La Baja Edad Media: Crisis y Expansión en las Coronas de Aragón y Castilla

La Baja Edad Media: Crisis del siglo XIV y XV

Organización Política: Aragón y Castilla

Aragón y Castilla tuvieron modelos de gobierno diferentes. La Corona de Aragón era una confederación de estados con amplia autonomía, donde el poder del rey estaba limitado por la nobleza a través de las Cortes. En cada estado, el rey tenía un representante o virrey.

Castilla era una monarquía unitaria en la que el rey mantenía la autoridad de las Cortes y la aceptación del origen divino. Esto permitió la formación de un estado moderno. Alrededor del rey se creó una corte. El Consejo Real era un órgano asesor en el que participaban la nobleza, el alto clero y algunos letrados.

Las Cortes estamentales, integradas por la nobleza, el clero y las ciudades, eran consultivas en Castilla. En Aragón, había unas Cortes en cada reino y tenían mucho poder. Para vigilar el cumplimiento de lo acordado en Cataluña, se creó la Generalidad, además de las Audiencias y el Consejo de Hacienda. Los reinos, divididos en merindades, y las ciudades gozaban de fueros.

Crisis Demográfica, Económica y Política

La crisis se inició por la peste negra, que se propagó en sucesivas oleadas (1348, 1363, 1371), afectando a todos los aspectos. Fue más intensa y duradera en la Corona de Aragón que en la de Castilla. La población crecía más rápido que la agricultura, afectada por las malas cosechas, y que la artesanía, por la caída de la demanda. El comercio se paralizó.

Hubo una fuerte conflictividad antiseñorial y urbana, quiebra de la autoridad y guerras civiles. En Castilla, al morir Alfonso XI, se enfrentaron Pedro I, apoyado por la burguesía, y Enrique de Trastámara, por la nobleza. Enrique se impuso en la batalla de Montiel y se proclamó rey.

La crisis de Aragón se resolvió mediante el Compromiso de Caspe, un acuerdo entre aragoneses, valencianos y catalanes para nombrar sucesor a Fernando I, que introdujo la dinastía de Trastámara. Aragón siguió sufriendo, pero Castilla, gracias a la ganadería y al comercio de lana, la superó en potencia económica, militar y demográfica.

Expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo

En el siglo XIII, el objetivo fue asegurar el comercio de especias, tintes y productos de lujo. Los monarcas apoyaron esta actividad buscando la alianza con la burguesía y, de esta forma, limitar los privilegios de la nobleza. En el reinado de Pedro III, se incorporó Sicilia, y en el siglo XIV dominaron Cerdeña. Los almogávares pusieron bajo su autoridad los ducados griegos de Atenas (1311) y Neopatria (1318). En el siglo XV, conquistaron el reino de Nápoles (1442).

El desarrollo del comercio supuso la creación de consulados y un sistema financiero, lo que provocó enfrentamientos.

Ruta Atlántica: Castilla y Portugal

Alfonso XI de Castilla, en el siglo XIV, tras la victoria del Salado y la toma de Algeciras, consiguió el control del Estrecho, lo que permitió abrir las rutas atlánticas. Durante el siglo XV, Castilla y Portugal se extendieron por la costa atlántica africana e islámica buscando nuevas rutas hacia las Indias. Portugal ocupó Ceuta, Azores, Madeira y costas africanas. En 1460, llegaron hasta el golfo de Guinea, donde comerciaron con oro y esclavos. En 1488, llegaron al cabo de Buena Esperanza.

La conquista de Canarias fue lenta por la falta de recursos económicos y la oposición de los indígenas. En el siglo XV, fueron ocupadas Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro, y La Gomera por nobles castellanos. Las disputas con Portugal finalizaron con el Tratado de Alcaçovas (1479), en el reinado de los Reyes Católicos, con el control de Gran Canaria, Tenerife y La Palma.

Los Reyes Católicos y el Estado Moderno

Unión Dinástica e Integración de Castilla y Aragón

En 1474, Isabel se proclamó reina de Castilla y, en 1479, Fernando II sucedió a su padre, Juan II. Defendió su trono en la guerra civil (1474-1479) contra Juana la Beltraneja, que contó con el apoyo de la nobleza castellana, portuguesa y francesa, que se oponían a la unión de Castilla y Aragón. Se firmó la paz con Francia en 1478 y, en 1479, con Portugal el Tratado de Alcaçovas.

Aunque los reyes decidieron gobernar conjuntamente en todos sus territorios, cada reino mantuvo sus fronteras, instituciones y sistemas monetario y fiscal, así como sus leyes. Sin embargo, Castilla, más poblada, extensa y rica, tuvo supremacía, aportando a los monarcas las fuerzas militares y la financiación de sus conquistas. Ambos cooperaron en política internacional.

Conquista del Reino Nazarí e Incorporación de Navarra

La conquista del Reino Nazarí supuso el fin de la Reconquista y contribuyó a la unificación peninsular. Fue una guerra larga que se inició en 1481 y finalizó en 1492. Se vio favorecida por bandos nobiliarios y disputas por el trono en la propia dinastía granadina, y la decadencia del norte de África impidió la ayuda exterior. La principal dificultad fue el medio geográfico montañoso. Se utilizó la guerra de asedio con ejércitos privados de nobles y ciudades. Primero se conquistó la parte occidental, luego la oriental y, por último, Granada.

Se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe entre Boabdil y los Reyes Católicos, donde se comprometieron a respetar la religión, la lengua, las costumbres y las leyes de la población de Granada, no aumentar los impuestos y dejar libertad a la población para quedarse o emigrar. El territorio se anexionó a Castilla.

La incorporación de Navarra se produjo años después de la muerte de Isabel. El pretexto fue una supuesta conspiración de Navarra y Francia contra Castilla, que sirvió a Fernando de justificación para ocupar Pamplona en 1512. En 1515, anexionó el reino de Navarra a la Corona de Castilla.

Los Reyes Católicos: Integración de Canarias y Aproximación a Portugal

Las Canarias fueron objetivo de disputa entre Castilla y Portugal.

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