Historia de España: Siglos XIX y XX – Desde la Guerra de Independencia hasta la Crisis de 1898

La Primera República Española y sus Desafíos (Página 89, Nº16)

El nuevo régimen republicano se vio obligado a enfrentarse a graves problemas, como la división interna de los republicanos entre federalistas y unitarios, una nueva guerra carlista, la Guerra de Cuba o el cantonalismo. Todo ello acabó provocando su inestabilidad, tuvo hasta cuatro presidentes y finalmente terminó en fracaso.

El intento fallido de imponer una estructura federalista acabó provocando la extensión del cantonalismo. Este pretendía que los municipios o cantones fueran unidades políticas a partir de las cuales se debería formar la federación española. El movimiento protagonizó algunos levantamientos, sobre todo en la zona de Levante, donde se proclamaron cantones independientes, como en Alcoy o Cartagena.

El Sistema Político de la Restauración

El sistema político de la Restauración restringía la posibilidad de acceso al gobierno a dos únicos partidos:

  • El Partido Conservador, dirigido por Antonio Cánovas del Castillo y surgido de la unión entre moderados y progresistas.
  • El Partido Liberal, formado por demócratas y algunos republicanos y dirigido por Práxedes Mateo Sagasta.

Se recurría al fraude electoral. Los caciques locales eran utilizados por los partidos para que garantizasen la obtención de la mayoría necesaria en las elecciones por medio de la compra de votos o la coacción.

La Situación de la Oposición Política durante la Restauración

La Restauración dejó fuera del sistema a las formaciones políticas no monárquicas, que fueron declaradas enemigas del Estado. La oposición política fue débil y no pudo beneficiarse de la poca representatividad y gran corrupción del sistema monárquico. Los carlistas perdieron fuerza tras la derrota de 1876. Los republicanos fueron reprimidos y estuvieron divididos en federalistas, unionistas y radicales hasta 1893, cuando formaron la Unión Republicana.

El modelo de Estado centralizado provocó la aparición de diversos movimientos regionalistas y nacionalistas que reivindicaban el reconocimiento de la identidad diferencial de sus respectivas regiones.

La Crisis de 1898 y sus Consecuencias

Los años 80 del siglo XIX fueron una década de grandes dificultades para la sociedad y la economía españolas. A los problemas de funcionamiento político de la Restauración se sumó el atraso de la agricultura y de la industria textil, que cada vez eran menos competitivas.

El mayor problema de España por aquellos años fue la guerra colonial en las colonias de Cuba y Filipinas. Cuba era la principal productora mundial de azúcar, café y tabaco, y era explotada por España sin tener en cuenta los intereses de los hacendados cubanos. Estados Unidos ofreció ayuda a los independentistas. José Martí lideró la guerra de independencia en Cuba. Estados Unidos declaró la guerra a España.

El Tratado de París (1898) puso fin al conflicto: Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam fueron cedidas a Estados Unidos y Cuba quedó bajo el control norteamericano.

Los precios aumentaron, lo que afectó a las clases más humildes, ya que las clases altas se libraron de ir a la guerra mediante el pago de ciertas tasas. Finalmente, la pérdida del imperio provocó una crisis cultural y de identidad, con la aparición de una conciencia crítica que exigía una regeneración profunda de la sociedad española.

La Guerra de Independencia Española (Página 103, Ejercicio 1)

En 1807, Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau, por el que permitía el paso del ejército francés por España para atacar a Portugal, aliada del Reino Unido. La presencia de las tropas francesas y el descontento con el rey y Godoy provocaron el estallido del Motín de Aranjuez (marzo de 1808), por el que Carlos IV se vio obligado a abdicar en su hijo Fernando. Napoleón aprovechó el enfrentamiento de ambos para convocarlos en Bayona (Francia), donde les obligó a abdicar en su hermano José Bonaparte.

El 2 de mayo de 1808, ante las noticias falsas sobre la situación de los reyes, el pueblo de Madrid se enfrentó a las tropas francesas y la lucha pronto se extendió por todo el territorio español. Se organizaron juntas provinciales de defensa, coordinadas por la Junta Suprema Central. Organizaron la lucha armada y la defensa del país. Reino Unido y Portugal ayudaron a España. La marcha del ejército francés hacia Rusia y la ofensiva del ejército británico hicieron el inicio del retroceso del ejército francés. El pueblo también participó activamente en la defensa mediante la guerra de guerrillas. El ejército napoleónico se vio obligado a abandonar la península en 1814.

La Independencia de la América Española (Página 103, Ejercicio 2)

Entre 1806 y 1824, España perdió todas las colonias que tenía en América, menos Cuba y Puerto Rico. La política llevada a cabo desde España, que marginó a los criollos de los cargos políticos y que solo permitía a las colonias comerciar con la metrópoli, influyó en las élites criollas y provocó un movimiento de liberación.

El proceso de independencia se dividió en dos etapas:

  • Entre 1810 y 1814, las juntas de defensa de las colonias se declararon independientes. Pero el rey Fernando VII recuperó el trono y envió tropas españolas que acabaron con las insurrecciones.
  • Entre 1815 y 1824, José de San Martín, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, con sus victorias, lograron la independencia para todos los territorios americanos.

Las élites criollas se hicieron con el poder político y económico, mientras los indígenas siguieron en la marginación social. Para España, la crisis del comercio y de la hacienda hizo perder un gran mercado y un proveedor de materias primas baratas, y además desapareció una fuente de ingresos fiscales para el Estado.

Las Guerras Carlistas y el Reinado de Isabel II (Página 87, Nº10)

Los carlistas eran absolutistas que proclamaron rey a Carlos María Isidro. Se enfrentaron a los isabelinos porque a la muerte de Fernando VII heredó la corona su hija Isabel, de solo 3 años. La reina María Cristina asumió el trono como regente. Para que Isabel pudiera reinar, el rey había aprobado una Pragmática Sanción que anulaba la Ley Sálica, por la que se impedía reinar a las mujeres. Y por eso se enfrentaron los liberales, que eran los isabelinos que lo defendían, con los absolutistas, que eran los carlistas y que proclamaron rey a Carlos María Isidro. El carlismo arraigó en territorios como Navarra, el País Vasco, Aragón o Cataluña.

El Abrazo de Vergara fue un abrazo entre Maroto y Espartero que ponía fin a la primera guerra carlista, aunque luego hubo otras dos guerras más.

El reinado de Isabel II estuvo marcado por las agitaciones sociales, los escándalos de la corte y la inestabilidad de los más de cincuenta gobiernos que se sucedieron. Los liberales progresistas y moderados se alternaron en el gobierno.

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