1. La Crisis de 1808 y el Inicio de la Transformación Política
1.1 La Guerra de la Independencia (1808-1814)
En 1808, la monarquía española, con posesiones transatlánticas en América y Filipinas, atravesaba diversas crisis. La primera, de carácter social, afectaba a la sociedad del Antiguo Régimen, caracterizada por una monarquía absoluta y una sociedad estamental. Las críticas de ilustrados y burgueses hacia los privilegiados se intensificaron. El miedo a la Revolución Francesa frenó las reformas en el siglo XVIII. La segunda crisis, fiscal, se debía a los escasos recursos del Estado, agravados por la exención de impuestos de los privilegiados y las guerras contra la Francia revolucionaria e Inglaterra, lo que incrementó la deuda de la monarquía. La tercera crisis, política, ponía en duda la autoridad del rey. A principios del siglo XIX, ante la debilidad de Carlos IV, Godoy gobernó en su nombre. Godoy, bien visto por los reyes, se ganó la oposición de los privilegiados, que lo veían como un advenedizo, y del príncipe Fernando, temeroso de ser desplazado. El Motín de Aranjuez reflejó esta oposición, provocando la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo. La intervención francesa complicó la situación. Napoleón, con el Tratado de Fontainebleau, planeó atacar Portugal a través de España. La entrada de tropas francesas en España y la debilidad de la monarquía llevaron a Napoleón a planear un cambio de dinastía. Obligó a Carlos IV y Fernando VII a abdicar en Bayona a favor de su hermano, José I. José I, aunque planteó reformas ilustradas y aprobó la Constitución de Bayona, no fue aceptado, lo que desencadenó la Guerra de la Independencia el 2 de mayo de 1808 en Madrid. Se formaron Juntas locales, provinciales y, finalmente, la Junta Central. La guerra, de seis años, tuvo carácter internacional (con la participación de Inglaterra), civil (con españoles apoyando a los franceses) y popular (con la participación de guerrillas). La propaganda fue crucial para ambos bandos.
1.2 Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
Durante la guerra, con el Estado español disuelto y Cádiz como único territorio libre de la ocupación francesa, se produjo un debate político. En las Juntas surgieron cuatro posturas: absolutistas, reformistas, liberales y americanos. Las elecciones en Cádiz, irregulares por la limitada participación, dieron la victoria a los liberales, quienes promulgaron la Constitución de 1812. Esta Constitución, liberal y pionera en España, estableció la soberanía popular y la división de poderes, otorgando a las Cortes el poder legislativo y al rey un poder suspensivo de dos años. Se prohibió cualquier religión que no fuera la católica. La Constitución de 1812, idealizada por los liberales, influyó en futuras constituciones de América Latina, Europa Mediterránea y Rusia. Las Cortes aprobaron leyes que el rey, ausente en Francia, no pudo vetar: la abolición del régimen señorial, el sufragio universal indirecto (con excepciones), la abolición de la Inquisición, el Decreto de Libertad Económica y la desamortización. Se estableció una sociedad clasista con igualdad jurídica pero desigualdad económica y propiedad privada absoluta.
1.3 El Reinado de Fernando VII (1814-1833): Absolutismo y Liberalismo
El reinado de Fernando VII estuvo marcado por la pugna entre liberales y absolutistas, la crisis del Estado y la marginación internacional tras la caída de Napoleón. A su regreso en 1814, Fernando VII fue presentado como un rey victorioso. El «Manifiesto de los Persas», promovido por diputados absolutistas, defendía el absolutismo basándose en la tradición, la religión y la experiencia. Con apoyo de los privilegiados y la Iglesia, Fernando VII dio un golpe de Estado, derogó la Constitución de 1812 y restauró el absolutismo en 1814. El absolutismo, sin embargo, fue inestable debido a la crisis en Hacienda, la crisis económica internacional y la contracción comercial con América por su proceso de independencia.
2. El Reinado de Isabel II (1833-1868) y la Consolidación del Liberalismo
2.1 El Carlismo y la Cuestión Foral
El reinado de Isabel II comenzó con una guerra civil (1833-1839) entre los partidarios de Isabel II (absolutistas moderados y liberales) y los de su tío Carlos (carlistas). El carlismo, un movimiento antiliberal, defendía «Dios, Patria, Fueros, Rey». La guerra, violenta, contó con intervención extranjera. Los carlistas tuvieron apoyo de Rusia, Austria y el Papado, mientras que Isabel II fue apoyada por Francia, Inglaterra y Portugal (Cuádruple Alianza). Tras la derrota carlista en la «Expedición Real», las diferencias entre los liberales (transaccionistas y apostólicos) se incrementaron. El Convenio de Vergara puso fin a la guerra. Espartero se comprometió a proponer a las Cortes la modificación de los fueros y reconoció a los militares carlistas. El acuerdo generó hiperinflación y un ejército inestable. La cuestión foral, presente desde la Edad Media, se mantuvo tras la guerra. Los fueros del País Vasco y Navarra se mantuvieron tras la Primera Guerra Carlista, mientras que tras la Tercera Guerra Civil, Franco los abolió en Guipúzcoa y Vizcaya, manteniéndolos en Álava y Navarra. En 1977, con la democracia, se restablecieron los fueros.
2.2 Las Regencias (1833-1843)
Durante la minoría de edad de Isabel II, su madre, María Cristina, fue la primera regente. Ante la presión carlista, buscó el apoyo de los liberales. Se creó el Estatuto Real, una especie de constitución, y se realizó una división provincial. Estas reformas no contentaron a los liberales, que se alzaron en 1835. El «Motín de la Granja» obligó a la regente a firmar la Constitución de 1837, que establecía la soberanía nacional y daba más poder al rey. Se estableció un bicameralismo, derechos individuales y sufragio censitario. La desamortización de Mendizábal tuvo objetivos fiscales, políticos y económicos. Benefició a nobles y burgueses, pero generó el «hambre de tierras». Surgieron dos grupos liberales: moderados y progresistas. La tensión entre ambos provocó una revolución que llevó a Espartero a la regencia. Su autoritarismo y el bombardeo de Barcelona en 1842 llevaron a su caída.
2.3 El Reinado Efectivo de Isabel II (1843-1868)
En 1843, Isabel II asumió el trono. Se desarrolló el capitalismo y se estableció un régimen constitucional y parlamentario, aunque con predominio del rey. La Constitución de 1845 estableció un liberalismo oligárquico. Se creó un sistema fiscal (1845-1979) con igualdad fiscal, pero ineficaz por el fraude. Se firmó un concordato con la Iglesia. La «ley de fugas» se usó para reprimir conflictos sociales. En 1854, el «Manifiesto de Manzanares» inició el Bienio Progresista, con una nueva desamortización civil y cambios financieros. Surgieron los demócratas, con ideas republicanas. En 1856, O’Donnell venció a los progresistas, iniciando una época de desarrollo económico. A finales del reinado, con el regreso de los moderados, se produjeron crisis económicas y políticas, y surgieron ideas democráticas.
3. El Sexenio Democrático (1868-1874) y la Búsqueda de un Nuevo Régimen
3.1 La Revolución de 1868 y el Reinado de Amadeo I
La Revolución de 1868, «La Gloriosa», derrocó a Isabel II. Se estableció un régimen democrático con la Constitución de 1869, que instauró una monarquía parlamentaria. El régimen, sin embargo, heredó problemas: crisis económica y fiscal, la rebelión cubana (Guerra de los Diez Años), la división entre monárquicos y republicanos, y la falta de un rey. Amadeo de Saboya fue elegido rey, pero abdicó tras dos años por la Segunda Guerra Carlista, la división de la coalición revolucionaria y la muerte de Prim.
3.2 La Primera República (1873-1874)
Tras la abdicación de Amadeo I, se instauró la Primera República, que duró 13 meses y tuvo cuatro presidentes. Los republicanos se dividieron entre unitarios y federales. Se aprobó una Constitución federal (no vigente) y las primeras medidas sociales. Se abolió la esclavitud en Puerto Rico. El cantonalismo, defendido por los intransigentes, generó la Guerra Cantonal. El ejército, con un golpe de Estado, estableció una dictadura militar dirigida por Serrano. Meses después, otro golpe restauró la monarquía borbónica con Alfonso XII.
4. Comentario de Texto: Tipos de Fuentes
Fuente primaria o directa: Documento de la época del hecho histórico. Fuente secundaria o indirecta: Documento posterior al hecho histórico. Naturaleza y características del texto:
- Jurídicos: Leyes, constituciones, decretos, tratados.
- Histórico-literarios: Memorias, autobiografías, artículos de prensa.
- Narrativo o históricamente circunstancial: Discursos, proclamas, manifiestos.
- Historiográficos: Textos y libros de historia.
- Otros tipos: Políticos, económicos, judiciales, demográficos, religiosos, geográficos.