Historia de la Península Ibérica: Hominización, Romanización y Reino Visigodo

La Evolución Humana en la Península Ibérica: Primeros Hallazgos

La hominización es el proceso por el que los primeros homínidos (bípedos, con mano prensil y fabricantes de instrumentos) evolucionan hasta llegar al hombre actual (Homo sapiens sapiens). La historia de la presencia humana en la Península Ibérica se remonta a unos 1.200.000 años, en el Paleolítico Inferior, según los fósiles encontrados en Atapuerca, Burgos.

También en Atapuerca, en la Sima de los Huesos, se encontraron fósiles de homínidos de una antigüedad de 800.000 años, el llamado Homo antecessor, y fósiles de otros individuos más recientes (Homo heidelbergensis).

Otro género fue el Neandertal. Habitó en la península entre el 230.000 y el 20.000 a.C. aproximadamente. Los neandertales, robustos, de baja estatura y alta capacidad craneana, conocieron el fuego y hablaban. La abundancia de yacimientos indica, por otra parte, un aumento exponencial de la población, unido a una dieta más diversificada y nutritiva, que incluía la pesca, la recolección de frutos y el marisqueo. En la zona de Cantabria se encuentran los yacimientos más antiguos. Ejemplos de su cultura son las pinturas rupestres de Altamira, El Castillo y Tito Bustillo.

Los Pueblos Prerromanos y las Colonizaciones en la Edad del Hierro

Entre los siglos VIII y III a.C, la Península Ibérica era un mosaico de diferentes pueblos que vivían en plena Edad del Hierro y a los que conocemos por restos arqueológicos y textos de historiadores y geógrafos clásicos (Avieno, Polibio, Estrabón, entre otros). Estos pueblos se organizaban en distintas áreas culturales, con diferente nivel de desarrollo:

Tartessos

Cultura ubicada en torno a la desembocadura del río Guadalquivir, en una zona rica en metales y recursos. Es mencionada en textos griegos y fenicios, a los que atraería su comercio. Quizás fue destruida por los cartagineses, que querían dominar la ruta de los metales.

Íberos

Los íberos eran un conjunto de pueblos autóctonos, descendientes de los pobladores neolíticos de la costa mediterránea. No formaban una unidad política, sino cultural.

Conocían la escritura, pero los documentos íberos encontrados no se han conseguido descifrar. Económicamente, tenían una base agrícola, aunque en el sur era importante la minería. Las ciudades eran extensas, estaban amuralladas y colocadas en puntos estratégicos.

Las ciudades íberas carecían de templos, aunque sí construían santuarios donde depositaban ofrendas, los exvotos. También se han encontrado tumbas con estatuas femeninas a tamaño real, entre las que destacan la Dama de Elche y la Dama de Baza.

Celtas

Los celtas son de procedencia indoeuropea y llegaron a la Península en grandes oleadas, atravesando los Pirineos y situándose en el norte y noroeste. Se dedicaban a la agricultura de cereales de secano, a la ganadería y a la metalurgia del hierro. Gracias al contacto con la cultura íbera, surgieron los celtíberos.

Las Colonizaciones Históricas

Atraídos por la ruta de los metales, fenicios, griegos y cartagineses llegaron a la península y aportaron nuevos cultivos, técnicas mineras y el torno alfarero, entre otras cosas.

  • Los fenicios establecieron enclaves comerciales en Gadir (Cádiz) -fundada hacia el 800 a. C.-, Malaka (Málaga), Sexi (Almuñécar) y Abdera (Adra). Introdujeron la vid, el cerdo, tejidos de púrpura, el torno del alfarero, salinas, salazones y el alfabeto.
  • Los griegos, sus rivales comerciales, llegaron hacia el siglo VI a.C. Desde Massalia (Marsella), fundaron colonias como Rhode (Rosas) y Emporion (Ampurias). Trajeron el olivo, el asno, obras de arte y las vocales del alfabeto.
  • Los cartagineses continuaron la política comercial fenicia, pero más tarde desarrollaron una política imperialista basada en las conquistas militares. Establecieron una base militar en Ebusus (Ibiza) y fundaron Cartago Nova. Su enfrentamiento con Roma (guerras púnicas) por el dominio del Mediterráneo les llevó, tras su derrota, a su desaparición.

Conquista y Romanización de la Península Ibérica: Legado Cultural en la Cultura Hispana

Etapas de la Conquista Romana

La conquista de Roma se inició en el siglo III a.C. y concluyó, tras un proceso largo y complejo, en el siglo I a.C. Podemos distinguir tres etapas principales:

  • Conquista del este y el sur peninsular (218-197 a. C.): El inicio de la conquista se enmarcó en el contexto de la Segunda Guerra Púnica.
  • Conquista del centro y el oeste peninsular (155-133 a. C.): Los romanos tuvieron que hacer frente a la resistencia de los pueblos de esta zona. Los mejores ejemplos son las guerras lusitanas, en las que destacó Viriato, líder lusitano, y la férrea resistencia celtíbera en Numancia hasta su rendición en el 133 a.C.
  • Conquista del norte peninsular (29-19 a.C.): El fin de la conquista llegó en tiempos de Augusto, con la dominación de galaicos, astures, cántabros y vascones (guerras cántabras).

Se denomina romanización al proceso de asimilación de la cultura, sociedad, política y economía romanas por parte de los pueblos que habitaban la Península Ibérica. La romanización se inicia con la conquista. Hispania, considerada como una colonia en Roma, se limitó a exportar materias primas e importar productos manufacturados.

El Imperio Romano impuso en Hispania el latín como lengua oficial y el derecho romano (Ius Romanum), derecho que, en el año 212 d.C., el emperador Caracalla concedió a todas las ciudades.

También hemos de resaltar que el cristianismo penetró en la Península durante la época romana, y la cristianización fue fuerte y consistente.

Hispania brindó también muchos personajes importantes al mundo de la política y la cultura. En el ámbito político, cabe destacar a dos emperadores: Trajano y Adriano. En el cultural, destacamos a Séneca.

La cultura romana tuvo un carácter eminentemente práctico y, por ello, fueron grandes ingenieros y constructores de obras públicas. Destacan el acueducto de Segovia y el puente de Alcántara. Como monumentos, el teatro de Mérida, entre otros.

Las Invasiones Germánicas y el Reino Visigodo: Instituciones y Cultura

La decadencia del Imperio Romano obligó a este a buscar ayuda para defender sus fronteras de pueblos invasores. La encontró en pueblos germanos como los visigodos. Los visigodos, en el año 416, firmaron un pacto con los romanos que los convirtió en un pueblo federado. Defendieron Hispania de los suevos, vándalos y alanos. La conquista de la Península por los visigodos se produjo a partir del 468. Asentados en Tolosa, lucharon contra los francos y fueron derrotados por ellos, trasladándose definitivamente a la Península. Se inicia con ello el reino visigodo en Hispania (531). Leovigildo unifica los territorios hispanos, expulsando a suevos y bizantinos. Su escaso número, unos 200.000, les llevó al principio a intentar no mezclarse con la población hispanorromana, situación que más tarde varió. No tuvieron capital fija, aunque Toledo fue la ciudad más importante. Las instituciones romanas todavía válidas fueron vigorizadas. Las monedas más antiguas visigodas son una continuación de las romanas. El latifundio aumentó su importancia y quedó en manos de una minoría nobiliaria. La institución más importante es la monarquía, de carácter electivo. El rey se rodeaba de consejeros que formaban el Aula Regia y se apoyaba en el ejército. Los concilios convocados por el rey fueron instituciones básicas. En el III Concilio, celebrado en Toledo bajo la presidencia del rey Recaredo (589), los visigodos dejaron de ser, oficialmente, arrianos para convertirse al catolicismo. Desde entonces, los Concilios fueron reuniones político-religiosas. La cultura visigoda alcanza su representación más sobresaliente con la figura de San Isidoro de Sevilla y sus Etimologías, y en el derecho hispano visigodo, Liber Iudiciorum. También destaca su arte, como las iglesias de San Pedro de la Nave y San Juan de Baños, y el tesoro de Guarrazar. El reino visigodo finalizó el año 711, cuando los musulmanes invaden la Península.

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