Historia de la Península Ibérica: Romanización, Al-Ándalus y Reinos Cristianos

Proceso de Romanización

Influencia del Ejército

El ejército de Roma contribuyó de forma decisiva a la romanización, recorriendo el territorio peninsular, acampando en distintos lugares y casándose con las mujeres nativas.

Fundación de Colonias y Régimen Municipal

Roma fundó colonias para asentar a los soldados romanos licenciados y a sus familias. Cada colonia era un centro de romanización: se organizaban y vivían como si estuvieran en Roma. Los romanos llevaron su organización a las ciudades indígenas mediante el régimen municipal.

Administración Romana

El territorio de la península se dividió en provincias, dirigidas por un gobernador. La administración hizo que los habitantes de la península se sintieran bajo el control de Roma.

Concesión de la Ciudadanía

Los indígenas conocieron las ventajas de ser ciudadanos de Roma. Vespasiano concedió la ciudadanía latina a todos los habitantes libres del Imperio.

Uso del Latín

El latín se impuso como lengua oficial.

Construcción de Vías

Las calzadas romanas facilitaron la comunicación entre las distintas regiones. Se construyeron más de 10.000 km de vías con fines militares y comerciales.

Comercio

Política de Personalidades Romanas

Al-Ándalus: Evolución Política

Etapa de Predominio (711-1031)

Aprovechando la crisis interna del reino visigodo, tropas musulmanas cruzaron el Estrecho de Gibraltar en el año 711, iniciando la conquista de la Península Ibérica. Dirigidos por el bereber Tariq, derrotaron en la batalla de Guadalete al último rey visigodo, Rodrigo. En apenas 3 años, los musulmanes conquistaron la mayor parte de la Península. Solo las regiones montañosas de las zonas cantábrica y pirenaica escaparon de su control. Tras la invasión musulmana, la mayor parte de la Península se convirtió en una provincia del califato islámico. Al frente de este territorio se colocó a un emir que actuaba como delegado del califa omeya de Damasco. Las incursiones musulmanas hacia el norte fracasaron en Covadonga (722) y Poitiers (732).

A mediados del siglo VIII, la dinastía omeya fue víctima de la revolución abasí. Un miembro omeya, Abderramán I, logró escapar y se refugió en al-Ándalus, donde se proclamó emir (756). Comenzaba así el Emirato Independiente (756-929). Abderramán siguió reconociendo al califa abasí como líder espiritual del mundo musulmán. Fijó su capital en Córdoba y fortaleció el poder real. En el 929, Abderramán III se proclamó califa, cargo que concentraba el poder político y religioso. Comenzaba así el Califato de Córdoba (929-1031).

Felipe II: Política Interior y Exterior

Política Interior

Rebelión de los Moriscos

Debido a los temores de Felipe II de que los moriscos se aliasen con los berberiscos y provocasen una invasión, les prohibió su lengua y costumbres. Esto provocó la Rebelión de las Alpujarras en 1568, que fue duramente reprimida. Los rebeldes fueron repartidos por toda España.

Caso Antonio Pérez

Antonio Pérez, secretario de estado de Felipe II, cumpliendo un mandato del rey, mató a un noble. Fue reconocido y delatado, ante lo cual el rey, que no podía permitir que este asunto saliera a la luz, mandó ejecutar a su secretario, quien consiguió huir a Aragón y acogerse a sus fueros. El rey resolvió esta situación con la ocupación militar de Zaragoza. Cuando esta concluyó, Antonio Pérez se encontraba ya exiliado en Francia.

Política Exterior

Imperio Turco

Felipe II se alió con Venecia y con el Papa Pío V en la Santa Liga para luchar contra el imperio turco. Los turcos fueron derrotados en Lepanto. Esto hizo pensar que el dominio turco del Mediterráneo se había roto, pero en realidad se había conseguido una división del Mediterráneo: la parte oriental para los turcos y la occidental para España.

Guerras de Religión en los Países Bajos

El norte protestante de los Países Bajos se coaligó en la Unión de Utrecht, y el sur católico en la Unión de Arras, lo que desencadenó una larga guerra contra España. Después de esta guerra, y gracias al apoyo inglés a los protestantes del norte, se consolidó la independencia de las 7 provincias unidas del Norte de Holanda. Esta ofensiva también provocó la guerra contra Inglaterra, contra la que Felipe II mandó la «Armada Invencible», que fue derrotada.

Guerras de Religión en Francia

Debido a la petición de su esposa, Felipe II ayudó a Francia a expulsar a los hugonotes (protestantes franceses).

Los Reinos Cristianos

Origen de los Reinos Cantábricos

Los pueblos del Norte peninsular (galaicos, astures, cántabros y vascones), protegidos por la Cordillera Cantábrica, se mantuvieron independientes de Al-Ándalus. Un noble visigodo, Pelayo, obtuvo la victoria de Covadonga (722) frente a los musulmanes, considerada como el inicio de la Reconquista. Sus sucesores (Alfonso I y Alfonso II) se negaron a pagar impuestos a Al-Ándalus y crearon el reino de Asturias en el 739. A mediados del siglo IX, con Alfonso III, este reino aprovechó la debilidad del Emirato de Córdoba y ocupó tierras hasta el Duero. Para controlar estos nuevos territorios, los repoblaron con campesinos y trasladaron la capital a León en el año 854 (pasó a llamarse reino de León). En el siglo X, el Califato de Córdoba frenó la expansión leonesa. Diversas expediciones, dirigidas por al-Mansur, saquearon sus ciudades (razias).

Castilla fue en su origen un territorio fronterizo de León, expuesto a los ataques musulmanes y gobernado por condes que dependían del rey de León. Bajo el conde Fernán González, Castilla empezó a ser más influyente. Con Fernando I (1035) se convirtió en reino de Castilla.

Primeros Condados y Reinos Pirenaicos

En el siglo VIII, los francos crearon una franja fortificada en los Pirineos para protegerse de los musulmanes de Al-Ándalus: la Marca Hispánica. Se dividía en condados dependientes de Carlomagno, pero se fueron desvinculando de él a su muerte. Un conde de Pamplona, Íñigo Arista, se independizó de los francos en el siglo IX y creó el reino de Pamplona. Éste se expandió hasta que consiguió su máxima extensión con Sancho III el Mayor (siglo XI). A su muerte, dividió el reino entre sus hijos.

Los condados aragoneses (Aragón, Sobrarbe y Ribagorza) también se independizaron de los francos en el siglo IX. Con Sancho III estuvieron unidos al reino de Pamplona, pero a su muerte, su hijo Ramiro I unió los tres condados y se proclamó rey de Aragón.

Los reyes francos dominaron más tiempo los condados catalanes. El conde de Barcelona, Wifredo el Velloso, obtuvo el vasallaje de la mayoría de los demás condados catalanes. Su nieto, el conde Borrell II, logró la independencia de los francos en el año 987.

Expansión Territorial de los Siglos XI y XII

El Califato de Córdoba se fragmentó en taifas (1031), lo que facilitó la expansión cristiana hacia el sur. Las taifas intentaron comprar la paz mediante un pago anual en oro (parias). Pero los reinos cristianos usaron esos ingresos para conquistar territorios:

  • Fernando I de Castilla unió su reino al de León y se expandió por el sur del Duero.
  • Su hijo Alfonso VI ocupó Toledo (1085), llegó al sur del Tajo y repobló las tierras entre este río y el Duero.
  • Alfonso I de Aragón ocupó la taifa de Zaragoza y su capital (1118).
  • El conde de Barcelona Ramón Berenguer IV conquistó Tortosa (1148) y Lleida (1149).
  • El primer rey de la Corona de Aragón, Alfonso II, conquistó Caspe y fundó Teruel (1171).

Ante los avances cristianos, las taifas pidieron ayuda a los almorávides (1086-1109), unos guerreros del Norte de África que acabaron derrotando a los reinos cristianos. Pero el dominio almorávide se debilitó, y en 1146 las taifas pidieron ayuda a los almohades, que también lograron frenar a los cristianos durante 50 años.

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