Internacionalismo Proletario
En el Manifiesto Comunista, Marx y Engels describen cómo el proletariado evoluciona y, a través del desarrollo industrial, se concentra y fortalece. «El proletariado pasa por diferentes etapas de desarrollo. Su lucha contra la burguesía comienza con su existencia (…) con el desarrollo de la industria, el proletariado no solo aumenta en número, sino que se concentra en grandes masas, su fuerza crece y se hace sentir (…) Los intereses, las condiciones de vida en el interior del proletariado se vuelven cada vez más semejantes (…) De ahí en adelante, los trabajadores empiezan a unificar sus fuerzas contra la burguesía; se aglutinan con el objeto de conservar el nivel de sus salarios; fundan asociaciones permanentes con el objetivo de organizar con anticipación estas rebeliones ocasionales.»
Este contexto propició la creación de la Primera Internacional. En 1848, las revoluciones democráticas burguesas en Francia, Alemania, Austria, Italia, Polonia y Hungría fueron derrotadas, llevando a muchos perseguidos políticos a Londres. Allí, las divisiones de clase se hicieron evidentes, mientras en sus países de origen se formaban clubes y asociaciones para mantener viva la llama revolucionaria.
Eventos internacionales como la guerra de independencia italiana en 1859 y la Guerra Civil en Estados Unidos en 1861 impulsaron cambios en la clase obrera. En Francia, se lograron derechos al voto y la legalización de sindicatos. En Inglaterra, aunque los obreros tenían derecho a sindicalizarse desde 1825, carecían del derecho al voto. La Guerra Civil estadounidense y el embargo de algodón causaron miseria entre los obreros textiles ingleses, dando lugar al «Nuevo Sindicalismo«.
La Feria Industrial de Londres en 1862 facilitó el contacto entre obreros franceses e ingleses. El 28 de septiembre de 1864, en el St. Martin’s Hall de Londres, se fundó la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), la Primera Internacional. Marx redactó los estatutos y pronunció el discurso inaugural.
La Primera Internacional no fue un partido, sino un Frente Único Obrero entre líderes políticos y sindicales. Desde la AIT se impulsaron reformas políticas en Inglaterra, una legislación laboral más progresiva en Europa, la organización sindical y el apoyo a huelgas. La solidaridad con la lucha de Lincoln contra los esclavistas y el apoyo a la Comuna de París provocaron el odio de la burguesía.
La Primera Revolución Obrera: La Comuna de París
La guerra franco-prusiana de 1870 culminó en la derrota de Francia. Los obreros parisinos, organizados en la Guardia Republicana, tomaron la dirección de París. Fue la primera experiencia de asalto obrero al poder político y la construcción de un gobierno obrero basado en la movilización revolucionaria.
La Comuna de París duró 72 días, pero sus lecciones fueron inmensas. Lenin, en «El Estado y la Revolución«, citó las conclusiones de Marx sobre la Comuna para argumentar contra el parlamentarismo y defender la dictadura del proletariado.
Los errores de la Comuna, como no expropiar el Banco de Francia y la insuficiente aplicación de la violencia revolucionaria, según Engels, contribuyeron a su derrota a manos de la burguesía francesa y las tropas prusianas.