Historia de la Hispania Romana y la Península Ibérica

Conquista Romana de Hispania

Proceso de dominación militar por Roma de la península Ibérica que dura desde finales del siglo III a.C. a finales del siglo I a.C. Se inicia por motivos geopolíticos de dominio del Mediterráneo occidental frente a Cartago en el contexto de la Segunda Guerra Púnica y se prolonga por causas económicas. La dirección de la conquista va desde la costa mediterránea y el sur peninsular hacia el interior y el norte.

Numerosos pueblos prerromanos opusieron tenaz resistencia a la conquista: destacan, a mediados del siglo II a.C., las guerras celtibéricas y las guerras de los lusitanos y, en la segunda mitad del siglo I a.C., la resistencia de cántabros y astures doblegada por Octavio Augusto.

En el territorio de los vascones, la presencia romana se detecta a principios del siglo II a.C., pero su incorporación al estado romano se realiza en la primera mitad del siglo I a.C., en el contexto de la guerra civil entre Sertorio y Pompeyo, en cuyo transcurso se funda Pompaelo.

Romanización

Largo y desigual proceso de inculturación o adopción por los pueblos prerromanos peninsulares de las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales de la civilización romana. Comenzó tras el inicio de la conquista (218 a.C.) y continuó durante siete siglos hasta el siglo V d.C.

Los instrumentos de romanización más importantes fueron:

  • El ejército
  • El latín, como lengua común
  • Las vías de comunicación (calzadas)
  • La creación de ciudades y de colonias romanas

Fue más rápida y profunda en las regiones meridionales y mediterráneas, que fueron las primeras zonas conquistadas y que tenían además una larga historia de contactos con otros pueblos avanzados (fenicios, griegos, cartagineses), mientras que fue menos intensa en las regiones del norte. También, en Navarra fue más temprana e intensa en el sur que en el norte.

Provincias Romanas

Divisiones administrativas territoriales que el Estado romano realizó para el control y gobierno de las tierras conquistadas. Al principio Hispania fue dividida en dos provincias: Citerior y Ulterior. Las provincias se fueron ampliando con el avance de la conquista: en el Alto Imperio había tres provincias: Tarraconense, Lusitania y Bética; en el Bajo Imperio (desde el siglo IV d.C.) se pasa a cinco provincias.

Las provincias estaban gobernadas por un alto funcionario dependiente del emperador o del Senado. Navarra perteneció siempre a la provincia Tarraconense.

Mozárabes

Eran los cristianos que vivían en Al-Ándalus a partir de la invasión musulmana de Hispania (711 d.C.). Se les permitía mantener su religión, lengua, costumbres, propiedades, leyes (Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo) y autoridades, pero estaban obligados a pagar impuestos especiales. Vivían en barrios específicos.

Protagonizaron sublevaciones contra el emir de Córdoba, pero lo más frecuente fueron las conversiones al islam y la emigración a los territorios cristianos del norte, donde en el siglo X repoblaron la zona del Duero. En el aspecto cultural crearon el arte prerrománico mozárabe (en la arquitectura combinaba influencias visigodas e islámicas y tuvo una influencia destacada en la iconografía medieval por sus célebres “Beatos”).

Califato de Córdoba

Organización política más poderosa y famosa de Al-Ándalus en su historia. Comenzó con la proclamación de Abderramán III como califa el año 929 y finalizó en el 1031. El califato era un sistema político que unía el poder civil y religioso en la persona del califa.

Córdoba siguió siendo la capital, pero la administración se centralizó en la ciudad palatina de Madinat al-Zahra, y durante estos años Al-Ándalus conoció un gran auge político, económico, cultural y territorial. A finales del siglo X, Almanzor (visir del califato) organizó expediciones de castigo contra los cristianos del norte. Sin embargo, tras su muerte en 1002, comenzó una etapa de luchas internas que desembocaron en el final del califato.

Reinos de Taifas

Reinos musulmanes independientes que surgieron tras la desaparición del califato de Córdoba (1031). Algunos abarcaban un amplio territorio, mientras que otros eran muy pequeños.

Dada su incapacidad para enfrentarse militarmente a los reinos cristianos del norte, tuvieron que pagarles tributos o parias, lo que no impidió que fuesen conquistados y absorbidos. Tras la toma de Toledo (1085) por Alfonso VI de Castilla, se sucedieron dos períodos de anexión de taifas e incorporación de Al-Andalus a los imperios norteafricanos de almorávides y almohades. El último reino taifa fue el de Granada, conquistado por los Reyes Católicos en 1492.

Almorávides y Almohades

Imperios magrebíes, nacidos de movimientos político-religiosos rigoristas del islam, que se extendieron por amplias regiones del noroeste de África y de la mitad sur de la península Ibérica, entre los siglos XI y XIII.

A finales del siglo XI, ante el avance reconquistador de los reinos cristianos, las Taifas pidieron ayuda a los almorávides que lograron frenar la Reconquista. Al entrar en crisis el imperio almorávide, entran en Al-Andalus los almohades, que revitalizaron nuevamente el poderío musulmán en la península Ibérica. Fijaron su capital en Sevilla. Sin embargo, la batalla de las Navas de Tolosa (1212) marca el principio del fin de este imperio y su declive en la Península Ibérica.

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