Resumen de la Historia Política y Económica de Argentina entre 1955 y 1973
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Sociedad y Estado | Resumen de Romero, capítulos 5 al 9 | 2º Cuat. de 2010 | Altillo.com |
Capítulo 5: El Empate (1955-1966)
La Revolución Libertadora (1955-1958)
- Eduardo Lonardi (Septiembre 1955 – Noviembre 1955)
- Pedro Aramburu (Noviembre 1955 – Mayo 1958)
Economía durante la Revolución Libertadora
Plan Prebisch: El mentor de la CEPAL elaboró un plan combinando los principios de la nueva doctrina con un programa más ortodoxo de estabilización y liberalización:
- Desmantelamiento de instrumentos del Estado como el IAPI y manejo de depósitos bancarios.
- Devaluación del peso.
- Fuerte estímulo al sector agrario para equilibrar las cuentas externas.
- Ingreso de Argentina al FMI y al Banco Mundial, obteniendo “ayuda” para los problemas más inmediatos y recibiendo de los organismos las “recomendaciones” del rumbo económico a seguir.
- Sin cambios definidos en la legislación sobre el capital extranjero, cuya concurrencia siguió despertando dudas.
- Suspensión de las convenciones colectivas y fuerte caída de los salarios en 1957 debido a la crisis cíclica del 56.
Luego de 1955, la apertura y modernización eran valores compartidos, pero el cómo fue debatido por las dos décadas siguientes: entre quienes confiaban en el capital extranjero (empresas para quienes era ventajoso asociarse con empresas extranjeras) y quienes desconfiaban de ese capital (sectores nacionalistas tradicionales que, alimentados por el peronismo y la izquierda antiimperialista crecidos y consolidados al amparo estatal, quedaban fuera de competencia y sin protección estatal).
Todos los empresarios nacionales y extranjeros sí coincidían en modificar la situación lograda por los trabajadores durante el peronismo, que consideraban su mayor obstáculo: clase obrera madura, bien defendida en el mercado laboral, cercano al pleno empleo, homogénea y con clara identidad social y política.
Se empezó entonces a revisar la participación en el ingreso nacional, a elevar la productividad, racionalizando las tareas y reduciendo mano de obra, restringiendo poder a sindicatos y obreros, amparados por la legislación. Recortar ingresos y recuperar la autoridad patronal.
Racionalidad empresaria teñida de profundo resentimiento antiperonista.
El Empate: Según Pontoriero, se produce un empate prolongado hasta 1966, entre las fuerzas sociales que buscaban transformación sin definir objetivos, primacías ni alianzas y las antiguas, que conservaban importante capacidad de resistencia, pero no lograban unificarse para ganar en esta puja.
Situación Política
Plan de Desperonización del General Aramburu:
- Disolución del Partido Peronista.
- Intervención de la CGT y los sindicatos fueron puestos a cargo de oficiales de las FFAA.
- Detención de dirigentes políticos y sindicales que fueron sometidos a comisiones investigadoras y luego proscriptos.
- Depuración de peronistas en la administración pública y universidades.
- Control estricto de los medios de comunicación, mayormente estatales, prohibiendo cualquier propaganda favorable al peronismo y hasta la mención del nombre de Perón, que pasó a denominarse Tirano Prófugo o Dictador Depuesto.
- Derogación por decreto de la Constitución de 1949.
Pacto de Proscripción: Se convocó a los partidos políticos que compartían ideas antiperonistas a integrar la Junta Consultiva, una especie de Parlamento, pero sin poder alguno de decisión, presidido por el vicepresidente Rojas, que incluía desde los más conservadores hasta los más progresistas, excepto a los comunistas.
FFAA: La Marina se convirtió en el bastión antiperonista.
Opciones Políticas Partidarias
El problema de qué hacer con el peronismo generó diversas opciones, actitudes y roles dentro del espectro político:
- Algunos aceptaron la exclusión, confiando en que la nueva materia incluida en la educación media, Educación Democrática, terminaría haciendo efecto.
- Otros aspiraban a comprender y redimir a los peronistas.
- Los más prácticos solo buscaban recibir el apoyo electoral y a través de él a “integrarlos”.
Las diferentes opciones igualmente dividieron a todas las fuerzas:
Izquierda: La política represiva apartó a muchos de un bloque antiperonista que hasta entonces había convivido con sus enemigos naturales. Su objetivo era dirigir a la clase obrera que seguía siendo peronista aún proscriptos, lo que les planteaba un problema a quienes seguían creyendo en la naturaleza burguesa o fascista del movimiento.
Partido Socialista: Se dividió en 1956, entre quienes se mantenían fieles a la línea antiperonista y se vincularon cada vez más con grupos de derecha y los que creyeron que el partido debía constituir una alternativa de izquierda para los obreros, más atractiva que el peronismo.
UCR: El ascenso de Frondizi provocó su ruptura. Desde 1955, los intransigentes convivían con dificultades con los unionistas y sabattinistas, más cercanos a los grupos golpistas y conspirativos.
Quienes seguían a Balbín se identificaron con el gobierno “libertador”, mientras que Frondizi eligió la idea de acercamiento con el peronismo basado en el tradicional programa nacional y popular del radicalismo, así como en su constitutiva oposición a las “uniones democráticas”. Para atraer a los peronistas reclamó el levantamiento de las proscripciones y el mantenimiento de un régimen legal del sindicalismo.
En noviembre de 1956, siendo remotas las elecciones, la UCR proclamó la candidatura de Frondizi, acelerando la ruptura. Se dividió en UCR Intransigente y UCR del Pueblo.
Arturo Illia (12/10/1963 – 28/06/1966)
Economía
La política económica de Illia tuvo un perfil muy definido dado por un grupo de técnicos con fuerte influencia de la CEPAL. Los criterios básicos de la UCR del Pueblo heredaban del viejo programa de los intransigentes radicales, énfasis en el mercado interno, política de distribución y protección al capital nacional se combinaban con elementos keynesianos. Un Estado muy activo en el control y la planificación económica. El gobierno se benefició con la coyuntura favorable que siguió a la crisis de 1962/63, la recuperación industrial y 2 años de buenas exportaciones. Los salarios se elevaron y el Congreso votó la Ley del Salario Mínimo. Controló precios y avanzó sobre áreas conflictivas, con la comercialización de medicamentos.
Frente al capital extranjero, sin hostilizarlo, procuró reducir la discrecionalidad de las medidas de promoción.
Un caso especial fueron las petroleras, fueron anulados y renegociados los contratos, lo que generó resistencias importantes entre sectores empresariales, tanto por desarrollistas (que se quejaban por falta de alicientes a la inversión extranjera) como por los liberales (que juzgaban a esto de estatismo y demagogia, preocupados por avances de sindicatos y la pasibilidad del gobierno.
Relaciones Políticas – Congreso
El partido ganador, la UCR del Pueblo, obtuvo escasos votos y si bien tenía mayoría en el Senado, solo controlaba algo más de la mitad de las gobernaciones. No tenía mayoría en Diputados donde, debido al sistema de voto proporcional estaba representado un amplio espectro de fuerzas políticas.
A diferencia de Frondizi, el de Illia le dio mayor importancia al Congreso y a la escena política democrática, por convicción y por su escasa capacidad para negociar con grandes corporaciones.
La vida parlamentaria tuvo más actividad y brillo, pero el radicalismo no logró estructurar allí una alianza consistente ni comprometer auténticamente a las fuerzas políticas en la defensa de la institucionalidad.
Su presidencia se definió por el respeto a las normas, la decisión de no abusar de los poderes presidenciales y la voluntad de no exacerbar conflictos, buscando que decantaran naturalmente.
En cuanto a la relación con el peronismo, Illia llegó al poder en situación parecida a la de Frondizi. Los peronistas decidieron votar en blanco, pero una porción de sus votos emigró hacia su candidatura, por lo que con el 25 % de los votos obtuvo la primera minoría. Este apoyo de los sectores peronistas probablemente tuvo que ver con que estaba siendo postulado desde 1958, el General Aramburu, para distinto tipo de alternativas, y se presentó como candidato a presidente, definiendo su posición en términos decididamente antiperonistas.
A su vez la política económica y social del presidente Illia intentaba desandar parte del camino seguido luego del 55, lo que despertó resistencias tanto de desarrollistas y liberales.
Sindicatos
El gobierno con los recursos de la Ley de Asociaciones Profesionales había intentado controlar a los dirigentes sindicales, especialmente en el manejo de los fondos y de las elecciones internas, con la esperanza de que surgiera una corriente de dirigentes que rompiera con el monolitismo peronista.
Los sindicatos respondieron con un Plan de Lucha que consistió en una escalada ocupación entre mayo y junio de 1964 de 11 mil fábricas, en una operación que involucró a casi 4 millones de trabajadores, realizada con una planificación exacta, sin desbordes ni amenazas a la propiedad, y segmentada con igual celeridad y pulcritud. Esta fue una expresión de rara perfección de una estrategia impulsada por Vandor, capaz de obtener los máximos frutos con una movilización controlada y restringida. Esto fue visto por la derecha y desde la izquierda como el comienzo de un asalto al sistema, pero estaba dirigido a obtener concesiones del gobierno, particularmente el fin de la presión sobre los sindicatos, así como hacer ver que constituían un actor insoslayable y de real peso en cualquier negociación seria, con quien fuera, militares, empresarios o el mismo Perón.
Capítulo 6: Dependencia o Liberación (1966-1976)
La Revolución Argentina (1966-1973)
- Juan Carlos Onganía (29/06/1966 – 08/06/1970)
- Marcelo Levingston (18/06/1970 – 22/03/1971)
- Alejandro A. Lanusse (22/03/1971 – 25/05/1973)
Aspectos Políticos, Sociales y Económicos
Un amplio consenso acompañó el golpe de Onganía, considerado necesario para reorganizar el Estado, hacerlo fuerte, con autoridad y recursos y controlable desde la cima.
La primera fase del nuevo gobierno se caracterizó por un “shock autoritario”. Se proclamó como el comienzo de una etapa revolucionaria y a la Constitución se le adosó un Estatuto de la Revolución Argentina por el cual juró Onganía.
Se disolvió el Parlamento, y el presidente concentró ambos poderes. Se confiscaron los bienes (y se vendieron) de los partidos políticos para confirmar la clausura de la vida política.
Se apartó a los mismos militares de las decisiones políticas, salvo para cuestiones de seguridad. Se institucionalizó la representación de las armas por la vía de sus comandantes. Los ministerios se redujeron a 5 y se creó una especie de Estado Mayor de la Presidencia, integrado por los Consejos de Seguridad, Desarrollo Económico y Ciencia y Técnica, pues en la nueva concepción el planeamiento económico y la investigación científica se consideraban insumos de la seguridad nacional.
Se empezó a “encorsetar” a la sociedad. La represión del comunismo se amplió a todas las expresiones del pensamiento crítico, de disidencia y hasta de diferencia. El blanco principal fue la Universidad, lugar considerado de infiltración y cuna del comunismo, propagación de doctrinas disolventes y foco de desorden. Se intervinieron las universidades y se acabó con la autonomía académica.
26/07/1966 – Noche de los Bastones Largos: La policía irrumpió en algunas facultades de la UBA y apaleó a profesores y alumnos, seguido de renuncia de docentes, que continuaron su trabajo en el exterior o en redes intelectuales y académicas “subterráneas”, reapareciendo en las universidades los grupos nacionalistas, clericales y autoritarios predominantes antes del 55.
Censuró todas las manifestaciones de nuevas costumbres: minifalda, pelo largo, que según la iglesia eran la antesala del comunismo: amor libre, pornografía, divorcio.
Se reprimió violentamente toda protesta sindical, se derogó la Ley de Asociaciones Profesionales y se sancionó una de Arbitraje Obligatorio, que condicionaba la posibilidad de huelga.
Las tensiones sociales surgidas a partir de 1968, con las protestas sindicales (donde parte del Ejército apoyaba al vandorismo), de los sectores rurales con ascendiente entre los militares y de los empresarios nacionales que buscaban un desarrollo más nacional, popular y más justo, que también tocaba una fibra sensible entre los militares, llevaron a Onganía a reemplazar a mediados de ese año a los 3 comandantes, reemplazando a Julio Alsogaray (conspicuo liberal) por Alejandro Lanusse.
El establishment salió a defender a Krieger Vasena, en conflicto con Onganía por los reclamos de los distintos sectores, y comenzaron a quejarse del excesivo autoritarismo de Onganía, de sus veleidades corporativistas y empezaron a pensar en una salida política, para la que se ofrecía el General Aramburu así como un nuevo delegado personal de Perón, Jorge Paladino.
Economía durante la Revolución Argentina
Plan Adalbert Krieger Vasena: Plan de la Revolución Argentina:
Lanzado en marzo de 1967, su primer objetivo era superar la crisis cíclica y lograr la estabilización prolongada que eliminara una de las causas de la puja sectorial y segundo, a largo plazo, racionalizar el funcionamiento de la economía y facilitar el desempeño de las empresas más eficientes.
- Se redujo drásticamente el personal en la administración pública, y en algunas empresas como los ferrocarriles y se realizó una gran modificación de las condiciones de trabajo en los puertos, para reducir costos.
- Se cerró la mayoría de los ingenios azucareros en Tucumán, que eran ampliamente subsidiados, para racionalizar la producción.
- Se congelaron salarios por dos años luego de un aumento módico.
- Se suspendieron las negociaciones colectivas, creándose el Arbitraje Obligatorio, que condicionaba el derecho a huelga.
- Se congelaron tarifas de servicios públicos y combustibles.
- Se estableció acuerdo de precios con las empresas líderes.
- El déficit fiscal se redujo por la racionalización de personal, sobre devaluación del 40 % y retención del 40 % a las exportaciones agrícolas.
Así se buscó arreglar las cuentas del Estado, evitar el alza de alimentos e impidió que la devaluación fuera aprovechada por los sectores rurales.
- Para asegurar periodo prolongado de estabilidad cambiaria, reforzado por préstamos del FMI y una importante corriente de inversiones de corto plazo:
- Se permitió mercado libre de cambios.
- No hubo restricción monetaria ni crediticia.
- Inversiones del Estado sobre todo en obras públicas, represa hidroeléctrica de El Chocón, para solucionar el fuerte déficit energético. Puentes sobre el Paraná, caminos y accesos a la Capital como impulso similar en la construcción privada.
Impacto de las Medidas Económicas
En lo inmediato los éxitos de este plan fueron notables: a mediados de 1969 la inflación se había reducido drásticamente aunque seguía siendo elevada para los niveles de los países centrales y las cuentas del Estado estaban equilibradas al igual que la balanza de pagos.
Las exportaciones no tradicionales fueron beneficiadas con reintegros de impuestos a insumos importados, eliminación selectiva de aranceles y de subsidios al azúcar y el algodón.
Creció el PBI, la desocupación en general fue baja, aunque las reestructuraciones crearon bolsones de alto desempleo, los salarios no cayeron notablemente y la inversión en general fue alta, aunque concentrada en obras públicas.
No hubo movimientos inversos privado sostenido por lo que en 1969 el crecimiento pareció alcanzar su techo.
El más beneficiado fue el sector más concentrado, predominantemente extranjero, que además de estabilizar, apuntaba a reestructurar profundamente el mundo empresario y consolidar los cambios esbozados desde el 55.
Muchas de las empresas instaladas en la época de Frondizi, comenzaron a producir a pleno, se hizo notable la desnacionalización de la economía, por la compra por empresas extranjeras de empresas nacionales (bancos y tabacaleras). Las grandes obras públicas, además de solucionar problemas de transporte y energía, crearon una oportunidad de ser “contratistas del Estado” rubro que empezó a crecer notablemente.
Los perjudicados fueron muchos: sectores rurales, que si bien se los estimuló en la modernización y tecnificación, a lo que apuntaban el temido “impuesto a la renta potencial”, también vieron como un despojo las fuertes retenciones a las exportaciones.
Los sectores empresarios nacionales (CGE) se quejaron de la falta de protección y desnacionalización.
Economías de provincias enteras, Tucumán, Chaco, Misiones, fueron devastadas al suprimirse las protecciones tradicionales.
Los sectores medios, perjudicados por la liberación de los alquileres urbanos, el avance de los supermercados en la comercialización minorista y lo mismo sucedió con los trabajadores.
La transferencia de ingresos del sector rural tradicional al sector urbano, operaba de un nuevo modo: en vez de alimentar a este por el mayor consumo obrero y expansión del mercado interno, lo hacía por la expansión de la demanda autónoma, inversiones, exportaciones no tradicionales y un avance en la sustitución de importaciones. Proyecto propio y específico de la gran burguesía, que había encontrado las circunstancias sociales y políticas para desarrollarse.
Una política que achicaba funciones del Estado benefactor, pero conservaba y expandía la del Estado intervencionista (ni empresarios beneficiados con contratos ni militarías, con empresas militares orientadas a la defensa y que eran llamados administrar querían renunciar a esto, con lo que se sentían identificados) parecía perfectamente funcional con la reestructuración del capitalismo, pero era potencialmente peligrosa.
Sindicalismo
En marzo de 1968, Raimundo Ongaro, dirigente gráfico de orientación social-cristiana ganó la conducción de la CGT, aunque de inmediato los dirigentes tradicionales la dividieron.
Surge la CGT de los Argentinos, en torno a la que se reunieron activistas de todo tipo desde obreros hasta artistas, como Rodolfo Walsh, autor del programa de la organización (Programa 1ro. de Mayo) y del semanario que publicaban, así como a curas pertenecientes al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Opuesta a la tradicional CGT, liderada por Vandor, encabezó un movimiento de protesta que el gobierno pudo controlar combinando amenazas y ofrecimientos. Esta respuesta contestataria de la CGT de los Argentinos, reunió a los dos grupos de dirigentes hasta ese momento estaban enfrentados, el vandorismo (sin espacio político propio) y los “participacioncitas” dispuestos a pactar con el régimen y asumir su función de expresión corporativa, ordenada y despolitizada del sindicalismo, en la CGT Azopardo.
El Cordobazo
Precedido por una ola de protestas estudiantiles de varias universidades de provincias y sindical de las plantas automotrices: activismo estudiantil y obrero se conjugaron el 29/05/1969 cuando la CGT local, conducida por Agustín Tosco, realizó una huelga general y grupos de estudiantes y obreros ganaron la ciudad, donde se sumó mucha otra gente llamada El Cordobazo:
La violenta represión policial generó un violento enfrentamiento. La multitud, durante varias horas controló el centro de la ciudad, no tenía consignas ni organizadores (los sindicalistas, centros de estudiantes fueron desbordados por la acción) pero tuvo una rara eficacia, dispersándose y reagrupándose. Finalmente intervino el Ejército, con llamativa demora, y recuperó el control, salvo en reductos como el barrio universitario del Clínicas, donde francotiradores jaquearon a los militares un día más, mientras los manifestantes reaparecían en los suburbios, armando barricadas o asaltando comisarías. Lentamente el 31/05 se restableció el orden, habían muerto 23 personas, 500 heridos y otras 300 detenidas. Consejos de Guerra condenaron a los principales dirigentes sindicales, como Tosco, en quienes hizo recaer la responsabilidad.
Como acción de masas el Cordobazo puede ser comparado con la Semana Trágica de 1919 o con el 17 de octubre del 45, y fue un episodio fundador de una ola de movilización social que duró hasta 1975. Con enorme valor simbólico, aunque con varias interpretaciones, un punto era indudable: el enemigo de la gente que masivamente salió a la calle era el poder autoritario, detrás del cual se adivinaba la presencia multiforme del capital.
La ola de movilizaciones que inauguró el Cordobazo, se expresó de modos diversos. Una fue un nuevo activismo sindical, que se manifestó primero en la zona de Rosario y sobre todo en Córdoba donde se habían establecido después de 1958 las grandes empresas, sobre todo automotrices. Con obreros estables, especializados y relativamente bien pagos, los conflictos surgían por temas no sindicales (donde se agotaba el sindicalismo tradicional) y se extendieron a las condiciones de trabajo, ritmos, sistemas de incentivos, clasificaciones y categorías. Desde 1965 estas empresas habían logrado autorización de negociar convenios por plantas, para debilitar el control sindical, e incluso crear sindicatos por plantas (como en la Fiat), que al principio debilitó a los sindicatos pero luego generó el surgimiento de nuevas conducciones con orientaciones, objetivos y métodos diferentes al sindicalismo nacional, poniendo el acento en la honestidad, democracia interna y atención de problemas de planta contra la desmovilización, cooptación, matonismo de los tradicionales.
En este ámbito se buscaba pasar de reivindicaciones concretas a un cuestionamiento más amplio de las relaciones sociales y de la misma propiedad.
Sindicalistas de SITRAC y SITRAM (sindicatos de la Fiat) o SMATA, gremio de mecánicos, además de tener una acción fuertemente transgresora, al borde de la “violencia” que incluía ocupación de plantas y toma de rehenes con gran capacidad de movilizar al resto de la sociedad, sobre todo en las ciudades donde la fábrica ocupaba un lugar muy visible y cuando los trabajadores hacían paro convocaban solidaridad.
Este nuevo sindicalismo se fue extendiendo hasta que en 1972, ya encarnaba a las zonas más tradicionales del Gran Buenos Aires, hasta entonces controladas por el aparato gremial puesto en discusión.
Por entonces muchos salían a la calle. Además de los episodios del Rosariazo, se producen revueltas sociales en Cipolletti, zona frutícola del valle del Río Negro, repitiéndose en Córdoba en 1971, en Neuquén y General Roca, adquiriendo magnitud notable en Mendoza en julio del 71. Igual agitación se notaba en zonas rurales, las no pampeanas, Chaco, Misiones o Formosa, donde arrendatarios y colonos, presionados por los desalojos o bajos precios del algodón o la yerba se organizaron en las Ligas Agrarias.
La Primavera de los Pueblos
Las explosiones urbanas prolongadas en manifestaciones callejeras, sumadas a las protestas estudiantiles, o en acciones más cotidianas en barrios o villas de emergencia, se desencadenaban por episodios menores, aumento de impuesto, tarifas, etc. Expresando un descontento profundo y un conjunto de demandas que, puesto que el poder autoritario había cortado los canales de expresión, se manifestaba en espacios sociales diferentes, emergiendo extensas y difusas redes de solidaridad. Surgidas de cuestiones de la vida cotidiana, antes que laborales: la vivienda, el agua, la salud, movilizaban a sectores mucho más amplios que los obreros sindicalizados, desde trabajadores ocasionales, no agremiados y desprotegidos hasta sectores medios de participación novedosa, así como de maestros, profesores empleados públicos, judiciales, o en los lock out de pequeños comerciantes e industriales.
Grupo heterogéneo pero unitario, a los que se sumaron otros cuyos intereses fueron heridos, como productores rurales y sectores nacionales del empresariado, que se legitimaban unos a otros, conformando un imaginario social novedoso, una verdadera Primavera de los Pueblos argentina, que fue creciendo y ganando confianza, hasta madurar plenamente en 1973, a medida que descubría la debilidad de su adversario, incapaz de responder adecuadamente. La visión común se concentraba en un punto: el poder autoritario y los grupos minoritarios que lo apoyaban, responsables directos y voluntarios de todas las formas de opresión, explotación y violencia de la sociedad.
Contexto Internacional de la “Primavera de los Pueblos”
Esta Primavera de los Pueblos, ya daba señales de existencia en todo el mundo, previas a la aquí acaecidas. Se estaban agotando los acuerdo sociales post guerra, y surgía descontento en las sociedades y rebelión en grupos más sensibles: los estudiantes, se expresaron en Praga, México Berkeley y culminó en el mayo francés, en Paris, 1968, reclamando contra el autoritarismo y por el poder de la imaginación. El imperialismo jaqueado por la sorprendente resistencia de pueblos como Vietnam, mostró a EEUU como un gigante con pies de barro, que lidiaba en el frente interno con estudiantes, negros y una sociedad entera que reclamaba por sus derechos.
URSS ya había dejado de ser una utopía, pero China y su Revolución Cultural proclamaban la posibilidad de otro comunismo, a la vez nacional y antiautoritario. Mao así como Fidel Castro, oscilaban entre el mundo socialista y un tercer mundo, cuyos representantes se congregaron en 1965 en la Conferencia Tricontinental de La Habana, cada vez más volcado a la izquierda en el que diferentes expresiones nacionales del socialismo encontraron un campo común de reconocimiento y acción.
En América Latina, la Alianza para el Progreso y el apoyo a las democracias quedó archivada, si para el poder autoritario el desarrollo era un fruto de la seguridad nacional, para quienes lo enfrentaban la única alternativa a la dependencia era la revolución que conducía a la liberación. Cuba, ejemplo fundamental, por la propia experiencia y la exportación de la revolución. La acción del Che Guevara en Bolivia, las guerrillas urbanas en Brasil o Uruguay (Tupamaros) partidos marxistas en Chile que llevaron a Salvador Allende a la presidencia y métodos electorales o militares populistas y nacionalistas como el boliviano Camilo Torres, el panameño Torrijos o el Peruano Velasco Alvarado.
Hasta la Iglesia se sumaba al menos en parte, con los obispos, del Tercer Mundo, a esta primavera.
Iglesia – Teología de la Liberación – Sacerdotes del Tercer Mundo
En relación a la Iglesia, en el año 1967, el Papa Paulo VI, manifestó en la Encíclica Populorum Progressio, la preocupación de que la violencia, como insurrección revolucionaria, contra la falta de las necesidades de quienes viven en dependencia e impedidos de toda iniciativa y responsabilidad así como toda posibilidad de promoción cultural y participación en la vida social y política, engendre nuevas injusticias al introducir nuevos desequilibrios y provocar nuevas ruinas: “no se puede combatir un mal real al precio de un mal mayor”.
Parte de la iglesia latinoamericana hizo una lectura singular de las propuestas del Concilio Vaticano I de Juan XXIII y del Concilio Vaticano II, después. En 1967, los obispos del Tercer Mundo, encabezados por el brasileño Helder Cámara, proclamaron la preocupación prioritaria por los pobres -reales y no solo de espíritu-, así como la necesidad de comprometerse activamente en la reforma social y asumir las consecuencias de ese compromiso. Esta línea quedó parcialmente legitimada cuando en 1968, en Medellín, con la presencia del Papa, la Conferencia Episcopal latinoamericana, lanza una “Teología de la Liberación” que adecuó el tradicional mensaje de la iglesia a los conflictos contemporáneos y la afirmación de que la violencia “de abajo” era consecuencia de la violencia “de arriba” autorizando a flanquear el límite cada vez más estrecho entre la denuncia y la acción. Era el camino ya recorrido por el sacerdote y guerrillero colombiano Camilo Torres, muerto en combate formando parte del Ejército de Liberación Nacional de su país, así como el del Che Guevara.
Esta tendencia tuvo rápida expresión en Argentina. Desde 1968 los religiosos se reunieron en el “Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo” y los laicos que los acompañaban, militantes de las zonas más pobres villas miseria, promovieron la formación de organizaciones solidarias e impulsaron reclamos y acciones de protesta, incluyendo huelgas de hambre. Su lenguaje evangélico fue haciéndose rápidamente político. La solidaridad con el pueblo, cuyo rostro veían en los marginados desprotegidos más que en los trabajadores industriales sindicalizados, llevaba inevitablemente a identificarse con su creencia básica: el peronismo. Facilitaron así la incorporación política y a la militancia de gran cantidad de jóvenes, educados en colegios religiosos, formados inicialmente en el nacionalismo católico, que asumieron estas banderas, y aunque entraron en contacto con ideas de izquierda, en la tendencia de dialogo cristiano-marxistas, conservaron fuerte impronta de su matriz ideológica original.
Esta incorporación política universitaria cambió de forma y sentido, luego de que el poder autoritario destruyó la “isla democrática” que se había construido desde 1955. Para ellos ejerció fuerte atracción el peronismo proscripto y resistente, donde encontraron el mejor espacio para la contestación. Los nuevos militantes construyeron una nueva imagen del peronismo pasado y presente y del propio Perón. En su exilio el líder había ido actualizando su discurso, incluyendo temas varios que iban desde De Gaulle y el europeísmo, hasta el tercermundismo que asociado con su Tercera Posición, la dependencia, la liberación y también las cuestiones ecológicas y alimentarias que preocupaban al Club de Roma.
Surgimiento de Movimientos Armados
En momentos donde Perón en el exilio trataba de conciliar las nuevas tendencias internacionales a las propias de su doctrina, los nuevos seguidores y a falta de quien legitimara una única ortodoxia, el peronismo resultó permeable a múltiples discursos, provenientes del catolicismo y el nacionalismo, del revisionismo histórico y también de la izquierda.
La experiencia del Cordobazo vitalizó a las corrientes que confiaban en las posibilidades de la acción de las masas y privilegiaron la “clase” por sobre la del “pueblo”.
Los que optaron por el peronismo redondearon su revisión ideológica, en el gran proceso de construcción del socialismo, así como algunos que venían del marxismo y del nacionalismo, terminaron por crear una visión intermedia, complementando con las ideas de liberación nacional. Al igual que la política, la historia se leyó buscando descifrar tras el ocultamiento de la “historia oficial” el recuerdo de las luchas populares por la nación y la liberación, en las que el peronismo prologaba la acción de las montoneras federales.
El peronismo, tiene una segunda emergencia entonces, donde el contexto llevaría a redefinir las banderas históricas hacia la emancipación del imperialismo y al socialismo, con la exigencia de la acción, la revolución era posible.
Las primeras organizaciones guerrilleras habían surgidoa pcipios de los 60 , luego de la experiencia cubana y la acción del Che en Bolivia, pero su verdadero caldo de cultivo fue la experiencia autoritaria y la convicción de que no había alternativas mas allá de la acción armada. Desde 1967, en el ámbito de la izquierda o del peronismo, fueron surgiendo distintos grupos:
- FUERZAS ARMADAS PERONISTAS
- DESCAMISADOS
- FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS ( FAR)
- FUERZAS ARMADAS DE LIBERACION
Y hacia 1970 las dos que tuvieron mas trascendencia
* MONTONEROS (surgida del integrismo católico y nacionalista y devenida en peronista) su acto de nacimiento fue el secuestro y asesinato de Aramburu, en mayo del 70. Y el copamiento de LA CALERA, en Córdoba.
* EJERCITO REVOLUCIONARIODEL PUEBLO (ERP) vinculado al grupo trotskista del partido revoluci
onario de los trabajadores
Desde entones y hasta el 73 los actos de violencia fueron creciendo, sin un sentido muy claro, aunque en general tenían que ver con el equipamiento de las organizaciones: armas, dinero, material medico. Los copamientos eran demostraciones de poder, desnudando la impotencia del Estado.
En muchos intentaban insertarse en los conflictos sociales y profundizarlos, secuestrando empresarios o gerentes en medio de una huelga. Ya habían sido asesinados Vandor y Alonso (otro sindicalista destacado).
Las organizaciones se consideraban la vanguardia de la movilización popular, cuya representación consistía en la acción violenta, justificada por la del adversario sino que los atributos del verdadero militante eran el heroísmo y la disposición a una muerte gloriosa y redentora.
La sociedad recibía esto con una mezcla de simpatía por la justicia consumada o de intriga, por las verdaderas razones de crímenes que no se terminaban de comprender.
Montoneros fue la organización que mejor se adecuo al clima del país y fue absorbiendo a casi todas las otras, salvo al ERP, ganando también un lugar dentro del Peronismo, en la difícil competencia de la “lectura estratégica “de Perón, ganando espacios por su acción autónoma y a la vez reconocimiento del Líder.
FIN DE LA REVOLUCION ARGENTINA- GRAN ACUERDO NACONAL (GAN)
LA HORA DE LOS PUEBLOS.
Romero menciona bajo el título “militares en retirada” , los últimos tiempos de la Revolución Argentina.Lanusse, en”La naturaleza de las FFA”, interpreta que”en determinadas circunstancias especiales de la vida del país debieron asumir transitoriamente el poder del Estado , pero nunca con el objeto de perpetuarse en el poder indefinidamente .Fieles a sus convicciones y tradiciones democráticas siempre han promovido y facilitado la participación activa e imprescindible de la ciudadanía que integran para resolver el futuro de la patria. En ese momento, anhelan y reclaman esa participación, considerando necesario para ello superar los prejuicios y antinomias del pasado y que solo sirvieron para perturbar la cohesión nacional”
Considera a todos los argentinos, salvo los jóvenes, responsables de lo sucedido en el país en las últimas décadas, considerando que la historia daría juicio definitivo al respecto.Propone un GRAN ACUERDO NACIONAL (GAN), para” encausar al país en la senda de la libertad, el progreso y la justicia, como condición básica para el pleno reconocimiento de la democracia, representativa, eficiente y estable. considera necesario modernizar la estructura política para adecuarla al objetivo planteado, garantizar el ejercicio de los derechos y libertades individuales y mantener el pluralismo político , respaldado por una activa participación de la población y su representación legitima y autentica en el Congreso a través de los partidos político”
En marzo de 1971 ,Lanuse anuncia el reestablecimiento de la actividad política partidaria y próxima convocatoria a elecciones subordinados al GAN, sobre cuyas bases venía negociando con los dirigentes que habían firmado el documento LA HORA DE LOS PUEBLOS: JorgePaladino , delegado personal de Perón y Arturo MOR Roig ,veterano político radical ,donde se acordaba poner fin a las proscripciones electorales y asegurar en el futuro gobierno democrático el respeto a las minorías y a las normas constitucionales.Incluia definiciones sobre política económica, moderadamente nacionalistas y distribuicionistas que permitieron un acercamiento a la CGT Y LA CGE , que por su parte acordaron un pacto de mínimas garantías.
El resurgimiento del sindical, apoyado por la apertura política se debía mas a la emergencia social que los revalorizaba y convertía en posibles mediadores. El establishment económico estaba enfrentado al gobierno ((que lo veía como el” capitalismo apátrida”) y también a los partidos políticos, como la CGT y hasta con los empresarios” nacionales”.
En este marco, las FFAA desplazan a Levingston, considerado incapaz de encontrar una salida por el Gral. Lanusse, dando así prioridad a la salida política, aspirando a reconstruir el poder y la legitimidad de un Estado cada vez más jaqueado. Quedaba postergada la cuestión del desarrollo, ya que seguía siendo acuciante la de la seguridad, que los militares no podían garantizar. Las discrepancias sobre como enfrentar a las organizaciones armadas y la protesta social eran crecientes y anunciaron futuros problemas.
Se creo el FUERO ANTISUBVERSIVO, tribunales especiales para juzgar guerrilleros.
Algunos sectores del estado y las FFAA iniciaron represión ilegal: secuestros, torturas y desaparición de militantes, o asesinatos a mansalva, como ocurrió con los guerrilleros en Telew en agosto de 1972.
Similares vacilaciones había con la política económica hasta que se opto por disolver el MINISTERIO DE ECONOMIA, repartido en secretarias sectoriales que se confiaron a representantes de cada una de los organismos corporativos.
El GAN , como propuesta inicial del gobierno contemplaba una condena general de la subversión ,garantías sobre política económica y respeto a las normas democráticas asegurando a las FFAA un lugar institucional de tutelar de la seguridad .Lo principal era acordar una candidatura presidencial de transición para la que LANUSSE se proponía.
1971- Perón releva a Paladino y lo reemplaza por Campora, subordinado al líder y cuando en 1972 se organiza la JUVENTUD PERONISTA, incluyo a su dirigente más notorio RODOLFO GALIMBERT, en su propio comando estratégico.
Alentó la HORA DE LOS PUEBLOS, y organizo su propio GAN, EL FRENTE CIVICO DE LIBERACION NACIONAL, con partidos aliados, la CGT Y CGE.
Lanusse planteo al principio que el GAN era condición para las elecciones pero tuvo que reducir las exigencias, dada la imposibilidad de negociar con Perón, terminando en julio de 1972 optando por exigir una condición mínima: que PERON NO FUERA CANDIDATO, a cambio de su propia proscripción.