La Conquista Romana de Hispania
1. Conquista Inicial (s. III a. C. – s. I a. C.)
La conquista romana de la Península Ibérica fue un proceso largo que comenzó a finales del siglo III a. C. y concluyó a finales del siglo I a. C. La presencia inicial de Roma en la península se debió al deseo de contrarrestar a los cartagineses, rivales en el Mediterráneo occidental, dentro del contexto de las Guerras Púnicas.
1.1. Las Guerras Púnicas y la Llegada de Roma
Cartago había sustituido a los fenicios en el sur y sureste de la península en actividades comerciales e influencia sobre los pueblos indígenas. Roma y Cartago entraron en conflicto por objetivos económicos y geoestratégicos. Inicialmente, se firmaron tratados para delimitar las áreas de influencia, pero posteriormente entraron en conflicto en las Guerras Púnicas.
- 1ª Guerra Púnica (264-241 a. C.): Se desarrolló fuera de la península, pero la derrota de Cartago tuvo consecuencias en la misma. Cartago perdió Sicilia y Cerdeña, y tuvo que pagar fuertes indemnizaciones. Para recuperarse, Cartago comenzó a expandirse por el este y sureste peninsular bajo el liderazgo de la familia Bárquidas.
- Tratado del Ebro (226 a. C.): Estableció el río Ebro como frontera para las zonas de influencia de ambas potencias. Sin embargo, Aníbal continuó la expansión cartaginesa, lo que llevó a la ruptura del tratado y al inicio de la 2ª Guerra Púnica.
- 2ª Guerra Púnica (218-204 a. C.): Supuso la primera incursión de Roma en la Península, liderada por los Escipiones. Tras la caída de Carthago Nova y Gades, Roma triunfó. Los territorios dominados por los cartagineses pasaron a depender de Roma, organizados en la provincia de Hispania, dividida en dos: Citerior y Ulterior.
2. Conquista del Resto Peninsular
Roma mantuvo sus tropas en la península para asegurar el control de los territorios conquistados. Las nuevas conquistas suponían la obtención de mano de obra esclava, tierras para los soldados, nuevos mercados, materias primas, etc.
2.1. Guerras Celtibéricas (155-133 a. C.)
Con estas guerras, los pueblos celtíberos y vacceos fueron sometidos tras fuertes resistencias, como la de Numancia. Estos pueblos pasaron a ser súbditos de Roma, obligados al pago de impuestos. La conquista de estas regiones abrió la Meseta por el valle del Duero.
2.2. Guerras Lusitanas (155-136 a. C.)
Estas guerras se caracterizaron por la fuerte resistencia de los pueblos, como la liderada por Viriato, y por una fuerte represión romana. Tras la conquista, se procedió a una rápida romanización del territorio mediante la fundación de ciudades y el reparto de tierras entre soldados romanos.
2.3. Conquista de Baleares (123 a. C.)
Baleares se había convertido en un refugio de piratas que obstaculizaban el comercio en el Mediterráneo Occidental. Cecilio Metelo sometió a la población indígena y se instalaron veteranos de las guerras en Iberia, repartiendo tierras entre ellos.
2.4. Guerras Civiles Romanas y Hispania (s. I a. C.)
Hispania jugó un papel importante en las guerras civiles romanas, demostrando el interés de Roma por la península. César logró el control del territorio hispano, fundó colonias de ciudadanos romanos y otorgó el estatuto de municipio romano a ciudades previamente establecidas.
2.5. Guerras Cántabras (29-19 a. C.)
El extremo noroccidental de la provincia Citerior, al norte del Duero, fue sometido por Octavio Augusto entre el 29 y el 19 a. C. Con esta conquista, se completó la integración de la Península Ibérica en el Imperio Romano, obteniendo Roma enormes beneficios económicos por la riqueza minera de la región.