1. La Crisis de la Monarquía Constitucional
A comienzos del reinado de Alfonso XIII en 1902, el sistema de la Restauración mostraba importantes problemas y una profunda crisis. El desprestigio del caciquismo y la farsa electoral eran evidentes.
Desde 1898, el sistema de Cánovas del Castillo comenzó a deteriorarse progresivamente debido a la muerte de figuras clave como Cánovas, Sagasta (1903), Silvela (1905) y Moret (1913). Además, la crisis de los partidos, con divisiones internas, y la oposición del republicanismo, socialismo y anarquismo, los debilitaron aún más.
2. Los Problemas del Reinado de Alfonso XIII
Los gobiernos de la monarquía alfonsina enfrentaron diversos problemas sin éxito:
2.1. La Cuestión Constitucional
Era necesario adaptar la Constitución de 1876 a la nueva realidad política y social, integrando fuerzas como los regionalismos, el socialismo y el republicanismo. El intento de reforma en 1917 fracasó, precipitando el fin del régimen.
2.2. La Cuestión Religiosa
La confrontación entre anticlericalismo y clericalismo se centró en la libertad de culto, el control de nuevas asociaciones religiosas, la reducción de diócesis y cargos eclesiásticos, y la enseñanza religiosa.
2.3. La Guerra de Marruecos
España tenía intereses en Marruecos: evitar la presencia de Francia o Alemania, proteger Ceuta y Melilla, intereses económicos en minería y ferrocarriles, y prestigio político. La Conferencia de Algeciras (1906) y el Tratado Hispano-Francés (1912) aseguraron la presencia española.
Tras un periodo pacífico, en 1921, las cábilas rifeñas se rebelaron. El desastre de Annual (1921), con la muerte de 14,000 hombres, desacreditó a las Juntas Militares de Defensa y fortaleció al socialismo contra el ejército y el rey.
2.4. La Cuestión Social
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La conflictividad social planteó un problema permanente que radicalizó las actitudes hasta llegar a la gran crisis de 1917.
Los gobiernos alfonsinos respondieron a la cuestión social con tímidas medidas, como el descanso dominical, y la creación del Instituto de Reformas Sociales. No supieron atraerse e integrar en el sistema a esos partidos políticos y corrientes sindicales, que se mantuvieron fieles a su vocación republicana.
3. CRISIS DE 1917 Y CAÍDA DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN.
En 1917 se produjo una crisis que provocaría la caída del sistema de la Restauración. Tuvo su origen en la crisis de los partidos y en los efectos de la I Guerra Mundial, en la que España permaneció neutral. Por esta razón se favoreció a los grandes negocios y a la exportación, pero al mismo tiempo, se produjo un alza de los precios que sufrieron las clases medias y trabajadoras.
La crisis de 1917 se manifestó de dos formas: mediante la Asamblea de Parlamentarios convocada en Barcelona por el líder de la Lliga y de la burguesía catalana, Cambó. Su intención era la de imponer un estado federativo y elaborar una nueva constitución.
Al mismo tiempo, se desencadenaba la primera huelga general organizada en España, convocada por la UGT para lograr la unión de los partidos republicanos, la salida del rey y la creación de un gobierno provisional. Esta huelga fue un éxito y se extendió rápidamente, pero el ejército intervino y se saldó con un gran número de muertos y heridos.
A partir de entonces se pone de manifiesto un periodo de inestabilidad política en el que se sucedieron gobiernos de concentración, los cuales contaron con numerosas crisis, resultando imposible mantener el sistema.
4. DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA.
Este ambiente de deterioro y el desastre de Annual, favoreció que se conspirara para acabar con el sistema de Cánovas durante la primavera de 1923. Así, Miguel Primo de Rivera, el 13 de septiembre de este año, dio un golpe de Estado. Tras éste Alfonso XIII le encargó que formara gobierno, constituyéndose así un Directorio Militar, mantenedor de un régimen autoritario y dictatorial. Para ello, se suprimió la Constitución, disolviendo las Cortes y anulando los partidos políticos.
En la evolución de la dictadura, se distinguieron dos fases: la primera, correspondiente al Directorio Militar (1923-1925), que se caracteriza por el restablecimiento del orden público y social, y la ordenación de la Administración central, provincial y municipal. Solucionó además, el conflicto de Marruecos. Prestigiado por estos éxitos, pretendió perpetuar el sistema y comienza entonces la segunda fase de la dictadura con la formación del Directorio Civil, caracterizado por dar paso en el gobierno a personajes civiles y porque fue una época de realizaciones: sociales, con comités entre trabajadores y patronos; obras públicas y también financieras. Esta política se vio favorecida por la buena coyuntura de la economía mundial.
Sin embargo, todo se vino abajo con el problema del catalanismo, con motivo de la suspensión de Mancomunidad; porque no supo frenar el movimiento obrero, que a partir de 1928 comenzó a manifestarse a favor de la república; por las antipatías de los intelectuales por falta de libertades; y por el descontento de los militares de la península.
Ante la crisis, Primo de Rivera presentó su dimisión a Alfonso XIII.
Dimitido Primo de Rivera, se encargó formar un nuevo gobierno al general Dámaso Berenger. Y se convocaron unas elecciones municipales, para lograr el consenso de la monarquía, y posteriormente unas elecciones a Cortes.
Las elecciones se celebraron el 12 de abril de 1931, y aunque salieron más concejales monárquicos que republicanos, el 13 de abril, tras conocerse los resultados electorales, miles de personas se manifestaron a favor de la república.
El fin de la dictadura precedió a la caída de la Monarquía Alfonsina y a la proclamación de la II República el 13 de abril de 1931. La monarquía había quedado muy dañada tras el respaldo de Alfonso XIII a Primo de Rivera y ser acusado de violar la constitución al disolver la Cortes y no convocar nuevas elecciones.