La Guerra Civil Española (1936-1939)
La sublevación militar del 18 de julio de 1936 fue apoyada por: monárquicos, falangistas, carlistas, la CEDA y militares (Unión Militar Española).
El detonante que pone en marcha la sublevación fue el asesinato el 13 de julio de 1936 de José Calvo Sotelo (líder de la derecha). Franco vuela de Canarias a Marruecos y toma el mando del ejército de África. Sanjurjo, que debía liderar la sublevación, muere en un accidente aéreo; razón por la cual Mola coordina las acciones que se lleven a cabo.
España quedó dividida en dos bandos: uno leal a la República (Rojos) y el bando sublevado/bando nacional. El bando leal a la República estaba compuesto por núcleos industriales y urbanos.
El bando sublevado ocupará la zona llamada zona cerealista de España.
En agosto de 1936, se crea en Londres el Comité de No Intervención, donde un total de 27 países se comprometen a no vender ni permitir el paso de armas; Estados Unidos no suscribe el pacto y aprueba una ley de embargo que impide la exportación de material bélico a la España republicana. Tanto los sublevados como el gobierno legítimo de España solicitaron ayuda extranjera urgente.
El bando republicano pedirá ayuda a la URSS, aunque esta firmó el pacto, ayudó con armas y alimentos. La República pagó sus compras con las reservas de oro del Banco de España.
En el bando nacional se recibirá ayuda de Italia y Alemania; Hitler aportará flota para bloquear los puertos republicanos, material militar y la ayuda más importante será en aviación.
Franco, que ostenta el título de Generalísimo del ejército, decide abandonar la zona centro y dirigirse al norte. Se lanza una ofensiva sobre el País Vasco con ayuda de la aviación alemana. Los bombarderos atacan Durango y Gernika. Mola asume el poder y muere en un accidente aéreo. Con la muerte de Mola, Franco concentra más su poder. Hay dos ofensivas que destacan: la batalla de Brunete y la de Belchite, ambas un fracaso. Los republicanos pierden. Tras la pérdida del norte, a los republicanos solo les queda un frente, desde el Pirineo hasta Málaga; tiene lugar la ofensiva sobre Teruel, que pasará a manos nacionales. Finalizamos con la batalla del Ebro, que fue la batalla más larga y dura de toda la guerra civil, con más de 50,000 bajas.
Las ofensivas finales vienen con la ocupación de Cataluña, donde las estructuras políticas y militares se hunden. El propio Azaña cruza la frontera, camino del exilio. En febrero de 1939, Francia y Reino Unido reconocen el gobierno de Franco. Los republicanos crearon una Junta de Defensa, que pretendía una paz sin represalias, pero Franco no lo aceptó. El gobierno de Negrín parte al exilio. El 1 de abril, el general Franco hace público el comunicado del fin de la guerra sin condiciones. La Segunda República llega a su fin.
En los primeros meses de la guerra civil, el poder del Estado republicano se fragmentó entre diversas organizaciones sindicales y partidos obreros o nacionalistas. Desbordado por el proceso revolucionario y bélico, el gobierno Giral dimitió y se creó un gobierno de coalición presidido por el socialista Francisco Largo Caballero y formado por socialistas, comunistas, republicanos, nacionalistas y la CNT.
Se suprimieron o recortaron los poderes de los organismos revolucionarios y se crearon los consejos provinciales y municipales. Se reorganizó el Estado Mayor del Ejército y se unificaron las milicias. Las diferencias entre las distintas tendencias afloraron pronto en el seno del gobierno. Había dos concepciones divergentes. Estas divergencias se evidenciaron en múltiples conflictos entre anarquistas y comunistas. Como consecuencia de estos sucesos, cayó el gobierno de Largo Caballero.
El socialista Juan Negrín formó, en mayo de 1937, un gobierno de concentración. No contó con la CNT. El nuevo gobierno reconstruyó la autoridad del Estado. Se frenó la represión indiscriminada. El Ejército Popular se hizo realidad.
El fracaso de este remozado ejército en la campaña de Aragón provocó una crisis de gobierno. En la retaguardia, los desastres del frente y la prolongación de la guerra civil provocaron una situación desesperada. Se creó una dirección unificada que, tras la muerte accidental de Sanjurjo, se convirtió en una Junta de Defensa Nacional. Proclamó el estado de guerra y comenzó la represión contra los republicanos.
Franco fue nombrado Generalísimo y comenzó a ser llamado caudillo de España.
Decretó la unificación bajo su dirección de falangistas y tradicionalistas.
En 1938, Franco culminó el proceso de estructuración política y administrativa del nuevo régimen con la Ley de Administración Central del Estado. Prohibió toda actividad sindical, y la política social se plasmó en el Fuero del Trabajo. Este establecía la organización de las relaciones laborales mediante el sindicato vertical, que fue sometido al partido único. Promulgó una Ley de Prensa e Imprenta que controló y puso los medios de comunicación al servicio del poder. La Ley de Responsabilidades Políticas permitió perseguir a los sospechosos de haber defendido la causa republicana. La defensa de la unidad de España se concretó en la abolición de los gobiernos vasco y catalán, y el fin de toda autonomía.