1. La llegada de la Segunda República.
Tras la caída de Primo, en 01-1931, el rey nombró jefe de gobierno a Berenguer. Tras los sucesos del golpe fallido de Fermín Galán y García Hernández, dimitió. Entonces, ocupa el gobierno Aznar, y éste convocó elecciones municipales y a Cortes Constituyentes. Las primeras en convocarse fueron las elecciones municipales, que fueron entendidas por los españoles como un plebiscito a favor o en contra de una monarquía identificada con la dictadura.
Alfonso XIII proclamó la República en las Cortes, el 14-04-1931. Fue recibida con entusiasmo.
2. Los problemas internos y la creación del gobierno provisional.
La República tuvo que hacer frente a una serie de problemas: paro agrícola, desigual reparto de la tierra… La conflictividad social fue muy aguda, especialmente en Andalucía, Extremadura y Castilla la Nueva. El Comité Revolucionario, surgido a raíz del Pacto de San Sebastián, tomó posesión del gobierno en Madrid. Después se formó un gobierno provisional de coalición integrado por republicanos, socialistas y nacionalistas.
El gobierno comenzó con las reformas demandadas por parte de la sociedad a través de decretos ministeriales y, siguiendo los acuerdos del Pacto de San Sebastián, convocó elecciones a Cortes Constituyentes para el 28-06-31.
3. La Constitución de 1931.
Las elecciones del 28 de junio dieron la victoria a la unión republicano-socialista. Una Comisión Constitucional nombrada por las Cortes elaboró el proyecto de Constitución, de carácter democrático y progresista, que fue aprobado en diciembre. Sus características son:
– La República se constituye en Estado integral.
– Se establece la separación de poderes: el legislativo recae en unas Cortes unicamerales; el ejecutivo bajo el control parlamentario y el judicial en jueces independientes.
– Aparece la posibilidad de expropiación y de nacionalización de los servicios públicos.
– Es introducida una amplia declaración de derechos y libertades. Se reconoce tanto el matrimonio civil como el divorcio. El voto es para los adultos mayores de 23 años, y se reconoce el derecho a voto a las mujeres.
– También se declara la separación entre Iglesia y Estado y se adopta una bandera nueva.
4. Las fases de la República.
4.1. Primera fase: el Bienio Reformista (1931-1933)
4.1.1. Las reformas.
Manuel Azaña presidió un gobierno formado por republicanos de izquierdas y socialistas que impulsó el plan de reformas ya iniciado por el gobierno provisional.
1 → La reforma del ejército: Azaña pretendió crear un ejército democrático. Para ello debía reducir los efectivos y acabar con la macrocefalia, es decir, quitarles el poder a los altos mandos del ejército, ya que el poder civil es superior al militar. Por ello se establece la Ley de Retiro de la Oficialidad, que obligaba a jurar fidelidad a la República.
2 → La reforma religiosa: La República veía a la Iglesia como el enemigo secular del progreso, y es por ello que llevó a cabo una profunda reforma:
– Se proclamó la libertad religiosa, el matrimonio civil y el carácter laico del Estado.
– El principal motivo de la discordia fue el artículo 26 de la Constitución, por el cual quedarían disueltas las órdenes religiosas peligrosas para el Estado y se les prohibía ejercer labores docentes, comerciales e industriales.
Ello generó un cambio gubernamental, pasando Azaña a la jefatura del gobierno y Alcalá a la Presidencia. La oposición gubernamental tuvo dos frentes: la derecha Liberal Republicana, de Miguel Maura, y la CEDA de Gil Robles.
3 → La reforma agraria: La agricultura contaba con una cantidad enorme de campesinos sin tierras y jornaleros que en época de malas cosechas sufrían la miseria más absoluta.
La ley con la que se pretendía dar soluciones a los problemas del campo fue la de Reforma Agraria de 1932, cuyos objetivos fueron expropiar los grandes latifundios y asentar a los campesinos sin tierras.
Esta ley tuvo un alcance muy limitado, debido a la complejidad técnica de su aplicación, la falta de presupuesto, la lentitud burocrática y la resistencia de los propietarios.
La reforma del estado centralista: las autonomías.
La Constitución de 1931 había abierto la posibilidad de constituir un estado de regiones autónomas que satisficiese las aspiraciones nacionalistas de determinadas regiones.
En Cataluña, el 14-04-31, Francés Macía (presidente de la Esquerra Republicana de Catalunya) proclamó la República Catalana dentro de la Federación Ibérica. También negoció el primer Estatuto de Autonomía, que se aprobó en 1932 con el 99% de los votos, menos los de la CEDA.
El País Vasco aprobó su estatuto en 1936, tras un proyecto entre carlistas y el PNV en 1931. El de 1936 tuvo un amplio acuerdo entre republicanos, socialistas y nacionalistas. José Antonio Aguirre, líder del PNV, fue proclamado Lehendakari.
El nacionalismo gallego se redactó pero no llegó a aprobarse en las Cortes por el estallido de la Guerra Civil.
La reforma educativa.
La materia educativa se fortaleció en una educación laica, liberal, mixta, obligatoria y gratuita para acabar con el analfabetismo del país. Se crearon 25,000 escuelas y se contrataron 7,000 maestros, aumentando su sueldo un 21%. Se pusieron en marcha Misiones Pedagógicas, con el objetivo de llevar la cultura a las zonas rurales, creando bibliotecas, cines, coros, teatros… contaron con universitarios e intelectuales como Lorca o Cernuda.
4.1.2. La reorganización de los derechos y la conflictividad social.
Las tendencias monárquicas se fueron originando hacia posiciones antidemocráticas. Destacan partidos como: Acción Española, una fuerza monárquica, católica y tradicional, con líderes como Ramiro; Renovación Española, dirigido por Solelo, partido alfonsino fundado en 1933 que defendía la necesidad de un golpe de estado; los carlistas se unieron en la Comunión Tradicionalista, que se asociaría con Renovación Española con el objetivo de agrupar las fuerzas monárquicas.
En 1931 surgieron pequeños grupos de corte fascista, como los JONS (Junta Ofensiva Nacional Sindicalista) que más tarde se uniría a Falange Española (partido fundado en 1933 por Primo) que impulsó la formación de grupos paramilitares para enfrentarse con las fuerzas de izquierda.
En 1932 se creó la CEDA (+fascismo, -democracia) de carácter autoritario, dirigida por Gil Robles.
En agosto de 1932 hubo un intento de golpe de estado en Sevilla protagonizado por el general Sanjurjo, de cortes fascistas.
Crece la conflictividad social, que a veces acababa en muertes de campesinos, como en los sucesos de Casas Viejas, donde hubo una huelga reclamando mejoras dirigida por Manuel Azaña (“Tiros a la barriga”).
La tensa situación que se veía en las calles y campos de España llevó a Manuel Azaña a dimitir, y convocó elecciones para noviembre de 1933.
4.2. Segunda fase: El bienio conservador (1933-1936).
Dichas elecciones dieron la victoria a los partidos de centro-derecha.
Las principales fuerzas políticas fueron el Partido Radical de Alejandro Lerroux y la CEDA de Gil Robles.
Lerroux comenzó con la paralización de las reformas. En el campo se fijó la devolución de tierras a la nobleza y se dio total libertad de contratación, lo que provocó la caída de los jornales. El campesinado respondió con la huelga. La reforma religiosa también fue frenada. La militar siguió adelante, al igual que la de la educación, aunque eso sí, conociendo un recorte en el presupuesto disponible.
4.2.1. La revolución de octubre de 1934.
Ante el aumento de los conflictos, Lerroux accedió a las peticiones de la CEDA, entregando a este partido tres ministerios. Al día siguiente de la formación del nuevo gobierno se produjeron huelgas generales en las grandes ciudades del país impulsadas por la UGT. El gobierno respondió declarando el Estado de Guerra. En Asturias, los mineros protagonizaron una revolución social.
La revolución terminó siendo aplastada por las tropas de la Legión y los Regulares traídos desde Marruecos y dirigidas por los generales Gadet y Franco. Pudieron morir unos 1,000 mineros y unos 450 militares y guardias civiles. Los heridos subieron de 2,000 y los detenidos fueron más de 5,000. Fue un comienzo de la guerra que se iniciará dos años más tarde.
En Cataluña, el presidente de la Generalitat, Lluís Companys, proclamó el 06-09-34 la República Catalana dentro de la República Federal Española.