La Formación de los Núcleos de Resistencia Pirenaicos
Tras la paralización de la actividad repobladora condal en el siglo X, la colonización continuó por iniciativa privada al sur del Llobregat. Sin embargo, esta expansión fronteriza se vio frenada por las expediciones de Almanzor (978, 982 y 984), que culminaron en el 985 con el saqueo y destrucción de Barcelona.
El Núcleo Navarro-Aragonés
Las regiones centrales y occidentales de los Pirineos presentan características propias que contrastan con el aislamiento de cántabros y astures, y con la integración de los territorios del norte con el sur de Francia. A diferencia de las tierras cercanas al Ebro, las regiones pirenaicas apenas sintieron el impacto de la romanización, conservando antiguas estructuras gentilicias, a veces influenciadas por Aquitania y el Imperio Carolingio.
Navarra
Pamplona, centro estratégico para el control de los pasos del Pirineo occidental, buscó autonomía respecto a Córdoba y mantuvo relaciones con los Banu Qasi de Tudela y el reino franco. Con el apoyo de los Banu Qasi, la familia de Íñigo Arista (820?-852) fundó una dinastía. En el siglo X, la familia Jimena tomó el control, y Sancho Garcés (905-925) extendió el reino. Sancho III el Mayor (1005-1035) logró la hegemonía peninsular, pero su reino se dividió entre sus hijos tras su muerte. García III (1035-1054) heredó Navarra, Fernando I Castilla y luego León, Ramiro I Aragón, y Gonzalo Sobrarbe y Ribagorza.
Aragón
En los valles centrales de los Pirineos, Aznar Galíndez (809-839?) lideró los valles de Hecho, Ansó y Canfranc. Su hijo, Galindo Aznar (844-867), rompió con Francia y se alió con Pamplona, creando el condado de Aragón y fundando el monasterio de San Pedro de Siresa. Ramiro I incorporó Sobrarbe y Ribagorza, y su hijo Sancho Ramírez (1063-1094) ocupó gran parte de Navarra, uniendo ambos reinos hasta la muerte de Alfonso I (1104-1134). Tras esto, Navarra se independizó y Aragón se encaminó hacia la unión con Cataluña.
Condados Catalanes
Los territorios entre los ríos Noguera-Ribagorzana y Noguera-Pallaresa dependieron de Aquitania y luego de los condes de Tolosa. Aznar Galíndez los controló brevemente, pero volvieron a Tolosa. Bernardo Unifredo (907-?) fundó el condado de Ribagorza y expulsó a los musulmanes. En el siglo XI, Ribagorza pasó a depender de Navarra.
La Expansión por el Valle del Ebro
La conquista de Calahorra en 1045 facilitó la expansión de Navarra y Aragón por el valle del Ebro. Sin embargo, la rivalidad entre Fernando I y su hermano García culminó con la muerte de este último en Atapuerca (1054) y el fin de la hegemonía navarra.
La Repoblación Navarro-Aragonesa
A diferencia de Castilla-León y los condados nororientales, en Navarra y Aragón la repoblación no fue principalmente privada. La cercanía de la frontera musulmana exigía la conquista militar y la defensa del territorio. Esto llevó a la creación de un sistema defensivo de castillos y fortalezas, encomendados a señores de la aristocracia tribal. La repoblación, por tanto, fue dirigida y supervisada por la autoridad real, sentando las bases del posterior proceso de señorialización y limitando la libertad de los cultivadores.