La Romanización de Hispania
La romanización fue el proceso de transformación gradual de los pueblos prerromanos en ciudadanos del Imperio Romano mediante la asimilación de costumbres, organización política (provincias), derecho (Derecho Romano), estructura social y lengua (latín). Este proceso afectó a todos los territorios conquistados por Roma, variando en rapidez e intensidad según el grado de desarrollo y urbanización de cada región.
Factores clave de la romanización
Administración y división territorial: Roma dividió Hispania en provincias, inicialmente Citerior y Ulterior, y más tarde en Bética, Tarraconensis y Lusitania, entre otras, con reformas sucesivas por Augusto y Diocleciano. Cada provincia tenía su gobernador y divisiones judiciales (conventos).
Ciudades y vías de comunicación: Las ciudades eran centros políticos y económicos, clasificadas en colonias (habitadas por romanos) y municipios (con distintos estatus según su relación con Roma). Una red de calzadas (vía Augusta, vía de la Plata) facilitó el comercio y la movilidad.
Economía: Hispania era una colonia de explotación, con exportación de materias primas y productos manufacturados retornando a precios altos. Se destacó la minería (oro, plata, cobre) y la industria del garum. La agricultura mejoró con técnicas avanzadas, centrada en la trilogía mediterránea: cereal, vid y olivo.
Obras públicas: Construcción de calzadas, puentes (Alcántara), acueductos (Segovia) y edificios de espectáculos como teatros (Mérida, Itálica), anfiteatros y circos. Templos y termas también formaron parte del urbanismo romano, y las basílicas se adaptaron a iglesias con el cristianismo.
Sociedad y clases sociales
Hombres libres: Honestiores (clase alta, senadores, terratenientes) y humiliores (campesinos y artesanos).
No libres: Libertos (esclavos liberados) y esclavos (base de la economía, empleados en minas y agricultura). En 212, Caracalla otorgó la ciudadanía a todos los hombres libres del Imperio.
Religión
Roma adoptó una religión politeísta tolerante, incorporando dioses griegos y el culto al emperador. El cristianismo, inicialmente perseguido, fue legalizado por Constantino (Edicto de Milán, 313) y se convirtió en religión oficial en 380.
Derecho y lengua
El derecho romano influyó profundamente en la legislación occidental y el latín se convirtió en la base de las lenguas romances peninsulares.
Crisis del siglo III y caída del Imperio
La crisis socioeconómica y política, junto con invasiones bárbaras (suevos, alanos, vándalos), provocó la ruralización y fragmentación del Imperio. Los visigodos se asentaron en Toledo, mezclando elementos romanos y germanos.
Conclusión: La romanización dejó un vasto legado en la lengua, derecho y estructuras sociales. Hispania, colonia explotada pero culturalmente asimilada, formó la base de la historia y cultura española, con vestigios visibles en infraestructuras y tradiciones.
Al-Ándalus
Introducción
La conquista musulmana de la Península Ibérica comenzó en el año 711 con la invasión de un ejército musulmán dirigido por Tariq, que derrotó a don Rodrigo en la batalla de Guadalete. La mayor parte de la Península fue rápidamente incorporada al Islam, formando Al-Ándalus. La debilidad del reino visigodo, los pactos con la nobleza y la indiferencia de la población facilitaron esta ocupación. Solo la cornisa cantábrica resistió, convirtiéndose en un núcleo cristiano.
Evolución política de Al-Ándalus
Emirato dependiente de Damasco (711-756): Al-Ándalus fue una provincia del Califato Omeya gobernada por un emir. Este periodo estuvo marcado por inestabilidad interna y derrotas frente a los cristianos en Covadonga (722) y los francos en Poitiers (732).
Emirato independiente (756-929): Abd al-Rahmán I estableció un emirato independiente en lo político, aunque bajo la autoridad religiosa del Califato abasí. Reformó el ejército, la administración y controló revueltas internas.
Califato de Córdoba (929-1031): Abd al-Rahmán III convirtió Al-Ándalus en un Califato independiente, destacando por su poder económico, cultural y militar. Córdoba se convirtió en un centro de esplendor bajo Al-Hakam II, mientras que Al-Mansur fortaleció el ejército, aunque su gobierno despótico y las continuas guerras agotaron los recursos, llevando al fin del Califato y la formación de los reinos de taifas.
Reinos de Taifas (1031-1246): Fragmentación en pequeños reinos débiles frente a los avances cristianos. Pidieron ayuda a los almorávides y, más tarde, a los almohades, quienes unificaron momentáneamente Al-Ándalus. Sin embargo, la derrota almohade en las Navas de Tolosa (1212) marcó el declive definitivo.
Reino Nazarí de Granada (1246-1492): Último reducto musulmán, que sobrevivió por su alianza con Castilla y su posición estratégica. Su caída en 1492 ante los Reyes Católicos marcó el fin de la presencia musulmana en la Península.
Legado y conclusiones
La presencia musulmana dejó un profundo impacto cultural, económico y artístico en España, visible en obras como la Mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada o la Giralda de Sevilla. Durante su auge, Al-Ándalus se convirtió en un centro de esplendor cultural y desarrollo administrativo. Sin embargo, las divisiones internas y la presión de los reinos cristianos llevaron a su progresivo debilitamiento y conquista.
Las Coronas de Castilla y Aragón
Introducción
Desde el siglo X, los reinos cristianos comienzan a consolidarse en la Península Ibérica, destacando la tendencia hacia la unificación, liderada por las Coronas de Castilla y Aragón. Durante el siglo XIII, la Reconquista alcanza su apogeo con la victoria en Las Navas de Tolosa (1212), quedando reducida al Reino de Granada.
Desarrollo
Corona de Castilla
Expansión y fortalecimiento: Fernando III unificó Castilla y León, extendiendo el dominio por Extremadura, el Guadalquivir y Murcia. Alfonso X promovió el paso hacia el Estado moderno.
Crisis y conflictos: En los siglos XIV y XV, guerras civiles y luchas entre la monarquía y la nobleza definieron la política, culminando en la llegada al poder de los Trastámara.
Política exterior: Se consolidó el interés en rutas atlánticas y la conquista de Canarias comenzó bajo Enrique III.
Instituciones:
Refuerzo de la autoridad real a través del Derecho Romano y la profesionalización de la administración.
Cortes estamentales limitadas en funciones legislativas.
Administración local dominada por oligarquías urbanas.
Corona de Aragón
Expansión mediterránea: Tras conquistar Valencia, Aragón se orientó hacia el Mediterráneo, ocupando Baleares, Sicilia, Cerdeña y los ducados de Atenas y Neopatria.
Conflictos internos: Tensión entre monarcas y estamentos privilegiados, exacerbada tras la muerte de Martín el Humano (1410), resuelta con el Compromiso de Caspe y la llegada de los Trastámara.
Instituciones:
Monarquía pactista limitada por los fueros de cada reino.
Cortes dominadas por la nobleza y el clero, que controlaban la aprobación de recursos.
Creación de instituciones como la Generalitat en Cataluña y el Justicia de Aragón.
Gobernanza urbana diferenciada: modelo aragonés centralizado versus autonomía municipal en Cataluña.
Conclusión
Ambas Coronas experimentaron tensiones entre la monarquía y los estamentos privilegiados. En Castilla, el reforzamiento del poder regio enfrentó oposición nobiliaria hasta los Reyes Católicos. En Aragón, la dinastía Trastámara intentó consolidar su autoridad frente a una nobleza y oligarquía urbana reticentes. En política exterior, Castilla culminó la Reconquista, mientras Aragón afianzó su presencia mediterránea.