Historia Europea: De la Revolución Americana a la Unificación Italiana

La Revolución Americana

Las colonias establecidas por Gran Bretaña en la costa este de América del Norte habían alcanzado una gran prosperidad en el siglo XVIII. Se creó un sentimiento de unidad frente a la metrópoli, que solo se aprovechaba de sus riquezas, pero no ofrecía ventajas a los colonos. Estos no tenían representación en el Parlamento inglés y estaban presionados por Jorge III. Influenciados por las ideas de la Ilustración, no acataron las leyes del Parlamento, no pagaron impuestos y se produjo una gran tensión. Esto se intensificó por el Motín del Té en Boston en 1773. El envío de tropas inglesas para someter a los colonos fue el inicio de la guerra. El 4 de julio de 1776, los delegados de las trece colonias, reunidos en Filadelfia, promulgaron la Declaración de la Independencia. Los colonos fueron apoyados por Francia y España, y Gran Bretaña fue derrotada, reconociendo la independencia de las colonias en el Tratado de Versalles (1783).

La Revolución Francesa

A partir de 1789, en Francia se dio un proceso revolucionario que quería una transformación de las estructuras del Antiguo Régimen. La influencia de esta revolución tuvo carácter universal:

  • La crisis de subsistencia, que provocó un empobrecimiento de las clases bajas urbanas y campesinas.
  • El descontento de la burguesía, porque el sistema estamental no la dejaba participar en política.
  • La difusión de las ideas liberales en el campo de la política y la economía, que establecieron las bases con las que la burguesía podía justificar sus acciones.
  • La reforma de la política fiscal que llevó a cabo el monarca para intentar resolver la crisis económica del Estado.

De la Asamblea Nacional al Directorio

Después de los Estados Generales convocados por el rey, la burguesía se reunió en la sala del Juego de Pelota y se proclamó la Asamblea Nacional Constituyente, apoyada por las masas populares empobrecidas por la crisis. La Toma de la Bastilla en 1789 y las revueltas populares permitieron que la burguesía accediera al poder. Se abolieron los privilegios feudales, se proclamó la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, y se aprobó una constitución en 1791 en la que se reflejaban el sufragio censitario, la soberanía nacional y la división de poderes, y se aseguraban la libertad e igualdad de los ciudadanos. La forma del Estado fue la monarquía constitucional. Los problemas económicos y las desigualdades sociales dieron lugar a un nuevo estallido con los burgueses más radicales (jacobinos), que proclamaron la Convención Nacional. Se conspiró contra el rey, que fue guillotinado, y se proclamó la República. Las monarquías europeas declararon la guerra a Francia para frenar el avance de la revolución. Todas las decisiones estaban en manos de un Comité de Salvación Pública, dirigido por Robespierre, que creó un ejército nacional para defender la nación francesa. Se aprobó una nueva constitución que reconoció el sufragio universal masculino. Se constituyeron tribunales revolucionarios para perseguir a los sospechosos contrarrevolucionarios, que acabaron en la guillotina. Se instauró una república controlada por la burguesía moderada. En la nueva constitución se reinstauró el sufragio censitario y el poder ejecutivo se concentró en el Directorio en 1795.

El Imperio Napoleónico

El Directorio se convirtió en un régimen autoritario. La inestabilidad política y la necesidad de acabar con la guerra contra Europa dieron gran poder al ejército, apoyado por la burguesía, que necesitaba orden para consolidar las transformaciones producidas. Napoleón consiguió gran prestigio en sus campañas militares para acceder al poder. En 1799 se constituyó el Consulado y Napoleón se hizo primer cónsul hasta que en 1804 se proclamó emperador. Quería asentar los logros revolucionarios e integrar el Antiguo Régimen. Estableció un gobierno personal y dictatorial, y consolidó algunas transformaciones sociopolíticas: Código Civil, firma de un concordato con la Iglesia y un sistema educativo centralizado. La expansión napoleónica difundió por toda Europa las ideas liberales surgidas de la revolución. Una coalición internacional derrotó a la Francia napoleónica en 1815 e impuso el retorno de la monarquía y de los principios del Antiguo Régimen en Luis XVIII.

La Unificación Italiana

A principios del siglo XIX, Italia estaba dividida en Estados. Los estados del norte protagonizaron insurrecciones liberales y antiaustriacas que favorecieron la formación de un movimiento cultural, el Risorgimento. Este movimiento defendía una misma identidad cultural y un sentimiento nacional para todo el territorio italiano, y estaba respaldado por la burguesía. No existía una conciencia nacional en todos los ámbitos, sino que esta empezó a construirse después de la unificación a partir de la acción del Estado. El proceso de la unidad italiana se centró entre los años 1859 y 1870 alrededor del reino del Piamonte-Cerdeña, estado industrializado y gobernado por una monarquía constitucional (Víctor Manuel II de Saboya). La unificación fue impulsada por Cavour, primer ministro del Piamonte-Cerdeña, y por el militar y político Garibaldi. Este proceso significó la creación de un nuevo estado formado por la anexión de territorios al Piamonte, que impuso su forma de gobierno. Sin embargo, no se consiguió evitar el desequilibrio económico entre un norte industrializado y rico, y un sur agrícola y pobre, hecho que ha influido en el desarrollo de Italia hasta hoy.

La Ilustración

Movimiento filosófico, literario y científico desarrollado en Europa en el siglo XVIII que intentó modernizar la cultura y transformar la sociedad. La base del pensamiento ilustrado es la razón. Creían que el ser humano había nacido para ser feliz y que debían llevar a cabo todas las reformas necesarias para progresar y conseguir un mundo mejor, por lo que es preciso ser tolerante.

La Restauración

Después de Napoleón se restablecieron en Europa las monarquías absolutistas y se inició este periodo histórico en el que los intentos de restablecer el Antiguo Régimen estuvieron marcados por ciclos revolucionarios de carácter liberal que lo querían impedir:

  • Inestabilidad política provocada por los continuos conflictos entre liberales y defensores de la restauración monárquica.
  • La Revolución Industrial y el capitalismo facilitaron la consolidación de la burguesía y la organización del movimiento obrero.
  • Sentimientos nacionalistas contra la ocupación extranjera.

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