La Crisis de la Restauración: Del Reinado de Alfonso XIII al Auge de la Oposición

Alfonso XIII y la crisis del sistema político de la Restauración: los partidos dinásticos. Las fuerzas políticas de oposición: republicanos, nacionalistas, socialistas y anarcosindicalistas.

Alfonso XIII y la crisis del sistema político de la Restauración

A partir de 1898 se inicia un proceso de crisis y descomposición del sistema creado por Cánovas, que coincidió con el reinado de Alfonso XIII (rey desde 1902). Apareció un fuerte sentimiento de crítica y un deseo de cambio y regeneración que impregnó todo el reinado. Los regeneracionistas podían pretender cambios dentro del sistema como Maura y Canalejas, o aspirar a su liquidación como socialistas, anarquistas, republicanos, carlistas y nacionalistas.

Entre 1898 y 1914 se hicieron varios intentos de modernización y regeneración del sistema de la Restauración, promovidos por los partidos del turno.

Antonio Maura y la»revolución desde arrib»

Antonio Maura, líder del partido conservador, propuso la llamada . El objetivo central de su programa se centró en la necesidad de acabar con la farsa electoral y conseguir que los partidos transmitieran la expresión de la ciudadanía. Se planteó la reforma de la Administración dentro de un plan de descentralización, que contó con la simpatía de Cambó. En 1909, se creó el Instituto Nacional de Previsión y se instauró el descanso dominical. Se reguló asimismo el derecho de huelga.

La caída de Maura se produjo como consecuencia de la Semana Trágica de Barcelona (1909). El Gobierno decidió llamar a filas a varias unidades de reservistas de Barcelona para asegurar el entorno de la ciudad de Melilla. Los socialistas y anarquistas convocaron una huelga general en Barcelona en la que se incendiaron 60 iglesias y hubo 150 muertos. Maura reprimió la revuelta con fuerza y hubo más de 1000 detenidos, cinco de ellos condenados a muerte. La ejecución más polémica fue la de Francisco Ferrer Guardia, fundador de la Escuela Moderna de tendencia anarquista, que fue muy contestada en Europa. Maura dimitió en 1909.

El gobierno de Canalejas y la Ley de Asociaciones Religiosas

Desde 1910 gobernó Canalejas, que representó la oportunidad de los liberales de aplicar su política regeneracionista. Su actuación más polémica fue la Ley de Asociaciones Religiosas, que prohibía el establecimiento de nuevas órdenes religiosas sin permiso.

Canalejas continuó la política de Maura de protección legal del trabajador: reguló la jornada máxima de trabajo, los contratos de aprendizaje, la ley de accidentes de trabajo, prohibió el trabajo femenino nocturno y fomentó el desarrollo de seguros sociales. También abolió el impuesto de consumos y modificó el sistema de reclutamiento militar al eliminar la posibilidad de exención del servicio por medio del pago de una cantidad de dinero, lo que había favorecido sobre todo a los ricos.

Las fuerzas políticas de la oposición

Estas fuerzas consideraban que el principal obstáculo para la renovación era el propio sistema de la Restauración y que debía ser eliminado.

Republicanos

Una de sus prioridades era la liquidación de la monarquía. Su presencia en el Parlamento fue muy reducida y más numerosa en la vida municipal, sobre todo en las capitales de provincia. En 1908, Alejandro Lerroux fundó el Partido Republicano Radical en Barcelona, donde tuvo gran aceptación entre el proletariado barcelonés por su discurso anticlerical y anticatalanista. En 1913 Melquíades Álvarez fundó el Partido Reformista, más interesado en el proceso democratizador que en la instauración de la República. En este partido militó Manuel Azaña.

Socialistas

Su programa incluía la desaparición del capitalismo y la proclamación de la dictadura del proletariado. Se centraron en reclamar medidas concretas que mejoraran la vida de los trabajadores (jornada de 8 horas, derecho de huelga, extensión de la educación, fin de la guerra de Marruecos). En 1909 una coalición electoral republicano-socialista hizo posible que Pablo Iglesias se convirtiera en diputado en 1910, consolidando la opción reformista dentro del socialismo español. Esta colaboración se mantuvo de manera intermitente y fue decisiva en la caída de la monarquía en 1931. La UGT conoció un rápido crecimiento a principios del siglo XX, mientras que el PSOE crecía lentamente. A la UGT se le incorporaron los obreros industriales, sobre todo del sector minero y ferroviario, y acrecentó su implantación en Asturias, Vizcaya y Madrid.

Anarquistas

El anarquismo siempre mantuvo su negativa a participar en la política y rechazaba el reformismo social. Se movían entre el anarcosindicalismo de Pestaña y el terrorismo de la propaganda por el hecho de Durruti. La CNT, fundada en 1910, llegó a ser el sindicato más numeroso de España con 500.000 afiliados a principios de los años 20. Su implantación era alta en Cataluña, Andalucía y Valencia. Aunque el peso de los sectores sindicalistas se acrecentó, la CNT reafirmó la acción directa como estrategia frente a la lucha política.

Regionalistas y nacionalistas

El mayor éxito conseguido por los regionalistas catalanes de la Lliga fue la creación de la Mancomunidad de Cataluña en 1914, durante el gobierno del conservador Eduardo Dato. La Mancomunidad fue un organismo coordinador de las tareas de las cuatro diputaciones catalanas. Sus competencias consistían en el fomento de las obras públicas y la cultura. Contribuyó a mejorar el sistema de comunicaciones, carreteras, ferrocarriles y red telefónica y telegráfica. También creó una escuela de funcionarios de administración local, otra de técnicos agrarios y una tercera de técnicos industriales. El catalán pasó a ser una lengua pública en la Administración junto con el castellano.

En el País Vasco, en 1907 el PNV consiguió la alcaldía de Bilbao y en 1917 la Diputación de Vizcaya. En 1911 se fundó el Sindicato Solidaridad Obrera Vasca y a partir de 1914 surgieron otros movimientos nacionalistas en Galicia Andalucía y Castilla.

Otros grupos de oposición

Otros grupos de oposición organizados fueron los carlistas y los católicos. Estos, frente a la política anticlerical de los liberales, se fueron organizando para recuperar los valores del catolicismo en el programa regeneracionista. En 1908 Ángel Herrera Oria creó la Asociación Católica Nacional de Propagandistas y en 1911 fundó el diario El Debate. Asimismo crecieron los sindicatos católicos seguidores de la doctrina social de León XIII y en 1917 se fundó la Confederación Nacional Católico Agraria, que agrupó a miles de pequeños propietarios especialmente en Castilla.

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