Introducción

El Estado franquista representó un intento de estructura política que se desviaba de lo establecido previamente en la historia de España. En su segunda etapa, comenzó a desarrollar una política de desarrollismo que eventualmente llevaría a su disolución. A continuación, se desarrollará su evolución, así como sus fundamentos ideológicos y sociales.

Características

El Estado franquista fue una organización política que perduró durante la vida de Franco, experimentando tanto elementos comunes como una evolución a lo largo del tiempo. No se puede clasificar como un Estado fascista, ya que, aunque cumplía con algunos elementos, especialmente en su primer periodo, carecía de otros muchos y la Falange no poseía la fuerza suficiente. Sí cumplía con numerosos elementos totalitarios, debido al gran intervencionismo económico y social, pero también existían ciertas resistencias por parte de los diferentes grupos (católicos, monárquicos inmovilistas, falangistas y tecnócratas del Opus Dei), lo que Franco utilizaba para justificar su poder arbitral. El régimen se define como una Dictadura Militar y Eclesiástica de tipo tradicional, con las siguientes características:

• Recuerdo continuo de la victoria en la guerra, exaltación del valor nacional, una España unida con un Estado fuerte y centralizado.
• Antiliberalismo y prohibición de la masonería, el comunismo y el socialismo.
• Concentración del poder en manos de Franco.

Franco ejerció el poder de forma arbitral y personal, concentrándolo en sí mismo y actuando como árbitro. Dos elementos clave del franquismo fueron el catolicismo y el militarismo.

Evolución Política del Régimen

La idea inicial era establecer una dictadura provisional, similar a la de Primo de Rivera, pero el rencor y el temor a la venganza del bando perdedor en la guerra estaban muy presentes, lo que llevó a la proclamación de una dictadura férrea cuyo principal objetivo era perpetuarse en el poder. Inicialmente, se implementó una política propagandística que exaltaba a Franco como un personaje carismático, lo cual resultó decepcionante debido a sus deficiencias como orador y líder político, ya que sus ideas eran escasas y simplistas. Sin embargo, Franco supo manejar las resistencias y protestas de los diferentes grupos mediante una selección estratégica de ministros. Este hecho permite dividir el franquismo en dos etapas: Primer Franquismo (1939-1959) y Segundo Franquismo (1959-1975).

Primer Franquismo (1939-1959)

En el primer franquismo, Franco tuvo que adaptarse al contexto internacional. Aunque inicialmente recibió apoyo de regímenes fascistas debido a las victorias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, con la derrota de estos, el franquismo perdió prestigio e influencia. Posteriormente, con la Guerra Fría, España volvió a ser reconocida, declarándose como una fuerza anticomunista y aliada de Estados Unidos. Con la influencia fascista inicial, se otorgó a la Falange cierta representación, intentando crear un Estado fascista sin éxito. España ingresó en la ONU en 1955, y tras esto se promulgó la Ley de Referéndum, que declaraba el Estado como una monarquía tradicional, aunque irreal, ya que Franco no tenía intención de restaurar la monarquía. En 1958, se aprobó la Ley de Principios del Movimiento, que defendía una monarquía y suponía la desfalangización del régimen.

Segundo Franquismo (1959-1975)

Con el segundo franquismo llegó un cambio en la política económica, con una apertura al mercado europeo y el fin del intervencionismo. Se introdujeron planes de desarrollo, financiados en su mayoría por fondos exteriores, principalmente provenientes del turismo. Se produjo un gran aumento del PIB y del PIB per cápita. España inició su proceso de industrialización y se experimentó un éxodo rural, acentuando los problemas de desequilibrios territoriales. El capital bancario se convirtió en hegemónico. Este periodo contrasta con la rigidez de las primeras décadas de dictadura. La crisis final del franquismo se caracterizó por luchas internas para liderar la desfalangización y la transición hacia la libertad. La oposición antifranquista creció, y hubo enfrentamientos entre inmovilistas de ultraderecha y aperturistas. El detonante final fue el alejamiento de la Iglesia, el asesinato de Carrero Blanco y la muerte de Franco.

Fundamentos Ideológicos

Los fundamentos ideológicos del franquismo fueron el corporativismo católico y la antigua derecha radical, formada por falangistas, tradicionalistas católicos y monárquicos alfonsinos, que se unificaron en un solo partido, la FET (Falange Española Tradicionalista y de las JONS). Franco disolvió toda organización política, concentrando en sí mismo el liderazgo del Estado y del partido. El falangismo adoptó un carácter menos extremista, defendiendo la grandeza de España, la jerarquía, la disciplina militar y la nostalgia por la historia imperialista y absolutista. El resultado final fue una desfalangización, apatía política y apoliticismo. El elemento fundamental del franquismo fue el nacionalcatolicismo, que brindó apoyo a Franco con prerrogativas simbólicas y efectivas, influyendo en la vestimenta, la educación y la enseñanza. En el segundo franquismo, se adoptó una postura más abierta a Europa y desarrollista.

Apoyos Sociales

España pasó de ser un país agrario a uno industrializado en pocos años. Hubo un gran aumento del PIB y de las clases medias, que finalmente se opusieron al régimen. Estas nuevas clases medias, profesionalizadas y especializadas, superaban en preparación y desarrollo a las antiguas clases medias, que se vieron perjudicadas. La política desarrollista, impulsada por los tecnócratas, se desarrolló con capital bancario extranjero, y los terratenientes perdieron su posición hegemónica. Los tecnócratas eran partidarios de una apertura al mercado europeo y de una burocratización de la administración, pero también defendían un Estado autoritario basado en la monarquía tradicional.