Isabel II: El Reinado Efectivo (1843-1868)
En otoño de 1843, Isabel II, con 13 años, fue proclamada mayor de edad para evitar una nueva regencia. Se inició un periodo de 29 años en el que se constituyó el nuevo Estado liberal. Durante este tiempo, los moderados ocuparon el gobierno la mayor parte del tiempo. En esta etapa se procedió a la configuración del Estado liberal: aparato político, administrativo y fiscal. El estado liberal respondió a los intereses de la burguesía, tanto grande como mediana.
En 1844, el moderado Narváez fue nombrado jefe de gobierno. Durante los 10 años siguientes se sucedieron gobiernos de carácter moderado. Esta fue una época de cierta estabilidad y orden. Se trataba de un sistema oligárquico en el que las Cortes fueron suspendidas con cierta frecuencia y se practicó el falseamiento electoral. Según su ideología, pretendía hacer compatible el orden con la libertad. El moderantismo se basaba en un liberalismo doctrinario: una especie de visión conservadora del liberalismo. Los ideólogos más destacados fueron Juan Donoso Cortés y Jaime Balmes. Una de las primeras medidas de los moderados fue la elaboración de la Constitución de 1845, una de las más duraderas, cuyos principales puntos eran:
- Soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
- División de poderes: el poder del rey y el ejecutivo se fortalecieron (ministros) y el poder legislativo lo tenían las Cortes y el rey.
- Reconocimiento de derechos: confesionalidad del Estado (catolicismo como religión oficial) y limitación de la libertad de imprenta.
Cortes bicamerales: Senado formado por miembros vitalicios nombrados por el rey, y Congreso de los Diputados, elegidos por sufragio censitario muy restringido. En política interior, se tomaron medidas para conseguir una mayor centralización y mejor administración:
- Fundación de la Guardia Civil, cuerpo armado de organización militar, fundado por el Duque de Ahumada, para mantener el orden público, y defender las propiedades y a las personas. Tuvo presencia fundamental en el medio rural.
- Ayuntamientos: el gobierno se reservaba el nombramiento de todos los alcaldes. Se creó la figura del gobernador civil, lo que favoreció la corrupción electoral para los habituales manipuladores de votantes.
- Se procedió a la unificación legislativa: se homogeneizó el sistema de pesos y medidas con la adaptación del sistema métrico decimal, se aprobó un nuevo Código Penal y se reguló la instrucción pública.
- El ministro Alejandro Mon y Ramón Santillán elaboraron la Ley de Mon-Santillán, que fue la reforma tributaria más importante, que pretendía mejorar la eficacia del sistema de impuestos para obtener un aumento de los ingresos estatales, reducir el déficit y costear la realización de infraestructuras. Esta reforma respondió a los principios de igualdad y prosperidad.
Se firmó un Concordato con la Santa Sede por el que el Estado se comprometió a sostener los gastos eclesiásticos (culto y clero). La Santa Sede aceptó la venta de las tierras desamortizadas realizadas años atrás.
Desde 1850, el autoritarismo y la corrupción de los gobiernos moderados fueron aumentando. Los demócratas reivindicaban el sufragio universal y la asociación sindical. Así, en junio de 1854 estalló una revolución que se concretó con el pronunciamiento del general O’Donnell en Vicálvaro. Tras la dificultad inicial después del enfrentamiento con las tropas gubernamentales, mediante el Manifiesto de Manzanares, redactado por Cánovas del Castillo, se obtuvo el apoyo de amplias capas populares, de los progresistas y de los demócratas. La proclama se extendió por las grandes ciudades, donde se formaron juntas revolucionarias.
Tras estos hechos, la reina encargó al general Espartero la formación de un nuevo gobierno al frente de los progresistas. Los dos años que duró este gobierno fueron verdaderamente inestables. Se llevaron a cabo diferentes reformas:
- Desamortización general, o civil, del ministro de Hacienda, Madoz (1855), que afectó a las propiedades del clero, pero sobre todo a los bienes de propiedad municipal. El objetivo era reducir el déficit estatal y financiar nuevas y necesarias obras públicas. Sin embargo, las clases menos pudientes fueron muy perjudicadas, ya que dejaron de disfrutar de los terrenos comunales (bienes propios y comunes) de su municipio.
- Ley de Ferrocarriles, para consolidar un mercado nacional, y Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias, con la que nació el Banco de España.
- Elaboración en 1856 de una constitución que no llegaría a promulgarse: la Non Nata.
Durante el bienio progresista estalló una gran conflictividad social (huelgas y motines). El bienio concluyó con la destitución de Espartero y el nombramiento de O’Donnell en su lugar.
En los siguientes años al bienio progresista apareció un nuevo partido, Unión Liberal, creado y liderado por O’Donnell, que pretendía ser un grupo de centro que aglutinase a los moderados de izquierda y a los progresistas.
Entre 1856 y 1858 la reina confió la presidencia del Consejo de Ministros a Narváez, con lo que se volvió al modelo anterior a 1854. Se rehabilitó la Constitución de 1845, se suspendió la desamortización, se retomaron las relaciones con la Santa Sede y se reformó en sentido restrictivo el Senado. Se aprobó la Ley Moyano (1857) por la que se ordenaba el sistema educativo. En 1858, O’Donnell regresó al poder, lo que significó un periodo de siete años, conocido como «gobierno largo de O’Donnell«, en el que se consiguió una importante estabilidad política y el mantenimiento del orden público. La Unión Liberal logró el progreso económico, ya que potenciaron la expansión del ferrocarril, la industria metalúrgica, el desarrollo industrial y favorecieron la entrada de empresas inversoras de capital extranjero.
En el ámbito exterior volvieron a colaborar internacionalmente, pero la mayoría de las veces actuaron a favor de Francia y Reino Unido, por lo que se obtuvieron escasos beneficios.
A partir de 1863, retomó el autoritarismo y la represión de los gobiernos moderados. La inseguridad se agravó por la fuerte crisis económica. La expulsión del catedrático Emilio Castelar provocó una revuelta estudiantil, la Noche de San Daniel (1865). En junio de 1866, se produjo una revuelta militar en el cuartel de San Gil. Estos sucesos llevaron a los progresistas, demócratas y republicanos a firmar el Pacto de Ostende (1866), dirigido por el general Prim, por el que se comprometían a derrocar a Isabel II. En septiembre de 1868 se produce la revolución La Gloriosa, en la que Isabel II se vio obligada a abandonar el país.
El Sexenio Democrático (1868-1874): Intentos Democratizadores
La Revolución, el Reinado de Amadeo I y la Primera República
La Gloriosa y la regencia de Serrano: en septiembre de 1868 se produjo un pronunciamiento militar en Cádiz. Los generales Prim, Serrano y el almirante Topete, entre otros, se agruparon contra el régimen tras la proclama de «¡Viva España con Honra!«. El ejército isabelino fue derrotado por las tropas de Serrano en el puente de Alcolea. Madrid se sublevó, la reina abandonó el país camino del exilio y un gobierno provisional, presidido por el general Serrano, asumió el poder. El gobierno proclamó la libertad de imprenta y enseñanza, de reunión y asociación, implantando el sufragio universal masculino y convocó Cortes constituyentes que elaboraron la Constitución de 1869, donde España quedó configurada como una monarquía parlamentaria. El 15 de junio el general Serrano fue designado regente. El general Prim, presidente del gobierno y ministro de Guerra, inició la búsqueda de un soberano en Europa que fuera católico, de una casa reinante con tradición liberal, que no inquietase a las potencias europeas de Francia y Prusia y que no fuera miembro de los Borbones españoles. Se decidió por Amadeo de Saboya, hijo menor del rey de Italia, y fue proclamado rey por las Cortes en noviembre de 1870.
El reinado de Amadeo de Saboya: era miembro de una familia real unida al constitucionalismo, profundamente católico, pero era un extranjero que desconocía España y su idioma. Su llegada estuvo marcada por el asesinato de Prim, con quien perdía a su principal valedor. Amadeo I contó con el respaldo de los constitucionalistas, unionistas y progresistas moderados. El rey, a pesar de ese apoyo, encontró una fuerte oposición y tuvo que enfrentarse a varios problemas: la reactivación del carlismo en el norte peninsular, pues el autoproclamado Carlos VII dirigió la Tercera Guerra Carlista en el País Vasco, Navarra, Cataluña y Levante; la agudización de la guerra de independencia en Cuba; el aumento de actividad del movimiento obrero con huelgas y ocupación de tierras; la Internacional fue declarada ilegal en mayo de 1872. Amadeo I, convencido de que no había podido llevar la felicidad a su pueblo, abdicó en febrero de 1873.
La Primera República: el Congreso de Diputados y el Senado, reunidos en Asamblea Nacional, proclamaron la República por amplia mayoría ante la ausencia de un rey constitucional. El presidente Estanislao Figueras convocó Cortes constituyentes con el objetivo de elaborar una constitución acorde con la nueva forma de Estado. Durante el mandato de su sucesor, el federalista Pi y Margall, se presentó un proyecto de constitución federal, pero la situación era de marcado enfrentamiento. A la actitud centralista de la oposición republicana y al enfrentamiento del gobierno con los monárquicos, se unían la impaciencia de los seguidores de Pi y Margall, quienes habían adelantado a la proclamación del Estado federal y habían declarado la autonomía en algunas provincias y ciudades, que se constituyeron en cantones. Fue el comienzo de la revolución cantonal. El 18 de julio de 1873, el presidente tuvo que dimitir. El cantonalismo fue un movimiento insurreccional que supuso la radicalización del federalismo republicano. Propugnaba una República Federal dividida en cantones (estados con todos sus derechos formados alrededor de una ciudad, declarados autónomos al poder central). En los lugares de mayor incidencia del movimiento se constituyeron juntas, apoyadas en milicias locales, que tenían como fin conseguir un nuevo reparto territorial del Estado. El nuevo presidente, Nicolás Salmerón, recurrió al ejército para reprimir las sublevaciones cantonales, pero se negó a firmar penas de muerte y dimitió. Le sucedió en septiembre el republicano Emilio Castelar, que intentó conducir la República de acuerdo al principio de autoridad, para lo que suspendió las Cortes hasta enero. El carlismo se consolidó con la victoria de la batalla de Montejurra y la ocupación de Estella y Eibar. Bilbao volvió a ser asediado por los carlistas, que se mostraron incapaces de ampliar el territorio. El movimiento obrero, encuadrado en la Federación Regional Española, llevó a cabo una revolución social, aunque los obreros colaboraron con los cantonalistas en ciudades como Alcoy. La guerra de Cuba prosiguió con unos rebeldes consolidados por las dificultades de la metrópoli. El fin del Sexenio. La interinidad: al reanudarse las sesiones de las Cortes en enero de 1874, el presidente Castelar fue rechazado por la asamblea. Cuando los diputados deliberaron sobre la situación, un golpe de Estado, dirigido por el general Pavía, disolvió las Cortes republicanas. Emilio Castelar dimitió y se nombró un gobierno nacional, dirigido por Francisco Serrano, con el apoyo de radicales, conservadores y republicanos unitarios. Serrano gobernó según la Constitución de 1869, y el cantonalismo fue sometido.
Reinado de Alfonso XII: El Sistema Canovista y la Constitución de 1876
- 1874: golpe de Estado del general Pavía que pone fin a la Primera República y al Sexenio Democrático.
- Pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto: pone fin al gobierno provisional de Serrano, imponiéndose la Restauración.
- Vuelta de los Borbones a la monarquía española, tras el nombramiento del hijo de Isabel II, Alfonso XII, como rey.
- Alfonso XII llegó al poder gracias a Antonio Cánovas del Castillo, que le ayudó a ganarse el apoyo del pueblo, al firmar el Manifiesto de Sandhurst, donde decía que iba a respetar el liberalismo, la religión católica y el constitucionalismo.
- El monarca se acercó al ejército, gracias a su intervención al intentar frenar la guerra carlista.
- La creación de un nuevo sistema monárquico estable fue la verdadera función de Cánovas. Se basaba en el equilibrio entre libertad y orden. Este sistema se conoció como sistema canovista. Su fundamento fue el intento de crear un sistema político válido para unionistas, progresistas, moderados y demócratas, con la condición de aceptar la monarquía y la alternancia en el gobierno, creando un marco político estable.
- Crear una constitución que perdurase y pusiese fin a los pronunciamientos para conseguir el poder.
- Sistema apoyado por hombres de negocios (con grandes intereses económicos, nobles y burgueses) y apoyo militar de los altos cargos del ejército.
- Sistema muy valorado por los precursores de los últimos conflictos, que para Cánovas fueron los pilares de la historia de España, ya que crearon la monarquía y las Cortes, adoptando el viejo ideario, donde la soberanía residía en las Cortes y el rey por igual, consiguiendo una estabilidad política entre el rey y el pueblo.
- Sistema fundamentado en el modelo parlamentario británico, que se basaba en dos grandes partidos que aceptaban turnarse en el poder, que debían pasar a la oposición en caso de perder la confianza del rey, y respetar la obra legislativa de los que le remplazaban.
- Cánovas, siguiendo el modelo, creó dos grandes grupos (conservadores y liberales), quedándose al margen los partidos no dinásticos (nacionalistas, carlistas y republicanos).
- A la cabeza de los dos grupos estaban Sagasta (liberal) y Cánovas (moderado), dieron lugar al turnismo.
- Sistema que otorga poder al pueblo, ya que estos tenían que votar el cambio de partido. Así, cuando se convocaban elecciones, se manipulaban para que saliera el partido deseado. Las técnicas de manipulación eran: el pucherazo, el caciquismo y el encasillado.
- Sistema basado en la longevidad de la Constitución de 1876, ya que estaba acostumbrada al turnismo de los partidos, para que se pudiera modificar los ideales cada vez que había un partido en el poder.
- Constitución moderada, con soberanía compartida entre el rey y las Cortes; con sufragio censitario, que más tarde pasaría a ser universal; con división de poderes: ejecutivo (rey y gobierno), legislativo (rey y Cortes) y judicial; y con confesionalidad del Estado, con libertad religiosa.
- Objetivo principal del sistema: pacificación del país (interna y externa), para conseguir la estabilidad nacional. Para ello se firmaron la Paz de Zanjón con Cuba y se concluyó la guerra carlista.
- Se establecieron los principales modelos del sistema canovista que duraron hasta la crisis de la Restauración de Alfonso XIII.
La Regencia de María Cristina de Habsburgo y el Turno de Partidos. La Oposición al Sistema: Regionalismo y Nacionalismo
En 1885, a la muerte de Alfonso XII, se nombró regente a María Cristina de Habsburgo. Para garantizar la estabilidad del régimen se firmó el Pacto de El Pardo, por el que se acordaba el turno de partidos. Cánovas (moderado) se comprometió a apoyar el gobierno liberal presidido por Sagasta.
Durante el primer gobierno liberal al mando de Sagasta creció la agitación social, se produjeron divisiones internas de los partidos provocando una gran debilidad. Además, se perdió en 1898 la última parte del imperio colonial. Se llevaron a cabo una serie de cambios como la Ley de Asociaciones de 1887 o la Ley Electoral de 1890 para el sufragio universal. Después tuvo lugar el gobierno conservador con Cánovas, que se caracterizó por el giro proteccionista, la aplicación del sufragio universal y por los atentados anarquistas y las huelgas. Con la vuelta de los liberales al poder, el gobierno de Sagasta recibió el nombre de «Notables«. Durante este periodo se produjeron dos crisis que demostraron la heterogeneidad del partido.
El éxito de la fórmula canovista de la Restauración fue también consecuencia de la debilidad de la oposición. El carlismo o el republicanismo son partidos antiguos que se debilitaron. Inicialmente fueron considerados ilegales por ser antidinásticos. Después de la derrota del carlismo en 1876, muchos de los integrantes del partido carlista se exiliaron en Francia. Durante el periodo de la Restauración acentuaron su carácter regional y minoritario, y se dividieron en dos grupos: integristas y tradicionalistas. El republicanismo se convirtió en una fuerza activa de la política española, con su característica más notable: la división del partido causada por el general Pavía. En la década de los 90 mejoraron sus resultados electorales.
Apareció en 1879 el socialismo, cuyo partido es conocido como PSOE, en un principio con escasa incidencia electoral como para suponer un problema en el sistema de la Restauración. Los regionalismos y nacionalismos surgieron como nueva oposición al sistema. Pretendían un autogobierno en una región determinada, marcando como límite lo que afectase a la soberanía de España como Estado. El movimiento regionalista tuvo su origen cultural en el Romanticismo y en el anticentralismo por las diferencias económicas. Fue más fuerte y temprano el movimiento en Cataluña y el País Vasco porque en ellos existía una burguesía desarrollada con arraigados intereses y una diferencia lingüística que facilitó este sentimiento nacional.
El nacionalismo catalán apareció por primera vez en un movimiento intelectual. Después destacó el trabajo de Valentí Almirall, que fundó el Centre Catalá para reclamar una autonomía mayor y una política proteccionista. La Lliga de Catalunya (carácter conservador) y el Centre Escolar Catalanista (origen universitario) se fusionaron en la Unión Catalanista y recogieron su ideario en las Bases de Manresa. Este movimiento alcanzó su mayor auge después de 1898 con la fundación de la Lliga Regionalista, representada por Prat de la Riba y Cambó.
El nacionalismo vasco fue más tardío y radical, y evolucionó más rápidamente. Sus objetivos eran la defensa de «lo vasco» (catolicismo antiliberal, rechazo de la inmigración de «maketos», defensa de la raza vasca…) y la independencia de Euskadi. El PNV fue el partido representante de este movimiento y la figura fundamental fue Sabino Arana, con pensamiento tradicionalista y foralista. Evolucionó desde el independentismo radical hasta su integración en el Estado español. Surgieron otros regionalismos periféricos más débiles y tardíos como el gallego con Rosalía de Castro, el valenciano con Blasco Ibáñez o el andaluz con Blas Infante.
Guerra Colonial y Crisis de 1898
- La mayor preocupación desde Amadeo de Saboya, que duró hasta el reinado de Alfonso XII, fue el problema colonial de Cuba.
- En 1868, se hizo frente a la Guerra de los Diez Años, que finalizó con la Paz de Zanjón, firmada por el general Martínez Campos.
- Los problemas no cesaron hasta 1895 con la Guerra Chiquita, el impulso del nacionalismo cubano, que favoreció la entrada de capital de Estados Unidos en Cuba, y la abolición de la esclavitud para normalizar las relaciones entre Cuba y España.
- En 1895, se creó una nueva insurrección independentista en Cuba con «El Grito de Baire«, impulsada por el Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí, que proclama en el Manifiesto de Montecristi la libertad de Cuba. Más tarde, Antonio Maceo y Máximo Gómez obtuvieron el poder.
- Los sublevados intentaron avanzar a las ciudades (gracias a la guerra de guerrillas), mientras que el general Martínez Campos quería establecer un «cordón sanitario» para impedir la ayuda de Estados Unidos.
- España envió un ejército, y Sagasta y Cánovas ordenaron al general mayor severidad contra los independentistas. Se declaró fracasado al ver que no podían ganar la guerra.
- El general Weyler sustituyó a Martínez Campos, creando una guerra feroz, recurriendo a gran brutalidad, aislando a la población cubana, dejándoles morir sin cesar.
- A pesar de los éxitos, hubo enfermedades como la fiebre amarilla.
- Estalló una guerra en Filipinas.
- Un ataque anarquista tras la muerte de Cánovas y Sagasta, destituyendo a Weyler, nombrando al general Blanco y ofreciendo a Cuba la autonomía, pero era tarde para convencerles, querían la independencia, y Estados Unidos les ayudó.
- En 1897, el presidente de Estados Unidos quiso comprar Cuba a España, y dio un ultimátum en caso de que España no aceptara.
- A principios de 1898, explotó el crucero norteamericano Maine (que se encontraba en el puerto de La Habana). Su hundimiento fue el motivo esgrimido por Estados Unidos para declarar la guerra a España si esta no le daba la independencia a Cuba.
- Estados Unidos mandó ayuda marina a Cuba, bloqueando a la flota dirigida por el almirante Cervera, resultando aniquilada en Santiago de Cuba. Mientras tanto, Estados Unidos invadía Cuba y Puerto Rico.
- Las islas Filipinas fueron el otro escenario colonial. Estas no fueron tan importantes para España como para Estados Unidos.
- En el siglo XIX se pierden las Filipinas. La atención fue a la riqueza en azúcar y tabaco de Filipinas.
- En Filipinas había movimientos liberales que dieron lugar en 1896 a una revolución por la independencia.
- En 1898, Norteamérica le declaró la guerra a España por Cuba y Filipinas. Estados Unidos derrotó a la flota española en el Caribe. Más tarde, los españoles se situaron en Manila.
- El 10 de diciembre de 1898, Estados Unidos derrotó a España. Firmaron la Paz de París, donde España cedía Puerto Rico, Cuba y Filipinas a Estados Unidos a cambio de compensaciones económicas.
- Tratado hispano-alemán: España vende las islas Marianas y Carolinas, quedándose con un estado liquidado.
- Desastre del 98: crisis colonial, crisis del 98. Social: paro, huelga, terrorismo. Las guerras coloniales dejaron 120.000 muertos (la mayoría por enfermedades). Economía: proceso de encarecimiento, unido al periodo colonial.