La Caída de la Monarquía y el Advenimiento de la Segunda República
En 1930, tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII encarga la formación de un nuevo gobierno a Dámaso Berenguer, que duró hasta 1931, cuando fue sustituido por Juan Bautista Aznar-Cabañas, quien gobernó hasta la proclamación de la Segunda República Española el 14 de abril de 1931.
La Segunda República (1931-1939)
El Comité Revolucionario se convirtió en un comité provisional presidido por Niceto Alcalá-Zamora, que estuvo en el poder hasta el 14 de octubre de 1931, cuando fue sustituido por Manuel Azaña. La Segunda República tuvo dos presidentes: Niceto Alcalá-Zamora (1931-1936) y Manuel Azaña (1936-1939).
Este gobierno provisional (compuesto por Alejandro Lerroux como Primer Ministro, Manuel Azaña como Ministro de la Guerra, Indalecio Prieto como Ministro de Hacienda, Niceto Alcalá-Zamora como Presidente, entre otros) proclamó la Segunda República con gran entusiasmo popular. Implementó diversas reformas: actualizó el censo, reformó la ley electoral, estableció la jornada de 8 horas, el servicio militar de 1 año, el salario mínimo, y creó 70.000 plazas de maestros. Pero lo más importante fue la convocatoria de elecciones municipales, en las que triunfaron los republicanos. El nuevo gobierno presentó ante las nuevas Cortes el proyecto de la futura Constitución Republicana de 1931.
La Constitución Republicana de 1931
Tras las elecciones, las Cortes eligieron una Comisión Constitucional, presidida por Luis Jiménez de Asúa, para elaborar la Constitución. Se inspiraron en varias constituciones, como la Mexicana de 1917, la Alemana de 1919 y la Rusa de 1924. La Constitución fue aprobada el 9 de diciembre con las siguientes características:
- 125 artículos.
- Proclamación de España como República.
- Declaración de la soberanía popular.
- Amplia declaración de derechos y libertades.
- Separación entre Iglesia y Estado, prohibición de la enseñanza religiosa y aprobación del divorcio.
- Cortes unicamerales compuestas por diputados elegidos cada 4 años.
- Establecimiento del Tribunal de Garantías Constitucionales.
- Presidente de la República elegido parlamentariamente cada 6 años.
- Creación de las regiones autónomas.
Esta Constitución fue muy controvertida y quebrantada, de la que el propio Luis Jiménez de Asúa dijo: “Era una constitución de izquierdas, pero no socialista”.
El Bienio Reformador (1931-1933)
El Bienio Reformador comenzó tras las elecciones del 28 de junio de 1931 y duró hasta noviembre de 1933. Estuvo sostenido por la coalición republicano-socialista que resultó vencedora en las elecciones. El periodo estuvo marcado por fuertes alteraciones del orden público, tensiones en las relaciones Iglesia-Estado y una constante amenaza de autoritarismo. A pesar de ello, el gobierno trató de abordar la solución de cuatro grandes problemas de España:
El Problema Agrario
El problema agrario era una vertiente de un problema social y económico agravado por la crisis de 1929. A España le afectó por un desequilibrio en la estructura de la propiedad agraria, la baja tecnificación, el hecho de que casi el 50% de la población se dedicara a la agricultura, la crisis de la vid y del olivo, y el amplio paro, lo que provocó numerosas protestas. En 1932 se aprobó la Ley de Bases para la Reforma Agraria, que tenía varios fines: reducir el latifundio, combatir el absentismo agrario y asegurar que la tierra diera beneficios. Esto supuso la expropiación de tierras a la aristocracia para dárselas a los campesinos. La reforma se llevó a cabo en Andalucía, Extremadura, Toledo, Salamanca y Ciudad Real, y para su práctica se creó el Instituto de Reforma Agraria.
El Problema Religioso
El problema religioso surgió por el trato constitucional a las cuestiones religiosas. El Cardenal Segura emitió una pastoral advirtiendo del peligro de la República, lo que provocó la quema de conventos y su expulsión de España. El partido republicano había establecido los Artículos 25, 26 y 27, que anulaban las relaciones Estado-Iglesia, aprobaban el divorcio y declaraban la igualdad ante la ley. Todo esto hizo que la Iglesia se opusiera a la República y creara en 1932 el partido Acción Popular.
El Problema Militar
El problema militar derivaba de la importancia dada a los militares en temas políticos durante el siglo XIX. La Segunda República debía solucionar dos problemas: el atraso técnico del armamento y la burocratización y macrocefalia del ejército. Azaña propuso cerrar la Academia Militar de Zaragoza, reorganizar el Ministerio de la Guerra y el Estado Mayor, centralizar la industria de armamento, reducir a ocho las divisiones militares, desmilitarizar Marruecos y abolir el Consejo Superior de Justicia. Estas reformas provocaron enfrentamientos que se agravaron por un sistema de ascensos que perjudicaba a los militares antirrepublicanos, como Francisco Franco. Esto provocó golpes de Estado y conspiraciones contra la República, organizadas en una sociedad secreta llamada Unión Militar Española.
El Problema Autonómico
La Constitución de 1931, en sus artículos 11, 12 y 13, establecía la posibilidad de que varias provincias limítrofes con características históricas comunes pudieran solicitar convertirse en regiones autónomas. En mayo de 1932, Cataluña presentó su Estatuto de Autonomía, que fue aprobado por las Cortes tras arduas discusiones y bajo la amenaza de un golpe de Estado. A partir de ahí se formó la Generalitat presidida por Francesc Macià, y Lluís Companys se convirtió en el presidente del Parlamento Catalán.