La conquista romana de la península ibérica comenzó en el año 218 a.C. Este evento se enmarca dentro de las Guerras Púnicas. La expansión territorial de los cartagineses en la Península y su ataque a Sagunto sirvieron de pretexto para que Roma iniciara la Segunda Guerra Púnica, durante la cual se produjo la ocupación romana de la Península. Paralelamente a la conquista, se desarrolló el proceso de romanización.
Características Generales de la Conquista y Romanización de Hispania
Los romanos denominaron Hispania al territorio peninsular. Es importante destacar los siguientes hechos:
- Durante esta época, la historia de la Península Ibérica se integra en la historia de Roma en todos los aspectos: políticos, económicos, militares, sociales y culturales.
- El grado de integración en el sistema económico y social de Roma varió según el desarrollo de los pueblos prerromanos. El área ibérica del sur y del levante, más urbanizada y con estructuras similares a las romanas, fue la primera en ser romanizada. Andalucía se incluye en este grupo. Otras áreas, como el centro, el oeste y el norte peninsular, se opusieron a la conquista, resistieron la romanización y mantuvieron sus estructuras indígenas durante más tiempo.
- Roma explotó los recursos peninsulares en su propio beneficio.
Etapas de la Conquista
La conquista duró casi 200 años y se divide en tres etapas:
- Primera etapa: Se desarrolló durante la Segunda Guerra Púnica, en la que Roma y Cartago se enfrentaron por el dominio del Mediterráneo occidental.
- Segunda etapa: Roma buscó reorganizar los territorios conquistados y establecer fronteras sólidas para prevenir los ataques de los pueblos del interior. Esta política condujo a la penetración hacia el interior, donde Roma encontró una fuerte resistencia que desencadenó las guerras contra los lusitanos y los celtíberos. Estos conflictos culminaron con la muerte de Viriato y la toma de Numancia.
- Tercera etapa: Se produjeron las Guerras Cántabro-Astures, que finalizaron con la anexión de los últimos territorios independientes de Hispania. Roma impuso tributos a los pueblos indígenas conquistados, ordenó la destrucción de sus murallas y permitió el asentamiento permanente de legiones romanas en su territorio.
La Romanización del Territorio Peninsular
La romanización avanzó significativamente, y los pueblos prerromanos asimilaron las ideas, costumbres y forma de vida romanas. Sin embargo, la romanización no fue uniforme ni homogénea, ya que no arraigó con la misma intensidad en todas las regiones debido a la mayor o menor resistencia a la asimilación del sistema romano.
Los agentes de la romanización fueron diversos. Entre ellos destacan el ejército, la organización política y administrativa impuesta por Roma y la expansión de la vida urbana.
El Ejército y su Relación con los Indígenas
El ejército desempeñó un papel crucial en la difusión del modo de vida romano. Los legionarios interactuaban con los indígenas al recorrer el territorio peninsular. Otras formas de contacto incluían el reclutamiento de indígenas como tropas auxiliares de Roma y el asentamiento voluntario de soldados romanos licenciados como colonos agrícolas. Estos se establecían en colonias.
La Organización Política y Administrativa
Los territorios romanos de Hispania se dividieron inicialmente en dos provincias: la Citerior (la más cercana a Roma) y la Ulterior (la más lejana). Cada provincia estaba gobernada por un pretor, quien tenía el mando militar y se encargaba de la recaudación de impuestos y la administración de justicia.
Tras la conquista, se realizó una nueva división territorial: la Bética, la Lusitania y la Tarraconense (anteriormente Citerior).
Administrativamente, cada provincia se dividió en conventos jurídicos. Estos, además de canalizar la administración de justicia, cumplían funciones de reclutamiento y recaudación de impuestos.
La Importancia de las Ciudades
Roma impulsó la expansión de la vida urbana, ya que permitía un mejor control y una integración más rápida de la población indígena. Las ciudades tenían diferentes estatutos jurídicos.
Las ciudades más privilegiadas adoptaron el estatuto de colonia. La mayoría de las ciudades eran estipendiarias, y sus habitantes estaban obligados a pagar un tributo anual.
Otros Agentes de Romanización
Otros factores importantes fueron la unificación lingüística, que convirtió al latín en lengua oficial; el uso de la moneda acuñada, que facilitó las transacciones comerciales; y la construcción de calzadas, que mejoró la comunicación para la producción y el comercio. Todos estos elementos facilitaron la adopción de los modos de vida y pensamiento romanos.