Vocabulario y Conceptos Clave del Antiguo Régimen
Señorío: Territorio bajo la jurisdicción de un noble laico o eclesiástico.
Alodio: Parcela de tierra en la que el campesino no tiene que pagar ningún impuesto privado al señor. En realidad, es una propiedad libre.
Barbecho: Tierra que no se siembra durante uno o varios años, con el propósito de recuperar y almacenar materia orgánica y humedad para hacerla de nuevo apta para el nuevo cultivo.
Derecho Natural: Conjunto de normas fundamentadas en la costumbre y tradición.
Deísmo: Doctrina que reconoce un dios como autor de la naturaleza, sin credos ni libros sagrados.
Carbón de Coque: Hulla destilada de sus elementos sulfurosos.
Fundición: Aleación de hierro y carbono que se usa para obtener piezas por moldeo de material fundido.
Alto Horno: Planta donde se procesa el mineral de hierro para convertirlo en un metal que pueda ser trabajado industrialmente (hierro, acero o fundición).
Pudelación: Procedimiento de fabricación de hierro dulce, que consiste en la inclusión en el horno de óxidos de hierro que absorben las impurezas de la mena fundida.
Laminado: Procedimiento de fabricación de hierro que consiste en fundir y golpear el hierro para eliminar las escorias.
Sociedad Mercantil: Sociedad que tiene por objeto la realización de actividades comerciales o de negocios y que están sujetas al derecho mercantil.
Sociedad Anónima: Sociedad mercantil cuyos titulares lo son en virtud de una participación en el capital social a través de títulos o acciones.
Capital: Dinero y/o bienes necesarios para la creación y el funcionamiento de una empresa.
Acción: Parte alícuota o proporcional del capital social de una sociedad anónima. Representa la propiedad que una persona tiene de una parte de esa sociedad.
Letra de Cambio: Título de crédito que contiene la orden incondicional que una persona llamada librador, da a otra, llamado librado, de pagar una suma de dinero a un tercero denominado beneficiario o tenedor en época y lugar determinados.
Cheque: Título de crédito en virtud del cual una persona, llamada librador, ordena incondicionalmente a una institución de crédito que es el librado, el pago de una suma de dinero a favor de una tercera persona llamada beneficiario.
Pagaré: Título que contiene la promesa incondicional de una persona, a la cual se le denomina suscriptora, de que pagará a una segunda persona, llamada beneficiaria o tenedora, una suma determinada de dinero en un determinado plazo de tiempo. Su nombre surge de la frase con que empieza la declaración de obligaciones “debo y pagaré”.
La Propiedad de la Tierra en el Antiguo Régimen
Durante el Antiguo Régimen, la agricultura era la fuente más importante de riqueza. Solo una pequeña parte de las tierras podían ser consideradas propiedad privada. Las demás estaban vinculadas a un título nobiliario, a la Iglesia, a un municipio o a la Corona.
El conjunto de tierras en manos de un señor (noble laico o eclesiástico) se llamaba señorío territorial. Constaba de la reserva señorial, formada por las tierras más productivas que el señor se reservaba para su explotación directa. Allí se ubicaban su residencia y los establecimientos principales: horno, forja, molino, establo… El resto del territorio de un señorío estaba dividido en parcelas llamadas mansos, cuya dimensión debía ser suficiente para alimentar a una familia. El señor cedía estos mansos o bien a hombres libres que trabajaban la tierra en usufructo a cambio de pagar un censo, o bien a siervos que debían asegurarle prestaciones, tanto en forma de productos como de trabajo.
Los Derechos Señoriales
Eran el conjunto de prestaciones y rentas que recibían los señores en virtud de su dominio de la tierra. Estos derechos provenían de la explotación económica de sus propiedades: los campesinos debían realizar una serie de trabajos (prestaciones personales) en la reserva señorial y también entregar un porcentaje de la cosecha de las tierras que trabajaban. Además, el señor exigía unas tasas por la utilización de los monopolios señoriales (molino, herrería…) y la explotación de bosques y de los ríos de su señorío.
El señor también podía ejercer atribuciones de carácter público sobre un territorio mucho más amplio (señorío jurisdiccional) que incluía no solo sus propias tierras, sino también las tierras ajenas, de propietarios alodiales. Así, el señor ejercía las regalías, que le otorgaban funciones militares, de justicia, fiscales y de gobierno. También sacaba provecho económico del señorío jurisdiccional a través de los derechos de paso, puentes, de los permisos de mercado y de las multas aplicadas a las personas en su función de poder judicial. También el diezmo, que consistía en la obligación de los campesinos a entregar la décima parte de las cosechas a la Iglesia para asegurar el mantenimiento del clero y del culto, y una serie de tributos estatales, de los que también estaban exentos los grupos privilegiados.
Una Población Insuficiente y la Agricultura de Subsistencia
Agricultura de subsistencia, dedicada al policultivo básicamente cerealístico. No había especialización y el consumo era escaso (autoconsumo). Para el aprovechamiento de la tierra coexistían dos tipos de explotaciones: de cultivo en campos abiertos (openfields), en los que se producían esencialmente cereales y se practicaba el barbecho. Y el segundo tipo, las tierras comunales, dedicadas a bosques o pastos, de las cuales se beneficiaba toda la comunidad campesina.
La producción ganadera era también insuficiente, ya que la agricultura no producía los alimentos necesarios para aumentar la cabaña. Las cosechas marcaban el ritmo de la economía, que se veía periódicamente azotada por las crisis de subsistencia. Algunos años de malas cosechas provocaban escasez de alimentos y los productos básicos se encarecían. Estas crisis provocaban hambre, desnutrición… y a menudo desembocaban en las revueltas de pan.
La Sociedad Estamental
El derecho tradicional establecía tres estamentos: el clero, que se ocupaba de rezar y asegurar la protección divina; la nobleza, que combatía y protegía de sus adversarios a la colectividad; y el estado llano, cuya función social era producir los bienes materiales, y comprendía grupos tan diversos como el campesinado, la burguesía y las clases populares de las ciudades. La división en dos grupos bien diferenciados: privilegiados y no privilegiados.
Los Privilegiados
El clero representaba menos del 1% de la población. No tenía que pagar impuestos directos y sus ingresos provenían del diezmo y de su propio patrimonio, dado que poseía muchas propiedades urbanas y rurales. Los obispos y abades eran además señores de muchos pueblos y territorios, de los que cobraban todas las rentas señoriales. A pesar de su aparente unidad, el clero no era un grupo homogéneo. El alto clero (abades, obispos…) provenía exclusivamente de las clases nobiliarias y vivía en el lujo característico de la nobleza. El bajo clero (sacerdotes, párrocos y monjes) era de origen campesino, vivía una vida modesta sin lujos ni privilegios.
La nobleza representaba entre el 2% y el 3% de la población y ostentaba la propiedad de la mayor parte de la tierra. Gozaba de concesiones honoríficas, económicas y fiscales. Pero existían diferencias: la más rica y poderosa, la nobleza de Corte; la más modesta, la nobleza de provincias; y la nobleza de toga, que surgió de la necesidad del monarca de vender los cargos públicos o recompensar favores.
Los No Privilegiados
El tercer estado integraba a un 90% y un 95% y agrupaba sectores muy distintos aunque todos con un mismo interés: su oposición al régimen feudal y la reivindicación de la igualdad civil. La burguesía era el grupo más dinámico. Estaban la burguesía rentista, que vivía de las rentas de sus propiedades o capitales; la financiera (banqueros y cobradores de impuestos); la manufacturera o industrial; y la pequeña burguesía, que comprendía artesanos, pequeños comerciantes y profesionales liberales.
Las clases populares urbanas agrupaban a los trabajadores manuales de las ciudades, artesanos, obreros de manufacturas, personal doméstico y pequeños oficios. El campesinado constituía la mayoría de la población y se distinguía entre campesinos libres, que podían ser propietarios o arrendatarios; los jornaleros; y los siervos, que vivían bajo el régimen señorial. Las condiciones de vida de los tres grupos eran precarias y durante el siglo XVIII habían empeorado por el aumento de la población y la subida de los precios.
El Absolutismo Monárquico y la Ilustración
La Monarquía de Derecho Divino
Era el eje central del Antiguo Régimen, según la cual la autoridad del monarca provenía de Dios, en nombre de quien ejercía el poder. El estado estaba controlado por el monarca, que concentraba todos los poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y poseía poder absoluto. La arbitrariedad era la norma del estado y ninguna ley protegía a los súbditos del despotismo. Había unas instituciones que asesoraban al monarca y ejecutaban sus mandatos. El principal órgano de gobierno era el consejo de estado, cuyos miembros eran designados por el rey y se subdividía en secciones especializadas. Se hizo habitual la designación de secretarios de estado, comparables a los actuales ministros. La administración provincial estaba en manos de gobernadores o intendentes. Estos cargos dependían del monarca y eran revocables a su voluntad. Una legión de funcionarios o burócratas se encargaba de ejecutar las órdenes, administrar justicia, recaudar impuestos.
El poder del monarca estaba restringido tan solo por la ley divina, a la que estaba sometido como cualquier otro, por el derecho natural y por las leyes fundamentales de cada reino que el monarca debía aceptar en el momento de su coronación. Una de las limitaciones del poder real provenía de los parlamentos, unas instituciones nacidas en la Edad Media, que reunían a los representantes de los tres estamentos. Tenían tan solo algunas atribuciones en materia fiscal, como votar nuevos impuestos, aunque también suplían al monarca en situaciones excepcionales y ratificaban a los nuevos reyes. Pero los monarcas absolutos los intentaron marginar recurriendo solo para pedir aumento de impuestos o ayudas económicas.
La Ilustración: Crítica al Antiguo Régimen
La Ilustración fue un movimiento de carácter intelectual que se desarrolló en la Europa del siglo XVIII y cuyas ideas inspiraron la independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa. Isaac Newton y John Locke elaboraron sus teorías en el tránsito del siglo XVII al XVIII; el primero introdujo el método científico y el segundo criticó abiertamente el poder absoluto y planteó la división de poderes. Los ilustrados, fundamentalmente franceses, propugnaron una fe absoluta en la razón, aunque la mayoría de ilustrados eran deístas, rechazaban la superioridad de cualquier religión sobre otras y condenaban la intolerancia religiosa.
Los ilustrados criticaron los pilares fundamentales del Antiguo Régimen y propusieron un nuevo modelo de organización política y social basado en la libertad e igualdad. Primero, criticaron el absolutismo y configuraron las bases de una nueva política, el liberalismo. Montesquieu propugnó la división de poderes y puso énfasis especial en la independencia del poder judicial. Rousseau defendió la necesidad de un contrato social entre gobernados y gobernantes, que garantizase los derechos básicos del individuo y formuló el principio de soberanía nacional. Se opusieron claramente a la sociedad estamental y defendieron la movilidad social. Voltaire se proclamó defensor de la libertad de conciencia y afirmó que las relaciones humanas debían basarse en la tolerancia entre los hombres y las ideas. En el terreno económico surgieron los fisiócratas como Quesnay que se opusieron al mercantilismo y sentaron las bases del liberalismo económico apoyando la libertad económica.
El Despotismo Ilustrado
Algunos soberanos, sin renunciar a su carácter de monarcas absolutos, intentaron experiencias reformistas que pretendían unir la autoridad real con las ideas de progreso de la Ilustración. Aparecieron monarcas ilustrados en buena parte de Europa. Rasgos comunes de actuación de estos monarcas son el absolutismo centralizador, la racionalización de la administración, el fomento de la educación y la búsqueda de la modernización económica. Las contradicciones de este reformismo abrieron el camino a las revoluciones liberales.
La Revolución Agrícola y el Aumento de la Población
Transformaciones Agrarias
Transformaciones en la agricultura hicieron posible un aumento de la producción de alimentos que a su vez permitió la supervivencia de una población en rápido crecimiento. Las tres innovaciones agrarias más importantes fueron los cambios en el sistema de cultivo, la introducción de nuevas máquinas y la nueva estructura de la propiedad. La difusión de la rotación de cultivos (sistema Norfolk). La introducción de nuevos métodos de siembra, herramientas, cultivos y fertilizantes permitieron aumentar y diversificar la producción de alimentos. Este cambio en la forma de cultivar fue unido a otra transformación: el cercamiento de tierras comunales, que conllevó su privatización mediante las leyes de cercamiento. El cercamiento de tierras provocó una concentración de la propiedad, que perjudicó a los pequeños propietarios y a los campesinos pobres, quienes perdieron su derecho a las tierras comunales, tuvieron que vender sus propiedades y convertirse en jornaleros a cambio de un salario, que resultaba bajos y algunos se vieron obligados a emigrar a las ciudades.
El Crecimiento Demográfico
Hubo un elevado crecimiento demográfico, la natalidad se elevó y bajó la mortalidad por los avances médicos e higiénicos, asimismo aumentó la esperanza de vida, a los 50 años.
El Desarrollo de la Industria y la Sociedad Industrial
Mecanización y el Sistema Fabril
El cambio en los sistemas de producción fue por el uso de máquinas y por la sustitución de las fuentes animadas de energía por inanimadas, lo que provocó las fábricas que fue la ruina para los artesanos y la producción individualizada fue progresivamente sustituido por el sistema fabril. La mecanización del proceso se inició en la industria textil con la lanzadera volante, las nuevas hiladoras y telares mecánicos y poco a poco las máquinas se fueron extendiendo a los sectores agrícola, minero y metalúrgico, pero el salto a las nuevas tecnologías fue con la energía hidráulica, pero fue la máquina de vapor la que permitió la independencia convirtiéndose en el símbolo de revolución industrial.
La Industria Algodonera
Hasta el siglo XVIII los tejidos de algodón se importaban de la India, pero los nuevos industriales pronto se dieron cuenta de los beneficios de su fabricación. Los inicios de la industria textil se remontan a 1750 con la prohibición de entrada de tejidos de algodón estampados a Gran Bretaña. Desde mediados del XVIII conoció una expansión sin precedentes.
El Carbón y el Hierro
El carbón y la siderurgia fue el segundo sector decisivo. El carbón se convirtió en el gran combustible del XIX, gracias a unas innovaciones en la minería aumentó la producción de carbón. El uso de vigas de hierro en las minas permitió penetrar en los pozos con más seguridad, mientras la introducción de raíles y vagonetas facilitó la extracción y el transporte del mineral. En la segunda mitad del siglo XVIII, la demanda creciente de hierro para fabricar barcos, munición y herramientas estimuló la búsqueda de un combustible menos costoso y más efectivo. La sustitución del carbón vegetal por el de carbón de coque con mucho más poder calorífico, y su fundición en un alto horno, permitió un extraordinario crecimiento del sector minero y carbón y, la producción de hierro en grandes cantidades. Otra técnica fue la pudelación y el laminado de hierro y el convertidor. La construcción de la red ferroviaria a partir de la década de 1830 fue el mayor impulso para la siderurgia.
Otros Sectores Industriales
La industria química también quedó transformada ante las necesidades del textil, la producción de ácido sulfúrico también creció rápido por la cámara de plomo. La metalurgia y la construcción también tuvo rápida expansión.
Los Nuevos Transportes
Para trasladar las materias primas y mercancías se mejoraron los caminos y se construyeron canales para posibilitar la navegación fluvial. Pero fue el ferrocarril el que provocó la verdadera revolución del transporte. La locomotora, máquina de vapor capaz de trasladarse sobre raíles y el barco de vapor provocó un boom bursátil.
El Impulso del Mercado
La mejora de transportes e infraestructuras hizo posible una economía de mercado, en la que se produce no para el autoconsumo, sino para su venta. El impulso inicial de la expansión comercial británica provino del mercado exterior, pero fue el interior, de ámbito nacional lo que permitió la generalización de intercambios. Como resultado se pasó a un mercado integrado de nivel nacional e internacional.
Consecuencias Sociales de la Revolución Industrial
La Nueva Sociedad Industrial
El triunfo de la industrialización y la instauración del capitalismo comportaron una profunda transformación en la sociedad del Antiguo Régimen. La consolidación de la producción fabril arruinó a la mayor parte de artesanos que pasaron a engrosar las filas del proletariado industrial. Con el afianzamiento del capitalismo industrial surgió la burguesía, vinculada a la propiedad de fábricas, cuya riqueza aumentó a un ritmo muy rápido y disputó a la aristocracia su preeminencia social. El nuevo mundo industrial, los empresarios, banqueros, los grandes propietarios agrícolas formaban esta burguesía, gracias a su riqueza y a su creciente influencia política y cultural organizó la sociedad en función de sus ideas y de sus valores. Los nuevos valores burgueses se basaban en la exaltación de la propiedad privada, el trabajo, el ahorro y el individualismo. Al igual que en el pasado, la familia continuó siendo el núcleo esencial de transmisión y consolidación del patrimonio y la vivienda familiar se convirtió en un símbolo de prosperidad y de estatus social. En medio de esta élite económica y los trabajadores fabriles surgió la clase media, cuyo rasgo común era que no ejercía un trabajo manual. Estaba formada por profesionales liberales.
La situación de la mayoría de la población quedó muy lejos del nivel de vida de la burguesía. Los asalariados constituían el grueso de la fuerza de trabajo, sus condiciones laborales eran precarias, sus sueldos, escasos y sus jornadas de trabajo muy prolongadas. La mayoría de la población vivió en el límite de subsistencia.
Las Mujeres en la Sociedad Industrial
La sociedad industrial consolidó una clara diferenciación por géneros: la esfera pública para los hombres y la doméstica, para las mujeres. De este modo, la mujer se orientaba hacia el matrimonio y su situación jurídica y legal reflejaba una clara inferioridad, también carecían de derechos políticos. La vida de las mujeres de clase media y alta transcurría en el hogar, sus tareas primordiales eran el cuidado de la casa y los hijos, y según su nivel social contaban con servicio doméstico, la educación era mínima y a menudo que descendía en la escala social a la vez se incrementaba su actividad laboral. Las mujeres campesinas unían a las labores domésticas el trabajo agrícola. La industrialización comportó el surgimiento de la mujer obrera puesto que el salario del hombre era insuficiente para mantener a toda la familia, realizaban largas jornadas a las que había que añadir el trabajo en la casa y la familia, su remuneración era inferior a la del hombre y su trabajo gozaba de escasa valoración social. Se dedicaban preferentemente al sector textil, pero había también quienes ejercían en el servicio doméstico.