La Segunda República Española
Proclamación y Constitución
El régimen republicano surgió de las elecciones municipales celebradas en abril de 1931. Los resultados, favorables a la Conjunción Republicano-socialista, provocaron la salida de Alfonso XIII del país y la proclamación del nuevo régimen el 14 de abril. La proclamación de la República tuvo una gran acogida popular y apenas encontró resistencia.
El Gobierno provisional de la Segunda República estuvo constituido casi íntegramente por los miembros del Comité Revolucionario. Los principales grupos políticos del Gobierno provisional eran:
- Antiguos monárquicos (Alcalá-Zamora)
- Republicanos radicales (Martínez Barrio, Lerroux)
- Republicanos intelectuales (Azaña)
- Regionalistas o nacionalistas moderados (Nicolau d’Olwer, Casares Quiroga)
- Socialistas (Indalecio Prieto, Fernando de los Ríos) y sindicalistas de la UGT (Largo Caballero)
Es importante destacar la ausencia de representantes de la derecha monárquica, de los sectores obreros anarquistas y de Esquerra Republicana de Catalunya. El PSOE era la formación parlamentaria más numerosa.
En diciembre de 1931 se promulgó una nueva Constitución, que se caracterizaba por:
- Soberanía popular
- División de poderes: legislativo unicameral (Congreso de los Diputados), ejecutivo (jefe del Gobierno y presidente de la República) y judicial (Tribunal Supremo)
- Presidente de la República designado de forma indirecta
- Corporaciones municipales elegidas por sufragio universal
- Partidos unidos en bloques o coaliciones
- Aprobación de estatutos de autonomía y formación de cabildos insulares
- Reconocimiento de importantes derechos sociales (Seguridad Social, limitación de la jornada laboral)
- Limitación del derecho a la propiedad (expropiación por utilidad social con indemnización)
- Separación entre Iglesia y Estado (prohibición de la enseñanza a órdenes religiosas, posibilidad del divorcio)
Esta última característica provocó la oposición radical de la derecha católica y la Iglesia, e incrementó el anticlericalismo popular, que consideraba a los religiosos aliados naturales de la derecha antiliberal.
La Ilustración en España y el Reformismo Borbónico en Hispanoamérica
Reformas en América
Los Borbones acabaron con el sistema de dos únicos virreinatos en América (Nueva España y Perú), creando otros dos (Río de la Plata y Nueva Granada) y añadiendo cuatro capitanías casi autónomas. También subdividieron el territorio en intendencias, con mayor dependencia de la Península que de las autoridades americanas.
Los objetivos fundamentales de los Borbones fueron:
- Defender Hispanoamérica de ataques extranjeros
- Evitar la corrupción administrativa
- Frenar el creciente poder de los criollos
- Aumentar los intercambios comerciales
El siglo XVIII fue un periodo clave de colonización. Los españoles no se limitaron a obtener materias primas, sino que intentaron estimular el comercio entre la Península y la América Hispana. Para ello, modernizaron y mejoraron la armada. Inicialmente, trasladaron el privilegio comercial de Sevilla a Cádiz, y posteriormente permitieron el tráfico libre entre puertos indianos y peninsulares. Sin embargo, la industria americana no fue estimulada. Los intendentes controlaron más el gasto y la recaudación de impuestos. La ganadería sufrió un estancamiento, mientras que la minería experimentó un gran auge.
En los últimos cincuenta años del siglo XVIII, Hispanoamérica había alcanzado un gran nivel cultural gracias al impulso de las universidades y la generalización de la imprenta.
La Ilustración en España
La Ilustración en España se inscribe en el marco general de la Ilustración europea (espíritu crítico, fe en la razón, confianza en la ciencia y en el progreso). Los ilustrados, una minoría culta en un país mayoritariamente iletrado, se interesaron por:
- Reformar y reactivar la economía
- Mejorar el sistema educativo
- Impulsar la ciencia
- Aplicar las nuevas ideas del liberalismo político (sin apoyar planteamientos revolucionarios)
Su afán reformista les llevó a chocar con la Iglesia y la aristocracia. Pese a ello, la mayoría del país siguió apegada a los valores tradicionales. Durante este período se crearon las principales Academias (Lengua, Historia, Bellas Artes, etc.). Uno de los primeros ilustrados fue Feijoo, pero la Ilustración llegó a su apogeo en el reinado de Carlos III. Sus ministros, con espíritu renovador, trataron de elevar el nivel económico y cultural del país. También se crearon las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País, preocupadas por la difusión de las “ciencias útiles” y el desarrollo económico. El interés por la educación y el progreso científico impulsó nuevas instituciones de enseñanza.