Glosario de Términos Clave en la Historia de España (Siglos XV-XVII)
Tratado de Alcáçovas
El Tratado de Alcáçovas fue un acuerdo firmado en la villa portuguesa del mismo nombre, el 4 de septiembre de 1479, entre los representantes de los reyes Isabel y Fernando de Castilla y Aragón, por un lado, y del rey Alfonso V de Portugal y su hijo Juan por el otro. Fue ratificado por el rey de Portugal el 8 de septiembre de 1479 y por los reyes de Castilla y Aragón, en Toledo, el 6 de marzo de 1480.
La Inquisición Española
La primera Inquisición fue creada por el Papa Gregorio IX en 1233 para perseguir la herejía albigense y se encomendó a los dominicos. La labor se extendió por todos los reinos peninsulares, excepto en la Corona de Castilla, donde la ley recogida en Las Partidas de Alfonso X ya contemplaba la persecución de las herejías. Fue Isabel La Católica quien introdujo esta institución en Castilla en 1478 con un nuevo nombre: Tribunal del Santo Oficio o de la Inquisición, una nueva estructura y nuevas funciones: dependía de la Corona, no del papado, y buscaba garantizar la ortodoxia de los judeoconversos o marranos. Con la Reforma Protestante, el objetivo principal pasaría a ser los luteranos.
La nueva institución sustituyó a la antigua y se extendió por todos los reinos. De hecho, fue la única autoridad común en las posesiones de la Corona. Era una de las instituciones de mayor rango, al mismo nivel que el Consejo de Hacienda, y eran los reyes quienes nombraban a sus miembros. De esta manera, el Tribunal funcionó de hecho al servicio del poder con el fin de garantizar la unidad religiosa y moral, que en la Edad Moderna era lo mismo que la unidad de pensamiento sin más.
El procedimiento seguía siendo el antiguo: un proceso, con torturas si era preciso, y la absolución o condena. Ésta tenía dos modalidades: la reconciliación o penitencia, si se arrepentía el reo; y la entrega al brazo secular, si persistía el delito, para morir en la hoguera o, si abjuraba de sus errores, con el garrote. Las condenas eran públicas y se celebraban con mucha solemnidad en el llamado auto de fe.
La Inquisición fue abolida por las Cortes de Cádiz el 5 de enero de 1813, pero Fernando VII la restauró, terminando por desaparecer definitivamente con un decreto de 15 de julio de 1834.
Capitulaciones de Santa Fe
Las Capitulaciones de Santa Fe son los acuerdos firmados por Colón e Isabel I de Castilla el 17 de abril de 1492 para la conquista de Las Indias. Colón recibía los cargos de almirante, virrey y gobernador de las tierras descubiertas, así como el 10 por 100 de los beneficios que se obtuviesen. Las prerrogativas fueron aumentadas posteriormente y se hicieron hereditarios los títulos.
Casa de Contratación de Sevilla
En 1503 los Reyes Católicos crearon la Casa de Contratación de Sevilla, a imitación de la Casa da India portuguesa. El puerto de esta ciudad se convirtió así en el puerto más importante de la Península, y quizá, del mundo durante más de dos siglos. Además de controlar el comercio en régimen de monopolio en nombre de la Corona, la Casa de Contratación de Sevilla actuaba como juez en los asuntos criminales relacionados con la navegación y, hasta la creación del Consulado de Sevilla (1542), también en los pleitos mercantiles.
Leyes de Burgos
Las Leyes de Burgos se promulgaron el 27 de diciembre de 1512, después de un debate en la llamada Junta de Burgos entre teólogos franciscanos y dominicos sobre el trato que debía darse a los indios. El problema surgió cuando Antonio de Montesinos, dominico, pronunció una célebre homilía el cuarto domingo de Adviento del año 1511 en La Española denunciando la encomienda y el trato que recibían los indios. En Burgos se asentó la doctrina teocrática que justificaba las encomiendas: había que obligar a los indios a trabajar porque eran “perezosos” y poderles así evangelizar. Se concretó el tiempo de trabajo: turnos de cinco meses seguidos y cuarenta días de demora.
Tratado de Tordesillas
El descubrimiento de América rompió el statu quo decidido en Alcáçovas (1479), que distribuía entre portugueses y castellanos los territorios conocidos en el Atlántico, las islas y las costas africanas. Para resolver la nueva situación se produjo un encuentro de representantes de ambos reinos en Tordesillas, que entre el 8 de mayo y el 7 de junio de 1494 llegaron al acuerdo conocido como Tratado de Tordesillas.
Son en realidad, dos acuerdos: el primero y más conocido trata de la partición oceánica, que se sitúa en el meridiano localizado a 370 leguas al oeste del Cabo Verde; el segundo trata del territorio africano y apenas modifica los acuerdos anteriores: Castilla se reserva Melilla y Cazaza en el estrecho, el derecho de pesca hasta el cabo Bojador y Río de Oro (Sahara occidental); para Portugal se reservaba el reino de Fez (Marruecos occidental) y todo lo existente al sur de Canarias. Este tratado es el origen de lo que serían las posesiones portuguesas en América, el Brasil, aunque las dificultades de medidas originarían muchos conflictos en el futuro.
Paz de Augsburgo
En esta ciudad bávara de Alemania se firmó la paz entre luteranos y católicos el 3 de noviembre de 1555. Los principales alemanes recibieron el derecho de adoptar la religión que quisiesen y de imponérsela a sus súbditos, según el principio cuius regio, eius religio. Esta paz representa el fracaso de Carlos V para imponer el catolicismo en su Imperio.
Concilio de Trento
El Concilio de Trento debe su nombre a la reunión general de la iglesia convocada por el Papa Paulo III el 13 de diciembre de 1545 en la ciudad de Trento (Italia) tras los intentos fallidos de convocar un concilio en los años anteriores. Duró 18 años, desde el año 1545 hasta el año 1563, fue una reunión universal que intentaba decidir sobre las reformas protestantes planteadas por el Alemán Martín Lutero y las creencias de la iglesia católica ante la crisis que afrontaba en el siglo XVI.
Validos
En el siglo XVII y circunscrito prácticamente a los reinados de Felipe III y Felipe IV dominó en la escena política castellana la figura del valido, un cortesano que gozaba de la confianza absoluta del rey, hasta el punto de convertirse en el único mediador con el reino para todos los asuntos. Esta figura sirvió para agilizar el gobierno sin depender de los Consejos, pero las características del cargo, sin control de ningún tipo, hicieron que sus ocupantes se empleasen principalmente en mejorar su hacienda y la de sus partidarios. Después de Olivares, la figura del valido desaparece prácticamente, aunque persistan favoritos, pero identificados con los secretarios del siglo XVI.
Expulsión de los Moriscos
La expulsión de los moriscos de la Monarquía Hispánica fue ordenada por el rey Felipe III y llevada a cabo de forma escalonada entre 1609 y 1613. Los primeros moriscos expulsados fueron los del Reino de Valencia a los que siguieron los de Andalucía Extremadura y las dos Castillas, en la Corona de Castilla, y los de la Corona de Aragón. Los últimos expulsados fueron los del Reino de Murcia. En total fueron expulsadas unas 300 000 personas, la mayoría de ellas de los reinos de Valencia y de Aragón que fueron los más afectados, ya que perdieron un tercio y un sexto de su población, respectivamente.
Unión de Armas
Desde el comienzo del reinado de Felipe IV, su valido, el conde-duque de Olivares, intentó unificar el ejército con la aportación de todas las coronas. El proyecto se recogía en el «Gran Memorial» de 1624 y era realmente una primera fase hacia la unificación legislativa definitiva de todos los reinos. Quizá por eso las diversas coronas lo recibieron con recelo y no tuvo éxito. En lo inmediato la Unión de Armas era una necesidad imperativa, al hallarse enfrentada la Monarquía católica con todos sus enemigos al mismo tiempo. El fracaso del proyecto, además de su repercusión internacional, condujo a las rebeliones internas que se produjeron en la década de 1640.
Paz de Westfalia
Se conoce con ese nombre a los diversos tratados que se firmaron en ese Estado alemán en 1648 y que dieron fin a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Además de poner fin al conflicto religioso que había enfrentado a Europa desde 1517, se decidieron las relaciones internacionales, que terminaron con la hegemonía castellana en el continente. En Westfalia podemos decir que se originaron los Estados nacionales, al terminarse relaciones vasalláticas imperiales que habían regido Europa desde la Edad Media y se fue configurando el mapa europeo bajo la hegemonía de Francia. El Imperio alemán se fragmentó en más de 300 Estados, el más importante de los cuales sería Brandeburgo, la futura Prusia, bajo cuya hegemonía se unificaría Alemania en el siglo XIX. En este momento adquirieron también su independencia los cantones suizos y Holanda o Provincias Unidas.
Tratado de los Pirineos
La Paz de Westfalia sólo puso fin al frente alemán de la Guerra de los Treinta Años, porque Felipe IV continuó su guerra con Francia con frentes que se extendían desde los Países Bajos a Portugal, incluyendo Italia. Después de otros once años de guerras, se llegó al Tratado firmado en París en 1659. Aquí se puso fin las guerras mantenidas entre los reinos peninsulares y Francia desde el siglo iniciadas con la disputa de las posesiones italianas. En 1659 se trazó la frontera francesa en la cumbre de los Pirineos, cediendo el Rosellón y Conflent, aunque España mantuvo parte de la Cerdaña. También conservó las posesiones italianas. Hubo otros acuerdos políticos, el principal de los cuales fue el matrimonio de María Teresa con Luis XIV, renunciando a los derechos al trono español a cambio dote de 500.000 escudos. De esta manera, además de reconocerse la hegemonía francesa, se iniciaba un periodo de buenas relaciones con ese país.