Antecedentes
La Primera Guerra Mundial colocó a Estados Unidos en una posición privilegiada, convirtiéndolo en un importante proveedor de materias primas y productos. El crecimiento industrial fue extraordinario, basado en las teorías de Taylor y Ford sobre organización del trabajo y producción en serie. Sin embargo, la agricultura no experimentó un crecimiento paralelo; los precios agrícolas eran inferiores a los industriales, lo que llevó a muchos campesinos a vender sus tierras y migrar a las ciudades.
En esta época de alto consumismo, Estados Unidos era visto como una tierra de prosperidad. Este clima de confianza impulsó la compra de acciones de empresas industriales, con Wall Street como centro de la economía mundial. Debido a que el resto del mundo no compartía la misma bonanza económica, Estados Unidos no podía colocar toda su producción industrial, lo que provocó un aumento de los stocks y la caída de los precios.
Hasta finales de 1929, la compra de acciones creció cerca de un 90%. La especulación financiera permitía ganancias rápidas, y las acciones estaban sobrevaloradas. Muchos pedían créditos para comprar acciones, ya que los beneficios cubrían fácilmente los intereses bancarios. La prosperidad, antes basada en el desarrollo industrial, pasó a depender de la especulación.
En 1928, comenzaron a aparecer síntomas de una economía en peligro: los ingresos de la población no permitían seguir aumentando el consumo, los almacenes se llenaban de mercancías sin vender, y aumentaban los despidos. Ajena a esta realidad, la bolsa seguía creciendo. No existía relación entre el valor de una acción y el estado de la empresa; la gran demanda de los especuladores mantenía el valor de las acciones en alza.
La Caída de la Bolsa de Nueva York
El jueves 24 de octubre de 1929 se produjo el crack de la Bolsa de Nueva York. Más de 16.000.000 de títulos que cotizaban a la baja no encontraron comprador, provocando la ruina de miles de inversores, muchos de los cuales habían comprado esos títulos con créditos que ya no podrían pagar. El pánico se apoderó de la gente, que corrió a retirar su dinero de los bancos. Los bancos, desbordados por deudas incobrables, detuvieron los nuevos créditos y no refinanciaron las deudas existentes. Cerca de 600 bancos quebraron.
Inicio de la Gran Depresión
El crack de la bolsa inauguró un periodo de contracción económica mundial que se extendió a lo largo de la década de 1930, con fuertes repercusiones económicas, sociales y políticas: la Gran Depresión. En Estados Unidos, el consumo se paralizó, los stocks aumentaron, las inversiones se detuvieron y muchas empresas cerraron. El desempleo afectó a todos los estratos sociales, la caída de los precios y de los mercados agrícolas arruinó a los agricultores, que vendieron sus tierras y emigraron. Los obreros no encontraban trabajo, y la situación se extendió a profesionales y empresarios arruinados. Se estima que llegó a haber 14 millones de desempleados.
La crisis, debido a la dependencia de la economía europea con Estados Unidos, no se limitó a territorio americano. Supuso un gran golpe a la producción mundial y generó grandes tensiones en el mercado laboral, creando un caldo de cultivo para ultranacionalismos y autoritarismos fascistas.
Soluciones: El New Deal
En 1933, Franklin D. Roosevelt asumió la presidencia con el objetivo principal de reconstruir la economía del país. Desarrolló el New Deal, un plan basado en las ideas del economista John Maynard Keynes, que, aunque liberal, proponía la intervención del Estado en ciertas situaciones. El plan buscaba favorecer las inversiones, el crédito y el consumo para reducir el desempleo. Se ofrecieron ayudas a los bancos y subvenciones a los agricultores, se aumentaron los salarios y se redujeron las horas de trabajo, y se crearon empleos en la Administración. También se diseñaron planes de asistencia sanitaria y un nuevo sistema de jubilaciones y pensiones.
Consecuencias de la Crisis
La consecuencia más notable de la crisis del 29 fue el aumento del paro a nivel mundial. Quienes conservaron su empleo sufrieron importantes recortes salariales. La bonanza económica se transformó en pobreza, que se extendió por el campo y las ciudades. La mortalidad aumentó y el crecimiento demográfico se detuvo. En Estados Unidos, aparecieron villas marginales cerca de las ciudades, hechas de chapa y cartón, conocidas como Hoovervilles. El dólar se devaluó, los gobiernos de todo el mundo tomaron medidas proteccionistas y el comercio internacional se redujo.