II República Española: Crisis y Guerra Civil (1931-1936)

La Segunda República Española: De la Esperanza a la Guerra Civil

Introducción

La Segunda República Española se proclamó tras el amplio apoyo popular republicano en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Estas elecciones se consideraron un plebiscito entre los partidos del Pacto de San Sebastián, que agrupaba a republicanos y monárquicos.

El gobierno inicial fue de centro-izquierda reformista. Sin embargo, se produjo una radicalización de las posturas políticas tanto a la izquierda como a la derecha, influenciada por la política interior y la crisis de las democracias europeas. Esta polarización desembocó en una guerra civil.

El Bienio Radical-Cedista y la Revolución de 1934

El Ascenso del Centro-Derecha

Tras la victoria del centro-derecha en las elecciones de 1933, el Presidente de la República encargó formar gobierno a los radicales liderados por Lerroux. Este gobierno contó con el apoyo de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), un partido de carácter totalitario-fascista liderado por Gil Robles. A cambio de su apoyo, la CEDA exigió la anulación de las reformas del Bienio Reformista anterior.

Figuras como Manuel Azaña y otros líderes izquierdistas pidieron la disolución de las nuevas Cortes. La reforma agraria se paralizó, deteniendo la entrega de tierras e incluso devolviendo algunas tierras expropiadas a la aristocracia. Se decretó la libertad de contratación y de fijación de salarios. En 1935 se aprobó una Ley de Reforma de la Reforma Agraria que desmanteló gran parte de los avances previos.

La reforma militar también se detuvo y se colocaron en puestos clave a militares antirrepublicanos como Fanjul, Goded, Cabanellas, Mola y Franco. Se aprobó una Ley de Amnistía que liberó a los militares que se habían sublevado con Sanjurjo en 1932.

En materia de política religiosa y educativa, se asignó una partida presupuestaria para el clero y se paralizó la secularización de la enseñanza. Se anuló la enseñanza mixta y se detuvieron los programas de construcción de escuelas y de extensión cultural.

El proceso autonómico también se vio bloqueado. Los proyectos de Estatutos de Autonomía vasco y gallego no se tramitaron y no se transfirieron todas las competencias al Estatuto de Cataluña.

Polarización y Conflicto

En 1934, el país se encontraba profundamente polarizado. La derecha se aglutinaba en torno a la CEDA de Gil Robles y la Falange Española de las JONS de José Antonio Primo de Rivera. La izquierda contaba con Izquierda Republicana de Azaña, el PSOE de Largo Caballero e Indalecio Prieto, el PCE y los nacionalistas de Esquerra Republicana de Catalunya. La CNT se mantenía al margen de los partidos políticos.

La entrada en octubre de 1934 de tres ministros de la CEDA en el gobierno de Lerroux fue interpretada por la izquierda como una entrega de la República al fascismo. Los socialistas convocaron una huelga general, a la que se unieron los comunistas y los anarquistas, especialmente en Asturias. El conflicto se extendió a diversas ciudades del país, pero fue en Asturias y Cataluña donde adquirió mayor gravedad.

La Revolución de Asturias

En Asturias, la huelga se transformó en una revolución con el objetivo de abolir el régimen burgués. La UGT y la CNT, unidas en la Alianza Obrera, contaron con el apoyo del PSOE, el PCE y grupos trotskistas. Unos 20.000 trabajadores se alzaron, destituyeron a las autoridades, ocuparon Oviedo y establecieron un orden revolucionario. Su objetivo era el control del poder político por los trabajadores y la instauración de un estado proletario.

El gobierno encargó al general Franco y al ejército de África la represión de la rebelión, que fue sofocada el 19 de octubre. La represión fue brutal: se calcula que hubo 1.000 mineros muertos y 400 guardias civiles y militares, además de más de 2.000 heridos y 30.000 detenidos, entre ellos Azaña y otros líderes socialistas.

Consecuencias de la Revolución

Las consecuencias de la Revolución de 1934 fueron profundas:

  • El gobierno quedó desprestigiado por la dureza de la represión.
  • La derecha se radicalizó aún más, viendo en el ejército y la represión la única solución.
  • La Iglesia Católica se acercó más a la derecha.
  • Los patronos aprovecharon la situación para anular contratos, rebajar salarios y despedir a obreros.
  • Las organizaciones obreras sufrieron una dura represión.
  • Las posturas del centro-izquierda se acercaron debido a la represión y la falta de flexibilidad del gobierno.

El Camino hacia las Elecciones de 1936

El gobierno de Lerroux quedó desestabilizado tras la Revolución de Asturias, mientras que la CEDA se fortaleció, obteniendo cinco nuevos ministerios, incluyendo a Gil Robles como Ministro de la Guerra. Se implementaron las principales medidas contrarreformistas y se presentó un anteproyecto para modificar la Constitución.

En el otoño de 1935, el escándalo del estraperlo (concesión fraudulenta de licencias para la explotación de casinos) provocó la caída de Lerroux y los radicales.

La derecha se radicalizó aún más. José Calvo Sotelo fundó el Bloque Nacional, que defendía un estado autoritario-fascista. Tanto Gil Robles como Calvo Sotelo consideraron la posibilidad de un golpe militar.

La izquierda, por su parte, reclamó la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones. Azaña recuperó el liderazgo y los comunistas y socialistas acercaron posturas, formando el Frente Popular.

Lerroux dimitió y Gil Robles reclamó la jefatura del gobierno. Alcalá Zamora se negó y disolvió las Cortes, convocando elecciones para febrero de 1936.

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