaluaciones de la moneda, ni la constante emisión de deuda pública pudieron salvar al Estado de la bancarrota. El recurso a la plata y el oro americanos fue cada vez más difícil al agotarse parte de las minas y descender drásticamente la llegada de metales preciosos.
Se evidenció que la mentalidad aristocrática había imposibilitado rentabilizar la riqueza proveniente de América. Sólo los territorios periféricos, especialmente los de la Corona de Aragón sufrieron la crisis con menor intensidad.