Hispania Romana, Al-Ándalus y Reinos Cristianos: Formación Histórica de la Península Ibérica

1.3 Conquista y Romanización en la Península Ibérica: Principales Aportaciones Romanas

La conquista romana de la península ibérica fue un proceso largo (218 a.C. – 19 a.C.) que se desarrolló en varias etapas:

  • Primera etapa (218 a.C. – mediados s. II a.C.): Se inició con el desembarco en Ampurias durante la Segunda Guerra Púnica contra Cartago. Roma buscaba cortar los suministros cartagineses y explotar los recursos peninsulares. Se dominó la costa mediterránea y el sur.
  • Segunda etapa (mediados s. II a.C. – 133 a.C.): Se conquistó la Meseta central y las zonas oeste. Esta fase se caracterizó por la fuerte resistencia indígena, destacando las guerras celtíberas (asedio de Numancia) y las guerras lusitanas, donde Viriato lideró la resistencia contra los romanos.
  • Última etapa (29-19 a.C.): Bajo el emperador Augusto, se sometió a los pueblos de la franja cantábrica (galaicos, cántabros y astures) en las llamadas guerras cántabras. Tras la victoria, se fundó Emérita Augusta (Mérida) como colonia para los veteranos.

El Proceso de Romanización

Tras la conquista militar, comenzó un largo proceso conocido como romanización: la paulatina implantación de la organización política, social, económica y cultural de Roma en la península ibérica y la asimilación de dicha cultura por parte de los pueblos indígenas.

Los principales instrumentos o vehículos de la romanización fueron:

  • La vida urbana: La ciudad se convirtió en el centro administrativo, económico, social y cultural. Se fundaron nuevas ciudades (colonias) y se transformaron las existentes siguiendo el modelo romano.
  • El ejército: Fue un importante vehículo de difusión de la cultura romana. Los soldados reclutados entre los indígenas aprendían latín y costumbres romanas, y al licenciarse (veteranos) a menudo recibían tierras y contribuían a la romanización.
  • La red de calzadas: Se construyó una extensa red de vías de comunicación (calzadas) que facilitaban el comercio, el movimiento de tropas y la difusión cultural.
  • La organización administrativa y social: Hispania fue dividida en provincias. Se implantó la estructura social romana, basada en la distinción entre hombres libres (ciudadanos, no ciudadanos) y esclavos, y un modelo de producción esclavista.
  • La economía: Se impuso una economía monetaria y de tipo colonial, exportadora de materias primas (metales, aceite, vino, trigo) hacia Roma. Se introdujeron mejoras agrícolas (trilogía mediterránea, arado romano, regadío).
  • La cultura y la religión: El latín se impuso como lengua común. Se difundió el Derecho Romano. Se adoptó la religión politeísta romana y el culto imperial, aunque posteriormente el cristianismo se extendió ampliamente hasta convertirse en la religión oficial del Imperio. Roma dejó un importante legado artístico y arquitectónico (teatros, anfiteatros, acueductos, templos, puentes, etc.).

2.1 Al-Ándalus: Evolución Política (Conquista, Emirato y Califato de Córdoba)

La Conquista Musulmana (711-718)

En el año 711, tropas musulmanas compuestas por árabes y bereberes, bajo el mando de Tariq ibn Ziyad, cruzaron el estrecho de Gibraltar y vencieron al rey visigodo Don Rodrigo en la batalla de Guadalete. Aprovechando la debilidad interna del reino visigodo, iniciaron una rápida conquista.

Conquistaron puntos clave como Toledo (capital visigoda) y Zaragoza. En pocos años (hacia 718), dominaron la mayor parte de la península ibérica, excepto algunas zonas montañosas del norte. El territorio conquistado pasó a denominarse Al-Ándalus.

Las disputas internas entre los conquistadores musulmanes (árabes y bereberes, diferentes facciones árabes) fueron una constante y explican la futura tendencia a la disgregación de Al-Ándalus.

Emirato Dependiente (711-756)

Inicialmente, Al-Ándalus, con capital en Córdoba, se configuró como una provincia o emirato dependiente del Califato Omeya de Damasco, gobernado por un emir o valí nombrado desde allí.

Emirato Independiente (756-929)

Tras la masacre de la familia Omeya por los Abasíes en Damasco (750), el príncipe superviviente Abd al-Rahman I llegó a la península y, tras derrotar al gobernador abasí, se proclamó emir independiente en Córdoba en 756. Rompió la dependencia política (no la religiosa) con el nuevo Califato Abasí de Bagdad. Esta etapa se caracterizó por la consolidación del poder omeya frente a numerosas rebeliones internas (bereberes, muladíes, mozárabes) y la contención del avance de los núcleos cristianos del norte. El emir ostentaba el poder político y militar.

Califato de Córdoba (929-1031)

En 929, Abd al-Rahman III se proclamó Califa, asumiendo la máxima autoridad política y religiosa, independizándose también en lo religioso de Bagdad. Esta fue la época de mayor esplendor político, económico y cultural de Al-Ándalus. Se fortaleció la estructura del Estado, se controlaron las rebeliones internas, se reorganizó el ejército y la administración, y se mantuvo a raya a los reinos cristianos del norte mediante una intensa actividad militar (liderada en su última fase por Almanzor). Córdoba se convirtió en una de las ciudades más importantes del mundo.

2.2 Al-Ándalus: Reinos de Taifas y Reino Nazarí

Primeros Reinos de Taifas (1031 – finales s. XI)

Tras la muerte de Almanzor (1002), figura clave que había ejercido el poder efectivo a finales del Califato, se inició un periodo de guerras civiles (fitna) que llevó a la desintegración del Califato de Córdoba en numerosos reinos independientes conocidos como Reinos de Taifas (a partir de 1031).

Estos reinos se caracterizaron por su debilidad política y militar y sus continuas luchas internas, aunque algunos vivieron un cierto esplendor cultural. Esta fragmentación facilitó el avance de los reinos cristianos, que les exigieron tributos (parias) y culminaron con la conquista de Toledo por Alfonso VI de Castilla en 1085. Ante la presión cristiana, los reyes de taifas solicitaron ayuda a los almorávides del norte de África.

Imperio Almorávide (finales s. XI – mediados s. XII)

Los almorávides, un movimiento religioso rigorista bereber, llegaron a la península, derrotaron a los cristianos en la batalla de Sagrajas (1086) y procedieron a reunificar Al-Ándalus bajo su dominio, eliminando a los reyes de taifas. Impusieron una estricta ortodoxia religiosa.

Segundos Reinos de Taifas (mediados s. XII)

El poder almorávide se debilitó, en parte por la presión de un nuevo movimiento en el norte de África, los almohades, y por la resistencia interna en Al-Ándalus. Esto provocó una nueva fragmentación en los llamados Segundos Reinos de Taifas (hacia 1145). Nuevamente, ante el avance cristiano, se solicitó ayuda exterior, esta vez a los almohades.

Imperio Almohade (mediados s. XII – 1212)

Los almohades, otro movimiento religioso bereber, unificaron Al-Ándalus, estableciendo su capital en Sevilla. Obtuvieron una importante victoria contra los castellanos en la batalla de Alarcos (1195). Sin embargo, su poderío militar fue definitivamente quebrado por la coalición de los reinos cristianos (Castilla, Aragón y Navarra) en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212).

Terceros Reinos de Taifas y Reino Nazarí de Granada (1238-1492)

La derrota almohade provocó la aparición de los Terceros Reinos de Taifas, que fueron rápidamente conquistados por los cristianos (Fernando III de Castilla y Jaime I de Aragón) en las décadas siguientes, a excepción del Reino Nazarí de Granada. Fundado por la dinastía nazarí, sobrevivió durante más de dos siglos, a menudo como vasallo de Castilla, experimentando un notable desarrollo cultural (Alhambra). Finalmente, fue conquistado por los Reyes Católicos en 1492, cuando el último rey nazarí, Boabdil, entregó la ciudad. Con ello desapareció el último Estado musulmán en la península ibérica.

2.5 Los Reinos Cristianos en la Edad Media: Organización Política, Régimen Señorial y Sociedad Estamental

Durante la Edad Media, los reinos cristianos de la península (Castilla, Aragón, Portugal, Navarra) desarrollaron estructuras políticas con similitudes y diferencias, basadas en tres instituciones fundamentales:

  • Monarquía
  • Cortes
  • Municipios

La Monarquía

El rey era la máxima autoridad política, considerado el señor supremo en la jerarquía feudal. Su poder, sin embargo, no era absoluto y estaba limitado por la influencia de la nobleza y el clero (a través de sus señoríos y privilegios) y, en algunos reinos más que en otros, por las Cortes y las ciudades (fueros).

Las Cortes

Originadas a partir de la Curia Regia (consejo real formado por nobles y clérigos), las Cortes medievales incorporaron también a representantes de las ciudades (burguesía). Su función principal era asesorar al rey, presentar peticiones y votar subsidios o impuestos extraordinarios. No obstante, existían diferencias significativas:

  • En Castilla, su función principal era aprobar subsidios solicitados por el rey; su poder legislativo era limitado y fueron perdiendo influencia frente a la monarquía.
  • En la Corona de Aragón (con Cortes separadas para Aragón, Cataluña y Valencia) y en Navarra, tenían un mayor poder legislativo y de control sobre el rey, basado en una concepción pactista del poder (el rey debía pactar las leyes y respetar los fueros y privilegios del reino).

Régimen Señorial y Sociedad Estamental

La sociedad medieval cristiana era feudal y estamental, rígidamente jerarquizada y dividida en tres órdenes o estamentos definidos por su función:

  • Nobleza: Estamento privilegiado, cuya función teórica era la defensa militar (bellatores).
  • Clero: Estamento privilegiado, dedicado a la oración, la cultura y la asistencia espiritual (oratores).
  • Estado Llano (o Tercer Estado): Estamento no privilegiado, cuya función era trabajar para mantener a los otros dos (laboratores). Incluía campesinos, artesanos, comerciantes, etc.

Los dos primeros estamentos (nobleza y clero) gozaban de importantes privilegios: exención de impuestos directos, leyes y tribunales propios, y el monopolio de los altos cargos.

El Régimen Señorial

La base económica y social era el régimen señorial. La tierra estaba concentrada en manos de la nobleza y el clero, que poseían grandes dominios territoriales llamados señoríos. Existían dos tipos de señorío:

  • Señorío territorial: El señor poseía la propiedad de la tierra y los campesinos le pagaban rentas por su explotación.
  • Señorío jurisdiccional: El señor ejercía funciones públicas (justicia, gobierno, cobro de impuestos) sobre los habitantes del señorío, incluyendo a los hombres libres.

Las tierras bajo control directo del rey se denominaban tierras de realengo.

Los Estamentos

Dentro de la nobleza, se distinguía entre la alta nobleza (duques, marqueses, condes), poseedora de grandes señoríos jurisdiccionales, y la baja nobleza (hidalgos, caballeros).

El clero también estaba jerarquizado: el alto clero (obispos, abades), a menudo proveniente de familias nobles y con gran poder económico y político, y el bajo clero (curas, monjes), más cercano al pueblo. La Iglesia recaudaba el diezmo (décima parte de la cosecha).

El Estado Llano constituía la inmensa mayoría de la población. Predominaban los campesinos, cuya situación variaba desde pequeños propietarios libres (en zonas de repoblación inicial) hasta siervos adscritos a la tierra y sometidos a la dependencia de los señores feudales. Con el desarrollo urbano a partir del siglo XI, adquirieron importancia los artesanos (agrupados en gremios) y los comerciantes (burguesía), que dinamizaron la economía y obtuvieron cierta autonomía en las ciudades (fueros).

2.4 Los Primeros Núcleos de Resistencia Cristiana. Principales Etapas de la Reconquista. Modelos de Repoblación

Núcleos de Resistencia

Tras la rápida conquista musulmana, algunas regiones montañosas del norte de la península quedaron fuera de su control efectivo o con una presencia muy débil. En estas zonas surgieron los primeros núcleos de resistencia cristiana, que con el tiempo se configurarían como reinos:

  • El Reino de Asturias (surgido tras la batalla de Covadonga, c. 722), que posteriormente trasladó su capital a León (Reino de León) y del cual se independizaría el Condado de Castilla (futuro Reino de Castilla).
  • El Reino de Pamplona (posteriormente Reino de Navarra), en los Pirineos occidentales.
  • Los condados aragoneses (Aragón, Sobrarbe y Ribagorza), en los Pirineos centrales, que se unificarían en el Reino de Aragón.
  • Los condados catalanes (inicialmente parte de la Marca Hispánica del Imperio Carolingio), en los Pirineos orientales, que se independizaron de facto y se unificaron bajo la hegemonía del Condado de Barcelona.

Estos núcleos iniciaron un lento y discontinuo proceso de expansión territorial hacia el sur a costa de Al-Ándalus.

La Reconquista

El largo proceso de enfrentamiento militar y expansión de los reinos cristianos a costa de Al-Ándalus, que abarca desde el siglo VIII hasta finales del siglo XV, se conoce tradicionalmente como Reconquista. Fue un proceso complejo, no lineal, con largos periodos de coexistencia pacífica y pactos, motivado por diversas causas (políticas, demográficas, económicas y religiosas). Se suele dividir en varias etapas:

  • Primera Etapa (Siglos VIII-X): Clara superioridad musulmana (Emirato y Califato de Córdoba). El avance cristiano fue muy lento, limitado a la ocupación de áreas poco pobladas al norte del Duero y en los Pirineos. El Califato lanzó frecuentes expediciones de castigo (razias), como las de Almanzor a finales del siglo X, que frenaron la expansión cristiana e incluso saquearon ciudades como Barcelona o Santiago de Compostela.
  • Segunda Etapa (Siglos XI-mediados s. XII): Aprovechando la debilidad de los Reinos de Taifas, los reinos cristianos experimentaron un avance significativo. Hitos importantes fueron la conquista de Toledo (1085) por Alfonso VI de Castilla y de Zaragoza (1118) por Alfonso I de Aragón. La llegada de los almorávides frenó temporalmente este avance.
  • Tercera Etapa (mediados s. XII – principios s. XIII): Se reanuda el avance cristiano, frenado por la llegada de los almohades, que derrotan a los castellanos en Alarcos (1195). Se producen avances importantes como la conquista de Cuenca por Castilla o de Teruel por Aragón.
  • Cuarta Etapa (Siglo XIII): Tras la decisiva victoria cristiana en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212) sobre los almohades, se produjo el gran avance de la Reconquista. Fernando III de Castilla y León conquistó el valle del Guadalquivir (Córdoba, Sevilla) y Murcia. Jaime I de Aragón conquistó las Islas Baleares y el Reino de Valencia. A mediados del siglo XIII, el poder musulmán quedó reducido al Reino Nazarí de Granada.
  • Última Etapa (Siglos XIV-XV): La Reconquista se ralentiza. Se producen avances en el Estrecho de Gibraltar. Finalmente, los Reyes Católicos conquistan el Reino Nazarí de Granada (1482-1492), poniendo fin a la presencia política musulmana en la península.

Modelos de Repoblación

Paralelo a la conquista militar se desarrolló el proceso de repoblación, es decir, la ocupación, organización y explotación económica del territorio conquistado a los musulmanes. Existieron diferentes modelos según la época, la zona y el ritmo de la conquista:

  • Presura o Aprisio (Siglos VIII-X): En las zonas casi despobladas al norte del Duero y en el piedemonte pirenaico. Pequeños grupos de campesinos, actuando individualmente o dirigidos por nobles o clérigos, ocupaban tierras sin dueño reconocido (res nullius) bajo la autorización o simple tolerancia del rey. Dio lugar a pequeñas y medianas propiedades de campesinos libres.
  • Repoblación Concejil (Siglos XI-XII): En las zonas entre el Duero y el Tajo, y en el valle del Ebro. Territorios más poblados y peligrosos (cercanos a la frontera). Se basó en la creación o potenciación de concejos (ciudades y villas) a los que se les otorgaban fueros o cartas pueblas con privilegios, libertades y tierras comunales (alfoces) para atraer pobladores y organizar la defensa. Predominó la mediana propiedad libre y las tierras comunales.
  • Repoblación por Órdenes Militares (Primera mitad s. XIII): En zonas extensas y poco pobladas con gran importancia estratégica, como La Mancha, Extremadura y el Maestrazgo turolense. Las Órdenes Militares (Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa) recibieron grandes latifundios (maestrazgos) a cambio de su defensa y poblamiento. Predominaron los grandes latifundios dedicados a la ganadería.
  • Repoblación por Repartimientos (Segunda mitad s. XIII en adelante): En las zonas más ricas y pobladas del sur y levante: valles del Guadalquivir y Segura, Valencia y Mallorca. Tras la conquista, a menudo con la expulsión o huida de gran parte de la población musulmana, las tierras y propiedades fueron inventariadas y repartidas por los reyes (o sus oficiales) entre los nobles, clérigos, órdenes militares y soldados que participaron en la conquista, en función de su rango y méritos. Dio lugar a grandes latifundios nobiliarios y eclesiásticos, aunque también se crearon algunos concejos.

3.1 Los Reyes Católicos: Unión Dinástica e Instituciones de Gobierno

La Unión Dinástica

El matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón en 1469 sentó las bases de la unión dinástica entre las dos coronas más importantes de la península. Tras la muerte de Enrique IV de Castilla (hermano de Isabel) en 1474, estalló la Guerra de Sucesión Castellana (1475-1479) entre los partidarios de Isabel (apoyada por Aragón y parte de la nobleza y ciudades castellanas) y los de Juana ‘la Beltraneja’ (sobrina/hija de Enrique IV, apoyada por Portugal, Francia y otra parte de la nobleza castellana).

La guerra concluyó en 1479 con la victoria de Isabel y la firma del Tratado de Alcaçovas con Portugal. Este tratado reconoció a Isabel como reina de Castilla y delimitó las áreas de influencia en el Atlántico entre ambos reinos (Castilla se quedaba con Canarias, Portugal con la costa africana al sur del Cabo Bojador).

Ese mismo año (1479), Fernando heredó el trono de Aragón tras la muerte de su padre Juan II. Se estableció así una unión dinástica de las Coronas de Castilla y Aragón bajo los mismos monarcas. Sin embargo, no fue una fusión política ni institucional; según lo acordado en la Concordia de Segovia (1475), cada reino (Castilla, Aragón, Cataluña, Valencia) conservó sus propias leyes, instituciones (Cortes, Diputaciones), moneda y fronteras. Fue una unión personal, donde los monarcas gobernaban conjuntamente sus respectivos territorios. No obstante, el mayor peso demográfico, territorial y económico de Castilla, junto con una estructura política más unitaria y favorable al poder real, llevó a una progresiva castellanización de la monarquía y a que Castilla liderara los proyectos comunes (Granada, América).

Instituciones de Gobierno: El Fortalecimiento del Poder Real

Los Reyes Católicos sentaron las bases del Estado Moderno en España, caracterizado por el fortalecimiento del poder real frente a la nobleza y las ciudades. Para ello, crearon o reformaron diversas instituciones con el objetivo de mejorar la administración, unificar el territorio (aunque respetando las particularidades forales) y aumentar el control sobre el reino:

  • Consejos: Se reorganizó el Consejo Real de Castilla (principal órgano de gobierno) y se crearon otros consejos especializados por materias o territorios (Consejo de Aragón, Consejo de la Inquisición, Consejo de Órdenes Militares). Este sistema de gobierno basado en consejos se conoce como régimen polisinodial.
  • Secretarios Reales: Personas de confianza del rey, generalmente juristas, que actuaban como enlaces entre los monarcas y los Consejos, ganando gran influencia.
  • Santa Hermandad (1476): Cuerpo armado financiado por los municipios castellanos para mantener el orden público en los caminos y zonas rurales, luchando contra el bandolerismo.
  • Justicia: Se reorganizó la administración de justicia para hacerla más eficaz y dependiente de la corona. Se consolidaron las Reales Audiencias y Chancillerías (Valladolid y Granada) como máximos tribunales de apelación.
  • Corregidores: Representantes del poder real en las principales ciudades y villas castellanas, con funciones gubernativas, judiciales y de control sobre los municipios.
  • Ejército Permanente: Se creó un ejército profesional y permanente, financiado por la monarquía, lo que redujo la dependencia de las mesnadas nobiliarias.
  • Hacienda: Se intentó sanear las finanzas mediante la reorganización de la recaudación de impuestos (Contaduría Mayor de Hacienda).
  • Unificación Religiosa: Se creó el Tribunal de la Inquisición (1478), bajo control directo de la monarquía, para perseguir la herejía y velar por la ortodoxia católica, actuando especialmente contra los judeoconversos. Se decretó la expulsión de los judíos (1492) y se presionó a los mudéjares para su conversión (Pragmática de 1502 en Castilla).
  • Control de la Nobleza y la Iglesia: Se limitó el poder político de la alta nobleza, apartándola de los altos cargos de la administración (ocupados por letrados) aunque consolidando su poder económico y social. Se obtuvo del Papa el derecho de Patronato Regio (propuesta de candidatos para obispados) y el control sobre las Órdenes Militares.
  • Virreyes: Figura fundamental en la Corona de Aragón y posteriormente en Navarra y América. Eran los representantes del rey en los territorios donde este no residía habitualmente.
  • Cortes: Mantuvieron sus diferencias. En Castilla, fueron convocadas con menos frecuencia y su papel se limitó prácticamente a jurar al heredero y aprobar subsidios. En la Corona de Aragón, conservaron mayor poder legislativo y fiscal (pactismo), aunque Fernando II también intentó reforzar la autoridad real (Sentencia Arbitral de Guadalupe para Cataluña, 1486).

Las principales reformas institucionales se centraron en la Corona de Castilla, por su mayor uniformidad y menor resistencia al poder real.

3.2 El Significado de 1492: La Guerra de Granada y el Descubrimiento de América

El año 1492 fue un año crucial (annus mirabilis) en el reinado de los Reyes Católicos y en la historia de España por la confluencia de tres acontecimientos de enorme trascendencia histórica:

  1. La conquista del Reino Nazarí de Granada.
  2. La expulsión de los judíos.
  3. El descubrimiento de América por Cristóbal Colón.

La Guerra de Granada (1482-1492)

La conquista del último reducto musulmán en la península fue el primer gran proyecto común de los Reyes Católicos y sirvió para reforzar su autoridad y prestigio. Fue una guerra larga (diez años) y costosa, financiada en parte con fondos de la Iglesia (bula de Cruzada) y de la Santa Hermandad. Se caracterizó por ser una guerra de asedios sistemáticos a las principales ciudades (Alhama, Ronda, Loja, Málaga, Baza…). Las divisiones internas en el reino nazarí facilitaron el avance cristiano.

Finalmente, tras el largo asedio de la capital, el 2 de enero de 1492, el último rey nazarí, Muhammad XII (conocido como Boabdil), entregó las llaves de Granada a los Reyes Católicos.

Las capitulaciones firmadas para la rendición fueron inicialmente generosas: se garantizaba a los musulmanes granadinos (mudéjares) el derecho a conservar su religión, lengua, costumbres, propiedades y leyes propias. A Boabdil se le concedió un señorío en las Alpujarras (aunque pronto se exilió al norte de África). Sin embargo, estas condiciones se incumplieron pronto, llevando a la sublevación de las Alpujarras (1499) y a la pragmática de 1502 que obligaba a los mudéjares castellanos a convertirse al cristianismo o exiliarse.

El Descubrimiento de América

Causas del Descubrimiento:

Diversos factores explican por qué se produjeron los grandes descubrimientos geográficos a finales del siglo XV, liderados por Portugal y Castilla:

  • Económicas: La necesidad de encontrar nuevas rutas comerciales hacia Asia (las Indias Orientales) para obtener especias, seda, metales preciosos y otros productos de lujo. Las rutas tradicionales a través del Mediterráneo oriental estaban controladas por venecianos y genoveses, y se vieron dificultadas por la expansión del Imperio Otomano (caída de Constantinopla en 1453).
  • Políticas e Ideológicas: El fin de la Reconquista en la península ibérica liberó energías militares y generó un espíritu de cruzada y expansión territorial. Existía una fuerte rivalidad entre Castilla y Portugal por la exploración y el control de las rutas atlánticas.
  • Científico-Técnicas: La difusión de la idea de la esfericidad de la Tierra (aunque con cálculos erróneos sobre su circunferencia) y los avances en cartografía (portulanos), instrumentos de navegación (brújula, astrolabio, cuadrante) y construcción naval (desarrollo de la carabela, navío más apto para la navegación atlántica).

El Proyecto de Colón y el Viaje:

Cristóbal Colón, un navegante probablemente genovés, concibió el proyecto de llegar a las Indias navegando hacia el oeste, a través del Atlántico. Basándose en cálculos erróneos que infravaloraban la circunferencia terrestre y desconocían la existencia del continente americano, creía que la distancia era mucho menor.

Tras ser rechazado su proyecto por el rey de Portugal, Colón acudió a los Reyes Católicos. Después de largas negociaciones y una vez finalizada la guerra de Granada, Isabel y Fernando aceptaron financiar la expedición y firmaron con Colón las Capitulaciones de Santa Fe (abril de 1492). En ellas, se le concedían los títulos vitalicios y hereditarios de Almirante de la Mar Océana, Virrey y Gobernador de las tierras que descubriera, así como una décima parte de las riquezas obtenidas.

La expedición, compuesta por tres naves (la nao Santa María y las carabelas Pinta y Niña), partió de Palos de la Frontera (Huelva) el 3 de agosto de 1492. Tras una escala en las Islas Canarias, se adentró en el Atlántico y, después de una travesía de más de dos meses, llegó a una isla del archipiélago de las Bahamas (que Colón llamó San Salvador, probablemente Guanahaní) el 12 de octubre de 1492. Colón estaba convencido de haber llegado a las Indias Orientales, cerca de Cipango (Japón) y Catay (China).

El Tratado de Tordesillas:

El descubrimiento de nuevas tierras por Colón generó inmediatamente tensiones diplomáticas con Portugal, que reclamaba derechos sobre el Atlántico basados en tratados anteriores (Alcaçovas). Para evitar conflictos, y con la mediación del Papa Alejandro VI (Bulas Inter Caetera), Castilla y Portugal firmaron el Tratado de Tordesillas (1494). Este tratado establecía una línea de demarcación imaginaria situada a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. Las tierras descubiertas o por descubrir al oeste de dicha línea serían para Castilla, y las situadas al este serían para Portugal. Esta división permitió a Portugal la futura colonización de Brasil.

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