Isabel II: Las regencias. Las Guerras carlistas. Los grupos políticos, el Estatuto Real de 1834 y la Constitución de 1837
La Primera Guerra Carlista.
Al morir Fernando VII, y pasar la corona a su hija Isabel, por la Pragmática Sanción, debido a su minoría de edad, la regencia pasa a su madre María Cristina de Nápoles. Sin embargo, el conflicto con el pretendienteCarlos María Isidro estará abierto desde el primer día, la guerra civil conocida como la Primera Guerra Carlista, y que dará lugar a la división política de la Nación entre:
- Los carlistas o apostólicos, partidarios de la vuelta al absolutismo más puro del Antiguo Régimen, se alinearán con el pretendiente don Carlos, partidarios de la recuperación de los antiguos fueros, lo que les permitiría ganar apoyos entre estas regiones forales como NAVARRA, PAÍS VASCO, CATALUÑA, ARAGÓN y VALENCIA; y también partidarios de un tradicionalismo ultracatólico, que sería bien acogido entre los propietarios de la tierra, sobre todo en la mitad norte peninsular y, por supuesto, la propia Iglesia.
- Los liberales, aunque internamente divididos en dos facciones, se alinearán del lado de la regente y de la reina Isabel, pues consideran la alianza con la Corona el medio más idóneo para poder llevar a cabo las reformas necesarias que permitan un definitivo cambio político que acabe con la implantación del liberalismo en España. Este bando será conocido como el de los cristinos o isabelinos y su base social son las burguesías urbanas.
Por tanto, debemos comprender que el conflicto que está a punto de estallar va a ser una cuestión política tanto como una lucha por la sucesión al trono.
El primer paso será la aparición de partidas guerrilleras carlistas en el PAIS VASCO, NAVARRA, norte de CATALUÑA y MAESTRAZGO, con amplios apoyos en estas regiones desde las bases campesinas, aquí muy numerosas: conservadoras y clericales y»defensoras del sistema de propiedad tradicional de la tierra»; ven en el sistema fiscal liberal un peligro, sobre todo para la pequeña propiedad. Sin embargo, las ciudades más importantes de las zonas carlistas, como son BILBAO y BARCELONA, en las que dominan burguesías comerciales e industriales, partidarias de una política reformista, se alinearán con MADRID.
El conflicto será largo, sobre todo, por la precaria situación económica de ambas partes que les impedirá llevar a cabo campañas que les permita imponerse a su enemigo; pero, también, por los constantes cambios en los frentes de batalla, ya que ninguno de los dos contendientes cuenta con los apoyos sociales, ni los recursos materiales para poderlos asegurar y, con ello, poder ir ganando terreno, al contrario. Teniendo en cuenta el factor cronológico, podemos dividir el conflicto en tres fases:
- 1ª FASE. 1833-1835: Organización militar carlista a cargo de Zumalacárregui en el P. VASCO y NAVARRA y de Cabrera en el LEVANTE. Tras el fracaso del sitio de BILBAO y muerte de Zumalacárregui. Es sustituido por Maroto.
- 2ª FASE. 1835-1837. Avance carlista por el norte y este de CASTILLA, hasta ANDALUCÍA: toma de CÓRDOBA. Se produce el 2º sitio de BILBAO, sin embargo, los carlistas son derrotados en la batalla del PUENTE DE LUCHANA. En 1937, un nuevo avance lleva a los carlistas hasta MADRID; aunque no se alcanza la capital ninguno de los dos bandos sabrá sacar provecho de la situación.
- 3ª FASE. 1837-1839. La duración de la guerra y la falta de recursos llevará a la división de los carlistas: apostólicos: seguir la guerra y marotistas: partidarios de pactar una paz honrosa. Tras la ofensiva llevada por Espartero en el P. VASCO, se producirá el Abrazo de VERGARA: los carlistas del norte abandonan la lucha, queda sólo Cabrera en el LEVANTE que continuará la guerra un año más.
Podemos considerar que el conflicto no quedará zanjado tras los acuerdos de VERGARA ni con las reformas llevadas a cabo durante la regencia de María Cristina, pues seguirá existiendo, por un lado, una profunda brecha entre los tradicionalistas, apoyados por la Iglesia y la España rural y los liberales que representan los intereses de la burguesía urbana y, por otra parte, las reclamaciones de don Carlos y sus sucesores al trono. Todo ello traerá consigo la reactivación del conflicto carlista en varias ocasiones.
Evolución política, partidos y conflictos. El Estatuto Real de 1834 y las constituciones de 1837 y 1845.
Para comprender esta etapa hay que partir de la intencionalidad de la reina regente de conservar el trono para su hija Isabel. Por ello, la reina María Cristina de Nápoles, a pesar de sus preferencias por el absolutismo, se verá obligada a pactar con los liberales más conservadores quienes, por un lado, brindarían su apoyo a la reina contra los carlistas y, por otro lado, frenarían las tendencias liberales más radicales. Sin embargo, no se tendrá en cuenta dos aspectos que marcarán las relaciones entre la Corona y los agentes políticos:
- En primer lugar, la división existente entre los liberales:
- Por un lado, los CONSERVADORES o moderados, partidarios de una soberanía nacional compartida con la Corona quien, a su vez ejerce el Poder Ejecutivo y un sufragio censitario muy restringido. Su programa político se resume en un reformismo pactado con la Corona muy moderado que tomará cuerpo con el Estatuto Real de 1834. Encontrarán apoyos en la propia monarquía, la Iglesia la Nobleza y la Alta Burguesía.
- Por otro lado, los liberales exaltados o PROGRESISTAS, partidarios de una mayor independencia de poderes, en el que el Legislativo les corresponde a los representantes del pueblo elegidos por un sufragio censitario más amplio. Buscarán un consenso entre las fuerzas liberales a través de la Constitución de 1837. Contarán con el apoyo de las burguesías urbanas y en amplios sectores del Ejército.
- ▪ Esta situación de enfrentamiento dentro de las filas del liberalismo será heredada por la propia reina Isabel, y, lejos de quedar resuelta se añadirán dos elementos nuevos a la conflictividad política: la aparición del PARTIDO DEMÓCRATICO en 1849 que, a diferencia de los progresistas, reclamaban la aplicación del sufragio universal (masculino). Y, por otro lado, la propia reina que se mostrará partidaria de compartir la Soberanía con los moderados, tal y como se recoge en la Constitución de 1845. La falta de mecanismos políticos que garanticen un turnismo de fuerzas liberales en el poder llevará tanto a progresistas como demócratas a apoyarse en el Ejército para poder acceder al gobierno de la Nación.
- Por esto, en segundo lugar, el Ejército, alcanzará una gran importancia política, dada tanto por el conflicto carlista, como por la necesidad de contar con él como fuerza-bisagra a la hora de decidir los gobiernos, lo que supondrá que el pronunciamiento militar1, en muchas ocasiones, sea el medio por el cual, los militares impongan a sus propios candidatos.
Sin embargo, la evolución de los acontecimientos va a significar la liquidación del Estado absolutista y la implantación de un Estado liberal, apoyado por la burguesía, sobre todo la financiera y, a partir de ahora, la terrateniente, como clases dominantes y aliadas de la nobleza territorial, constituyéndose ambos grupos sociales, Nobleza y Burguesía, en una única clase oligárquica dominante y que pretenderá ejercer el poder, junto con la Corona, de forma exclusiva, apartando de él al resto de la sociedad, sobre todo a la burguesía industrial y a las clases medias urbanas, ahora en alza, y que desencadenará conflictos políticos entre ambas formaciones liberales, moderados y progresistas.
(Etapa de las regencias: 1833-1844)
Por lo expuesto anteriormente, los primeros gobiernos de la Regencia de María Cristina se caracterizarán por su conservadurismo (1833-1835).
El primer gobierno será el de Cea Bermúdez, absolutista, de poco alcance reformista, aunque sí es de señalar, uno de los mayores logros conseguidos mediante la reforma de la Administración: con Javier de Burgos como ministro de Fomento, se lleva a cabo la división de ESPAÑA en provincias que, salvo algunas modificaciones posteriores, se ha mantenido hasta nuestros días, con una clara intención centralizadora (lo que caracterizará la política territorial de los liberales) con el fin de poner término a la gran diversidad de instituciones y territorios administrativos.
El gobierno de Cea Bermúdez será prontamente sustituido por un gobierno formado por Martínez de la Rosa, con quien se aprobará el ESTATUTO REAL (1834), el cual hay que verlo como una concesión de la Corona a los liberales, claro está, a los más conservadores, con la intención de hacer las veces de una carta magna, pero sin las implicaciones de una verdadera constitución. Entre sus características, destacar:
• Carece de parte dogmática.
• Se establece una soberanía compartida entre la Corona y las Cortes. Por lo que no se da una clara separación de poderes, sino una colaboración entre los mismos bajo una forma de Estado monárquico y autoritario.
• Poder Ejecutivo fuerte: amplios poderes para la Corona: nombrar ministros, establecer leyes, derecho a veto sobre las Cortes y capacidad para convocar o disolver éstas.
• Las Cortes Generales, comparten el Poder Legislativo con el monarca. Son bicamerales:
− una cámara alta, el Estamento de Próceres, nombrados por el monarca, generalmente nobles, y parte nombrados por el gobierno y con carácter vitalicio y de veto legislativo;
− y el Estamento de Procuradores, o cámara baja, cuyos representantes son elegidos por un sistema de sufragio censitario muy restringido (se establece como renta mínima los 12.000 reales para ser elegidos).
• El Poder Judicial es dirigido por la Audiencia Nacional o tribunal supremo cuyos jueces son nombrados por el ministro de Justicia.
• El Estado se declara confesional
Sin embargo, la creciente oposición de los liberales más exaltados, a lo que sumar la situación de guerra y de crisis económica creciente, traerá como consecuencia el aumento del malestar social, dando lugar a la aparición de juntas insurreccionales en diferentes localidades. Por tanto, el enfrentamiento entre progresistas y moderados está servido y, ahora, se extenderá a otros agentes sociales del país, afectando al mismo Ejército, que decidirá tomar partido en el conflicto: mientras los mandos militares se muestran partidarios de las posturas más conservadoras, el resto de los oficiales y la tropa, optará por los progresistas, lo que desencadenará el motín de los sargentos de La Granja (agosto de 1836) forzando a la regente a formar gobierno liberal con los progresistas y a restaurar la Constitución de 1812.
Por su parte, el nuevo gobierno (en manos del progresista Calatrava) se propondrá tres objetivos: llevar a cabo una importante reforma política, la redacción de una nueva constitución y la desamortización de la tierra:
1. Se aprueba una nueva CONSTITUCIÓN, la de 1837. Aunque de corte progresista, buscará el consenso con las fuerzas más conservadoras, mediante una fórmula intermedia entre la Constitución de 1812 y el Estatuto de 1834, para, de esta manera, alcanzar un gobierno estable. Lo cierto es que, con ella, queda consolidado definitivamente el régimen constitucional español: a partir de aquí, las distintas tendencias políticas, formarán diferentes gobiernos fundamentados en sus propias ideologías liberales, pero siempre, legitimándolo mediante un sistema constitucional.
• Como concesiones progresistas: se reconoce la soberanía nacional y la división de poderes, una amplia parte dogmática, se vuelve a constituir la milicia nacional, tal como se recogió en la constitución anterior, la de 1812.
• Como concesiones conservadoras: se mantiene un Ejecutivo fuerte en manos de la Corona: nombra a los ministros, derecho a veto sobre el Legislativo, además de contar con iniciativa legislativa y capacidad para convocar y disolver las Cortes. Se mantiene el bicameralismo recogido en el estatuto, pero con una mayor independencia que las Cortes anteriores con respecto al Ejecutivo, pero pasarán a denominarse las dos cámaras que forman las Cortes: Cámara del Senado, ahora de composición mixta (elegidos por el rey y senadores electos por provincias) y el Congreso, formado por diputados electos, en función de la nueva ley electoral.
• Como elementos novedosos: establece garantías para la independencia de los jueces, la capacidad de reunirse las Cortes en caso de no ser convocada por el rey en un plazo de tiempo estipulado; aunque no habla de forma expresa de la confesionalidad del Estado, sí se hace cargo del mantenimiento del culto y de los ministros de la Iglesia
2. Las DESAMORTIZACIONES de Mendizábal (ministro de Hacienda en el gobierno Calatrava).
3. La Ley de Ayuntamientos, que pretendía restablecer el derecho del sufragio universal masculino en la elección de los cargos municipales,
4. Abolición de los derechos señoriales: afecta a los privilegios jurídicos que mantienen los nobles sobre la tierra, sin embargo, a cambio, obtienen el derecho de propiedad sobre las mismas, cosa que hasta entonces sólo les correspondía el derecho de usufructo.
Sin embargo, la situación de guerra no le será favorable al Gobierno: la amenaza carlista de entrar en MADRID precipitará la caída de Calatrava: ahora la reina formará un nuevo gobierno conservador.
El prestigio de Espartero, que ha subido como la espuma, tras derrotar a los carlistas en la batalla de Luchana y firmar el Convenio de Vergara, le servirá para oponerse a la regente por la aplicación de la Ley de Ayuntamientos y que traerá su encumbramiento como regente en 1840, reuniendo el general Esparterosobre su persona, los cargos de regente y de jefe de Gobierno, dando lugar al primer régimen de militarque se dará en ESPAÑA (a lo largo de la historia siguiente, no será el único). Aunque, apoyado en principio por los progresistas, el gobierno de Espartero se caracterizará por el empleo de la mano dura, como se demostraría tras el bombardeo de BARCELONA, al oponerse su burguesía a la política arancelaria del gobierno. Este acontecimiento llevó a que Esparteroperdiera todo apoyo político e implantara una dictadura que concluyó tras el golpe de Estado del general Narváez (1843).
5.2 Isabel II: el reinado efectivo. Grupos políticos y constitucionales. 6.1 ¿6.2?
INTRO
En 1844 se adelanta la edad de la reina ISABEL II con la intención de frenar con ello los conflictos políticos y alcanzar la estabilidad necesaria que garantice la consolidación del liberalismo. Sin embargo, esta consolidación no frenará el enfrentamiento político entre liberales. Como consecuencia de la conflictividad política y teniendo en cuenta los cambios sociales que se están produciendo en estos años y la aparición
del movimiento obrero, surgirá una tercera vía liberal, que busca extender los derechos de representación (el sufragio universal) a las mismas bases sociales: esta será la vía democrática.
Como consecuencia de esa pugna política, se dividirá el período en distintas etapas en función de cuál de ellas controle en esos momentos el poder:
• Una primera etapa la Década moderada entre 1844 y 1854,
• Otra, segunda, progresista que comprenderá el Bienio entre 1854 y 1856,
• Una última en la que las fuerzas liberales buscarán la manera de frenar el aumento de influencia de las nuevas corrientes políticas (las de los demócratas), acompañadas de un mayor empuje social; para ello se establecerá una alianza de conveniencia cuyo ideario político quedará recogido por la Unión Liberal. El reinado concluirá en 1868 con el estallido de la revolución de septiembre, La Gloriosa, y que supondrá el inicio de una nueva etapa en la que las diferentes fuerzas políticas defenderán la vía democrática.
En consecuencia, podemos decir que el reinado de Isabel II, se va a caracterizar por la inestabilidadpolítica, dado el enfrentamiento entre las distintas tendencias liberales. A lo que sumar, además, lasresistencias de los carlistas a abandonar la lucha (en 1846 estalla la Segunda Guerra Carlista -1846-1849- al rechazarse el matrimonio de la reina con su primo Carlos VI), y el protagonismo político adquirido por los militares. A esto, añadir, además:
• por una parte, el papel jugado por la propia reina que, lejos de garantizar la estabilidad política, se convertirá en un elemento clave de lo contrario, dadas sus preferencias políticas que estarán siempre del lado de los moderados, sumando a ello los propios caprichos políticos de la reina que se traducían en sus gustos “privados” por determinados políticos o militares, dando lugar a cambios arbitrarios de gobierno.
• Ascenso en la intervención pública de las bases sociales: jornaleros del campo, obreros industriales y urbanos. Surgirán, durante esta etapa, las primeras asociaciones obreras que, en un principio, se apoyarían en el Partido Democrático. Tras el fracaso del Bienio Progresista, los demócratas se dividirán, apareciendo los partidos republicanos.
DESARROLLO
Tras el Golpe de Estado llevado a cabo por el general Narváez, éste será el presidente y ministro de varios gobiernos de ideología liberal conservadora, llevando a cabo un gobierno de mano dura y excluyendo de él a las demás fuerzas políticas. Su ideario político dará lugar a las siguientes actuaciones:
a) La CONSTITUCIÓN que es aprobada en 1845, que supondrá una reforma sobre la base de la anterior constitución (la progresista de 1837) y que permita el ejercicio del poder a los conservadores.
− Se vuelve al principio de soberanía compartida, dándose más prerrogativas al Ejecutivo.
− Aunque se reconoce parte dogmática, la mayoría de los derechos en ella recogidos, quedan pendientes de regulación por leyes posteriores: queda establecido el principio de “libertad, pero dentro de un orden”, convirtiéndose éste en el cuerpo de su doctrina.
− El Poder Legislativo es compartido por el rey y las Cortes:
▪ Prerrogativas del rey: mantiene la capacidad de sancionar y promulgar leyes por real decreto (como ya se le venía reconociendo en la constitución anterior), pero se añade también el derecho a veto sobre la legislación parlamentaria.
▪ Las Cortes mantienen el sistema bicameral, aunque más limitado.
* El Congreso de los Diputados es elegido por sufragio censitario muy restringido e indirecto, por juntas electorales de distrito.
* El Senado queda vinculado a la Corona por nombramiento de sus miembros entre la denominada “nobleza natural”. El cargo se vuelve vitalicio y su número es indeterminado.
▪ La regencia ya no estará en manos de las Cortes, ahora queda regulado por iure, al reconocerse este derecho al pariente más próximo al rey.
− El Poder Judicial pierde tal denominación para pasar a llamarse Administración de Justicia y queda supeditado al Ejecutivo.
− Se suprime la Milicia Nacional.
− Confesionalismo del Estado.
b) El Concordato con la Santa Sede de 1851, mediante el cual la Iglesia acepta los resultados de las desamortizaciones ya subastadas, pero, a cambio, el Estado se compromete al mantenimiento del culto y el clero.
c) La Administración, será fuertemente centralizada.
d) Se crea el Cuerpo de la Guardia Civil.
En 1854, los liberales progresistas, que habían estado apartados del poder por la exclusión moderada, vuelven a él tras la Vicalvarada de 1854. El miedo a una revolución popular llevará a los progresistas a llamar de nuevo a Espartero quien se hará cargo del gobierno nombrado por la reina Isabel II, convocándose elecciones para la formación de las Cortes.
A estas elecciones se presenta por primera vez la Unión Liberal que, reuniendo, tanto a moderados como a progresistas, busca el entendimiento necesario que garantice la estabilidad política y el orden social, asegurando con ello la continuidad política de la burguesía frente a otros grupos sociales ascendentes, sobre todo las clases trabajadoras.
Tras las elecciones vuelve al Gobierno el general Espartero; su gobierno no durará más de dos años, perola actividad política y reformista será intensa: se redacta una nueva constitución, la llamada “non nata” de 1856, las desamortizaciones de Madoz, la Ley General de Ferrocarriles, la Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias (todas ellas de 1855).
Sin embargo, la conflictividad política es intensa, lo que llevará a Espartero a dimitir y pasar el Gobierno a O’Donnell, representantes de los unionistas, lo que será considerado como un golpe de mano por parte de la reina, quien, por su parte, no dudará en dar enseguida el poder a los conservadores, encabezados por el general Narváez. El resultado será que, en los siguientes años, se irán alternando gobiernos de unión Liberal con gobiernos moderados
Entre las medidas adoptadas por el primer gobierno de Narváez, destacar la Ley de Instrucción Pública, conocida como Ley Moyano2, mediante la cual se reforma todo el sistema de enseñanza, destacando entre lo más representativo la obligatoriedad de la enseñanza primaria para todo el territorio nacional, la cual correrá a cargo del Estado.
En 1858, se produce una crisis de subsistencias; ante el malestar social que esto genera, de nuevo, vuelve al gobierno O’Donnell quien no puede parar los efectos de la crisis y en se produce el estallido de la insurrección campesina en LOJA (GRANADA). La situación se agravará en 1872 con una nueva insurrección carlista iniciada en SAN CARLOS DE LA RÁPITA.
Ante la situación, la reina entrega el gobierno a los conservadores de Narváez, pero cambiando de forma constante y arbitraria los gobiernos, alternándolos con gobiernos de Unión Liberal, así hasta un total de nueve gobiernos entre 1863 y 1868, teniendo todos ellos en común el empleo de la mano dura ante la conflictividad que ya es generalizada. En 1865 se produce la matanza de la noche de San Daniel, en la que el Gobierno actuó con contundencia contra una manifestación de estudiantes universitarios que protestaban por la expulsión del rector, Emilio Castelar, por sus ideas democráticas y republicanas.
Como consecuencia del exclusivismo político, a los demócratas sólo les queda la opción del pronunciamiento militar y la conspiración; así, el general Prim, simpatizante con la causa demócrata, protagonizará dos intentonas de Golpe de Estado que fracasarán: en 1866, se produce el Pronunciamiento del cuartel de VILLAREJO DE SALVANÉS y más tarde, en junio, la sublevación del cuartel de SAN GIL.
La respuesta del Gobierno es la pura represión, suspendiendo todos los derechos. Los intentos de oposición en las Cortes, a tal política, son acallados mediante continuas disoluciones de las cámaras por parte de la reina: el gobierno ha establecido una dictadura. Progresistas y demócratas deciden unir sus fuerzas y celebran una reunión en BÉLGICA, de la que saldrá un acuerdo, conocido como el Pacto de OSTENDE, en el que se fija como objetivo el acabar con la monarquía de Isabel II y convocar unas Cortes Constituyentes que decidirá la forma de Estado para el futuro.
A la vez de estos acontecimientos, el régimen, va perdiendo apoyos, quedando, sin valedores cuando en el plazo de apenas un año muere O’Donnell (1867) y, posteriormente, Narváez (1868). Este otoño de 1868, en septiembre, estalla una nueva insurrección militar en la BAHIA DE CÁDIZ, conocida como la Gloriosa Revolución de 1868; la extensión del levantamiento a otras guarniciones y la falta de apoyos por parte del Ejército que hagan valer los derechos de la Monarquía, llevarán a la reina Isabel II a abandonar ESPAÑA, al fracasar el último intento de salvar el régimen tras la derrota de tropas isabelinas en la Batalla de ALCOLEA, por el ejército sublevado, capitaneado por Prim y Serrano.
5.3 El Sexenio Revolucionario: la Constitución de 1869. Gobierno provisional, Reinado de Amadeo de Saboya y Primera República.
ETAPAS:
1ª etapa: Primer gobierno Provisional del general Serrano: 1868-1871
2ª etapa: monarquía parlamentaria de amadeo I: 1871-1873
3ª etapa: I República Española: 1873-1874
4ª etapa: Segundo Gobierno Provisional del general Serrano: la República del 74
(1ª etapa: primer gobierno provisional del general Serrano)
Tras la derrota isabelina en la Batalla de ALCOLEA, por el ejército sublevado, capitaneado por Prim y Serrano, las tropas sublevadas entran en MADRID, donde se habían formado Juntas Revolucionariascomo en otras ciudades españolas: sus representantes pedirán al general Serrano que forme un Gobierno Provisional y que inicie la transición a un nuevo régimen. El nuevo gobierno estará en manos de militares, entre los que destacar al propio general Serrano, como presidente del Gobierno y al general Prim, y sólo unos pocos civiles como Práxedes Mateo Sagasta o Ruiz Zorrilla, ambos procedentes de las filas progresistas; lo que nos da idea que este gobierno, así como las futuras Cortes Constituyentes van a tener un marcado signo conciliador y moderado.
Entre las primeras medidas políticas a adoptar será la de pronunciarse a favor de la monarquía como única forma de Estado válida para España, pero sometida a un sistema constitucional democrático, reconociéndose la soberanía popular y el sufragio universal masculino. A partir de este punto y, tras reformar la ley electoral, se convocarán elecciones para elegir unas Cortes Constituyentes, las cuales, una vez formadas, tendrán como función la redacción de una constitución, pero también legislar una serie de reformas que permitan aplicar un programa político democrático:
− Se declara el derecho a la libertad de enseñanza y a la libertad de culto,
− Legalización del asociacionismo obrero.
− Libertad de prensa.
La Constitución de 1869.
• Se reconoce la Soberanía Nacional, ahora garantizada por el ejercicio del sufragio universal masculino y por una amplia parte dogmática, esto es, el reconocimiento constitucional de los derechos de los ciudadanos: libertad de asociación, libertad de culto, libertad de prensa, etc.
• El rey es el representante del Poder Ejecutivo, pero compartiendo éste con el Gobierno. Entre las prerrogativas del monarca estará la de disolver y convocar las Cortes Generales.
• El Poder Legislativo estará ejercido por las Cortes Generales de forma independiente en sus decisiones con respecto a los otros poderes. Las Cortes se dividen en dos cámaras, ambas cámaras son electivas.
• El Poder Judicial en manos de los tribunales. Se establecen los juicios por jurado y el derecho de iniciar acciones jurídicas contra magistrados por parte del ciudadano.
Tras aprobada la Constitución, las Cortes Constituyentes se disuelven y se convocan elecciones ahora a Cortes Constitucionales cuya primera tarea será la de formar una Regencia, de la que se encargará el general Serrano, y encontrar un rey para España, tarea que se encomienda al general Prim quien será el jefe del nuevo gobierno. La tarea de buscar un nuevo rey no será fácil: entre otros candidatos barajados para el trono de España, se elegirá a Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia, Víctor Manuel II, quien contaba con el apoyo del general Prim.
(2ª etapa: la monarquía de Amadeo de Saboya (1871-1873).
Sin embargo, la nueva monarquía, no podían empezar con peor pie: el general Prim, muere asesinado antes de la coronación de don Amadeo y, al mismo tiempo, estalla la III Guerra Carlista. Y a todo esto sumar un abierto rechazo al nuevo monarca, sobre todo entre la Nobleza, apegada a la anterior dinastía, ve al nuevo rey como un intruso en la Corona española.
A pesar de tener todos estos elementos en su contra, intentará reinar con prudencia y mantenerse fiel a la constitución, pero no por ello ganará adeptos, asistiéndose aún más a profundizarse en la división política:
• Los Progresistas, el verdadero apoyo del rey, quedan divididos: por un lado, se funda el Partido Radical con Ruiz Zorrilla y, por otro, los constitucionalistas, que se agrupan en torno a Sagasta
• Aumento del peso político de los republicanos, quienes intentarán canalizar el malestar social en su favor, aprovechando la represión ejercida por el Gobierno contra la A.I.T.
• Los Moderados también se dividirán: entre conservadores, en torno a Cánovas del Castillo, partidarios de apoyar la candidatura del príncipe don Alfonso, el hijo de la reina Isabel II y, los más intransigentes que se pasarán a las filas de los carlistas.
Y para colmo de males, se generaliza la sublevación nacionalista en CUBA (la Guerra de los Diez Años) que, iniciada en 1868, ahora se ha convertido en una verdadera guerra.
Tras una nueva crisis de Gobierno y carente de todo apoyo, el rey abdicará el 11 de febrero de 1873, abandonando España este mismo día.
(3ª etapa: LA I República Española (1873-1874).
Tras la marcha de Amadeo I, el mismo día de su abdicación, se convoca una reunión conjunta de las dos cámaras de las Cortes Generales con carácter de urgencia. La división interna existente entre los monárquicos y la presión ejercida por los republicanos forzará a las Cortes a votar a favor de la instauración de la República. En realidad, en estos momentos, esta solución, era la única posible que podía darse, ante la falta de otras alternativas políticas y ante el temor de un nuevo brote revolucionario desde las bases.
La República va a encabezar un proceso reformista más profundo pretendiendo dirigir una revolucióndesde arriba, pero lo tiene muy difícil: la guerra contra los carlistas se recrudece, la oposición monárquica (radicales y alfonsinos) opta por pasar a la conspiración, buscando apoyos entre los militares a favor de don Alfonso, en quien ha abdicado Isabel II. Por otra parte, desde las bases sociales, se pretende obtener cambios más sustanciales y de forma más rápida, iniciándose una revolución desde abajo: huelgas y
movilizaciones de toda índole, paralizan el país y en el campo se da la ocupación de tierras.
A pesar de encontrarse en minoría los republicanos formarán el nuevo gobierno, al mismo tiempo que se encarga a las Cortes la redacción de una nueva constitución la primera constitución republicana que no se llegará a aprobar dados los acontecimientos. La inestabilidad general junto a la división interna existente entre republicanos unitaristas (o unionistas, partidarios de una república fuertemente centralizada) yfederalistas (partidarios de apoyar una mayor autonomía a las regiones), llevará a la formación de cuatro gobiernos en apenas once meses:
• El primer gobierno será el de Estanislao Figueras, unitarista y conservador, no sabrá canalizar el descontento general de las bases, que reclaman una mayor autonomía territorial, lo que desencadenará elmovimiento cantonalista en CARTAGENA y en diversos puntos de ANDALUCÍA y LEVANTE. Tal situación de desorden forzará su dimisión.
• El siguiente gobierno será el de Francisco Pi i Margall, federalista, partidario de garantizar los derechos jurídicos y administrativos de los diferentes territorios que conforman el Estado Español, apoyará una República Federal y así se recogerá en la nueva constitución que se está elaborando en las Cortes, sin embargo, el reformismo planteado por el gobierno republicano no evitará el conflicto social y político.
• Con el gobierno de Nicolás Salmerón, se vuelve a los planteamientos más centralistas, dándosele al jefe de Estado amplios poderes para acabar con el cantonalismo que se ha convertido en una verdadera guerra civil. A pesar de la dura represión el movimiento cantonalista persiste y el presidente dimitirá al negarse en conciencia a firmar la pena de muerte para los insurrectos detenidos.
• Por último, el gobierno de Emilio Castelar quien impondrá un gobierno centralista y autoritario,
actuándose con mano dura contra todos los frentes abiertos: el cantonalismo, los carlistas y los independentistas cubanos, así como también se intentará desmantelar la conspiración de los monárquicos. Para todo ello solicitará a las Cortes poderes extraordinarios implantándose un gobierno presidencialista que no gustará ni a unos ni a otros. Esta situación, será aprovechada por el general Pavíapara dar un nuevo golpe de Estado, el 3 de enero de 1874, que pondrá fin al gobierno de Castelar y, con él a la I República Española.
(4ª etapa: el segundo gobierno provisional del general Serrano o la dictadura del 74.)
De nuevo se le encarga al general Serrano formar gobierno, manteniendo, en teoría la república y, aunque intentará contar con diferentes fuerzas políticas, se reservará para él mismo amplias competencias presidenciales. En realidad, lo que se impone es una dictadura:
• Se paraliza todo proyecto constitucional
• Las Cortes son disueltas, quedando suspendidas indefinidamente
• Se declaran clandestinas todas las organizaciones obreras
• Se impone cierta censura de prensa
Lo cierto que se consigue, desde el punto de vista político, anular toda oposición y, desde el punto de vista militar, se acaba con el cantonalismo y a los carlistas se les obliga a retroceder a sus áreas-base.
Sin embargo, la idea de una vuelta a la dinastía de los Borbones iba ganando día a día más adeptos al considerar ésta la única alternativa monárquica que oponer a los republicanos. Durante estos meses una delegación importante de partidarios de la restauración, encabezados por Antonio Cánovas del Castillo, se entrevistará con don Alfonso en SANHURST, dando lugar al denominado Manifiesto de Sandhurst en el que el príncipe manifestaba sus ideas moderadas y su deseo de recuperar la Corona que dejará su madre vacante.
Sin embargo, de nuevo, el cambio político vendrá de manos de los militares: el general Martínez Camposse pronuncia en SAGUNTO (27 de diciembre de 1874) a favor de la proclamación como rey a Alfonso XII que, tras su rápido advenimiento a España, iniciaría una nueva etapa de su historia conocida comoLa Restauración.