LA CONSTRUCCIÓN Y CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO LIBERAL.
12.1. EL REINADO DE ISABEL II. LA OPOSICIÓN AL LIBERALISMO: EL CARLISMO Y LA CUESTIÓN FORAL
Introducción.
Durante el reinado de Isabel II se produjo el tránsito definitivo del Antiguo Régimen al régimen liberal burgués:
- Se configuró una monarquía constitucional, inspirada en el liberalismo político.
- Se sentaron las bases de una economía capitalista.
- Desapareció la vieja sociedad estamental y se estructuró una nueva sociedad de clases.
Sin embargo, la monarquía isabelina se fue volviendo cada vez más reaccionaria y acabó sin más apoyo que el partido Moderado y la oligarquía económica del país.
1.-LA OPOSICIÓN AL LIBERALISMO EL CARLISMO:
1.- Concepto y características:
Se denomina carlismo a una corriente política presente en la historia contemporánea de España que se desarrolla durante el reinado de Fernando VII y que reúne en su programa la defensa del absolutismo frente al liberalismo. La denominación nace del nombre del pretendiente al trono, Don Carlos María Isidro que se pone al frente del movimiento armado que estalla a la muerte de su hermano Fernando VII en 1833. Carlos María Isidro se proclamará rey bajo el nombre de Carlos V en el Manifiesto de Abrantes (Portugal) en contra de los derechos de su sobrina Isabel.
Los factores que condujeron al nacimiento del carlismo se encuentran en la actitud de determinados grupos sociales ante las reformas implantadas por el liberalismo; por un lado la Iglesia que no va a aceptar los principios de soberanía nacional ni la desamortización de bienes eclesiásticos. El campesinado recibe también las reformas con hostilidad principalmente por haber sido desahuciados de las tierras desamortizadas, sin recibir otras a cambio o bien por el nuevo sistema fiscal impositivo.
2.- Principios del carlismo y apoyos sociales
Los fueros eran los usos y costumbres por los que se regían los distintos territorios del País Vasco y Navarra que habían sido:
- La exención del servicio militar en tiempo de paz. Si existía un conflicto armado, solo estaban obligados a cumplirlo en su territorio y percibiendo una soldada o salario.
- Régimen fiscal propio en lo referente a la exención de determinados impuestos.
- Derecho civil y penal propio.
Los principios del carlismo tuvieron un gran eco entre la población vasconavarra y de algunas zonas de Cataluña y el Maestrazgo. Su lema era Dios, Patria y Rey, preconizaba la defensa de la religión, del sistema señorial, de la sociedad estamental y de la legitimidad absolutista encarnada en don Carlos. Diversos sectores sociales como campesinos, artesanos y pequeños propietarios alentados por el clero rural apoyaron a don Carlos y constituyeron las partidas armadas de su ejército.
3.- Las guerras carlistas
3.1.- La Primera guerra Carlista (1833-1839)
La indefinición ideológica del carlismo se pone de manifiesto en la heterogeneidad de los grupos que constituyen su ejército: partidas armadas, similares a las guerrillas de 1808, cabecillas locales (Cabrera), antiguos guerrilleros (cura Merino) hasta la formación de un ejército liderado por Zumalacárregui. Este ejército garantizó el control del medio rural pero fracasó en su intento de ocupar ciudades como Bilbao (en la que se produjo la muerte de Zumalacárregui) principal objetivo del carlismo. Los carlistas realizaron diversas expediciones a lo ancho del territorio peninsular (Expedición del general Miguel Gómez) llegando el propio don Carlos a las puertas de Madrid en 1835.
En el Maestrazgo se generó otro foco importante de la revuelta en la cual el general Cabrera (el “tigre del Maestrazgo”) desde su enclave de Morella en Castellón dominó el territorio de las sierras de Castellón y Teruel durante seis años.
Los isabelinos, por su parte, contaron con una posición internacional favorable, ya que la Santa Alianza tan solo proporcionó “apoyo moral a los carlistas”, mientras que Inglaterra, Portugal y Francia apoyaron los postulados liberales.
Tras el intento de ocupar Bilbao y la retirada de los carlistas en la batalla del Puente de Luchana, el general carlista Maroto encabezó a un sector del carlismo favorable a llegar a un acuerdo con los liberales para poner fin al conflicto y firmó con el general isabelino Espartero el Abrazo de Vergara: reconocimiento de los mandos militares carlistas y mantenimiento de las libertades forales para el País Vasco y Navarra. El general Cabrera continuó su lucha durante unos meses hasta abandonar el país en 1840.
3.2.- El reinado de Isabel II y la Segunda Guerra carlista (1846-1849).
Habiendo fracasado los intentos de casamiento entre Carlos VI, nuevo pretendiente carlista y la reina Isabel II, se inicia un nuevo enfrentamiento sin éxitos militares importantes. Se desarrolló en Cataluña y Levante y en ella volvió a intervenir el general Cabrera.
Aún hubo una nueva intentona en 1860 consistente en desembarcar al pretendiente carlista en San Carlos de la Rápita, por el general Ortega, pero este movimiento fue abortado y su líder ejecutado.
3.3.- La tercera guerra carlista (1872 –1876)
Aprovechando la debilidad política existente en el sexenio democrático, el pretendiente Carlos VII encabezó una nueva sublevación que afectó a Cataluña y País Vasco, pese a que determinados sectores del carlismo defendían los fueros y marginaban la cuestión dinástica.
Durante esta guerra, don Carlos llegó a establecer un gobierno en Estella (Navarra), emitió moneda y consiguió algunas victorias como Montejurra y Lácar, aunque fracasó en el intento de ocupar las ciudades como Bilbao y Pamplona.
Las consecuencias de las guerras carlistas fueron: la inclinación de la monarquía hacia el liberalismo, el protagonismo político de los militares (pronunciamientos) y los enormes gastos de guerra que situaron a la monarquía liberal ante serios problemas fiscales.
2.-LA CUESTIÓN FORAL:
Tras la derrota del pretendiente carlista por las tropas de Alfonso XII lideradas por el general Martínez Campos, se aprueba la ley de 21 de junio de 1876 por la cual se suprimen aspectos esenciales de los fueros:
- Aumentó la intervención del Estado en los aspectos administrativos del País Vasco y Navarra
- Establece el servicio militar obligatorio
- Contribución a los gastos de la Hacienda estatal (es el llamado concierto económico, por el cual las diputaciones siguieron recaudando impuestos pero comprometiéndose a pagar un cupo)
Durante la Restauración, el carlismo participó activamente en la lucha política con la escisión de un importante grupo integrista. Aunque sus diputados actuaban en el Parlamento de Madrid, el carlismo nunca abandonó su confianza en la rama legítima de los Borbones y en la plena reintegración foral.