Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo
Tras la ocupación de las Baleares (1229-1235), la Corona de Aragón inició su expansión por el Mediterráneo con Pedro el Grande, casado con la princesa siciliana Costanza. La disputa por la corona de Sicilia con Carlos de Anjou llevó al desembarco de la flota aragonesa en Sicilia en 1283, aunque el territorio no se incorporó hasta 1409. Jaime II orientó su política exterior hacia África del Norte, obteniendo tributos y beneficiosos acuerdos con sultanes de Tremecén, Bugía y Túnez. Esta expansión culminó con la toma de Cerdeña en 1323. Con la dinastía de los Trastámara, Aragón consolidó su dominio en Sicilia y, en tiempos de Alfonso el Magnámino, se expandió por Italia, ocupando Nápoles en 1445.
El Imperio de Carlos V
Carlos tomó posesión de un enorme imperio heredado de sus abuelos maternos en 1517. Tuvo que enfrentarse a conflictos internos. En Castilla, se inició la Guerra de las Comunidades tras aprobarse los gastos derivados del nombramiento de Carlos como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Los comuneros contaban con el apoyo de la Iglesia y de la pequeña nobleza urbana. En 1520, Juan de Padilla se alzó en Toledo como líder de los comuneros, creando la Junta Santa y tomando Tordesillas, pero sin conseguir que Juana avalara sus pretensiones. Carlos reaccionó bajando impuestos y firmando acuerdos con la nobleza castellana, derrotando a los comuneros en Villalar en 1521. Los líderes comuneros fueron ejecutados. En 1519, los gremios de Valencia y Mallorca iniciaron una revuelta conocida como las Germanías. Sus motivos fueron la presión fiscal, la ausencia del rey y el abandono por parte de la nobleza durante una epidemia. Los gremios formaron la Junta de los Trece, pero con el apoyo de la nueva virreina Germana de Foix, la nobleza acabó con las Germanías.
La Monarquía Hispánica de Felipe II
Tras la abdicación de Carlos V en 1556, su hijo Felipe II (1556-1598) heredó un enorme imperio. Su política exterior siguió las líneas de su padre, defendiendo la hegemonía europea. Francia fue derrotada en San Quintín, obligando a Enrique II a firmar la Paz de Cateau-Cambrésis en 1557. Se organizó la Santa Liga ante la amenaza turca en el Mediterráneo, derrotando a los turcos en Lepanto en 1571. En los Países Bajos, se enfrentó a los holandeses, que contaban con el apoyo de Inglaterra y algunos príncipes alemanes. El conflicto se mantuvo hasta 1648. En 1588, ocurrió el desastre de la Armada Invencible, iniciándose la decadencia hispánica en Europa. En política interior, hizo frente a la rebelión de los moriscos. La unión de España y Portugal se llevó a cabo mediante una política matrimonial. Tras la muerte sin descendencia del rey portugués Sebastián I, Felipe II reivindicó sus derechos al trono frente al otro aspirante, Antonio, prior de Crato. Felipe II llegó a un acuerdo con la nobleza portuguesa en las Cortes de Tomar, en las que fue reconocido rey tras jurar las leyes de Portugal.
El Despotismo Ilustrado de Carlos III
La segunda mitad del siglo XVIII se encuentra dominada por Carlos III, considerado el rey ilustrado por excelencia, que aplicaba las ideas del despotismo ilustrado. Estas ideas promovían una mayor racionalización de la economía en sus distintos sectores: agricultura (colonización de nuevas tierras, desecación de zonas pantanosas), comercio (fin del monopolio de Cádiz en el comercio con América, mejora de vías interiores) e industria (creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País). En religión, expulsó a la Compañía de Jesús e intentó reformar costumbres, como el traje, lo que provocó el Motín de Esquilache. Se preocupó por la higiene (alcantarillado, empedrado de la capital) y la seguridad (iluminación de Madrid). En el campo cultural, puso en marcha el proyecto del Salón del Prado, supervisado por Villanueva, con el Museo de Ciencias Naturales, el Jardín Botánico, etc.
La Ilustración en España
La Ilustración fue un movimiento filosófico y cultural originado en Francia e Inglaterra (Locke, Hume, Rousseau), que pretendía llegar a la felicidad a través de la razón aplicada en todos los ámbitos. En España, los ilustrados recibieron el nombre de novatores. Estas ideas aparecieron en España con Carlos III y se desarrollaron con Carlos IV. Destaca la creación de academias como lugares de conocimiento, como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y la renovación de los planes educativos (Olavide). Se patrocinó también la ciencia, con estudios de botánica y numerosas expediciones científicas, como la de Malaspina. Entre los principales escritores destacan: Feijoo, con Cartas eruditas y curiosas; Jovellanos, con Informe sobre la Ley Agraria; Moratín, con El sí de las niñas; y Goya, con sus Caprichos.