Guerra Hispanoamericana: Causas, Desarrollo y Consecuencias del Desastre de 1898

Guerra Hispanoamericana: Causas, Desarrollo y Consecuencias

1. Causas y Guerra de los Diez Años (1868-1878)

Durante el reinado de Fernando VII (1814-1833), casi todo el imperio español en América había alcanzado la independencia. Solo Cuba, Puerto Rico y Filipinas se mantenían bajo la soberanía española.

Durante la guerra de independencia, estas tres colonias tuvieron representación en las Cortes de Cádiz, pero carecían de autonomía política, pues dependían de España. Por esta razón, la oligarquía criolla (descendientes de españoles) buscaba una mayor autonomía política y económica, ya que también querían controlar sus riquezas (plantaciones cubanas de caña de azúcar, tabaco y café). Desde Cuba también se solicitaba la libertad de comercio con Estados Unidos, porque España había impuesto aranceles proteccionistas. Por otra parte, España era incapaz de absorber la producción azucarera y de tabaco de la isla.

En este contexto, hay que añadir el imperialismo colonial del siglo XIX, en especial el imperialismo de Estados Unidos, que se había convertido en la gran potencia industrial y militar del continente americano, y que quería aplicar sobre este la doctrina Monroe (“América para los americanos”). De hecho, el interés de Estados Unidos por Cuba aumentó hasta el punto de querer comprar la isla a España.

Se produjo entonces una rebelión en la isla durante el Sexenio Democrático (1868-1874), ideada por Carlos Manuel de Céspedes, quien dio el Grito de Yara o el manifiesto independentista, dando comienzo a la Guerra de Cuba, la Guerra de los Diez Años o Guerra Larga (1868-1878). La fase más dura de este conflicto se desarrolló ya en la Restauración hasta la firma de la Paz de Zanjón en 1878. En realidad, detrás del conflicto también estaba la cuestión de la abolición de la esclavitud, que en el caso de Cuba era difícil, pues no se podía prescindir de la mano de obra esclava para las plantaciones. Por esta razón, el conflicto estallaría un año después con la Guerra Chiquita (1879-1880).

Como se ha mencionado, tras la Paz de Zanjón, la promesa del general Martínez Campos de conceder cierto grado de autogobierno a Cuba no se cumplió. Por esta razón, José Martí, quien fundó el Partido Revolucionario Cubano, defendía la independencia de la isla. En Puerto Rico y Filipinas también se dieron procesos independentistas. En esta última, el movimiento de independencia contra España fue liderado por José Rizal, quien fundó la Liga Filipina.

2. Última Guerra Cubana y el Desastre de 1898

En 1895 se produjo la fase definitiva de la guerra colonial, que finalizó en 1898 con la intervención de Estados Unidos contra España. Esta segunda fase comenzó con el Grito de Baire por José Martí.

El general Martínez Campos se vio incapaz de frenar el proceso independentista. Con Cánovas como presidente de gobierno, se envió al general Weyler, que sustituyó a Martínez Campos con la misión de llevar la guerra contra los independentistas hasta el final. Weyler dividió la isla en zonas fortificadas (trochas) para separar la población e impedir la independencia. Sin embargo, provocó el desabastecimiento, el hambre y una alta mortalidad, aumentando los deseos de independencia.

Paralelamente, en Estados Unidos se estaba creando un ambiente hostil de la prensa y la opinión pública contra España, coincidiendo con la máxima expansión del imperialismo estadounidense en América y en Asia. De hecho, la ayuda de los EEUU a los independentistas cubanos fue constante. Por otra parte, las reformas introducidas en la isla por el nuevo gobierno de Sagasta en 1897, tras el asesinato de Cánovas, que daban más autonomía a Cuba, no satisficieron las exigencias del presidente de los EEUU, que pedía la compra o la anexión de Cuba.

En este contexto bélico, en febrero de 1898, se produjo la explosión del acorazado estadounidense *Maine*, que estaba anclado en el puerto de La Habana, lo que fue el pretexto de la declaración de guerra de los EEUU. En medio de una fuerte campaña de presión de la prensa y de la diplomacia estadounidense contra el gobierno español, acusándolo de haber provocado el hundimiento, el Congreso de EEUU puso un plazo a España para que abandonara la isla. España desobedeció y EEUU declaró la guerra a España en abril de 1898. A la guerra se opusieron los carlistas, los republicanos, los anarquistas, los socialistas y los sectores populares, porque soportaban el conflicto como soldados.

Consciente de la inferioridad militar, España se enfrentó a la poderosa armada de los EEUU en lo que se consideraba una guerra relámpago con dos grandes derrotas: una en Cavite en Filipinas y otra en Santiago de Cuba. La guerra finalizó con la firma del Tratado de París en diciembre de 1898, por el que España reconocía la independencia de Cuba y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a EEUU a cambio de 20 millones de dólares. Posteriormente, EEUU también obtuvo algunas prerrogativas económicas. España entregó al Imperio alemán las islas Carolinas, las Marianas y las Palaos, a cambio de 25 millones de dólares. Quedaba así liquidado el Imperio español, cuyos restos pasaron a las grandes potencias imperialistas del momento.

Como suceso llamativo, hay que recordar a “Los últimos de Filipinas”, que fue una guarnición de soldados que lucharon en la guerra colonial en una aldea, Baler, en Filipinas. Durante la guerra fueron cercados por los soldados independentistas y resistieron dentro de la iglesia. Allí continuaron luchando durante un año, una vez que ya había finalizado la guerra colonial. Este grupo de soldados recibió el nombre de «los últimos de Filipinas».

3. Consecuencias de la Guerra Colonial

Demográficamente, las consecuencias de la guerra colonial fueron de diversos tipos. En primer lugar, se produjeron importantes pérdidas humanas; se calcula que unos 120.000 muertos y parte de los supervivientes regresaron mutilados y pobres. Desde el punto de vista económico, España perdió el trato preferente que tenía con sus colonias para comprar materias primas (café, tabaco y caña de azúcar) a bajo precio. A partir de ahora tuvo que comprarlo a precio de mercado.

Por otra parte, se produjo un fuerte desgaste de los dos grandes partidos dinásticos y aumentó el desprestigio del Ejército.

La consecuencia más grande fue el enorme golpe moral que supuso el desastre colonial a la conciencia nacional, que comenzó a plantearse la necesidad de un cambio profundo en las estructuras sociopolíticas y económicas del país. Fue el llamado “regeneracionismo”. Así, se desarrolló un regeneracionismo político, cuyo principal representante fue Silvela. Se intentó llevar a cabo varias reformas que acabaran con los vicios políticos de la Restauración (corrupción, fraude electoral, caciquismo y oligarquía). Sin embargo, el efecto real de este regeneracionismo fue muy limitado, porque el sistema canovista continuó prácticamente sin alteración hasta el comienzo del S.XX.

Por otra parte, también se produjo un regeneracionismo intelectual con un grupo de escritores, científicos y pensadores que diagnosticaron la situación de España, como por ejemplo Joaquín Costa, Picavea y una generación literaria, la Generación del 98. Esto desarrolló un pesimismo crítico contra la situación española y se pusieron como objetivo modernizar y europeizar España.

Destacaron autores como Unamuno, los hermanos Machado, Baroja, Valle-Inclán y algunos intelectuales catalanes. También hay que destacar la labor crítica de los miembros de la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Otra de las consecuencias de la derrota colonial fue el auge de los nacionalismos y el desarrollo del movimiento obrero, que pedían una mayor participación política.

De este modo, la crisis de 1898, aunque extendió un deseo de cambio o de regeneracionismo, no consiguió acabar con el desprestigiado sistema de la Restauración que continuó durante el reinado de Alfonso XIII hasta el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en 1923.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *