Historia Económica: Transformaciones y Crisis en los Siglos XVIII al XX

La Industria Rural Doméstica en la Galicia del Siglo XVIII

En cuanto a la producción, tenemos que tener varios puntos en cuenta, ya que la Galicia del siglo XVIII encaja perfectamente en el modelo más general de la industrial rural doméstica. Presentaba una población notablemente inmensa, además de un proceso de expansión que trabajaba explotaciones de muy reducidas dimensiones. Además, se debía recompensar a los dueños del terreno de forma anual con algún pago, lo que obligaba a realizar otro tipo de actividades con las que obtener la subsistencia. En la costa predominaba la pesca y en zonas más centrales la producción de tejido, como los tejidos de lino.

El rasgo que más destacaba en la producción casera de lienzos era la existencia, en el seno de la misma, de una relativamente importante fracción mercantil, productora de lienzos para su venta no sólo en los mercados y ferias gallegos, sino también de Castilla, Andalucía y el País Vasco, hacia donde se producía una extracción constante durante todo el siglo XVIII, asociada en buena parte a la emigración temporal de los labradores, que al ir a hacer la siega a las dos primeras regiones citadas aprovechaban para vender algunas piezas de lienzo. Este carácter mercantil alcanzaba también a una parte del suministro de la materia prima, pues aunque Galicia producía lino, no lo hacía en la cantidad necesaria para el consumo, trayéndose la diferencia de la provincia de León. Parte del lino utilizado provenía de la propia elaboración y otra parte venía de exportaciones de los propios tejedores.

En cuanto a los grupos sociales de la época y la evolución de la industria rural doméstica, podemos distinguir tres actividades: el hilado, el tejido y el blanqueado. El hilado era una actividad realizada en su mayoría por mujeres, mientras que el tejido era realizado por una mezcla de mujeres y hombres, ya que la actividad era realizada por la familia. Y, por último, el blanqueado, que en Galicia la tradición era hacerlo antes del hilado.

En cuanto a la actividad comercial de este entramado, necesitábamos un buen grupo de comerciantes. En cuanto a la comercialización de las materias primas, podemos encontrar dos vertientes: una, los profesionales, que no solo comerciaban lino sino también otro tipo de materias primas; y por otro lado, los ocasionales de lino, los cuales son emigrantes temporales que traen dos cargas de lino que “cada uno de ellos conduce al Reino de Castilla y beneficia en el peaje”. Respecto al producto final, se distinguen tres personas: los tratantes en lienzo, que compraban las telas en las ferias o en casas de tejedores; luego, los de tienda abierta en las villas. Un último grupo que participaba en la comercialización de los lienzos era el de los arrieros y emigrantes, que en muy pequeñas cantidades cada uno de ellos llevaban también telas hacia Castilla y Andalucía.

La IRD gallega experimenta en las décadas de 1770 y 1780 un importante crecimiento.

La progresiva liberalización del comercio colonial, la prohibición de importación de lienzos extranjeros y el propio crecimiento económico general de la segunda mitad del siglo XVIII en España constituyeron elementos que favorecieron este desarrollo del sector textil gallego, y particularmente de la fracción del mismo orientada al mercado. Las importaciones de lino tuvieron importantes efectos sobre la producción doméstica y sobre la sociedad gallega en general, de entre los que vamos a destacar solamente dos. Sobre el primero de ellos, la polarización del crecimiento operado en estos años en torno a las zonas próximas a aquellos puertos por los que se efectuaban las importaciones. La segunda consecuencia a señalar es la formación de un pequeño grupo de mayoristas que pasarán, poco a poco, a controlar el conjunto de las importaciones de lino procedentes de Riga y San Petersburgo. La capacidad económica y las características del negocio de este grupo, al que pertenecerá el futuro marqués de Sargadelos, resaltaba frente a la tradicional ausencia de grupos burgueses de una cierta importancia que se venía notando a lo largo de todo el siglo en Galicia, y que debe ser puesta en relación con la estabilidad que mostraba el sistema en su experiencia en los negocios textiles, en la posesión de algún capital y en la ausencia de una verdadera burguesía gallega, las llaves que les iban a permitir convertirse en el principal grupo burgués de la Galicia de finales del XVIII. Pero este crecimiento del que acabamos de hablar no significó para el sector lencero ni la superación del atraso técnico, ni la modificación de las relaciones de producción en un sentido capitalista.

Crisis del Petróleo y Transición en España (Década de 1970)

Con la crisis del petróleo, todos los países rompen con las cifras de crecimiento anteriores a mediados de la década de los 70. En España, esto supone un gran agravante para afrontar la integración económica, pues el crecimiento anterior había estado basado en el mercado exterior, que se ve muy deteriorado. Además, en España este período coincidió con la muerte de Franco y la transición democrática, lo que agudizó la situación de crisis y mantuvo en tensión todo el proceso ante la falta de perspectivas económicas favorables.

Otro problema fue la pérdida de competitividad de las economías occidentales, provocada por los aumentos salariales que se estaban produciendo. La era keynesiana fue un pacto social entre trabajadores y empleadores, que derivó en un aumento del papel de los sindicatos. En un principio, las empresas fueron capaces de absorber la subida de los salarios, pero con el tiempo se produjo una disminución en el crecimiento de la productividad y una brecha comenzó a aparecer entre el crecimiento de los salarios y el crecimiento de la productividad, hubo un aumento de los precios.

Otro factor de la crisis de la década de 1970 fue la crisis del sistema monetario internacional, ya que comenzaron a aparecer signos de falta de ajuste, por lo que los países europeos eran mucho más pobres que Estados Unidos cuando se estableció el sistema, pero cuando Alemania y Japón la situación era muy diferente, por lo que Estados Unidos era más pobre. Esto no se detectó ya que los países tenían paridades fijas, lo que resultó en inflación en EE. UU. y deflación en Japón y Alemania.

Otro problema fue el patrón del dólar, que a la larga no pudo funcionar, ya que se necesitaba un déficit en la balanza de pagos con Estados Unidos y todos los países disponían de dólares. Si se produjera una hipotética mala situación económica en los EE. UU., los países no confiarían en esta mala situación. En ese momento, esto no se notaba, pero en la década de 1960 el gasto militar estadounidense aumentó, equilibrando la balanza de pagos, lo que llevó a una desestabilización del sistema (cuanto mayor es el déficit con EE. UU., más dinero para los países, capaces de financiar este déficit comenzaban a producir dólares en exceso).

Estados Unidos decretó la ruptura del euro con el dólar, imposibilitando la conversión y recorte del sistema. Al abandonar el dólar al euro, el resto de la moneda se salieron de control y los bancos centrales tuvieron que controlar la situación. Los países más afectados fueron Europa Occidental y los países del Tercer Mundo.

El Crack del 29 y sus Consecuencias

Entre 1925 y 1929 la economía internacional vive una etapa próspera de crecimiento, aunque este no es estable, con un gran aumento de la producción de materias primas y de productos manufacturados aunque al mismo tiempo crece el desempleo y bajan los precios de los productos primarios. Hay una fuerte escalada de la especulación en la Bolsa de valores.

Las principales causas del crac de la Bolsa de Nueva York son:

  • Depresión agraria: hay una crisis de liquidez en el sector agrario debido al exceso de oferta y a la consecuente bajada de los precios tras la guerra. Se produce una acumulación de stocks.
  • Desaceleración productiva: antes del crac, cae la actividad productiva con un parón en la construcción y en la industria del automóvil con el consecuente efecto de arrastre.
  • Desplome de la Bolsa de Nueva York: ante los beneficios obtenidos en bolsa, las cotizaciones no paraban de crecer hasta verse inmersas en una burbuja de especulación en la que se participaba incluso mediante créditos bancarios. Pero llegados a 1928, comienzan a reducirse los beneficios y, en consecuencia a venderse títulos, en una escalada que reduce progresivamente las cotizaciones y aumenta progresivamente las ventas hasta que el 24 de octubre de 1929 se desploma la bolsa con un elevadísimo índice de ventas sin comprador y a bajísimo precio.

Como consecuencias a este problema están la ruina de los especuladores y de los intermediarios que perdieron toda su inversión, la quiebra de numerosos bancos que no recibieron la devolución de los préstamos, la reducción en las cotizaciones de las grandes empresas y unas fuertes restricciones de crédito que agravaron la situación de crisis.

Esto se tradujo en la economía mundial en un empeoramiento de las perspectivas de los negocios y en la quiebra de numerosas empresas y bancos que el estado no trató de salvar con lo que se paraliza la actividad productiva, se reducen los gastos en consumo y en inversión, bajan los precios y, por tanto, aumenta de forma desproporcionada el desempleo.

El crac será la pieza fundamental para la crisis de los treinta, pero el principal agravante de la crisis fue la política tomada para intentar solucionar el problema, todas ellas políticas de oferta:

  • Políticas de deflación: con las que se intentan reestablecer las expectativas empresariales bajando los costes de producción, sin embargo, el resultado es la quiebra de empresas y bancos, las restricciones al crédito y las reducciones de empleo y consumo.
  • Recuperación de la deuda: Estados Unidos reduce su consumo en importaciones y aumenta el proteccionismo, frenando una de las principales vías que utilizaban los países europeos para recuperarse tras la guerra además de verse en la obligación de devolver la deuda y no poder pedirle créditos al país norteamericano.

La Edad de Oro Económica

La edad de oro se caracteriza por novedades en los métodos, en la maquinaria, en los sectores productivos, en investigación… con una gran innovación tecnológica, que en un principio era monopolio de Estados Unidos fruto de las innovaciones bélicas. Pero en Europa y Japón, donde los costes eran más bajos, una estrategia de imitación y desarrollo propios hasta que se iguala el factor tecnológico.

Mejora del capital humano con las crecientes tasas de formación y de capital físico gracias a las inversiones en I+D. La inversión se dirige a las industrias química, eléctrica y automovilística.

Aumento de la oferta de trabajo debido al freno que los movimientos migratorios y la creciente proporción de mujeres ponen al crecimiento de la población.

– Cambio estructural: en industria se produce los siguientes cambios. Fuerte éxodo rural debido a la revolución verde (mejores técnicas y maquinaria) con una mano de obra reasignada a industria y servicios. También, debido a la Ley de Engel, el aumento de la renta implica menor consumo.

Aumento de la minería, industria y construcción pero el crecimiento es mucho más fuerte en los sectores tradicionales y los nuevos (turismo), además de la universalidad de educación y sanidad.

También se reestructura el capital humano y su formación coincidiendo con un aumento de la demanda de mano de obra cualificada y de los salarios.

– Sector público (Keynes): el economista británico consideraba que el Estado debía tener una mayor intervención económica (economía mixta) buscando el bienestar social con un papel activo: política monetaria y fiscal, sostener la demanda efectiva y el empleo, luchar contra la crisis, prestar servicios (educación, sanidad, construcción, infraestructuras, transferencias…) y una actividad reguladora (empresas del sector público). También se crean nuevos modelos tributarios progresivos buscando la igualdad de renta.

– Marco institucional: con un carácter más internacional que nunca; mayor cooperación y transacciones, sistema monetario que garantiza la estabilidad de cambios y liquidez… También se crean nuevas instituciones como el COMECON como una sociedad fracasada creando un espacio de planificación centralizada en los países socialistas o la CEE (Comunidad Económica Europea) en 1958, iniciando un proceso de supresión de las trabas comerciales en los países miembros, un proceso casi finalizado en 1968. Dentro de la institución se avanzará hacia la unión económica y de mercado con políticas comunes tratando de alcanzar el objetivo final que es la unión política. En 1960 Gran Bretaña se incorpora a la CEE tras abandonar la EFTA (Asociación Europea de Libre Comercio).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *