Pueblos Prerromanos
Los pueblos prerromanos son los habitantes de la península ibérica a finales del II milenio a. C. Viven aún en la prehistoria (Edad del Hierro) puesto que no conocen la escritura, pero son contemporáneos de pueblos que ya la tienen. Entran en contacto con los primeros colonizadores (fenicios y griegos), de quienes aprenden nuevas técnicas y, finalmente, son conquistados por Roma en el siglo III a. C. Estos pueblos son:
- Tartesos: Ocupan el valle del Guadalquivir. Son un pueblo de agricultores y comerciantes de metales muy abundantes en la zona (oro, plata, estaño y cobre). Era una cultura urbana muy desarrollada, diferenciada socialmente por la riqueza, de la que conservamos tesoros funerarios como el del Carambolo. Desaparecen en el 500 a. C. ocupados por los cartagineses.
- Íberos: Son conocidos desde el siglo V a. C. Ocupan el levante peninsular. Viven en ciudades-estado independientes. Son agricultores, pero también buenos guerreros contratados como mercenarios. La sociedad está jerarquizada. El contacto con los griegos influye en su cultura, como se puede ver en la cerámica, el alfabeto y la escultura de sarcófagos (Dama de Elche).
- Celtas: Ocupan el norte peninsular, llegados del norte de Europa en el siglo VI a. C. Se dividen en varios subgrupos (astures, cántabros, galaicos). Habitan en castros fortificados. Se dedican a la ganadería y al pillaje. Su religión está ligada a la naturaleza y al culto solar.
- Celtíberos: Son una mezcla de los celtas e indígenas que ocupan la meseta y Portugal. Están divididos en tribus como los vacceos o los lusitanos. Son pastores, mercenarios y bandidos. De ellos conservamos esculturas de toros (Toro de Guisaldo).
La Península Ibérica en la Edad Media: La Conquista Musulmana y Pueblos Invasores
En el año 622 surge en Arabia una nueva religión monoteísta, el Islam, iniciada por el profeta Mahoma. Sus seguidores reciben el nombre de musulmanes. Los musulmanes llegan a la península ibérica por Gibraltar en el 711, llamados por el conde Julián para derrotar al rey don Rodrigo. Los musulmanes vencieron en la batalla de Guadalete con el espíritu de la yihad (guerra santa). Las tropas musulmanas estaban compuestas por árabes, bereberes y sirios. La conquista musulmana se vio favorecida por la crisis visigoda, la escasa aceptación de estos por los habitantes peninsulares y los impuestos menos gravosos. Convirtieron la península en un emirato dirigido por los Omeyas, con capital en Damasco, y la llamaron Al-Ándalus. Conquistaron toda la península excepto el norte (cántabros, astures, vascones), todos cristianos que se negaron a convertirse y vencieron en la batalla de Covadonga en 722, dando comienzo a la Reconquista cristiana y la formación de nuevos reinos. Muchos se convirtieron al Islam (muladíes) y otros se mantenían en territorio musulmán, pero con su religión (mozárabes).
La Península en la Edad Media: El Emirato y Califato de Córdoba
Con la invasión musulmana de la península ibérica, esta se convirtió en un emirato dependiente del califato dirigido por la familia Omeya que, en el 750, fue asesinada a excepción de uno, Abd al-Rahman I, que emigró a Al-Ándalus y se nombró emir independiente en el 756. Los Omeyas fueron sustituidos por los Abasíes, que cambian la capital a Bagdad. Abd al-Rahman III se proclama califa, jefe civil y máxima autoridad religiosa, creando un nuevo califato con capital en Medina Azahara, cerca de Córdoba, en el 929. Reorganizó el territorio en provincias y centralizó la administración. Bajo su mandato, los reinos cristianos tenían que pagar impuestos. El siglo X fue un siglo espléndido bajo los reinados de Abd al-Rahman III y Al-Haken II. Córdoba se convirtió en el centro cultural de la época. A la muerte de este último, gobernó Almanzor, famoso por sus incursiones en territorio cristiano. En el 1002 muere en la batalla de Calatañazor. Esto supone el fin del califato y el comienzo de los reinos de taifas, una serie de pequeños reinos independientes en constante conflicto.
El Arte Románico
El arte en la península en la Edad Media en los territorios cristianos está influido por las corrientes europeas. Hasta el siglo XI no se da el arte prerrománico de características más originales, pero con el Camino de Santiago llegan los canteros que traen un nuevo estilo. El románico es un arte religioso ligado a la construcción de iglesias y monasterios en los que se subordina la escultura y la pintura a la arquitectura. Se da hasta el siglo XII. Las iglesias son en piedra, de planta de cruz latina, con anchos muros y bóveda de cañón y arista sujeta por arcos de medio punto. La escultura se sitúa en los capiteles de las columnas, en las jambas y en los tímpanos. Los temas son generalmente religiosos y existe una preferencia por el Juicio Final. La pintura utiliza los mismos temas y se sitúa en los ábsides y las bóvedas (pintura al fresco) o en los altares. Tanto en escultura como en pintura se busca un fin didáctico y las representaciones son hieráticas. Hay jerarquización en las figuras y un cierto antinaturalismo. Ejemplo: Catedral de Santiago de Compostela.
La Baja Edad Media: Crisis Demográfica, Económica y Política
La Baja Edad Media se inicia a finales del siglo XII, principios del XIII. Es una época de crisis profunda con cambios demográficos, económicos y políticos que desemboca en el Renacimiento (Edad Moderna). La crisis demográfica provoca una crisis económica en Castilla. Al haber malas cosechas y poca mano de obra, suben los precios y se abandonan las tierras, cediéndose a la Mesta, consolidando así la Cañada Real, tierras cedidas a nobles y al clero destinadas al pasto de la ganadería trashumante de la oveja merina (destinada a la exportación de su lana a Flandes). Se desarrolló el comercio marítimo y la pesca (manejo de la navegación). En Aragón se producen nuevos cultivos orientados a la exportación (azafrán, vid, olivo, arroz). Hay una reseñorización de ambos reinos. En política se produjo una rebelión de la nobleza que la monarquía tuvo que abatir mediante dos guerras civiles (entre Isabel y Juana) y otra en Aragón, ganando en ambas la monarquía. Castilla y Aragón buscan una salida en el comercio marítimo.
La Crisis de 1640
El siglo XVII es un siglo de crisis y 1640 es el punto de inflexión. Es una crisis política y las causas son las reformas del Conde-Duque de Olivares, quien quería estimular el comercio y la artesanía, la unión real de los reinos unificados, las leyes y eliminar la función de los consejos, mantener la hegemonía en el exterior. Esto provocó guerras. Se produjeron dos rebeliones en Cataluña y Portugal en 1640. Cataluña es ocupada por las tropas enviadas a la guerra con Francia en 1635, sufre reclutamiento forzoso. En Barcelona, el día del Corpus, los campesinos toman la ciudad. Barcelona, ante el miedo a una revuelta, le cede la corona a Luis XIII de Francia. Como consecuencia, se producen 12 años de guerras que culminan con la rendición de Cataluña en 1652. Francia aumentó su poder y España quedó debilitada. La revuelta de Portugal en 1640 se da como consecuencia de la unión de armas y por levas obligatorias para sofocar la rebelión catalana. En Portugal estaban descontentos por la escasa protección del comercio con las Américas y se sentían marginados políticamente. Estalló una revolución dirigida por el Duque de Braganza, que será el nuevo rey. Duró hasta 1668 y terminó con la independencia de Portugal. España aumenta sus gastos, pierde su hegemonía y fracasan las reformas del Conde-Duque de Olivares.
La Guerra de Independencia (1808-1814)
El rey Carlos IV se desentendió de los asuntos de Estado. Dejó el gobierno en manos de su primer ministro Manuel Godoy, cuyas relaciones con Francia pasaron por varias etapas:
- La ejecución del rey de Francia Luis XVI precipitó la incorporación de España a la primera coalición antifrancesa para defender el Antiguo Régimen.
- En 1795, Godoy dio un giro a su política exterior porque en Francia había finalizado la época del Terror.
- España se adhirió al bloqueo continental contra Gran Bretaña, decretado por Napoleón, cuya finalidad era invadir Gran Bretaña. La armada francoespañola fue derrotada en la batalla de Trafalgar (1805), lo que supuso la destrucción del poderío marítimo español.
- En 1807, Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau, que preveía la entrada de tropas francesas en la península ibérica con el pretexto de ocupar Portugal (aliado de Gran Bretaña).
- Se formó un grupo cortesano opuesto a Godoy y a su política que fomentó una sublevación popular, denominada Motín de Aranjuez (1808), que obligó a Carlos IV a destituir a Godoy y a abdicar en su hijo Fernando.
- Carlos IV y Fernando VII fueron llevados a Bayona (Francia) y allí renunciaron al trono de España en favor de José Bonaparte, hermano de Napoleón, que reinó en España mientras duró la ocupación francesa, gracias al apoyo que recibió de los denominados afrancesados.
La Guerra de Independencia comenzó el 2 de mayo de 1808, cuando los habitantes de Madrid se levantaron contra las tropas francesas y su ejemplo fue seguido en toda España.
Las Cortes de Cádiz: La Constitución de 1812
Coincidiendo con el avance rápido de Napoleón, se plantea la necesidad de convocar unas Cortes. Se fija el inicio para el 1 de mayo de 1810 en Sevilla, pero un ataque francés en Andalucía obligará a la Junta Suprema Central a desplazarse a Cádiz. Tras numerosas discusiones y problemas internos, terminará disolviéndose y cediendo sus poderes a una Junta de Regencia. Dicha Junta será la que finalmente reunirá las Cortes en Cádiz. Las Cortes de Cádiz se reúnen cuando casi todo el territorio español está ocupado por los franceses, por lo que la elección de diputados fue muy difícil; se optó por elegirlos entre las personas de cada una de las diferentes provincias que estaban en Cádiz. Tanto en la elaboración de la Constitución como de las leyes y decretos, los diputados de las Cortes se dividen en dos grandes sectores: liberales y absolutistas. Entre ellos surge a veces una posición intermedia, como la de los representantes de las colonias, que tienden a votar con las posiciones liberales. Las grandes polémicas fueron la aceptación del principio de soberanía nacional, la abolición de los señoríos, la Inquisición, etc.
El principio de soberanía nacional fue aprobado por las Cortes en su primera reunión del 24 de septiembre de 1810, y trasladado posteriormente al artículo 3 de la Constitución. Adquiere la máxima importancia ya que significa el reconocimiento de que el poder reside en la nación, entendida como el conjunto de ciudadanos sin distinción de estamentos, y que se expresa a través de las Cortes formadas por los representantes de la nación. La defensa de la idea de soberanía nacional es llevada por el grupo más brillante de los liberales (Argüelles), siguiendo las ideas de la Revolución Francesa y de la independencia americana.
Otra cuestión polémica fue la discusión sobre la organización de las Cortes en una sola cámara sin estamentos, o en dos cámaras: una alta para los privilegiados, y otra baja para el pueblo. Los liberales consiguieron forzar la formación de una cámara única (Parlamento unicameral) frente a la tradicional representación estamental. Esta asamblea se autoconstituyó en Asamblea Nacional Constituyente, asumiendo el principio de soberanía nacional y el compromiso de elaborar una Constitución.
La Constitución fue proclamada el 19 de marzo de 1812. Debido a la festividad de ese día se la conocerá como «La Pepa». Con ella se busca un sistema político que al mismo tiempo recorte los poderes del Rey, desterrando así el absolutismo, y sustituya los intereses estamentales del Antiguo Régimen por los de la burguesía. El texto legal fue el resultado de un compromiso entre los liberales y los absolutistas, aunque favorable a los primeros. Este compromiso aparece claro si comparamos la organización del Estado que establece la Constitución con el reconocimiento total a los derechos de la religión católica, que fue el punto central que defendieron los absolutistas.