Independencias Americanas y la Formación del Estado Liberal

Las independencias americanas estuvieron profundamente relacionadas con la construcción del Estado liberal. Antes de 1808, las causas internas que impulsaron las independencias fueron el descontento de la burguesía criolla, por su exclusión de cargos políticos, la política comercial restrictiva y los altos impuestos de España. Además, las ideas ilustradas y el ejemplo de las Trece Colonias británicas influyeron en el proceso. Tras la invasión napoleónica en 1808, las colonias, al no reconocer la legitimidad de las autoridades impuestas por José Bonaparte, empezaron a formar Juntas locales y a proclamar su independencia.

Etapas del Proceso de Independencia

  • 1810-1814: Las colonias se organizaron en Juntas y algunas se declararon independientes.
  • 1814-1820: España intentó sofocar las rebeliones, pero la independencia avanzó, especialmente en Colombia y el Cono Sur, con el apoyo de Inglaterra y Estados Unidos.
  • 1820-1823: En el contexto del triunfo liberal en España, varios territorios, como México y Perú, lograron su independencia.
  • 1823-1833: Con la derrota definitiva de las fuerzas realistas en Ayacucho en 1824, se consolidó la independencia de la mayor parte de América, aunque las islas antillanas quedaron bajo dominio español.

Consecuencias de la Independencia

Las consecuencias para América fueron mixtas: la independencia no resolvió los conflictos internos, y las nuevas repúblicas enfrentaron fragmentación política, luchas entre caudillos y la perpetuación de las desigualdades sociales. A pesar de la independencia política, la dependencia económica continuó con la intervención de países como Estados Unidos y Gran Bretaña.

Para España, la pérdida de sus colonias significó su relegación como potencia mundial, con consecuencias territoriales y económicas graves, ya que perdió los recursos de América y su mercado comercial. Este proceso de independencia estuvo ligado a la construcción de un Estado liberal, pero también evidenció las tensiones internas y la falta de unidad en las nuevas naciones.

La Constitución de 1869 y su Relevancia en el Constitucionalismo Español del Siglo XIX

La Constitución de 1869 fue la primera constitución democrática liberal de la historia de España, promulgada en el contexto de la Revolución de 1868, conocida como «La Gloriosa», que derrocó a la reina Isabel II. Fue un resultado del creciente malestar político y social por los escándalos de corrupción, la pérdida de prestigio de la monarquía y la deriva inconstitucional de sus últimos gobiernos. Esta Constitución se inscribió en un periodo de profundas transformaciones políticas en Europa, reflejando el espíritu de las revoluciones liberales de 1848, e inspirándose en textos como la Constitución belga de 1831 y la estadounidense de 1787.

Características Principales de la Constitución de 1869

  • Soberanía popular
  • Sufragio universal masculino
  • Separación de poderes
  • Garantía de derechos fundamentales como la libertad de expresión, la inviolabilidad de la propiedad, la libertad religiosa y la libertad de prensa.

La forma de gobierno se estableció como una monarquía parlamentaria democrática, con un sistema de gobierno en el que el rey no tenía capacidad legislativa directa y su papel estaba limitado a la mediación entre las fuerzas políticas. El Parlamento estaba compuesto por un Congreso elegido por un sistema proporcional y un Senado con ciertas restricciones para su elección.

La Constitución también promovió una descentralización administrativa, estableciendo una autonomía local para los ayuntamientos y diputaciones provinciales, así como la igualdad de derechos entre las provincias peninsulares y las colonias de ultramar como Cuba y Puerto Rico. Sin embargo, la aplicación de esta Constitución se vio afectada por la inestabilidad política y social del momento: el breve reinado de Amadeo de Saboya, la proclamación de la I República en 1873, y los diversos conflictos internos como la guerra de Cuba, los levantamientos cantonales y la inestabilidad política. A pesar de sus avances, la persistente inestabilidad y la oposición de sectores conservadores y tradicionalistas, tanto en la política como en la sociedad, llevaron a que la Constitución de 1869 fuera sustituida en 1876 por una más conservadora durante la restauración de los Borbones. La Constitución de 1876 consolidó una monarquía más moderada, restaurando el control de la Iglesia y preservando las desigualdades sociales, en contraste con la Constitución de 1869, que había sido mucho más radical y democrática. En resumen, la Constitución de 1869 representó un paso crucial hacia la democratización en España, aunque su implementación se vio truncada por la inestabilidad política y la fuerte resistencia conservadora del momento.

El Sistema Político Canovista y la Estabilidad de la Restauración

El sistema político canovista, establecido durante la Restauración (1874-1923), buscó consolidar la estabilidad en España tras la inestabilidad política del siglo XIX. Este modelo se basó en la alternancia pacífica en el poder entre el Partido Conservador, liderado por Cánovas, y el Partido Liberal, encabezado por Sagasta. Inspirado en el sistema británico, el régimen estableció una monarquía fuerte que actuaba como árbitro del sistema político y un Parlamento bicameral, con una Cámara Baja elegida por sufragio censitario y un Senado no elegido por el pueblo, sino designado por el Rey y el Gobierno.

Características del Sistema Canovista

La Constitución de 1876, moderada y conservadora, reflejaba la necesidad de mantener el poder monárquico mientras intentaba abarcar un amplio espectro del liberalismo. Aunque se proclamaban derechos, estos eran limitados por leyes ordinarias que restringían libertades claves como la de expresión, asociación y reunión. La confesionalidad del Estado y el control de la Iglesia sobre la educación eran otros aspectos centrales del régimen.

El sistema político excluía a otros movimientos políticos, favoreciendo a las élites conservadoras y a la Iglesia. La alternancia en el poder, formalmente un principio democrático, se realizaba mediante el llamado «turnismo«, que era asegurado por la manipulación electoral y la corrupción, particularmente a través del caciquismo. Este sistema permitía que los líderes de los dos partidos dinásticos se turnaran en el poder sin necesidad de que existiera una verdadera competencia electoral ni de que se respetara la voluntad popular. La práctica del fraude electoral, como el «pucherazo«, garantizaba que las elecciones no reflejaran una verdadera democracia.

¿Era el Sistema Canovista un Sistema Democrático?

Aunque el sistema permitió cierta estabilidad política, no puede considerarse democrático. La participación ciudadana era limitada, la oposición estaba excluida del poder y las elecciones eran mayormente fraudulentas, lo que provocó un alto nivel de abstención y desinterés por parte de la población. En resumen, el sistema canovista era una fachada democrática controlada por élites mediante prácticas corruptas que impedían una auténtica representación popular.

Corrientes Ideológicas del Movimiento Obrero y Campesino Español (Siglos XIX y XX)

El movimiento obrero y campesino español entre los siglos XIX y XX surgió como respuesta a las duras condiciones laborales y de vida, caracterizadas por salarios bajos, jornadas largas, trabajo infantil, y la ausencia de protección social y seguridad laboral. Los trabajadores, principalmente del campo y la industria, se organizaron en diversas corrientes ideológicas: socialistas y anarquistas.

Socialistas

Los socialistas, inicialmente reformistas y pacíficos, defendían la participación política de los trabajadores, la propiedad colectiva de los medios de producción, y la mejora de las condiciones laborales a través de sindicatos y partidos políticos. El PSOE, fundado en 1879, y la UGT, fundada en 1888, fueron sus principales representantes. A través de huelgas y negociaciones, exigían derechos como la jornada de ocho horas y el sufragio universal. En los primeros años del siglo XX, el PSOE comenzó a obtener representación electoral.

Anarquistas

Por otro lado, los anarquistas, liderados por la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), rechazaban cualquier forma de colaboración con el Estado, abogando por una revolución que destruyera las estructuras de poder. Su influencia era fuerte en Andalucía y Cataluña, donde predominaba el trabajo agrícola y la industria textil. Inicialmente, su estrategia se centraba en la acción directa y el sabotaje, pero a finales del siglo XIX y principios del XX, adoptaron el anarcosindicalismo, buscando una organización sindical de los trabajadores en lugar de una revolución violenta.

Otras Formas de Organización

Además de estas corrientes, existieron otras formas de organización como el mutualismo, que se basaba en la ayuda mutua entre trabajadores, y el sindicalismo católico, que surgió con la influencia de la Iglesia y se centraba en la instrucción y la recreación de los obreros, sin un enfoque directamente reivindicativo.

El movimiento obrero fue crucial en la lucha por mejorar las condiciones de vida y trabajo de los sectores más desfavorecidos, aunque las distintas corrientes ideológicas tenían enfoques divergentes sobre la manera de lograr estos objetivos.

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