Los Pueblos Prerromanos: Fenicios, Griegos y Cartagineses
Tartessos fue un reino del sur, famoso por sus riquezas minerales. Comerciaron con griegos y fenicios.
Los celtas fueron pueblos de origen indoeuropeo que se asentaron en el centro, norte y oeste peninsular. Vivían en poblados llamados castros.
Los íberos fueron un pueblo del Mediterráneo. Su cultura, de base agrícola y ganadera, se desarrolló a lo largo del siglo V a.C. y utilizaban la moneda.
En cuanto a las colonizaciones, fueron protagonizadas por los fenicios, griegos y cartagineses.
- Los fenicios proceden del Mediterráneo. Fundan Cartago (814 a.C) en Túnez, y en la Península Ibérica se asentaron en colonias como Gadir, Malaka, Sexi, o Abdera hacia el año 800 a.C.
- Los griegos llegaron a Hispania desde Massalia. Fundan Emporion y Rhode, y desarrollan una economía comercial.
- Los cartagineses son un pueblo de tradición marítima que pronto entró en conflicto con Roma. En España fundan dos bases militares: Ebussus (Ibiza) y Cartago Nova (Cartagena). La familia de los Barca fueron sus más importantes caudillos: Amílcar Barca, Asdrúbal y Aníbal. Este último puso sitio a Sagunto, ciudad aliada de Roma, y desencadenó la Segunda Guerra Púnica.
Los Reinos Cristianos en la Edad Media: Los Primeros Núcleos de Resistencia
Podemos considerar que en un principio hubo núcleos de resistencia cristiana. La escaramuza que se produjo en 722 en Covadonga, con Pelayo como líder cristiano, se saldó con la retirada de los musulmanes.
- Alfonso I inició la repoblación en la Meseta.
- Alfonso II sitúa la corte en Oviedo. También en esta época el Camino de Santiago se convierte en ruta de peregrinación.
- Alfonso III (866) extendió el reino y trasladó la capital a León.
- El siglo X fue un período de crisis marcado por la independencia del condado de Castilla.
- Navarra fue un territorio disputado entre francos y musulmanes. Aparecen familias dirigentes, que dominaron la ciudad de Pamplona.
- Aragón surgió bajo la protección de Carlomagno. En el siglo IX se establece la dinastía de los Galíndez.
- Los condados catalanes entran en la órbita carolingia, formándose la Marca Hispánica, como frontera del imperio franco de Carlomagno. En el 865 Wifredo el Velloso unifica los condados de Urgell, Besalú, Vic, Gerona y Barcelona, y se convertirá en el primer conde de Barcelona.
Los Reyes Católicos y la Unión Dinástica: Integración de las Coronas de Castilla y Aragón
El matrimonio en 1469 entre Fernando e Isabel, supone el inicio de un nuevo periodo en la Historia de España, caracterizado por la creación del Estado Moderno.
La guerra por el trono de Castilla, entre Juana “la Beltraneja”, que contó con el apoyo de Portugal, e Isabel, que contó con apoyo de la Corona de Aragón, acabó con la victoria del bando isabelino en Toro (1476). Posteriormente se firmó el tratado de Alcaçovas, en el que Portugal reconoce a Isabel como reina de Castilla.
La unión entre Castilla y Aragón fue dinástica (personal) entre Isabel I de Castilla y Fernando II de la Corona de Aragón. Cada reino conservó sus propias instituciones. Castilla ocupó una posición hegemónica gracias a que los monarcas en Castilla tenían menos limitaciones para ejercer su poder que en Aragón. Igualmente los territorios que se fueron incorporando lo hicieron adscribiéndose a cada uno de los reinos: Granada, Navarra, Canarias y los territorios americanos a Castilla y Nápoles a Aragón.
El Imperio de Carlos V (1517): Conflictos Internos: Comunidades y Germanías
La hábil política matrimonial diseñada por los Reyes Católicos permitirá el matrimonio de su hija Juana con Felipe de Habsburgo. La muerte de Isabel (1504) permitió el acceso de Juana y Felipe al trono, pero los conflictos, llevaron a Fernando a proclamarse regente de Castilla hasta la mayoría de edad de su nieto Carlos. Este heredó por vía materna las coronas de Aragón, Castilla y Navarra, así como las posesiones italianas, norteafricanas y las Indias. Por vía paterna obtuvo los Países Bajos, el Franco Condado, el sur de la actual Alemania, Austria, el Tirol y los derechos a la corona imperial alemana de su abuelo Maximiliano I.
Inicialmente fue percibido en la Península como un extranjero. Por ello Carlos hubo de enfrentarse a una gran oposición inicial de las Cortes y a una serie de revueltas en Castilla, Valencia y Mallorca.
- En la revuelta de las Comunidades (1520) en Castilla sus partidarios, llamados comuneros, protagonizaron una rebelión con tintes políticos. En la batalla de Villalar (1521) los comuneros fueron derrotados y sus tres líderes principales, Bravo, Padilla y Maldonado, ejecutados.
- La revuelta de las Germanías (1519-1523), en Valencia y Mallorca. Las ciudades se negaron a someterse al representante del rey, y la revuelta se dirigió contra los señores feudales y sus siervos mudéjares.
La Monarquía Hispánica de Felipe II: La Unidad Ibérica
Carlos V deja a su hijo Felipe los reinos hispanos, los territorios italianos y americanos a ellos ligados, los Países Bajos y el Franco Condado. Felipe II abandona la idea de Imperio universal de su padre para sustituirla por la de un Imperio hispánico. Su política es claramente centralizadora y Castilla se convierte en la pieza fundamental, estableciendo la capital en Madrid (1561). Su política interior tendió a la unidad religiosa y al autoritarismo monárquico. Fruto de esta política fue la rebelión de los moriscos.
En Aragón también hubo tensiones cuando en 1591 Antonio Pérez, secretario personal del Rey, fue acusado de asesinato y se refugió en Zaragoza. La respuesta de Felipe II fue ocupar militarmente Zaragoza y ejecutar al Justicia Mayor.
Los hechos más importantes de política exterior del reinado de Felipe II fueron:
- La unión con Portugal en 1580, que dio lugar a la Unidad Ibérica.
- Los continuos enfrentamientos bélicos en Europa para mantener su hegemonía sobre el continente, con victorias como la de San Quintín ante Francia o la de Lepanto contra el Imperio otomano, y desastres como el episodio de la Armada Invencible frente a Inglaterra.
- En los Países Bajos fueron muchas las tensiones por motivos religiosos, que acabaron con la independencia de Holanda, aunque Flandes continuó bajo el poder de Felipe II.
La Crisis de 1640
Su origen está en el proyecto del conde-duque de Olivares de buscar una mayor centralización para el gobierno, el reclutamiento de soldados y los impuestos. Este programa centralizador va a chocar con una serie de sublevaciones en torno a 1640.
- En Cataluña, el conflicto se inició en 1635, cuando se declara la guerra entre Francia y España, con la entrada de tropas en Cataluña para presionar sobre la frontera. El momento culminante fue el llamado Corpus de Sangre (1640), cuando los campesinos se apoderan de Barcelona y asesinaron al virrey. Ante el vacío de poder se llegó a proclamar una efímera república catalana. Desde Madrid se enviaron tropas para sofocar la sublevación y en Cataluña se pidió ayuda a Francia. El conflicto finalizó en 1652, con la intervención de las tropas de Juan José de Austria contra los franceses.
- En Portugal, a las causas antes detalladas, referidas a la Unión de Armas, a la política centralizadora y a la presión fiscal, hay que añadir el descontento de las clases dirigentes portuguesas. La rebelión se inició en Lisboa en enero de 1640. La revolución fue dirigida por el duque de Braganza, que fue proclamado rey de Portugal con el nombre de Juan IV. En 1668 se reconocería la independencia de Portugal.
La España del Siglo XVII: La Guerra de Sucesión y el Tratado de Utrecht
El año 1700 asiste a la muerte sin descendencia de Carlos II, último monarca de la dinastía de los Austrias en la Península. Como sucesor a un nieto de Luis XIV de Francia, varias potencias europeas propondrán un candidato opositor: el archiduque Carlos de Habsburgo. Se desata así un conflicto conocido como Guerra de Sucesión (1701) por el control de la hegemonía no sólo española, sino internacional, lo que llevó a la formación de una coalición antiborbónica: Austria, Holanda, Saboya, Portugal y Gran Bretaña, que apoyaban al pretendiente austriaco.
Por su parte, en España se desató una guerra civil, pues Castilla apoyó a Felipe de Anjou, mientras que Aragón, recelosa de la política centralizadora anunciada por los Borbones y que le haría perder sus privilegios forales, apoyaron al archiduque Carlos de Austria. Las hostilidades se debilitarán con el acceso del archiduque al control del Imperio Austriaco en 1711, facilitando la firma de la Paz de Utrecht.
Compuesta por los tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714) supuso, a nivel internacional, la consolidación de Gran Bretaña como potencia naval y comercial. España pierde Flandes y las posesiones italianas que aún conservaba. A nivel nacional asistimos a la llegada de una nueva dinastía al trono español, los Borbones, en la persona de Felipe V.
La Práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III
A Felipe V le sucedió en el trono su hijo Fernando VI (1746), y a este, que murió sin descendencia, su hermano Carlos III (1759), introduciendo en España el despotismo ilustrado. Las nuevas ideas de la ilustración con el absolutismo monárquico. El despotismo ilustrado suele resumirse en la frase “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.
El gran problema interno del reinado fue el Motín de Esquilache (1766), una revuelta que estalla fundamentalmente por el incremento del precio de un producto básico como el pan. Su extensión a casi todo el país favoreció un giro político marcado por el cese del ministro Esquilache.
Las principales medidas económicas fueron:
- La expansión de la industria y el comercio, con la creación de manufacturas reales, la construcción de canales y carreteras para mejorar el comercio.
- La modernización de la agricultura.
- La liberalización del comercio.
- La expansión del regadío.
A su vez, el regalismo, una doctrina política que trataba de reafirmar el poder de la monarquía frente a los intereses eclesiásticos. Los problemas que surgieron entre el Estado y Roma culminaron con la expulsión de los Jesuitas (1767). Por último, se fomentó el desarrollo de la investigación científica con la creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País.