Guerra Civil Española: De la Sublevación a la Victoria Franquista

Guerra Civil Española

Sublevación

Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, algunos generales como Mola, Goded, Franco y Sanjurjo, iniciaron los preparativos para un golpe de estado acelerado tras el asesinato de Calvo Sotelo. La sublevación se inició en Melilla el 17 de julio. Casares Quiroga dimitió. Azaña quiso parar la guerra formando Gobierno con Martínez Barrio, pero esta proposición fue rechazada.

La rebelión triunfó en Castilla la Vieja, Galicia, Aragón y Navarra, parte de Cádiz, Canarias y Baleares, y por Sevilla, Córdoba, Granada, Oviedo, etc. La actuación de las organizaciones obreras armadas fue decisiva para el fracaso de la rebelión en el resto del país y sobre todo en Madrid y Barcelona. En otros lugares los sublevados quedaron aislados. La sublevación había triunfado en media España, y fracasado en la otra mitad.

La zona leal a la República fue el Norte, con regiones industriales y mineras. Cataluña, las comarcas trigueras de Castilla la Nueva, el Valle del Guadalquivir, Valencia, Murcia y toda la fachada mediterránea hasta Gibraltar, le daban la mejor agricultura. La República contaba con la mitad de los efectivos del Ejército de Tierra, con la práctica totalidad de la escuadra y con casi toda la aviación. Además de la posesión del Tesoro del Banco de España.

El bando sublevado contaba con el ejército de África con dificultades para llegar a la península. Para la alimentación de la población civil y combatiente contaba con las zonas trigueras de Castilla la Vieja y las ganaderas de Galicia. El balance inicial de las fuerzas en conflicto era favorable a la República.

Desarrollo Militar de la Guerra

Guerra de Columnas (Julio-Diciembre 1936)

El objetivo principal de los sublevados era la toma de Madrid. El ejército operó mediante pequeñas columnas que avanzaban a pie o en camiones. Esto fue facilitado por la carencia de un ejército regular en la zona republicana. Desde Cataluña los anarquistas de Durruti iniciaron una ofensiva en la zona de Aragón. El bando rebelde hizo recaer el avance hacia Madrid sobre las fuerzas del ejército del sur.

El inconveniente era trasladar el ejército desde África, para lo que Franco gestionó la ayuda de barcos y aviones italianos y alemanes. Se aseguró el dominio de gran parte de Andalucía, y se inició la marcha hacia Madrid, a donde se dirigían también las tropas del norte. Franco optó por liberar Toledo, en cuyo Alcázar resistía un grupo de sublevados, mandados por el coronel Moscardó. Una vez tomado Toledo se reinició el ataque a Madrid. El gobierno republicano se trasladó a Valencia. Sin embargo, los esfuerzos de Largo Caballero en organizar un ejército popular ya habían dado resultado y la llegada de las Brigadas Internacionales permitió que no pasaran.

Inicio Grandes Batallas (Enero-Noviembre 1937)

La guerra creció debido a la ayuda exterior a ambos bandos y a la organización de ejércitos operativos. Se pasó a las grandes ofensivas y contraofensivas. Adquirió un carácter moderno y se llegó al concepto de guerra total con bombardeos y se intensificó la guerra psicológica.

En 1937, la ayuda alemana e italiana fue compensada con la llegada de las Brigadas Internacionales y material bélico. La intervención extranjera amenazó con internacionalizar la guerra de España. Inglaterra creó un Comité de No Intervención, al que se adhirieron todas las potencias, excepto Rusia, Italia y Alemania.

Franco intentó volver a tomar Madrid, pero fracasó en la Batalla del Jarama, y la de Guadalajara, donde las tropas italianas enviadas por Mussolini fueron derrotadas. La ofensiva republicana en Brunete también fracasó. Franco cambió de estrategia. Aceptó la idea de una guerra larga y centró sus esfuerzos en la Campaña del Norte, con la conquista de Asturias, Cantabria y País Vasco. Tras la conquista de Bilbao tuvo lugar el bombardeo de Guernica por parte de la Legión Cóndor. La ofensiva republicana en Belchite tampoco consiguió su objetivo.

Batallas Decisivas 1938 / Fin de la Guerra

Los republicanos lograron en enero de 1938 entrar en Teruel. Franco se dirigió hacia el mediterráneo con la toma de Vinaroz. Las tropas republicanas, para frenar el avance hacia Valencia, lanzaron la ofensiva sobre el Ebro que duró tres meses, supuso un gran desgaste y la última oportunidad republicana. Tras su victoria, los nacionalistas pudieron conquistar Cataluña en enero de 1939.

Tras la dimisión de Azaña como Presidente de la República hubo un golpe de Estado por el Coronel Casado. El 28 de marzo las tropas franquistas ocuparon Madrid.

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