La Creación del Estado Franquista
Francisco Franco configuró un nuevo régimen político en España tras la Guerra Civil, que perduró hasta su muerte en noviembre de 1975. Franco tenía un pensamiento militar y tradicionalista del siglo XIX, de base nacionalcatólica, con un profundo rechazo al comunismo y al liberalismo.
Características del Régimen
Impulsó una dictadura personal, caracterizada por la concentración de todos los poderes en su figura (Caudillo). Se prohibieron los partidos políticos, excepto las fuerzas que habían apoyado la sublevación militar, que quedaron integradas en un partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET de las JONS). Este partido único, también conocido como Movimiento Nacional, ejercía un control total sobre los medios de comunicación (radio y prensa), a través de los cuales se difundían continuamente los principios ideológicos del régimen y se exaltaba la figura de Franco.
Leyes Fundamentales
El régimen se institucionalizó mediante la promulgación de una serie de Leyes Fundamentales, que pretendían dotar de una fachada jurídica a la dictadura:
- Fuero del Trabajo (1938): Regulaba las relaciones laborales bajo principios nacionalsindicalistas, prohibiendo las huelgas y los sindicatos de clase.
- Ley Constitutiva de las Cortes (1942): Creaba unas Cortes Españolas concebidas como órgano consultivo y de colaboración, no legislativo en el sentido democrático, compuestas por procuradores designados y no elegidos democráticamente.
- Fuero de los Españoles (1945): Establecía una declaración de derechos y deberes, aunque siempre subordinados a los principios del Movimiento Nacional y sin garantías efectivas.
- Ley del Referéndum Nacional (1945): Permitía someter a consulta popular decisiones consideradas trascendentales por el Jefe del Estado.
- Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947): Definía a España como un Reino, aunque dejaba vacante el trono y establecía a Franco como Jefe de Estado vitalicio, con la potestad de nombrar a su sucesor a título de Rey o Regente. Franco no aceptaba a Don Juan de Borbón, el heredero dinástico.
Represión Sistemática
Se instauró una represión sistemática y planificada contra los vencidos y cualquier forma de disidencia política o social, articulada a través de diversas leyes:
- Ley de Responsabilidades Políticas (1939): Aplicada retroactivamente para perseguir a quienes habían apoyado a la República desde 1934.
- Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo (1940): Dirigida contra estas dos ideologías consideradas enemigas de España.
- Ley para la Seguridad del Estado (1941): Ampliaba los supuestos de delito político.
- Ley de Represión del Bandidaje y Terrorismo (1947): Utilizada para combatir la actividad guerrillera antifranquista (el maquis).
Apoyos Sociales e Institucionales
El régimen franquista contó con diversos apoyos sociales e institucionales, conocidos como las ‘familias del régimen’:
- Terratenientes y grandes empresarios industriales y financieros: Recuperaron el poder económico y la influencia social perdidos durante la República. Formaron una élite económica a la que se sumaron altos cargos militares y jerarcas falangistas.
- Pequeños y medianos propietarios agrícolas: Especialmente en zonas de mentalidad conservadora y católica, como Castilla y León o Navarra.
- El Ejército: Fue la columna vertebral del régimen. Franco recompensó la lealtad de militares que le apoyaron en la sublevación (Varela, Moscardó, Muñoz Grandes).
- La Iglesia Católica: Legitimó ideológicamente al régimen (nacionalcatolicismo) y obtuvo a cambio un enorme poder social, educativo y cultural. Muchos colaboradores procedían de organizaciones católicas como la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) y el Opus Dei. Sin embargo, una parte de la Iglesia se distanciaría progresivamente tras el Concilio Vaticano II (1962-1965).
- La Falange (FET de las JONS): Aportó la base ideológica inicial y cuadros políticos. Aunque perdió influencia política con el tiempo frente a otros grupos, controló áreas clave como el Ministerio de Trabajo y el sindicato único vertical (Organización Sindical Española).
- Los monárquicos: Incluían a carlistas (tradicionalistas) y alfonsinos (partidarios de la restauración borbónica). Estos últimos, inicialmente, apoyaron a Franco esperando la restauración de la monarquía en la figura de Don Juan de Borbón, quien en 1945, mediante el Manifiesto de Lausana, reclamó para España una monarquía constitucional, distanciándose del régimen.
Evolución Política y Contexto Exterior
La política del régimen estuvo fuertemente condicionada por la coyuntura internacional, especialmente durante sus primeros años.
Régimen Nacionalsindicalista y Alineamiento con el Eje (1939-1943)
Durante esta primera etapa, con figuras pro-Eje como Ramón Serrano Suñer en puestos clave, se intentó construir un Estado totalitario de inspiración fascista, con predominio de militares y falangistas. En el contexto de la Segunda Guerra Mundial, el régimen mostró su simpatía por las potencias del Eje (Alemania nazi e Italia fascista), aunque mantuvo una postura oficial de no beligerancia y luego neutralidad. Apoyó a Alemania permitiendo el tránsito de suministros y, tras la invasión alemana de la URSS en junio de 1941, envió la División Azul (una unidad de voluntarios españoles) para luchar junto al ejército alemán en el frente oriental. En octubre de 1943, ante el cambio de rumbo de la guerra y la previsible derrota alemana, Franco declaró la neutralidad estricta, ordenó la retirada de la División Azul y comenzó a buscar un acercamiento a los países Aliados.
El Aislamiento Internacional (1945-1950)
Tras la derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial (1945), el régimen franquista sufrió la condena internacional por parte de los países vencedores, que denunciaron su carácter fascista y su colaboración pasada con Hitler y Mussolini. En 1946, la recién creada Organización de las Naciones Unidas (ONU) recomendó la retirada de embajadores de Madrid. Francia cerró su frontera con España entre 1946 y 1948. España quedó prácticamente aislada, contando solo con el apoyo explícito del Vaticano, el Portugal de Salazar y la Argentina de Perón. Ante esta situación, Franco introdujo algunos cambios cosméticos en el régimen (la llamada ‘democracia orgánica’) para intentar reducir los aspectos fascistas más visibles y mejorar su imagen exterior.
Reconocimiento Internacional y Fin del Aislamiento (1950-1957)
La salida del aislamiento se debió fundamentalmente al nuevo contexto internacional de la Guerra Fría. El marcado anticomunismo del régimen franquista lo convirtió en un potencial aliado estratégico para Estados Unidos en su política de contención de la Unión Soviética. A partir de 1950, las relaciones con Estados Unidos mejoraron significativamente. Ese mismo año, la ONU revocó su recomendación de retirar embajadores. En 1953 se firmaron los Pactos de Madrid entre España y Estados Unidos, que incluían acuerdos de defensa mutua y cooperación económica y militar, permitiendo la instalación de bases militares estadounidenses en territorio español. El año 1955 marcó un hito decisivo con la entrada de España en la ONU. En 1957, España ingresó en organismos económicos internacionales como el FMI (Fondo Monetario Internacional). Otro hecho relevante de este periodo fue la concesión de la independencia al Protectorado español de Marruecos en 1956.
El final del aislamiento coincidió con una crisis económica y política interna, derivada del fracaso del modelo autárquico. Como respuesta, Franco llevó a cabo una importante remodelación del gobierno en 1957, que supuso la entrada de los llamados tecnócratas (ministros con perfil más técnico que político, muchos vinculados al Opus Dei) en los ministerios económicos. Este cambio marcó el inicio de una nueva etapa orientada hacia la liberalización económica y el desarrollismo.
El Exilio Republicano
El exilio fue la consecuencia directa de la derrota republicana en la Guerra Civil para cientos de miles de españoles que se vieron forzados a abandonar el país por temor a la represión franquista. Se estima que marcharon al exilio cerca de 500.000 españoles.
Una primera oleada incluyó a los llamados ‘niños de la guerra’, menores evacuados a diversos países (Francia, Reino Unido, Bélgica, URSS, México) a partir de 1937 para protegerlos de los bombardeos y las penalidades del conflicto. La gran mayoría del exilio se produjo al finalizar la guerra en 1939.
La suerte de los exiliados fue diversa y a menudo trágica:
- Un gran número cruzó la frontera hacia Francia, donde fueron internados en campos de refugiados improvisados (como Argelès-sur-Mer o Gurs) en condiciones muy precarias. Tras la ocupación alemana de Francia durante la Segunda Guerra Mundial, muchos republicanos españoles fueron deportados a campos de concentración nazis (especialmente Mauthausen), mientras que otros se unieron activamente a la Resistencia francesa contra los nazis.
- Otros grupos importantes se dirigieron a la URSS y, sobre todo, a países hispanoamericanos. México destacó por su generosa política de acogida a intelectuales, políticos y profesionales republicanos. Otros destinos importantes fueron Argentina, Chile, Venezuela, Cuba y República Dominicana.
Gran parte de los exiliados rehicieron sus vidas en los países de acogida, contribuyendo significativamente a la vida cultural, científica y política de estos. Algunos pudieron regresar a España durante la dictadura, especialmente a partir de la década de los 60, acogiéndose a indultos parciales. Sin embargo, muchos otros solo pudieron volver tras la muerte de Franco en 1975 y el inicio de la Transición democrática.
Desde el exilio, se mantuvieron activas las instituciones republicanas en el exilio (Gobierno, Cortes) y los partidos políticos y sindicatos, aunque con escasa influencia real dentro de España. También se intentaron algunas acciones armadas contra el régimen, como la fallida invasión del Valle de Arán por guerrilleros comunistas españoles desde Francia en 1944, organizada por el PCE (Partido Comunista de España).