Introducción
La descolonización es un proceso histórico contemporáneo cuyo máximo desarrollo ha tenido lugar entre el final de la Segunda Guerra Mundial y mediados de la década de los años sesenta. Desde el inicio de la Edad Moderna la descolonización ha sido una constante ligada a los episodios coloniales emprendidos por las naciones europeas. La independencia de las últimas colonias del imperio portugués en África, pusieron fin a un ciclo colonial iniciado en el siglo XIV, el de los imperios marítimos. La liquidación del sistema colonial moderno y contemporáneo, producida en diversas etapas, dio lugar al nacimiento de un gran número de países jóvenes, todos ellas acogidos en el seno de la Organización de Naciones Unidas (ONU). La lucha por la consolidación de regímenes justos en todos estos países es el centro de las historias nacionales recientes de los continentes asiático y africano.
No deja de sorprender la gran velocidad con que, durante la segunda mitad del siglo XX, se produjo el derrumbe de unos imperios que, fruto del aporte de los sistemas administrativos y políticos europeos, se habían conformado con gran precisión durante largo tiempo. La resignación con que Gran Bretaña y Francia hubo de asumir los procesos de independencia de las naciones de Asia yÁfrica solo es explicable a partir de dos condiciones. La primera, la maltratada situación económica de las potencias al terminar la Segunda Guerra Mundial. Y la segunda, la fuerza imparable de los movimientos nacionales de autodeterminación.
Las comunicaciones habían dejado de ser esencialmente marítimas y las nuevas formas de la economía permitirían a los países fuertes dominar territorios sin necesidad de ocuparlos. Sobre los países independizados se consolidó un colonialismo de sustitución no sustentado en el control marítimo.
La descolonización tiene como consecuencia la independencia, pero esta, sin embargo, no se alcanza en muchos países de una forma completa, pues aunque la mayoría consigue su soberanía política, los lazos que les unen al pasado colonial quedan profundamente estrechados, manteniéndose una dependencia social, económica y cultural que condicionan su posterior desarrollo cayendo en una nueva modalidad de colonialismo.
Los procesos de independencia de las primeras etapas de la historia poscolonial tuvieron una fuerte impresión personalista de los líderesnacionales y una acentuada tendencia hacia el golpismo y las convulsiones.
La descolonización en Asia
La India: la independencia y la partición
El movimiento nacionalista en la India es uno de los más antiguos y originales que aparecieron en las antiguas colonias. Organizado en torno al Partido del Congreso, fundado en 1885, liderado por Gandhi, defensor de la no violencia. Junto a su discípulo y principal líder político del movimiento, Nehru, reclamó insistentemente la independencia, concretando esta demanda en la resolución «Quit India» de 1942.
La victoria de los laboristas de Atlee en 1945 facilitó las negociaciones que se iniciaron ese mismo año. Muy pronto surgieron dos posturas enfrentadas, mientras que Gandhi y Nehru defendieron el mantenimiento de un único estado politeísta, el líder de la Liga Musulmana, Ali Jinnah, planteó la partición de la colonia en dos estados, uno hindú y otro musulmán.
Tras una guerra civil que desgarró al país (1946-1947), Nehru finalmente se avino a la idea de la partición reuniéndose en junio de 1947 la Conferencia de Nueva Delhi con Jinnah y Lord Montubatten en representación del gobierno de Londres.
El resultado fue el nacimiento de dos estados independientes, el 15 de agosto de 1947: la Unión India, de mayoría hindú y dirigida por el Partido del Congreso de Nehru y Pakistán, de mayoría musulmana. Las transferencias de población que acompañaron esta partición se convirtieron en un brutal baño de sangre.
La descolonización de África
Las independencias en la región del Magreb
Burguiba, líder del tunecino partido Neo-Destur (Nueva Constitución), planteó una estrategia negociada por etapas. Interrumpidas las negociaciones por el gobierno de París en 1951, la respuesta armada de los tunecinos llevó a que en 1954 Túnez obtuviera la plena autonomía política y en 1956 la independencia.
En Marruecos, el partido Istiqlal (Partido de la Independencia) trataba de conseguir la independencia bajo la soberanía del Sultán Mohamed Ben Youssef, que gozaba de poderes teóricos bajo la administración francesa. La tensión finalmente estalló con graves disturbios brutalmente reprimidos en Casablanca en 1952. La respuesta francesa fue deportar al sultán a Magadascar, lo que provocó la insurrección general Finalmente los franceses tuvieron que ceder. El sultán, que pronto sería el rey Mohamed V, retornó triunfalmente en noviembre de 1955, y el reino de Marruecos alcanzó la independencia el 2 de marzo de 1956. La España de Franco no puso ningún impedimento para conceder la independencia en la zona norte que controlaba y cedieron a las nuevas autoridades de Rabat el control del conjunto del territorio.
El proceso de independencia en Argelia constituyó uno de los episodios más sangrientos del proceso descolonizador. La presencia de una fuerte minoría europea llevó a que el gobierno de París se negara a aceptar las demandas nacionalistas. La guerra de Argelia (1954-1959), fue un episodio enormemente traumático tanto para la metrópoli como para la colonia. El enfrentamiento entre el Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino y el ejército francés provocó que casi medio millón de argelinos musulmanes y 25.000 soldados franceses perdieron su vida en el conflicto.
La gravedad de la situación llevó a que en Francia se llegara al borde de la guerra civil. La vuelta al poder de De Gaulle salvó al país del conflicto y trajo una nueva constitución para Francia. Con respecto a Argelia, De Gaulle, que llegó al poder como abanderado de la defensa de la «Argelia francesa», tuvo que ceder finalmente e iniciar negociaciones con el FLN. Los Acuerdos de Evian abrieron el camino a la proclamación de la independencia en julio de 1962.
El Movimiento de los Países No Alineados
Los países del Tercer Mundo, muchos de ellos recién llegados a la independencia tras el período colonial, estaban abocados a una escena internacional en la que tenían un escaso protagonismo y en la que la dinámica del enfrentamiento entre los bloques les llevaba a un forzoso alineamiento con uno u otro.
La Conferencia afro-asiática de Bandung en 1955
La iniciativa de su convocatoria provino de los cinco primeros países descolonizados en Asia: Pakistán, India, Indonesia, Ceilán y Birmania. La figura impulsora fue Nehru. El líder hindú asistía alarmado a la extensión de la guerra fría al continente asiático tras el conflicto de Corea y quería evitar a toda costa que Asia se dividiera en bloques enfrentados tal como la formación de la SEATO o la alianza chino-soviética parecía anunciar.
Los cinco países decidieron convocar una Conferencia en la ciudad indonesa de Bandung en abril de 1955. Veintinueve países acudieron: 23 asiáticas, de los que 14 procedían del Asia oriental, y 6 africanos, de los que 4 pertenecían al África negra. Ni la China nacionalista ni Israel fueron invitadas para evitar el boicot de la China Popular y de los países árabes respectivamente, ni tampoco lo fue África del Sur, condenada por su política de apartheid. Representantes de los países del Magreb (Marruecos, Argelia y Túnez), que aún no habían alcanzado la independencia, enviaron observadores a la Conferencia.