Formación y Evolución de los Condados Catalanes y Reinos Pirenaicos: Navarra y Aragón

La Marca Hispánica y la Formación de los Condados Catalanes Independientes

La constitución de la Marca Hispánica supuso la implantación de la estructura político-administrativa carolingia, sustituyendo los antiguos comités hispanogodos por otros de origen franco. Sin embargo, los francos no lograron desplazar la poderosa influencia de la aristocracia hispanogoda. Tras la muerte de Carlomagno y la caída del Imperio, se inició un proceso de desintegración política. Los reyes carolingios intentaron solucionarlo otorgando la dignidad condal a miembros de la aristocracia.

Condados Catalanes

Durante 35 años, los condados catalanes fueron escenario de una guerra civil que finalizó en tiempos de Luis el Tartamudo con un reajuste territorial, embrión de una nueva formación política. Esta se basaba en la transmisión hereditaria del poder y del territorio dentro de un linaje, y en la progresiva desvinculación de la autoridad real.

Colonización y Repoblación de Cataluña

Los condados nororientales enfrentaron una constante actividad bélica debido a la proximidad de la frontera con los musulmanes. Los condes construyeron una densa red de castillos y reductos fortificados para proteger a las comunidades cultivadoras. Este proceso de colonización, similar al del reino asturleonés, se llevó a cabo mediante grupos armados que realizaban presuras y se establecían en las tierras yermas de la Marca Hispánica.

En los condados nororientales, los condes ejercieron un estricto control sobre la actividad colonizadora mediante el preceptum:

  • Reconocimiento de la propiedad por parte del conde.
  • En el caso de comunidades religiosas, el preceptum se acompañaba de un privilegio de inmunidad.

En la repoblación participaron familias, grupos numerosos y comunidades monásticas. Sobre estas comunidades se fraguó el nuevo engranaje político y administrativo, con la construcción de castillos que aseguraban la protección militar de lo colonizado. La reconstrucción de las comunidades destruidas fue posible gracias a la ayuda de linajes nobiliarios, la ampliación de las bases territoriales de los monasterios y de los propios nobles.

Como consecuencia, los cultivadores quedaron a merced del proceso de señorialización. Aunque los condes intentaron evitarlo mediante la concesión de cartas y franquicias, la única posibilidad de extender los cultivos era mediante la petición a un señor.

Las cartas a la población y las franquicias catalanas, al igual que las del área castellano-leonesa, constituían un derecho especial o privilegiado, frente al derecho general de los condados nororientales, que seguían rigiéndose por el Liber Iudiciorum.

Los Núcleos de Resistencia Pirenaicos: Repoblación y Derecho en Aragón y Navarra

El núcleo navarro-aragonés presenta características propias. A excepción de las tierras cercanas al Ebro, las regiones pirenaicas apenas sintieron el impacto de Roma y conservaron sus antiguas estructuras gentilicias. La ciudad de Pamplona se convirtió en un centro estratégico clave para el control de los pasos del Pirineo occidental.

Los territorios de occidente, entre los altos valles de los ríos Noguera-Ribagorzana y Noguera-Pallaresa, pasaron a depender del Reino de Aquitania. Posteriormente, el fundador del condado de Ribagorza, a principios del siglo X, expulsó a los musulmanes del sur de los valles. En el siglo XI, el condado pasó a depender del Reino de Navarra.

Reino de Navarra

En la primera década del siglo X, la familia Jimena controlaba Pamplona y extendió el territorio desde Sobrarbe hasta Nájera, Calahorra, Arnedo y la Rioja Alta. La conquista de Calahorra permitió la expansión de Navarra y Aragón por el valle del Ebro. Sin embargo, la rivalidad entre Fernando I y su hermano acabó con la hegemonía del reino navarro.

Reino de Aragón

Ramiro I, rey de Aragón, incorporó los condados de Sobrarbe y Ribagorza y ocupó la mayor parte del reino de Navarra, dando lugar a la unión navarro-aragonesa, que duraría hasta la muerte de Alfonso I. Posteriormente, Aragón se uniría con Cataluña.

La Repoblación Navarro-Aragonesa

A diferencia de la zona castellano-leonesa, en Navarra y Aragón predominó la colonización privada. La cercanía con la frontera musulmana limitaba este tipo de asentamientos. Las tierras debían ser conquistadas y defendidas, lo que propició la creación de un sistema defensivo de castillos y fortalezas encomendados por el rey. Por lo tanto, la repoblación en esta zona siempre estuvo dirigida y delegada por una autoridad.

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