La Baja Edad Media en España: Crisis y Expansión (Siglos XIV-XV)

La Organización Política en la Baja Edad Media (Siglos XIV-XV)

La organización política de Castilla se caracterizaba por una monarquía escasamente feudal y de origen divino. Las leyes (Código de las Siete Partidas de Alfonso X, 1348) otorgaban al rey amplios poderes como máximo legislador, máxima autoridad judicial y jefe del ejército, lo que no evitó continuos enfrentamientos con los nobles.

En la Corona de Aragón existía una monarquía pactista, de carácter federal (varios reinos), obligada a jurar los respectivos fueros para ser reconocidos como reyes. Ejemplos de estos fueros son el Privilegio General (1283) para los nobles aragoneses, el Privilegium Magnum para los de Valencia y las Consuetuds en la ciudad de Barcelona.

Las Cortes

Las principales instituciones eran las Cortes, donde estaban representados los tres estamentos: la nobleza (alta y baja), el clero y los representantes de las ciudades con derecho a procuradores (burguesía).

  • En León y Castilla, las Cortes fueron convocadas por Alfonso IX en 1188, pero sin capacidad legislativa, solo aprobaban subsidios y juraban al heredero.
  • En la Corona de Aragón, había unas Cortes en cada reino (Cataluña 1218, Aragón 1247 y Valencia 1283), con mucho más poder legislativo.

En Cataluña, a fines del siglo XIII, se creó la Generalitat (Diputación del General) para gestionar lo tratado en las Corts. En 1419 se creó en Valencia.

Otras Instituciones

Otras instituciones de Castilla eran la Audiencia, órgano supremo de justicia, y el Condestable, equivalente al primer ministro. Los reyes de la Corona de Aragón nombraban a los Justicias Mayores, como el Justicia de Aragón.

Administración Territorial

La administración territorial se realizaba a través de las merindades (territorio de varios municipios) hasta que se consolidaron el adelantado y el corregidor, todos representantes del rey en los municipios. En la Corona de Aragón también existían las merindades. En Cataluña predominaban las veguerías y en Valencia los distritos. Las ciudades en Cataluña disponían de bastante autonomía con los cabildos, como el Consejo de Ciento de Barcelona.

Crisis Demográfica, Económica y Política en la Baja Edad Media (Siglos XIV-XV)

Una sucesión de malas cosechas durante la primera mitad del siglo XIV provocó un periodo de hambre que fue sucedido por la “Peste Negra” de 1348. Todo ello trajo grandes mortandades que afectaron especialmente a la Corona de Aragón (en Barcelona murió el 60% de la población).

Esta crisis demográfica provocó una crisis económica por la falta de mano de obra en la agricultura y de personal en la administración; encarecimiento de los alimentos; disminución de los ingresos del rey y de la nobleza; excesiva subida de salarios, etc. Esto se notó especialmente en Cataluña, donde el comercio era la principal actividad económica. Allí donde los principales recursos eran agrícolas y ganaderos, la crisis se superó más fácilmente. Incluso Castilla vio incrementada su producción de lana por la Guerra de los Cien Años.

Ante la caída de los ingresos feudales, los nobles optaron por pedir mayores concesiones y territorios a los reyes y endurecer las condiciones de los campesinos con los malos usos. Esto trajo crisis políticas y revueltas sociales (los irmandiños) que degeneraron en numerosas guerras entre el rey y los nobles, como en Castilla la de Pedro I con su hermano bastardo Enrique II Trastámara, o las luchas de Juan II y su hijo Enrique IV contra la alta nobleza. En Aragón, destacan las luchas de Pedro IV contra la nobleza aragonesa y valenciana, las de Juan II contra la Generalitat, y las de la Busca y la Biga en Barcelona.

La Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo

En tiempos de Pedro III el Grande (1276-1285), sucesor de Jaime I, que conquistó Mallorca, se produce en Sicilia una sublevación (Vísperas sicilianas, 1282) contra los franceses. Pedro desembarcó en Sicilia y Nápoles expulsando a los franceses y coronándose rey. Esto le valió la excomunión del Papa (teórico dueño de Sicilia) y la guerra con Francia, de la que salió victorioso gracias al almirante Roger de Lauria.

Las luchas continuaron con sus hijos Alfonso III (1285-1291) y Jaime II (1291-1327). Este último firmó la Paz de Caltabellota (1302), dejando a su hermano Don Fadrique como rey de Sicilia, aceptado por el Papa y Francia.

Posteriormente, los almogávares (mercenarios catalanes) se pusieron al servicio del emperador bizantino Andrónico y, dirigidos por Roger de Flor, vencieron a los turcos en Gallípoli. Pero el asesinato de Roger de Flor por orden de Andrónico provocó la venganza de los almogávares, que consiguieron los Ducados de Atenas y Neopatria (1311) y los pusieron bajo la soberanía del rey de Sicilia.

La expansión mediterránea dio un nuevo impulso con la conquista de Menorca por Alfonso III en el transcurso de sus luchas con los franceses. Jaime II conquistó Cerdeña (dirigido por el futuro Alfonso IV), para lo que tuvo que luchar contra Pisa y Génova.

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