El nacimiento del movimiento obrero, viene marcado por la industrialización. Arrancó en Inglaterra en el Siglo XVIII, sin embargo, refiriéndonos al País Vasco hay que retrasarse hasta las últimas décadas del Siglo XIX. La industria vasca requería de una mayor cantidad de mano obrera debido a su rápido auge, que llegó por medio de la inmigración. Estos trabajaron en dichas industrias pero las condiciones en las que lo hacían no eran ni mucho menos las óptimas. Es por eso que surgieron en España, al igual que ya había ocurrido en Europa, los movimientos obreros, por los que buscaban mejoras. Por otro lado, a raíz de esta inmigración surgieron movimientos nacionalistas que estaban en contra de la industrialización, modernización e inmigración.
Los primeros pasos de el movimiento obrero en el País Vasco fueron entre los años 1890 y 1910. La tendencia socialista fue la que alcanzó una mayor difusión en el País Vasco. Por otro lado, aunque la primera industria, como Santa Ana de Bolueta fue de 1840, no fue hasta los 70 cuando en Vizcaya se inició un rápido crecimiento industrial. Este transformó toda la estructura social y urbana de la zona. La llegada de numerosa mano de obra inmigrante que trabajaban en pésimas condiciones, contrastaban con la aparición de zonas de lujo, fruto de los grandes beneficios, que facilitó el proceso de toma de conciencia por parte de esos obreros.
La llegada a Bilbao de un socialista Toledano, Facundo Perezagua tuvo una gran importancia para la difusión del socialismo en la zona minera vizcaína. Logró formar los primeros núcleos de obreros socialistas. La fecha de 1890 va a resultar clave, al convocarse, en Mayo de ese año, el primer gran conflicto laboral en Vizcaya. La protesta estalló por la expulsión de la mina «orconera» de cinco obreros que habían participado activamente en la manifestación convocada por los socialistas para conmemorar el día del trabajo.
La huelga se inició durante la crisis de 1890 a 1892. Durante esta crisis, los pedidos de material siderúrgicos habían descendido incrementando los Stocks. No es de extrañar por tanto, la actividad intransigente de los empresarios ante las reivindicaciones de los huelguistas. Esta protesta se extendíó por toda la cuenca minera y el Gran Bilbao, que reclamaron una disminución de la jornada y la supresión del sistema de barracones. La huelga provocó diversos enfrentamientos con la guardia urbana y una fuerte conmoción en la vida social de la capital vizcaína. Esta finalizó con la intervención conciliadora del ejército, al mando del general Loma, que concedíó a los obreros algunas de sus peticiones. Con el éxito de la huelga se establecía la reducción del horario a 10 horas y se suprimía la obligatoriedad de adquirir los alimentos en las cantinas. Sin embargo, las cantinas obligatorias siguieron existiendo, violándose el pacto de Loma. Y por ello, en años sucesivos, se convocaron huelgas y manifestaciones por los mismos motivos.
Esta situación, dio gran fuerza y prestigio a los socialistas. Estos facilitaron en los años siguientes la toma de conciencia de los obreros, que se protagonizó por su conflictividad laboral, caracterizada por su violencia. Para entonces también Guipúzcoa había iniciado su proceso de industrialización, pero se trato de un proceso mucho mas lento. Una importante excepción fue la de Eibar, donde las especiales carácterísticas de la industria eibarresa era de pequeños talleres de armas. Estas, dieron un carácter muy específico a los socialistas eibarreses mucho mas moderados que en Bilbao. El éxito de sus negociaciones con la patronal, gracias a Tomas Meabe, fue sin necesidad de recurrir a conflictos, lo que dio gran prestigio a los socialistas de Eibar. En Álava y Navarra la industrialización fue mucho más tardía.
El movimiento obrero entre 1911 a 1923, significó el auge socialista. Una nueva fase se abríó cuando el socialismo vizcaíno, liderado por Indalecio Prieto, adopto una línea más moderada, evitando los duros enfrentamientos. El momento decisivo fue el propiciado por las especiales condiciones económicas y sociales creadas por la 1. Guerra Mundial. La neutralidad española en la guerra supuso un auge sin precedentes para la economía vasca. Los grandes beneficios de las empresas contrastaron con una fuerte inflación y un empeoramiento de las condiciones de vida de los obreros.
Todo esto multiplicó el numero de afiliados en las organizaciones obreras. Otra ideología obrerista fue el anarquismo, de escasa presencia en el País Vasco, y dentro del anarquismo solo el anarcosindicalismo, que hasta entonces había mantenido sus núcleos aislados. En 1911, crean la CNT. Estos recurrieron a la huelga no como arma reivindicativa sino revolucionaria. La moderación de los socialistas, propició que los obreros más radicalizados, engrosasen la vía anarquista. Sin embargo,estos eran pocos porque cuando el socialismo se divide en socialismo y comunismo, la mayoría de los obreros se sumaron al comunismo y no al anarquismo. Esta escisión, se produjo en 1921 y en 1917, ya se había producido esta división en toda Europa. Su incidencia en el País Vasco fue notable, y originó la aparición de los primeros núcleos comunistas en Vizcaya y Guipúzcoa, dirigido por F. Perezagua y Dolores Ibarruri.
Por últimos, e importante por el peso que alcanzan en el futuro, fue la aparición sindicato nacionalista, Solidaridad de Trabajadores Vascos. Este en 1911 fue impulsado por el sacerdote Policarpo de Larrañagá. Defendíó la política de equilibrio social y buscó armonizar las relaciones entre patrones y obreros vascos. Este sindicato, mantuvo durísimos enfrentamientos con los socialistas, a los que acusaba de «españolismo» y «antivasquismo».
Mientras tanto el nacionalismo vasco nace tras la perdida de los fueros (1875). Entre la población aparecen ante esta situación dos posturas, por un lado los que aceptaban la pérdida de los fueros y quieren rentabilizar los conciertos económicos, y por otro lado los que no aceptaban esta perdida y defienden la recuperación de estos. Entre estos últimos, nace el movimiento nacionalista vasco, estos eran los perdedores de la guerra carlista, quienes querían mantener la tradición y el mundo agrario en contra de la modernización. La industria y la inmigración eran vistas como enemigos de la tradición vasca, así como el gobierno español que había abolido sus fueros.
En 1895, Sabino Arana, bilbaíno burgués de familia carlista, recogíó las ideas que estaban en ciertos círculos, las depuró y dio coherencia. Lo hizo para un pueblo diferente en raza y en lengua, recuperar los fueros era recuperar su soberanía, y eso significaba independencia y lograrlo significaría volver a la libertad original y a la vieja ley. En ese mismo año, creó el primer partido nacionalista vasco, el PNV, con su lema «Dios y ley vieja». Su objetivo era el de restaurar los fueros y se declaró antiespañol. En los primeros años no tuvo éxito ni muchos seguidores, y se mantuvo en círculos de la mediana y pequeña burguésía bilbaina, en el entorno de los Arana en ese momento. Este movimiento ideológico se conocía como «bizkaitarrismo».
Para lograr ampliar sus bases y apoyos tuvieron que replantearse ciertos principios, para lograr atraer a la gran burguésía vasca industrial que eran partidarios de la autonomía pero no de la independencia. Cuando estos entran en el PNV, en su seno se crean dos grupos, y esta burguésía industrial con dinero y contactos se impusieron en el partido en una línea autonomista. De esta manera, se llega a un cierto equilibrio dentro del partido entre una dirección que se relaciona con el gobierno central al que presiona para lograr transferencias de poder utilizando a sus bases independentistas.
El PNV, tenía las siguientes bases ideológicas. En primer lugar buscaba la independencia de
Euskadi para crear un Estado independiente, formado por 7 territorios (4 españoles, 3 franceses). Manténían un radicalismo antiespañol y una actitud racista respecto a los no pertenecientes a la raza vasca. Por otro lado, al igual que lo hacían los carlistas, manténían un integrismo relijioso, y además una euskaldunización y rechazo de la cultura española. Defendían el mundo rural vasco y rechazaban la modernización industrial. Y por último tenían un conservadurismo ideológico, social y político de ahí sus enfrentamientos con los socialistas.
El nacionalismo, socialmente se extendíó ante la pequeña y mediana burguésía, mientras que el proletariado apoyó en masa al socialismo. Geograficamente se extendíó sobre todo en Vizcaya y Guipuzcoa, y en menor medida en Alava y Navarra. Junto al nacionalismo racista e independentista de Arana aparece el nacionalismo autonomista de Ramón de la Sota y la burguésía naviera e industrial que intenta coordinar sus inversiones económicas con los nacionalistas. En 1906, el PNV hace su primera asamblea, ya se han creado dos organizaciones para ampliar sus bases, las libertades vascas y los batzokis. Dentro del PNV coexisten 2 grupos claramente diferenciasos; los autonomistas de Ramón de la Sota con su propia revista «Euskalduna» y los independentistas liderados por Luis Arana tras la muerte de Sabino y con su revista «Aberri».
En 1910, el PNV tiene su primera escisión, Askatasuna, formado por nacionalistas republicanos, que no tendrá mucho éxito hasta la 2 República, cuando aparecíó otro grupo, Acción Nacionalista Vasca. En la participación política, el grupo de de la Sota, líderó el partido y logró que Gregorio Ibarretxe fuera elegido alcalde de Bilbao. En 1916, de la Sota, logró apartar a Luis Arana de la directiva y el partido tomó el nombre de Comunión Nacionalista Vasca, y este enfiló el partido por la senda autonomista que le da un gran triunfo en las elecciones de 1917. Este nacionalismo se aleja del primero ruralista e independentista para asentar el autonomista moderno e industrializador.