LA PENÍNSULA IBÉRICA DESDE LA PREHISTORIA HASTA LA CONQUISTA ROMANA
2.1. El proceso de hominización en la Península Ibérica: Nuevos hallazgos
La hominización es el proceso evolutivo mediante el cual los homínidos adquieren rasgos biológicos y culturales hasta llegar al hombre moderno. Comienza hace más de 1 millón de años con el Homo Antecessor y su cultura de los cantos rodados. Esta especie fue encontrada en la Gran Dolina y la Sima de los Huesos de Atapuerca. De hace 300.000 años aparecen restos en el mismo yacimiento del Homo Heidelbergensis, asociado a los bifaces achelenses. A partir del 100.000 a.C aparece el Homo Neanderthalensis con la cultura musteriense con alto grado de especialización (raederas, puntas…) y un protolenguaje. Además practica ritos funerarios y cuida de sus heridos. A partir del 35.000 a.C llega el Homo Sapiens Sapiens que, al igual que los anteriores, es cazador, recolector y carroñero pero usa una gama de materiales todavía más amplia (hueso, asta) así como útiles variados (arpones, agujas) y crea el arte rupestre (Altamira) y mobiliar representando animales policromos con fines rituales.
2.2. Pueblos prerromanos. Colonizaciones históricas: fenicios, griegos y cartagineses
En el I milenio a.C la Península está formada por pueblos prerromanos. Destaca Tartessos (hasta el s.VI a.C.), que tienen una cultura orientalizante y escritura. Comercian con los pueblos colonizadores, al igual que los íberos (edetanos, turdetanos), que florecen a mediados del milenio; tienen una lengua común, se organizan en oppida (ciudades) y en una sociedad jerarquizada dominada por terratenientes y la importancia del jefe guerrero (devotio ibérica). En el Norte se asientan pueblos de influencia céltica (vascones, astures) organizados en castros con una estructura tribal y matriarcal. Los celtíberos (arévacos, lusitanos) dominan el hierro y se organizan en clanes. Algunos desarrollan la cultura de los verracos ligada a ritos ganaderos. Entre los siglos IX y VI a.C los fenicios de Tiro y los griegos de Focea establecen factorías y emporios en la Península y dan un fuerte impulso civilizador (alfabeto, moneda, formas políticas). En el s.V a.C los cartagineses ocupan, desplazan y someten a estos pueblos.
2.3. Conquista y romanización: la pervivencia del legado cultural romano en la cultura hispánica
Roma conquista la Península en tres fases: entre 218 y 197 a.C (Segunda Guerra Púnica) Escipión se apodera de los valles del Ebro, del Guadalquivir y la zona mediterránea; entre 154 y 133 a.C se conquista la Meseta a pesar de las guerrillas lideradas por Viriato en la Guerra Lusitana y la resistencia numantina en la Celtibérica; luego Hispania participa en las Guerras civiles romanas y en el 19 a.C Augusto y Agripa finalizan la conquista del Norte. En este tiempo, y especialmente durante la pax romana (s. I a.C), ocurre la romanización, que es un proceso de aculturación en el que se adoptan las estructuras sociales y económicas de Roma. Se crean instituciones públicas gracias al derecho romano, que dará un marco legal a las relaciones entre ciudadanos y con el Estado. El latín, siendo Séneca uno de sus máximos exponentes, se convierte en lengua común. Se promueve la vida urbana y se realizan obras públicas para el desarrollo socio-económico y de las comunicaciones (vía Augusta, el teatro de Mérida). Se favorece la tolerancia a todas las religiones (Edicto de Milán en 313) hasta el 380 cuando Teodosio dicta la persecución del paganismo.
2.4. Las invasiones bárbaras. El reino visigodo: instituciones y cultura
En el s.V los suevos, alanos y vándalos se establecen en la Península por la decadencia de Roma, que llama a los visigodos para desalojarlos por el pacto foedus. A partir del s.VI se asientan en gran parte de la Península con Toledo como capital (quedando los bizantinos en el Sur y los suevos en el Norte hasta ser sometidos por Leovigildo). La monarquía es electiva y apoyada por el Aula Regia, un consejo de gobierno dividido en ducados que derivará en relaciones de servidumbre (gardingos al rey, bucelarios a los nobles). Se forman concilios para regular la vida religiosa y política en los que se reúnen el clero y Aula Regia, de forma que la Iglesia mantiene su estructura y aumenta su poder. Destacan el III Concilio de Toledo en 589 donde Recaredo se convierte al catolicismo y el VIII Concilio, donde Recesvinto fusiona el derecho visigodo y el hispanorromano en el Fuero Juzgo. A pesar de lo romanizado de ambos pueblos no se pudo evitar la ruralización y la aparición de relaciones privadas y de dependencia.
LA PENINSULA IBERICA EN LA EDAD MEDIA: AL-ANDALUS
3.1. Evolución política de Al-Ándalus: conquista, emirato y califato de Córdoba
El ejército bereber de Tarik y Muza entra en la Península en el 711 y, tras la derrota de don Rodrigo en el Guadalete, va conquistándola y estableciendo una administración bizantina y un nuevo orden socio-económico tras la conquista o capitulación de las ciudades. Los árabes, sirios y bereberes son pueblos independientes que pactan para repartirse el poder y crean un valiato dependiente de Damasco con Córdoba como capital. En el 756 Abderrahmán I huye de una conspiración Omeya y funda el Emirato Independiente de Damasco dividido en coras gobernada por jeques. El proceso de islamización es impulsado por el crecimiento urbano (ciudades-guarnición), las nuevas técnicas agrícolas, el cobro de tributos y la conversión de los hispanovisigodos (muladíes). Las tensiones por la soberanía del emir apoyado por el hachib y los visires provocaron que muchos mozárabes emigraran al Norte y los muladíes se rebelasen (Omar-Ben-Hafsun). En el 929 Abderrahmán III se proclama califa tras acabar con las revueltas, controlar las rutas del oro africano y frenar a los cristianos. Al Hakam II muere joven y Almanzor ejerce como dictador desde el 976. En 1031 se disuelve el califato por las luchas intestinas.
3.2. Al-Ándalus: la crisis del siglo XI. Reinos de taifas e imperios norteafricanos
En 1031 las luchas de poder acaban en la disolución del califato y la formación de los reinos de taifas (Sevilla, Toledo). Las rivalidades entre ellos facilitaron la intervención cristiana, que sometió a algunos taifas al pago de parias. La toma de Toledo por Alfonso VI provoca la llegada de los almorávides, que reunifican los reinos bajo una visión más rigorista del Islam. Las luchas cristianas y las revueltas almohades provocan que éstos lleguen el 1171, reactivando así la economía, las rutas comerciales y el florecimiento cultural (Averroes, Maimónides). El papa decreta una cruzada que, liderada por Alfonso VIII y tras la batalla de las Navas de Tolosa, marca el fin de los almohades y la conquista cristiana de la zona sur (Fernando III, Alfonso X). En 1232 se crea el reino nazarí de Granada, tributario y aliado de Fernando III, y que es muy rico culturalmente. Esto se refleja en la Alhambra de Granada (Yusuf I y Mohamed V). En 1482 la guerra civil entre Muley Hacem y Boabdil y el afán unificador de los cristianos hace que en 1492 desaparezca el reino nazarí tras la Guerra de Granada.
3.3. Al-Ándalus: la organización económica y social
La sociedad andalusí fue culta y tolerante. Se usó el árabe como vehículo para la islamización y se estableció una sociedad jerárquica según origen, religión y riqueza. Por orden de preeminencia destacan los árabes, los sirios y los bereberes, que tenían luchas frecuentes por el poder ya que durante el califato se promovía la nobleza de servicio. Les siguen los muladíes, que eran la mayor parte de la población pero no tenían poder político. Los mozárabes y los judíos fueron minorías religiosas que, a cambio de un impuesto mantuvieron sus estructuras e instituciones. Finalmente, había esclavos africanos y eslavos. En cuanto a la agricultura, se importaron sistemas de regadío (acequias) y nuevos cultivos (naranjas). En ganadería destacó la cría de caballos, ovejas y cabras. Estas mejoras favorecieron el crecimiento urbano y la aparición de nuevas ciudades (Badajoz, Tudela), que son de calles estrechas divididas en barrios aislables y según oficios. La mercancía es vendida en zocos. También hay alhóndigas y un sistema de postas entre las urbes de las rutas del Imperio Islámico. La economía es monetaria, liderada por el dinar de oro.
3.4. Al-Ándalus: el legado cultural
La rápida islamización, el desarrollo urbano y social, la eficiente administración y el mecenazgo de califas como Al-Hakam II o Al-Mutamid, estimularon las ciencias, las letras y las artes. El árabe era enseñado en las escuelas y se fomentó la aparición de bibliotecas por lo que numerosos sabios tuvieron acceso al saber grecorromano, lo tradujeron, enriquecieron y difundieron por Europa. En teología y jurisprudencia destacan las interpretaciones del Corán de los alfaquíes. En filosofía Averroes y Maimónides intentaron armonizar el pensamiento aristotélico con la religión. En geografía e historia sobresalen Ibn Jaldún o Al-Idrisi. En literatura destaca la aparición de las jarchas y autores como Al-Mutamid o Ibn-Hazm con »El collar de la paloma». También se contribuyó enormemente a la medicina (Averroes), la astronomía (astrolabios) o la botánica.
3.5. La mezquita y el palacio en el arte hispano-musulmán
El arte andalusí es ecléctico (elementos romanos, visigodos y bizantinos). La decoración se basa en motivos geométricos, vegetales o caligráficos sobre estuco, piedra y ladrillo. Prima la arquitectura ya que permite realzar el poder religioso y político mediante mezquitas y palacios. Destacan las ciudades palatinas como la de Medina Azahara, organizada en terrazas y donde estaba »El salón Rico» de Abderrahmán III. En Zaragoza se encuentra el Palacio de la Alfajería, una estructura fortificada con torreones que protegen unos patios de exuberante decoración. En la Alhambra, construida por Yusuf I y Mohamed V, una alcazaba protege los palacios con patios centrales como El patio de los leones o el de los Arrayanes, frente al torreón de Comares. Las mezquitas también tienen un patio (de abluciones) y una torre (alminar) para llamar a la oración. Al fondo de la sala de la oración está el muro de la quibla con el mihrab. Destaca la de Córdoba construida por Abderramán I y ampliada por Al-Hakem II, en Toledo la de Bib-al-Mardúm y en Sevilla queda la Giralda y el Patio de los Naranjos de la mezquita almohade.
LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA E.M.: LOS REINOS CRISTIANOS
4.1. Los reinos cristianos en la E.M: los primeros núcleos de resistencia
Tras la invasión musulmana en el 711, tan solo se mantiene un reducto cristiano de eclesiásticos y nobles en el Norte. Desde el 718 don Pelayo lidera la Reconquista, que a partir de la Batalla de Covadonga (722) pasa de la defensa al ataque. Durante el s.VIII hay una ligera expansión hacia Vizcaya y Galicia. A partir de la segunda mitad del s.IX, Alfonso III se expande hasta el Duero, agrupando a los habitantes de la zona y a los mozárabes, trasladando la capital a León en el 960. La monarquía existente se hace a imitación de la visigoda y con apoyo de la Iglesia. En el Pirineo occidental se funda el reino de Pamplona y el condado de Aragón, que será anexionado a Navarra por Sancho Garcés por vía matrimonial. En el Pirineo oriental, Carlomagno, tras perder en Roncesvalles, crea los Condados Catalanes formando la Marca Hispánica como frontera con el Islam. A partir de mediados del s.X se frena la expansión de estos reinos por el fortalecimiento del poder musulmán bajo Almanzor y por la necesidad de asentar las poblaciones en el territorio conquistado. Las sociedades de estos reinos están formadas por aristócratas, campesinos y esclavos. La Iglesia mantiene una estructura parecida a la corona fundando diversos obispados.
4.2. Los reinos cristianos en la E.M.: principales etapas de la reconquista
En el s.XI los musulmanes se dividen en reinos de taifas, y los cristianos, a la muerte de Sancho III en 1035, se separan en los reinos de Navarra, Aragón, León y los Condados Catalanes. En la segunda mitad del siglo se toma gran parte del valle del Tajo y del Ebro, así como la ciudad de Toledo en 1085, provocando la llegada de los almorávides que frenan un poco su avance. Los cristianos se rehacen y toman Zaragoza y Lisboa y forman los tres grandes reinos peninsulares: Portugal (1139), Aragón y los condados catalanes (1137) y Castilla y León (no se unieron definitivamente hasta 1230). La llegada de los almohades detiene la ofensiva cristiana a finales del s.XII, pero a principios del s.XIII se inicia una gran expansión por los valles del Guadiana y el Guadalquivir tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Extremadura y Murcia caen con Fernando III y Alfonso X mientras que Jaime I el Conquistador toma Valencia y Baleares. Portugal conquista Faro a mediados de siglo y el reino nazarí de Granada queda como único reducto musulmán hasta 1492. Los ataques cristianos son liderados por reyes o nobles y sus mesnadas y por órdenes militares.
4.3. Los reinos cristianos en la E.M.: las formas de ocupación del territorio y su influencia en la estructura de la propiedad. Modelos de repoblación y organización social
Hasta el s.XI se coloniza la zona entre la Cordillera Cantábrica y el Duero mediante la presura, es decir, el rey legitima la ocupación y roturación de tierras por los campesinos. En Castilla se asientan caballeros-villanos con marcado espíritu fronterizo. Más tarde se producirá un proceso de feudalización a manos de la nobleza y la Iglesia. En el Norte del Ebro ocurre el mismo proceso. A mediados del s.XI se repuebla desde el Duero hasta el Sistema Central mediante la repoblación concejil, en la que el concejo de la ciudad organiza la ocupación de la tierra que se le ha asignado en las cartas puebla y debe crear su propia milicia liderada por caballeros-villanos. En el s.XII el valle del Ebro se conquista principalmente por capitulaciones, por lo que se mantiene la población mudéjar. En Teruel y la Mancha se reparten grandes latifundios a monasterios y órdenes militares (Calatrava, Santiago…), que establecen encomiendas con los campesinos. En el s.XIII se ocupa el valle del Guadalquivir y Murcia, repartiendo latifundios entre la nobleza, los monasterios y las milicias. Los mudéjares fueron expulsados tras su rebelión en 1264. La sociedad está dominada por la nobleza y el alto clero, que establecen relaciones de vasallaje con el rey y que formarán las Cortes a partir del siglo XII. Los artesanos y comerciantes se organizan en gremios. Hay también siervos, campesinos, mudéjares y judíos.
4.4. Diversidad cultural en los reinos cristianos en la E.M.: cristianos, musulmanes y judíos
La Península Ibérica permitió la transmisión cultural entre el Islam y la cristiandad latina, a pesar de la intolerancia a otras religiones. En el s.VIII nacen las lenguas romances (gallego, castellano, catalán…) y en el s.IX pasan a transmitirse de forma escrita gracias a los monjes en el Mester de Clerecía y sus »Glosas Emilianenses» y a los juglares a el Mester de Juglaría y sus cantares de gesta como el de »Mío Cid»; escritas en mozárabe están las jarchas. La Iglesia preservó, estudió y copió libros en los monasterios, provocando que se pudiese difundir ese saber y educando al pueblo religiosamente. El Camino de Santiago también sirvió como vehículo cultural y artístico desde el s.XI. En el s.XII con el crecimiento urbano, se produjo un aumento de la demanda cultural no eclesiástica por lo que surgen las primeras universidades (franciscanas o dominicas) y academias, buscando un saber más exhaustivo. También surgen escuelas de traductores como la de Toledo (creada por Alfonso X), Cartagena o Sevilla que tradujeron numerosos textos clásicos y del saber islámico al latín. Del s.XIII destacan Ramón Llull con los primeros escritos en catalán y Jaime I con sus »Crónicas Reales». Berceo escribió »Los milagros de nuestra señora» y Alfonso X »Las Partidas», »Las Cantigas» o »Crónica General de España».
4.5. Los reinos cristianos en la E.M.: manifestaciones artísticas
El arte cristiano en la E.M. Se manifiesta con las iglesias prerrománicas asturianas y catalanas de los s.IX y X (Sta María del Naranco) y los Beatos Iluminados (Beato de Liébana). En el s.X también se construyen iglesias mozárabes por el Duero. En el s.XI la orden benedictina de Cluny e influencias lombardas entran por el Camino de Santiago, dando lugar al románico español con arcos de medio punto y gruesos muros. Destacan la catedral de Jaca, San Martín de Fromista, San Isidoro de León o Santiago de Compostela con su Pórtico de la Gloria, obra escultórica, al igual que las tallas de inexpresivas vírgenes con el niño y relieves en capiteles y machones (Silos). En pintura destacan los códices, el miniado de libros y las representaciones del pantocrátor. Por la misma vía entra en el s.XII la orden de Císter, más austera y con elevadas iglesias góticas de arcos ojivales, con elementos que luego se aplicarán también en lo civil. Destacan las catedrales de Burgos, León y Toledo en el s.XIII y Sta María del Mar o la catedral de Girona en el XIV. En el s.XV nace el gótico flamígero por la influencia flamenca dando lugar, por ejemplo, a la catedral de Sevilla. En el gótico las portadas, retablos y sepulcros ganan complejidad (Toledo, Burgos). El arte mudéjar supone la fusión de decoración, materiales (ladrillo) y técnicas musulmanas sobre edificios cristianos (iglesias de Sahagún y Toledo).
LA BAJA EDAD MEDIA. CRISIS DE LOS SIGLOS XIV Y XV
5.1. Los reinos cristianos en la baja E.M: organización política e instituciones en el reino de Castilla y en la Corona de Aragón
El fin de la expansión cristiana en el s.XIII dio pie a la reorientación de la vida socio-económica, la apertura hacia los mercados mediterráneo y atlántico y la consolidación de territorios y del poder real frente a la nobleza y el clero. En Castilla la teoría de origen divino, el liderazgo militar en la Reconquista y la reintroducción del derecho romano fortalecen la autoridad del rey, poder que la nobleza intentará minar. Con Alfonso X se realizarán ordenamientos del territorio (las Partidas) y nace el Consejo Real como órgano administrativo y consultivo que, en el s.XIV, será el principal del gobierno. En la Corte había también diversos cargos como el mayordomo, el canciller o el condestable. En el s.XV la Audiencia se convirtió en la Chancillería (alto tribunal). Las Cortes reúnen a nobles, clero y representantes de las ciudades. El poder municipal lo ejercen los regidores. En Aragón también se crea un Consejo Real, una Chancillería y unas Cortes, que sí colegislaban con el monarca e incluían a la baja nobleza. En cada territorio se crea una Diputación General o Generalitat que representa los intereses de los privilegiados frente al rey.
5.2. Los reinos cristianos en la baja E.M.: crisis demográfica, económica y política
En el s.XIV las malas cosechas y el aumento de los cultivos especulativos provocaron una crisis de subsistencia, facilitando así la expansión de la peste a mediados de siglo. El despoblamiento urbano y la emigración a las ciudades por la enfermedad redujo los cultivos, bajó los precios y aumentó los salarios. Esto provocó la caída de las rentas señoriales, que volvieron a los »malos usos» y aumentaron los derechos jurisdiccionales. Los abusos de la nobleza frente a campesinos (apropiación de realengos, mayorazgos…) y frente a los burgueses en las ciudades provocaron diversos conflictos como los de agricultores y ganaderos por la Mesta (privilegios por la producción ganadera), villanos contra hidalgos rurales, nobles contra campesinos (»payeses de remensa», »hirmandiños»), progromos contra judíos o los nobles contra los reyes. Se producen guerras civiles en Castilla (XIV-XV) y Cataluña (XV). En el s.XV mejoran las condiciones de vida, aumentan los cultivos alimentarios y el ganado, así como el comercio de lana castellana con Flandes, del hierro del Norte o de los tejidos catalanes gracias a la inserción de la Península en circuitos internacionales, que provocaron el desarrollo de ciudades como Burgos o Barcelona.
5.3. Los reinos cristianos en la baja E.M: la expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo
A principios del siglo XIV y tras a conquista de las Baleares, Pedro III toma Sicilia de manos de Carlos de Anjou con la ayuda de los almogávares (Roger de Lauria, Roger de Flor), que eran unos mercenarios que posteriormente fueron traicionados por el emperador bizantino y que, como venganza, conquistaron para el rey aragonés los ducados de Atenas y Neopatria. En la primera mitad del s.XV Alfonso V se anexiona Cerdeña y Nápoles, trasladando allí su corte y olvidando los territorios aragoneses. La expansión se complementa con la extensión de Consulados del Mar (tribunales comerciales), embajadores y fomentando el comercio con el Mediterráneo Oriental (Bizancio), Occidental (Francia, Italia) y el Norte de África. Además el croat ganó fama y se crearon escuelas de cartógrafos, lonjas, almacenes portuarios (atarazanas), bancos, letras de cambio y sociedades comanditarias. Desde mediados del s.XIV la peste, la rivalidad con potencias emergentes (Génova, Pisa) y el control castellano del Estrecho provocaron una crisis, que se vio agravada en el siglo XV por la guerra civil catalana y las rivalidades entre la Busca (artesanos) y la Biga (comerciantes ricos).
5.4. Los reinos cristianos en la baja E.M: las rutas atlánticas (castellanos y portugueses). Las islas Canarias
Tras la guerra dinástica castellana, los Trastámara apoyan a Francia en la Guerra de los Cien Años, lo que les permite ventajas militares y comerciales pudiendo acceder a los puertos de la Liga Hanseática, del Mediterráneo (Italia), al Estrecho de Gibraltar y las Canarias. A lo largo de todo el siglo Castilla intenta anexionar Portugal, pero es derrotada definitivamente en Aljubarrota (1385). Los portugueses compiten con ellos por el control del Estrecho y del Norte de África (conquista portuguesa de Ceuta en 1412). En 1402, Jean de Bethencourt y otros nobles franceses se ofrecen a conquistar las Canarias a cambio de vasallaje y ayuda de Enrique III. Las islas mayores provocan una larga y dura guerra de ocupación, que acaba con el exterminio de los guanches y sus menceys. Entre 1420 y 1440 Portugal conquista las islas Azores y Madeira y, a finales de siglo, descubre la ruta a la India bordeando África. El enfrentamiento entre los dos reinos les obliga a pactar, renunciando Portugal a la expansión por el Atlántico y Castilla hacia el Sur. En 1486 los Reyes Católicos finalizan la conquista de las Canarias y en 1492 llegan sus primeros barcos a América.
LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO
6.1. Los reyes católicos y la unión dinástica: integración de las coronas de Castilla y Aragón
El reinado de los Reyes Católicos supuso una unión personal, así como territorial e ideológica para los reinos de Castilla y Aragón. Se casaron a escondidas en 1469 y no llegaron a reinar hasta 1479 ya que en Castilla se produjo una guerra civil por la sucesión de Enrique IV. A la muerte de éste, Isabel se proclamó reina, en oposición a los derechos de Juana, hija de Enrique IV, Isabel, apoyada por la nobleza y las ciudades firmó la paz con Portugal (aliado de Juana, al igual que Francia y la alta nobleza) En Alcaçobas (1479) tras la batalla de Toro. En 1475 se fija el sistema de gobierno en la Concordia de Segovia y se establecieron como reyes consorte. Los objetivos de ambos reinos eran los mismos: unidad religiosa (frente a judíos y musulmanes), sometimiento de la nobleza, modernización del Estado (renovación institucional, aumento de recursos), mayor proyección exterior y mantenimiento de la sociedad estamental. A pesar de eso, no fue una unificación, tan solo una unión dinástica por lo que ambos reinos mantuvieron su independencia y sus fueros, teniendo Castilla mayor peso en la acción de gobierno por su riqueza económica y social.
6.2. Los Reyes Católicos: la conquista del reino Nazarí y la incorporación del reino de Granada
La política de unificación territorial y religiosa y el deterioro de las relaciones, llevaron a los Reyes Católicos a conquistar el reino de Granada en una de las primeras guerras modernas (guerra continua con un ejército profesional, artillería y un cuerpo de ingenieros que queman cosechas, ciegan pozos, sitian y saquean ciudades). Las luchas entre Abencerrajes y Zegríes así como entre Boabdil y Muley Hacem (guerra generacional) fueron instigadas por los cristianos, provocando una guerra civil que facilita la conquista tomando primero Antequera en 1410 y, a partir de que empezase una guerra sistemática en 1481, saqueando y esclavizando Málaga en 1487 y firmando las capitulaciones de Sta. Fe en 1492 con Granada. Según estos acuerdos se respetaría la libertad, bienes, costumbres y religión de los vencidos; pero en 1499 el inquisidor general Cisneros endurece las capitulaciones recluyendo a los musulmanes en el Albaicín y las Alpujarras y exigiendo su conversión. La revuelta que provoca es aplastada, se suspenden los acuerdos y fuerza la conversión (moriscos) y el exilio de miles de personas. En cuanto a Navarra, Castilla y Francia mantenían acuerdos para que fuera independiente y como la dinastía reinante era francesa, había guarniciones castellanas. En 1512 Fernando anexiona el territorio sin mucha oposición, manteniendo instituciones, fueros e incorporando la Inquisición.
6.3. Los Reyes Católicos: la integración de las Canarias y la aproximación a Portugal
La política exterior de Aragón y Castilla fue de apoyo mutuo ya que mientras Aragón se enfrenta a Francia y centra sus intereses en el Mediterráneo, Castilla lo hace con Portugal por el control de las islas atlánticas y puertos de la costa africana. Por ello firman en 1479 el tratado de Alcaçabas-Toledo reconociendo la soberanía castellana de Canarias y permitiendo su expansión hacia el oeste y dejando la costa africana para los portugueses. La conquista y colonización de Canarias sirve de experimento de lo que se hará luego en América ya que se ocupan sistemáticamente (1477-1496) mediante capitulaciones de particulares con la monarquía y luego se traen colonos para explotar las tierras ( en este caso cultivando caña de azúcar). Se implanta una administración similar a la de la Península con un capitán general y dos adelantados para Gran Canaria Y Tenerife.
6.4. Los Reyes Católicos y la organización del Estado: las instituciones de gobierno
Con el fin de conseguir una monarquía centralizada y autoritaria los Reyes Católicos llevaron a cabo una renovación institucional creando un Estado moderno. El consejo de Casilla, órgano gubernamental, administrativo y judicial, cobró más importancia y se introdujeron prelados, letrados y juristas. Después se diversificó creando el Consejo de las Indias, de Aragón… Se redujo en número de convocatorias y el número de ciudades con derecho a las Cortes para conseguir un sistema de financiación más autónomo. Para controlar a los alcaldes y a los regidores se instauró el cargo de corregidor. Se consolidaron las chancillerías de Valladolid y Granada, se implantó la Sta. Hermandad (policía rural) y se profesionalizó el ejército (tercios). Para recuperar parte del patrimonio real perdido en las Cortes de Toledo (1480) se revisaron las “Mercedes Enriqueñas”. De esta forma los reyes financiaron su política y minaron el poder de la nobleza y las ciudades. En cuanto a la Iglesia, se presionó al papa para facilitar servicios del clero sin convocar cortes y bulas de cruzada. Se reformó a las órdenes religiosas, se intervino en los nombramientos de prelados (derecho de presentación) y se nacionalizó la Iglesia. La inquisición se implantó en 1478 para controlar a las minorías políticas y religiosas. Cisneros, el que reformó la Iglesia, o Torquemada fueron inquisidores generales.
6.5. Los Reyes Católicos: la proyección exterior. Política italiana y norteafricana
La política exterior de los Reyes Católicos se guía por los intereses de Aragón en el Mediterráneo y la alianza contra Francia. Aragón domina Sicilia y Cerdeña, pero Nápoles lo gobierna el hijo bastardo de Alfonso V. En 1494 Francia,+ y otros Estados italianos lo invaden, pero los aragoneses ayudados por el Sacro Imperio, el Papado y Venecia les expulsan gracias al ejército moderno de Gonzalo Fernández de Córdoba. En 1499 Francia invade Nápoles de nuevo, siendo derrotada en 1503 por el Gran Capitán. El espíritu de Reconquista y de cruzada provocan que la nobleza levantisca y ávida de botín lleve a cabo campañas en el Norte de África. De esta forma se busca mantener abiertas las rutas comerciales africana y mediterránea, controlar el Estrecho, reprimir la piratería berberisca y competir con Portugal. Algunos ejemplos serían las campañas de Cisneros en Orán (1509) o del Duque de Medina Sidonia en Melilla (1497).
EXPANSIÓN ULTRAMARINA Y CREACIÓN DEL IMPERIO COLONIAL
7.1. El descubrimiento de América
La competencia entre Castilla y Portugal por encontrar rutas alternativas hacia las Indias, los avances en cartografía y construcción naval impulsan los descubrimientos geográficos en el s. XV. Entre ellos destaca Colón, cuyo proyecto es rechazado por los portugueses por el tratado de Alcaçobas y algunas inexactitudes técnicas, y posteriormente por los castellanos por el esfuerzo económico que suponía la Guerra de Granada. Tras la toma del reino Nazarí, los Reyes Católicos negocian con él las capitulaciones de Sta Fe en 1492. En ellas le concedían tierras, privilegios y un 10% del botín. Parte del puerto de Palos con las carabelas Pinta, Niña y la nave Sta María en agosto de 1492. Tras una escala en La Gomera, llegan a una isla en la Bahamas el 12 de octubre. Costean por Cuba y Sto Domingo, levantando el fuerte Navidad con los restos de la nao y dejando un retén antes de regresar. En marzo llegan a Lisboa y en abril les presenta a los reyes su botín (oro, productos exóticos y dos indígenas). En 1500 Américo Vespucci concluye que es un continente nuevo pero Colón muere en 1506 pensando que había llegado a las Indias.
7.2. Conquista y colonización de América
A partir del segundo viaje de Colón se planifica la conquista y colonización de América y la corona acaba tomando control directo. En las Antillas los indígenas explotan el oro en lugar de trabajar la tierra, lo que ayuda a la hecatombe demográfica, igual
que las enfermedades europeas y la masacre de los pueblos conquistados. La conquista es sencilla por los problemas internos de los imperios, las nuevas armas y los oráculos religiosos. En 1519 Hernán Cortés desembarca en México gracias a las alianzas con algunas tribus (tlaxcaltecas) conquista el Imperio Azteca en 1521 tras derrotar a Moctezuma y tomar Tenochtitlán. Se convierte posteriormente en el virreinato de Nueva España, que será ampliado desde Florida hasta Yucatán y Centroamérica (Alvarado, Montejo…). En 1532 Pizarro inicia la conquista del Imperio Inca ejecutando a Atahualpa en Cajamarca, sometiendo a su pueblo y tomando Cuzco. Funda Lima, y la convierte en capital Virreinato de Perú, que se extiende desde Colombia hasta Chile. Almagro y Valdivia conquista chile más tarde. La colonización se hace por capitulaciones, reparto de tierras y asignación de encomiendas a los colonos. Los abusos denunciados por algunos frailes llevaron a Carlos V a prohibirlos y por la necesidad de explotar las minas, Felipe II las restablece. Con este fin se mantuvo también la mita (impuesto inca).
7.3. Gobierno y administración del Imperio Colonial.
América se organizó como una parte más de los territorios castellanos ya que la oligarquías española y americana tenían intereses comunes, pero fue explotado según la economía-mundo (América surtía a España con materias primas y metales preciosos y España vendía sus manufacturas monopolizando el comercio). Para controlar este tráfico se creó en 1503 la Casa de Contratación de Sevilla, que sirvió como archivo, escuela de pilotos y para elaborar la cartografía. Para la administración se creó el Consejo de Indias en 1524. En las ciudades se establecieron cabildos dirigidos por un alcalde. A principios del s.XVII se nombraron gobernadores para dirigir las nuevas expediciones. Acabada la conquista se organizó en virreinatos: Nueva España (de Norteamérica a Panamá) y el del Perú (Sudamérica), divididos en audiencias (órganos administrativos y judiciales). Los virreyes elaboraban memorias sobre sus mandatos y se sometían a “juicios de residencia” de los visitadores (inspectores castellanos.
7.4. Impacto de América en España
El Impacto de América en España permitió a España cambiar su percepción del mundo, construir un gran imperio colonial y luchar por la hegemonía europea gracias a los recursos obtenidos. Desde el principio se buscó el oro y la plata, explotada por los indígenas y que suscitó críticas por las duras condiciones. Además se trajeron nuevos productos para un comercio lucrativo (tabaco, tintes, cacao…) y alimentos (patata, tomate…). En el s. XVI estos metales preciosos causaron la Revolución de los Precios, una inflación que perjudicó enormemente las manufacturas españolas. Tras la destrucción de los grandes imperios se tuvieron que importar esclavos africanos para sustituir a los indígenas (hecatombe demográfica de las Antillas). La sociedad estaba dominada por los criollos (descendientes de los españoles nacidos en América), pero esto no impidió el mestizaje entre los pueblos. En cuanto a la religión, se llevó a cabo una misión evangelizadora, extendiendo el catolicismo por América. A finales de siglo el nuevo continente estaba organizado, era bastante rico y cada vez más autosuficiente y dinámico.
TEMA 8: LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI.
8.1. El Imperio de Carlos V. Conflictos internos: Comunidades Germanícas
Carlos V trató de crear un Imperio Universal apoyado en mantener y acrecentar sus territorios y en defender la fe católica contra protestantes y musulmanes. En 1517 hereda los reinos de Castilla, Aragón y los territorios europeos de los Habsburgo. En 1519 es nombrado emperador del Sacro Imperio Romano-Germano gracias a los servicios pedidos en las cortes castellanas. El uso de recursos, la ausencia del rey, la rapiña de cargos por los flamencos (Adriano de Utrecht), que se primen los intereses de Flandes en la industria lanera y las pretensiones nobiliarias que por el patrimonio real provocan la Guerra de las Comunidades. En ella se ejecuta a los procuradores que han votado los servicios y se nombran regidores comuneros. Con la quema de Medina del Campo por los realistas se extiende la rebelión por Castilla y al campo, donde se radicaliza contra los señoríos y se pierde el apoyo de la alta nobleza. En 1521 se derrota a los comuneros en Villalar y Padilla, Bravo y Maldonado son ejecutados. En el Reino de Valencia también surge una revuelta en 1520 llamada las Germanías. Los pequeños comerciantes y artesanos asociados (agermanats) se oponen al poder de las oligarquías urbanas y a los señores en el campo, enfrentándose también a los moriscos por su sumisión. Aunque la Corona reacciona tarde, en 1522 se consigue reprimir lo que acaba siendo una guerra anti-señorial.
8.2. La Monarquía hispánica de Felipe II. La unión ibérica.
Felipe II reinó desde mediados del s.XVI de forma centralista, autoritaria, burocrática e intolerante siguiendo las ideas de defensa de la fe católica y el Imperio Universal de su padre. En los primeros años intentó reordenar las finanzas, teniendo que declarar la bancarrota en 1557. En política interior tuvo que lidiar con las rebeliones de Flandes y las Alpujarras durante el año en que su mujer Isabel de Valois y su hijo mueren (1568). La revuelta de los moriscos tuvo lugar por decretos contra la lengua y costumbres y fue reprimida por don Juan de Austria dictando deportaciones en masa, condenas a galeras y ejecuciones, que se intentaron suplir con colonos castellanos para controlar el sur andaluz frente a los berberiscos. En 1591 estalló un conflicto en Aragón por el asesinato de Francisco de Escobedo a manos de Antonio Pérez (secretario del rey) y ordenado por el monarca. Pérez fue acogido por el Justicia Mayor de Aragón y perseguido por la Inquisición, lo que provocó una revuelta popular. En política exterior, Felipe II se enfrentó a los turcos por el control del Mediterráneo, derrotándoles en Lepanto (1571) y uniéndose a la Liga Santa con Venecia. En Flandes chocaban sus intereses de impuestos en el comercio, el patrimonio y la religión por lo que hay un levantamiento que es reprimido por el Duque de Alba y que lleva a la declaración de independencia de facto en 1598. Contra Isabel I de Inglaterra se envía una gran armada en 1588 por sus incursiones corsarias en las rutas americanas, ataques a puertos y apoyo a los rebeldes flamencos. En 1580 se consigue el imperio más extenso de la historia gracias a la toma de Portugal tras la muerte del rey Enrique, el enfrentamiento con Antonio, prior de Crato (apoyado por el pueblo), la invasión y la aceptación de Felipe II en las Cortes de Tomar.
8.3. La España del siglo XVI: el modelo político de los Austrias. La unión de reinos.
En el s.XVI España estaba compuesta por varios reinos independientes sometidos a una monarquía autoritaria que trataba de centralizar el poder y castellanizar el gobierno. En cuanto a los territorios, Castilla tenía unidad fiscal, un solo consejo y unas cortes pero con diferencias entre el Norte y el Sur y regiones especiales (Navarra, Canarias). En Aragón cada reino tenía sus propias instituciones y sistemas de representación, al igual que en Nápoles, Flandes, Portugal o el Milanesado. América, subdividida en virreinatos, tenía instituciones similares a las castellanas. El gobierno era, por tanto, polisinodial (consejos que elevaban informes al rey) y la coordinación de estos órganos temáticos (Inquisición, Cruzada) y territoriales (Indias, Italia) la llevaba el Consejo del Estado, al igual que la política exterior, el ejército y la diplomacia. Para la administración más directa del territorio había Juntas (Galicia) con un representante en cada comunidad y corregidores que controlaban las comarcas y los municipios, debiendo realizar un juicio de residencia. Los recursos de la Corona procedían del patrimonio real, la compraventa de cargos (control en las ciudades), el quinto real de los metales americanos, los impuestos directos (servicios de cantidad y duración limitada votados en cortes) e indirectos (las alcabalas cuyo cobro se arrendaba a particulares y los millones para artículos de primera necesidad).
8.4. Economía y sociedad en la España del siglo XVI.
Hasta 1560 el crecimiento demográfico fue general, siendo causa y efecto del auge económico, especialmente en las ciudades. Esto se vio acentuado por una Revolución de los Precios por el oro y la plata americanos, que llevaron grandes beneficios a talleres y comercios y a las regiones del Sur y la costa por la demanda de los colonos americanos. A mediados de siglo la población del Norte de Castilla disminuyó por la rebelión en Flandes y se produjo una desincentivación de la producción de bienes y servicios por el elevado precio de productos peninsulares frente a los europeos. Por ello se trasladó la inversión a la financiación de la deuda estatal (juros). A esto se suma el gigantesco déficit de la Corona que llevó al aumento de la presión fiscal en Castilla y a pedir préstamos a banqueros alemanes y genoveses (Fugger). Ante las dificultades de devolverlos se concedían asientos (garantías como la recaudación de tributos o la explotación de minas). Las guerras, la piratería y que la nobleza y el clero no pagasen impuestos agravaron la situación. Felipe II declaró tres veces la bancarrota a pesar de las numerosas peticiones de reducir los costes de sus políticas.
8.5. Cultura y mentalidades en la España del siglo XVI. La Inquisición.
El Renacimiento italiano, influencias flamencas y el erasmismo se introducen en España en el s. XVI, enriqueciendo la cultura hispánica. El castellano, unificado en 1492 por Antonio Nebrija en su Gramática de la Lengua Castellana, actúa como transmisor del saber y elemento unificador en el imperio. En literatura destacan Garcilaso y Boscán por su lírica y Fernando de Rojas con La Celestina (1499), que marca el inicio de la novela moderna. En 1554 se inaugura la picaresca con El Lazarillo de Tormes. En las primeras décadas(antes de la persecución sistemática de la heterodoxia por la Inquisición) la cultura erasmista empapa a autores como Luis Vives, que escribió sobre educación, ética y reforma social o a Servet con sus estudios sobre la circulación pulmonar. En derecho y teología destaca Francisco de Vitoria con su derecho internacional y su defensa de los indígenas americanos, A mediados de siglo se impone la mística en literatura con autores como Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús. También destaca fray Luis de León. Surgen además dos núcleos protestantes de intelectuales de la aristocracia y la Iglesia en Valladolid y Sevilla. Son duramente reprimidos por la Inquisición (autos de fe, quema de herejes) y se instaura la censura y los índices de libros prohibidos. Además se aplican estatutos de limpieza de sangre para acceder a cargos públicos en los que se debía demostrar no tener parientes judíos en tres generaciones.
9. LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII.
9.1. Los Austrias del siglo XVII. Gobierno de los válidos y conflictos internos
A la situación de la crisis económica (malas cosechas, deudas) social (expulsión de los moriscos) y demográfica (epidemias) los reyes respondieron con más presión fiscal y centralización política. Tanto Felipe III como Felipe IV delegaron su poder en personas de confianza, los validos, para que gobernasen en su nombre. Éstos establecieron redes para copar los cargos públicos y enriquecerse. El sistema de consejos fue sustituido por el de juntas (camarillas). El Duque de Lerma fue el valido de Felipe III, que acumuló riquezas y tierras en Lerma, traslado la corte a Valladolid en 1600 y usando el pacifismo para eludir sus responsabilidades en política exterior. En el caso de Felipe IV, fue el conde-duque de Olivares el valido. Éste quería llevar a cabo un programa reformista y el proyecto de la “Unión de Armas”, que fracasaron por la falta de continuidad, las rebeliones de Cataluña, Nápoles, Portugal y Sicilia en 1640 y las guerras exteriores. En los conflictos internos de Felipe III destaca la expulsión de los moriscos en 1609, acusados de falsos conversos y de colaborar con piratas. Las revueltas fueron reprimidas y las quejas de los nobles por la pérdida de mano de obra, compensadas con las tierras abandonadas. El impacto para Aragón fue irreparable. Entre 1640 y 1648 se desataron dos revueltas nobiliarias; la primera liderada por el duque de Medina Sidonia en el sur y la segunda por el duque de Híjar y Carlos Padilla en Aragón y Andalucía debido a la importancia que se les había otorgado a los validos frente a la nobleza.
9.2. La crisis de 1640
En 1640 los objetivos del conde-duque de Olivares llevaron al colapso del sistema de la monarquía, la quiebra económica, la decadencia del comercio americano, la disgregación política de la Penísula y a la derrota de España en la Guerra de los Treinta Años. La “Unión de Armas” fue un proyecto de crear un ejército entre todos los reinos, que suponía una subida de impuestos que Cataluña se negó a aceptar. En 1635 Francia entró en la Guerra de los Treinta Años, provocando que el ejército se desplazase al Rosellón donde, por los abusos cometidos y el hambre, hubo un levantamiento campesino. En 1640 un incidente entre segadores y funcionarios reales acabó en un motín (Corpus de Sangre) y, al sumarse las oligarquías urbanas, en una revolución política apoyada por Francia. Se le juró fidelidad a Luis XIII, pero la mala situación y la peste llevaron a firmar el Pacto de capitulación de Barcelona (1652). Con la Paz de los Pirineos (1659) se le entregó el Rosellón y Cerdaña a Francia. En 1640 surge una revolución en Lisboa por la “Unión de Armas”, la presión fiscal y la desprotección ante los ataques holandeses. La Iglesia se une a la revuelta, siendo el nexo entre el pueblo y la nobleza, que eligen al duque de Braganza como rey (Juan IV) a pesar de los tardíos intentos de reconquista hispanos. En 1647 la presión fiscal, las malas cosechas y la “Unión de Armas” sublevaron a Nápoles y Sicilia. En el primer caso la revuelta es liderada por Masaniello y debe ser reprimida por las tropas. En el segundo con un alivio de la presión fiscal y la concesión de indultos se consigue la paz.
9.3. La España del siglo XVII: el ocaso del imperio español en Europa
Felipe III consiguió un periodo de paz ya que tras las muertes de Enrique IV de Francia e Isabel I de Inglaterra se firmaron tratados con ambas potencias a pesar de la conquista francesa de algunas plazas del Camino Español en 1601. Con Holanda se firmó la Tregua de los Doce Años por el equilibrio bélico alcanzado y el esfuerzo económico pero el pacto no se renovó en 1621. La Guerra de los Treinta Años comenzó en 1618 y acabó siendo una guerra contra los Habsburgo por la hegemonía europea. Primeramente Dinamarca y Suecia, ayudados por Francia, Inglaterra y Holanda, intentaron minar el poder el emperador alemán. A pesar de algún altibajo (captura de la flota en Cuba (1628), derrota en Mantua (1629)), los Austrias dominaban la situaión (victorias de Breda, Cádiz o Nördlingen). En 1635 la Francia de Luis XIII y su valido Richelieu, entra en la contienda dando un giro a la situación (Batalla de las Dunas (1639), derrota en Rocroi (1643)). Esto acabó en la firma de la Paz de Westfalia en 1648 suponiendo el reconocimiento de las Provincias Unidas, pérdida de territorios en Europa y el Camino Español y el crecimiento de Suecia y Francia como potencias. El hostigamiento continuó por parte de Inglaterra y Francia con capturas de la flota o la toma de Jamaica. En 1659 se firmó con Francia la Paz de los Pirineos, cediendo el Rosellón, la Cerdaña, algunas plazas holandesas y pactando el matrimonio de una infanta con Luis XIV.
9.4. La España del siglo XVII: evolución económica y social.
La crisis demográfica arranca en 1580 y se agrava en el s. XVII por la falta de crecimiento agrícola en paralelo a la población, la emigración a las Indias, las guerras, la expulsión de los moriscos y las pestes (especialmente la de 1647). A finales de siglo mejoró la situación pero con cambios en la distribución (despoblamiento del interior de la Meseta, aumento en la periferia y el campo). La producción agraria descendió por el retroceso de la renta agraria, las plagas, la inflación y la baja demanda; cosas de las que se recuperó pronto la periferia por el olivo, la vid o el maíz. La producción textil también cayó por el aumento de la presión fiscal, la baja demanda y el rígido sistema gremial. Fue el litoral el que se recuperó mejor gracias al proteccionismo. El comercio interior siempre tuvo dificultades (impuestos, bandolerismo, malas carreteras) y el exterior tuvo que enfrentarse a bloqueos, guerra, aumento del contrabando en América y aumento de los costes de flete, motivos por los que no remontó hasta 1660. Las consecuencias de la crisis fueron la redistribución de la economía hacia la periferia, la concentración de riqueza en la alta nobleza , el aumento de los señoríos y el acaparamiento de cargos y beneficios por las oligarquías locales. Esto, unido a la concesión de mercedes y la compra de títulos por la burguesía enriquecida, provoca bancarrotas casi en cada década que, según el arbitrismo (Cellorigo, Fdez Navarrete) debía ser combatido con medidas mercantilistas y aumento de las actividades productivas.
9.5. La España del siglo XVII: esplendor cultural. El Siglo de Oro.
La intolerancia religiosa, la exclusión social entre privilegiados y pecheros, la corrupción y el sentimiento de derrota marcaron el fin del desarrollo científico-técnico, pero permitieron el florecimiento artístico del llamado Siglo de Oro. El hombre del Barroco se retrata en El Quijote de Cervantes; mientras que la crítica más feroz sale de la pluma de Quevedo tanto en la novela picaresca (El Buscón) como en la lírica, donde compite con Góngora y su culteranismo. Los elementos populares del teatro de Lope de Vega se mezclan luego con las innovaciones de Calderón de la Barca. Todos ellos hablan sobre el desengaño, el paso del tiempo y el materialismo. En arquitectura prevalece el decorativismo sobre la innovación. Gómez de la Mora realiza la Plaza Mayor mientras que Alonso Cano hace la fachada de la catedral de Granada, mostrando el Barroco en su plenitud. Churrriguera anuncia ya los cambios del s. XVIII en la catedral de San Esteban. El realismo y la expresividad se ponen al servicio de la Contrarreforma en la imaginería religiosa de Gregorio Fernández o Pedro de Mena. En cuanto a la pintura, en la primera mitad del siglo sobresale Ribera con su tenebrismo y Zurbarán por su sobriedad. En la segunda mitad Murillo retrata escenas costumbristas y religiosas con bucolismo mientras que Velázquez hace encargos de la realeza, así como escenas bélicas, cotidianas o mitológicas con gran maestría.
TEMA 10: LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII
10.1. La España del siglo XVIII: la guerra de Sucesión y el sistema de Utrecht.
En la disputa por la hegemonía continental (Francia, Austria) y marítima (Francia, Inglaterra y Holanda) se vio envuelta España por la muerte de Carlos II ya que el monarca dejó como heredero a Felipe de Anjou en 1700. Por el temor de la unión de España y Francia, se creó la Alianza de la Haya, que proponía al archiduque Carlos. La guerra europea y civil comenzó en 1702. En 1706 el archiduque entra en Madrid y se ocupa Valencia y Aragón, eliminando sus fueros con los Decreto de Nueva Planta. En 1710 los borbónicos vencen en Brihuega, pero al heredar Carlos al año siguiente el Imperio se piden conversaciones de paz que terminan en el tratado de Utrech (1713) y la paz de Rasttat y Baden (1714). Según esos acuerdos España cedía a Austria posesiones en Flandes, Nápoles y el Milanesado; algunas plazas belgas a los Países Bajos; Sicilia a Saboya; y a Inglaterra se le concedía el “Asiento de Negros”, el “Navío de permiso”, el papel de árbitro en Europa y de potencia marítima mundial y los territorios de Gibraltar y Menorca. En el interior los decretos de Nueva Planta proponían un gobierno moderno, reformista y castellanizante.
10.2. La España del siglo XVIII: cambio dinástico. Los primeros Borbones.
Los Borbones implantaron un gobierno moderno y castellanizante adaptándose al nuevo papel de España en Europa y manteniendo el imperio colonial. Felipe V centralizó y castellanizó la administración imponiendo los Decretos de Nueva Planta. Promovió la creación de manufacturas reales, la construcción de palacios (La Granja) y la cultura con la creación de las Academias de la Lengua y la Historia. En 1724 abdicó en su hijo Luis I pero por la muerte de éste, tuvo que retomar la corona hasta 1746. Fernando VI prosiguió la senda reformista de su antecesor y con una política pacifista hasta su muerte en 1759. Intentó realizar el primer catastro de propiedades, boicoteado por la nobleza. Desarrolló la marina ampliando los astilleros de Ferrol, Cartagena y Cádiz y creó el Giro Real (predecesor del Banco de San Carlos). Hasta 1788 reinó Carlos III con sus consejeros italianos (Esquilache) y su política ilustrada. Promovió las colonizaciones de Sierra Morena y el Guadalquivir (Olavide y Campomanes), la liberalización del comercio, la ordenación del sistema financiero con el Banco de San Carlos, así como los primeros intentos de desamortización y la reforma de la administración americana. Prosiguió la política regalista de sus antecesores y la construcción de obras públicas (monumentos, construcciones militares…). Las élites nobiliarias y la Iglesia opusieron resistencia a las reformas (Motín de Esquilache) pero se pudieron desarrollar en gran parte tras ralentizarlas y cambiar a algunos secretarios. Le sucedió Carlos IV en 1788.
10.3. La España del siglo XVIII: reformas en la organización del Estado. La monarquía centralista.
Los Borbones impusieron un nuevo modelo de Estado centralista y absolutista pero respetando en cierta medida los derechos y privilegios de la nobleza, el clero y las corporaciones. Entre 1707 y 1716 se acabó con el modelo institucional y jurídico de los reinos de Aragón por los Decretos de Nueva Planta. Los vascos y navarros mantuvieron sus fueros por concesión real mientras que el resto de territorios eran gobernados desde Madrid. Se dividieron en virreinatos con provincias y capitanías generales. La administración se organizó en secretarías de Estado encabezadas por políticos como Alberoni, Macanaz o Patiño. Los municipios perdieron atribuciones en favor de los intendentes, que se sometían a juicios de residencia. La Corona defendió su soberanía frente a la Iglesia con la percepción de rentas, reformas y los nombramientos eclesiásticos. Carlos III expulsó posteriormente a los jesuitas (Motín de Esquilache) y declinó el poder de la Inquisición. En cuanto al ejército, los tercios fueron sustituidos por regimientos y Patiño reformó la marina de guerra con la construcción de arsenales, navíos, industrias de apoyo y la academia naval.
10.4. La práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III.
El reinado de Carlos III (1759-1788) está basado en el Despotismo Ilustrado, llevando a cabo r cambios en política exterior y reformas internas lideradas por el marqués de Esquilache mediante la inclusión de más burgueses en la administración, la libertad de precios, la contribución del clero, la reforma de la hacienda y contra el monopolio de «Los cinco gremios. También llevó a cabo el inicio de expropiación de bienes de la iglesia y un plan para monumentalizar la Corte combatiendo la delincuencia y la falta de higiene. Estas rápidas y radicales medidas coincidieron con la subida del precio del pan y el descontento culminó con el Motín de Esquilache (1766). El rey desterró al secretario, expulsó a los jesuitas por instigadores y ralentizó las reformas que fueron luego lideradas por el marqués de la Ensenada, Campomanes, Floridablanca o el conde de Aranda. Se creó la Junta Estatal y Olavide reformó la administración municipal enfrentándose a los gremios y las oligarquías urbanas, así como el programa de «Nuevas Poblaciones» de Sierra Morena y el valle del Guadalquivir asentando colonos en la estratégica ruta de Cádiz a Madrid. También se introdujeron nuevas leyes para América. En economía se inició una reforma agraria y se impulsaron las reales fábricas. Con el plan de obras públicas se monumentalizó Madrid y se creó el Canal Imperial de Aragón. La liberalización del comercio interior y con América supuso la creación de compañías de comercio. Además se emitieron los vales reales de deuda pública del Banco de San Carlos (primeros billetes). Se continuó con la reorganización del ejército (Reales Ordenanzas) y la construcción naval (Santísima Trinidad).
10.5. La España del siglo XVIII: evolución de la política exterior en Europa.
La política exterior de los Borbones giró entorno a la recuperación de lo perdido en la Guerra de Sucesión y la defensa del imperio americano. Felipe V intentó revisar el tratado de Utrecht para recuperar los territorios italianos mediante su secretario Alberoni y su mujer Isabel de Farnesio. La toma de Cerdeña y Sicilia provocó que las potencias europeas se aliasen para que España devolviese lo conquistado. Con Francia se firmó el Primer Pacto de Familia (Tratado del Escorial) en la Guerra de Sucesión polaca frente a Rusia y Austria, con quien se disputaba la hegemonía. Esto colocó al futuro Carlos III como rey de Nápoles y Sicilia. En 1743 se firmó el Segundo Pacto de Familia (Tratado de Fointainebleau) por la Guerra de Sucesión austriaca, por el cual otro hijo de Isabel de Farnesio obtuvo ducados en Italia. La política de neutralidad de Fernando VI supuso un periodo de paz a pesar de la permanente amenaza inglesa. Por este motivo Carlos III firmó el Tercer Pacto de Familia por el que España apoyó a Francia en la Guerra de los Siete Años y cuya derrota supuso la pérdida de la Florida, los caladeros de Terranova, concesiones comerciales a Inglaterra, la entrega de Uruguay a Portugal y como compensación francesa, recibió la Luisiana. Por la ayuda prestada a los colonos americanos en la independencia de Inglaterra, se recuperó la Florida y Menorca en la Paz de Versalles de 1783. Durante el reinado de Carlos IV se produjo la Revolución Francesa, lo que provocó la alianza con Inglaterra y Portugal llegando a una guerra en la que Francia invadió País Vasco y Cataluña, firmando posteriormente la Paz de Basilea en 1795 ganando Santo Domingo y concesiones comerciales. En 1796 se firmó el Tratado de San Ildefonso por el que España se aliaba con Francia contra Inglaterra.
10.6. La España del siglo XVIII: la política borbónica en América.
Las políticas borbónicas interfirieron en el desarrollo de América pero permitieron mantener el imperio un siglo más y aportar riqueza a España. La administración estaba desfasada y corrupta por lo que se crearon nuevos virreinatos como Nueva Granada (Colombia, Ecuador) o Río de la Plata (Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile), se aumentaron los juicios de residencia y se dio uniformidad fiscal a los intendentes. Los españoles y criollos que estaban en puestos de poder (virreyes, gobernadores, corregidores) se opusieron a estas medidas porque les privaban del poder y evitaban la compra venta de cargos. También hubo revueltas sociales como los comuneros de Paraguay o Tupac Amaru en Perú. El monopolio ejercido sobre América no era suficiente para cubrir las crecientes necesidades del continente ni para absorber el excedente. Además, la Casa de Contartación de Sevilla se tuvo que trasladar a Cádiz en 1717. Los impuestos sobre los productos perjudicaban especialmente a indígenas y criollos, cuyo crecimiento económico y demográfico era imparable. Por todo esto en 1778 se liberalizó el comercio para todos los puertos españoles. En agricultura creció en número de plantaciones en la zona atlántica y la ganadería se multiplicó principalmente para exportación. La industria, en especial la textil, también creció y se renovó. En cuanto a la sociedad colonial, a pesar de su diversidad, seguía siendo dominada por españoles y criollos. Gracias a la Ilustración y la incorporación de elementos criollos, surgió un movimiento cultural propio representado por Andrés de Guevara o Celestino Mutis.
10.7. La Ilustración en España.
En el reinado de Carlos III fue cuando se desarrolló mayormente la Ilustración en España, que encontró resistencia en la nobleza y el clero. La expulsión de los jesuitas permitió disminuir el poder de la Iglesia y reordenar las enseñanzas universitarias gracias a figuras como Olavide, que renovó en Sevilla los planes de estudio. Los Colegios Mayores se fueron limitando hasta su desaparición y se creó la Librería Real (precedente de la Biblioteca Nacional). Además las academias (de la Lengua, de Historia, de Bellas Artes…) creadas por Felipe V favorecieron el debate. Se realizaron expediciones con el fin de hacer estudios científicos destacando la de Jorge Juan y Antonio de Ulloa para medir un grado de meridiano o la vuelta al mundo de Malaspina. En literatura destacaron Feijoo, Cadalso, Moratín o Jovellanos, modelo de hombre ilustrado. En el arte arquitectos europeos como Sabatini crearon escuela dando lugar al Neoclasicismo que lleva a cabo Ventura Rodríguez o Juan de Villanueva. En imaginería destaca Salzillo y en pintura Van Loo, Mengs y Goya.
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