Comparativa de la Revolución Industrial Española con la Europea
Mientras los países del centro y norte de Europa experimentaban la Segunda Revolución Industrial en las décadas de 1880 y 1890, impulsada por el motor de explosión, nuevas industrias, materias primas y formas de organización empresarial y laboral, España se encontraba rezagada. Este retraso en la industrialización española la hizo muy dependiente del capital internacional para establecer empresas competitivas. La dificultad para acceder a los mercados internacionales en condiciones ventajosas frente a otros países mejor posicionados industrialmente obstaculizó la expansión industrial española.
Factores que Explican el Retraso de la Industrialización Española
- Cambios sociales tardíos: La clase media y la burguesía española mostraban más interés en inversiones agrarias que en la industria, a diferencia de la burguesía centroeuropea, ligada a la actividad industrial y comercial.
- Ausencia de una revolución agraria: A diferencia de Inglaterra, Holanda y el norte de Francia, España no experimentó una revolución agraria que aumentara la producción y liberara mano de obra para la industria.
- Falta de un sector bancario sólido: No existía un sector bancario que financiara adecuadamente los proyectos industriales.
- Inestabilidad política: Las luchas entre progresistas y conservadores generaron un entorno político inestable.
- Escasez y dispersión de recursos: Las materias primas y las fuentes de energía eran escasas y estaban dispersas.
- Lento crecimiento demográfico: El crecimiento demográfico español era lento, lo que no generaba una fuerte demanda para el mercado.
- Desarrollo insuficiente de la red de transportes: La red de transportes por ferrocarril y carretera era insuficiente y estaba mal conectada con Europa.
En el siglo XIX, España carecía de grandes capitales para invertir en la industria. Los pocos capitales existentes se orientaban hacia la especulación financiera o la compra de tierras y deuda pública. Esto llevó a una dependencia de capitales extranjeros, especialmente en sectores como la siderurgia, la minería y la construcción ferroviaria, con la consecuente fuga de beneficios al exterior. La pérdida de las colonias también afectó negativamente a la economía española y a su incipiente industria.
A mediados del siglo XIX, no existía un mercado interior consolidado en España. Solo el sector textil catalán experimentaba un desarrollo industrial consistente. El sector siderúrgico no lograba consolidarse debido a la escasa demanda y a la baja calidad y alto costo del carbón nacional. Destacaron los altos hornos asturianos y vascos, pero sin poder competir internacionalmente. La mayoría de la minería española del siglo XIX quedó en manos extranjeras.
El «Boom Ferroviario» y su Impacto
El «boom ferroviario» de mediados de la década de 1850 fue significativo para la economía española. Se desarrolló durante el bienio progresista, con la Ley General de Ferrocarriles de 1855, que impulsó la construcción de la red principal, aunque con deficiencias. El capital francés fue el más importante, y el «boom ferroviario» generó euforia financiera. Entre 1855 y 1865 se construyeron las principales líneas, pero los beneficios no se reflejaron en la economía del país, y el proceso se detuvo en 1866 debido a la falta de rentabilidad.
Desarrollo Industrial Durante la Restauración (1876-1890)
A partir de 1876, con la Restauración de Alfonso XII, se produjo un desarrollo de la industria española, coincidiendo con una época de prosperidad económica internacional. Se asentó el capitalismo industrial, creció la industria textil catalana y la siderurgia vasca. Se duplicaron las vías férreas, se mejoraron las carreteras y se difundieron el telégrafo, el teléfono, la electricidad y los inicios de la industria química y del cemento.
El sector financiero no tuvo un papel protagonista en la industrialización española del siglo XIX, a diferencia de lo que ocurrió en el centro y norte de Europa. Madrid, País Vasco y Cataluña fueron los referentes financieros. No llegó a producirse una unión significativa entre el capital financiero y las industrias.
El Estado español tampoco proporcionó el apoyo necesario para consolidar el proceso de industrialización. Mientras los principales países europeos iniciaban la Segunda Revolución Industrial alrededor de 1870-1880, España apenas había comenzado su industrialización en sectores tradicionales y en unas pocas regiones.
Evolución de la Industria Textil Catalana, la Siderurgia y la Minería en el Siglo XIX
En el siglo XIX, la industria española surgió en áreas con buenas condiciones para el comercio exterior (con América o el norte de Europa), con una industrialización previa desde el siglo XVII (costa levantina), o con recursos como carbón y hierro, que impulsaron una incipiente industria siderometalúrgica.
Conceptos Adicionales
- PSOE: Partido fundado en Madrid en 1879 por Pablo Iglesias, tras la disolución de la Primera Internacional. Nació para defender los intereses de los obreros españoles, definiéndose como socialista, marxista y de clase obrera. Inicialmente con poca influencia, a principios del siglo XX entró en la vida política, y en 1910 Pablo Iglesias fue elegido diputado. El PSOE evolucionó hacia una socialdemocracia pragmática. En 1920/21 sufrió escisiones que formaron el PCE.
- Nacionalismo: Ideología que enfatiza la nación como referente cultural, histórico y lingüístico. Surgió como doctrina política en el primer tercio del siglo XIX, buscando la construcción de un Estado como instrumento político.
- Desastre del 98: Consecuencia de la guerra hispano-norteamericana de 1898, que supuso la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que pasaron a ser administradas por Estados Unidos. Para España, esta pérdida colonial generó una crisis de identidad nacional.