Del mismo modo que ocurrió con su abuela Isabel II, Alfonso XIII, también verá adelantada su mayoría de edad; ahora, en un intento de frenar la crisis abierta tras los acontecimientos del 98 y ante la creciente presión que ejercen las fuerzas de la oposición. Así, de este modo, se intentará recuperar la calma política y mantener el sistema ideado en su día por Cánovas del Castillo. Aunque en esta etapa se mantiene el sistema canovista, asistiremos a su crisis, principalmente debido a:
- División interna y crisis de los partidos dinásticos
- Aumento de las fuerzas de oposición al sistema canovista
- Una mayor participación política del rey favorecerá a los partidos dinásticos y, sobre todo, a los militares.
Los partidos dinásticos, el liberal y el conservador, se muestran cada vez más apartados de los problemas del país, y careciendo de soluciones para ellos, pretenden seguir manteniendo la alternancia de gobierno sin contar con las demás fuerzas políticas.
Tras desaparecer Cánovas y Sagasta, los nuevos líderes carecen de su personalidad y de la capacidad de entendimiento mutuo que caracterizó a estos, apareciendo divisiones internas en cada uno de los partidos. En una primera etapa, en el partido conservador destacaron Maura, Silvela, Dato, mientras que por el liberal encontraremos a Montero Ríos, Canalejas y Romanones.
El problema político, surgido como consecuencia de la crisis del 98, trae consigo el general rechazo al sistema caciquil, lo que exigirá una profunda reforma del sistema político, pero que los partidos tradicionales no estaban en condiciones de realizar, trayendo esto una constante inestabilidad política, agravada aún más por las decisiones del monarca: al pretender mayor protagonismo político, decidirá los cambios de gobierno y de presidencia sin tener en cuenta, en ocasiones, los resultados electorales.1 Gracias al apoyo del rey, los militares recuperan el protagonismo político propio de otras épocas, alcanzando un importante poder de decisión en los asuntos políticos, como demuestra la Ley de Jurisdicciones, aprobada en 1906, que da capacidad jurídica a los militares en los asuntos civiles en delitos considerados de injurias a la Patria, a la Bandera o al Ejército, ley dirigida expresamente contra la prensa y los nacionalistas catalanes, a los que se les acusa de intentar romper con la unidad nacional. O también, los privilegios alcanzados por los africanistas por su intervención en el conflicto marroquí.
Evolución política entre 1902 y 1914
Sagasta, líder de los liberales, abrumado por los acontecimientos que se vienen arrastrando desde 1898 y la inestabilidad social que se vive en estos momentos, pasa el gobierno a los conservadores, siguiendo los criterios turnistas; pero estos aparecen muy divididos, llegándose a formar hasta tres gobiernos conservadores en menos de un año, a lo que sumar el intervencionismo directo del propio rey.
Sin embargo, Maura2, consciente de los problemas que afectan a España, se mostrará partidario de defender el regeneracionismo, introduciendo importantes reformas políticas, en lo que él vino a llamar la Revolución desde Arriba:
- Ley de Administración Local, que, junto con una nueva ley electoral intentará desmontar el sistema electoral corrompido por la práctica del caciquismo.
- En 1908, en un intento de mejorar las condiciones de los trabajadores, se crea el Instituto Nacional de Previsión, que fijaba fondos y pensiones para cubrir las bajas de los obreros por motivos de salud y, sobre todo, de vejez.
- Maura intentará dar solución al problema del regionalismo catalán, estableciendo las Mancomunidades Regionales, con lo que se permitía, indirectamente, la formación de comunidades autónomas. Sin embargo, esta ley, cuando es presentada al Parlamento, generó un importante rechazo en la clase política, y, sobre todo, entre los militares.
A pesar de todo ello, el final de su gobierno vendrá en 1909, con la crisis de Marruecos, tras los sucesos del Barranco del río Lobo, y que darán lugar a la violenta Semana Trágica de Barcelona.
Como detonante de la crisis de Barcelona, estará la política de reclutamientos y la oposición, cada vez más extendida, entre la opinión pública, a las operaciones militares en MARRUECOS. El acontecimiento se inicia cuando las tropas van a ser embarcadas en el puerto de la Ciudad Condal, dándose en un momento bastante crítico para la ciudad, ya bastante soliviantada por el problema obrero y el regionalismo. Se producirá un conflicto sumamente violento: huelgas, manifestaciones, quema y asalto de iglesias y conventos, etc. que termina en una situación de total descontrol, quedando la ciudad durante una semana entera en manos de las masas revolucionarias. Desde BARCELONA se extendió el movimiento a otras ciudades de CATALUÑA y de ESPAÑA y que concluirá con la intervención del Ejército y una durísima represión. La respuesta dada por los partidos de izquierdas de extender las protestas al resto de España, obligó al rey a sustituir a Maura.
Ahora será nombrado como nuevo presidente del gobierno José Canalejas (1910-1912), nuevo líder de los liberales, quien sustituye en la dirección del partido a Sagasta, muerto en 1903. Canalejas, por su parte, intentará llevar a cabo una política regeneracionista, pretendiendo afrontar los problemas que se le plantean:
- El problema religioso. Ante la proliferación en ESPAÑA de órdenes religiosas, Canalejas promulga la llamada Ley del Candado que prohibía el establecimiento de nuevas órdenes religiosas. Por ello, el gobierno será acusado de anticlericalismo por los conservadores y por el Sindicato Católico, recién creado.
- El problema social, cada vez más encrespado. Anarquistas y socialistas, en sus comienzos, mantenían una gran diferencia entre ellos. Pero, a partir de la represión surgida tras la Semana Trágica, deciden unificar sus criterios de acción y participar en huelgas conjuntas. Será, dentro de este contexto, cuando se desarrolla en anarcosindicalismo con la aparición del sindicato CNT (Confederación Nacional del Trabajo, fundado en 1910) como alternativa a la UGT socialista y a la acción directa de otros grupos anarquistas.
- El problema marroquí, que cada vez se complicará más, añadiéndose a continuación un conflicto entre los militares españoles, ya que, militares de cierta graduación, los denominados africanistas, utilizarán la guerra como medio para conseguir recompensas y ascensos a costa de operaciones arriesgadas que se saldan con numerosas bajas.
- A título póstumo, en 1912, se aprueba la Ley de Mancomunidades que había sido rechazada durante el gobierno Maura.
Sin embargo, en 1912 Canalejas, morirá asesinado en un atentado anarquista, entrando el sistema de turnos en su crisis final: desde 1912 se sucederán varios gobiernos liberales y conservadores, que, por su escasa duración, son llamados “gobiernos de gestión”: los dos partidos dinásticos, carecerán de un programa político y se irán planteando los asuntos de gobierno tal y como estos vayan surgiendo, alternándose en el gobierno a criterio del monarca.
Durante la etapa del reinado de Alfonso XIII, ya en la crisis de la Restauración, las fuerzas políticas de oposición que se fueron perfilando a finales del siglo pasado, irán ganando cada vez más fuerza y más protagonismo: ahora, dejan de ser alternativas minoritarias para convertirse en verdaderas fuerzas de oposición al sistema de alternancia de los partidos dinásticos.
- El problema regionalista que se manifestará primeramente en CATALUÑA y en el PAÍS VASCO donde aparecerá un importante movimiento nacionalista que reclama autonomía para sus territorios.
- El movimiento social obrero, que empieza a estar coordinado por el Partido Socialista Obrero Español, y los sindicatos (UGT por parte de los socialistas y CNT por parte de los anarquistas), mientras que, otros grupos anarquistas, optan por la acción directa y el terrorismo ante la situación laboral que vive el proletariado, tanto en las ciudades como en el campo. Por su parte el PSOE, liderado por Pablo Iglesias, sin renunciar a la vía revolucionaria, tras su legalización, participa en las elecciones generales, obteniendo en 1910, su primer escaño.
- Aparición de nuevas fuerzas políticas como el Partido Radical, fundado por Alejandro Lerroux en 1908, ideológicamente partidario de un izquierdismo anticlerical, desarrolla un discurso más populista que una alternativa política, busca encauzar el descontento social sin recurrir a los planteamientos marxistas propios del socialismo. Por otra parte, la inestabilidad política de la Monarquía, facilitará el ascenso de los partidos republicanos, aunque, de momento, divididos en diferentes formaciones de muy distinto signo ideológico.
Como es de suponer, todos estos factores marcarán la evolución de los acontecimientos durante estos años y, a la larga, traerá el fin del sistema canovista.
En 1914 estalla en EUROPA la Primera Guerra Mundial, sin embargo, ante el conflicto bélico, ESPAÑA se mantendrá neutral, pero no por ello se verá libre de éste, produciéndose una clara división entre los germanófilos, que coincidían con los conservadores, partidarios de los Imperios Centrales, y los aliadófilos, que lo eran de los aliados y se identificaban con los partidos de izquierdas.
Pero, por otra parte, los efectos económicos para España serán de gran importancia, ya que la falta de productos, sobre todo bienes de consumo, en una EUROPA dedicada a la guerra, supuso para ESPAÑA un auge económico al aumentar las exportaciones, pero también trajo la especulación, asistiéndose a una fortísima inflación sin que ello tuviera una contrapartida en la mejora de los salarios, lo que motivará una oleada de huelgas promovidas por las dos centrales sindicales UGT y CNT.
La Crisis de 1917
En este contexto de guerra mundial y de conflictividad laboral, estalla en España la crisis de 1917:
- El problema militar, viene motivado por las reacciones violentas de algunos militares contra críticas que recibían por parte de la sociedad civil y reclamando que se aplique la Ley de Jurisdicciones, lo que permitiría a los tribunales militares juzgar a civiles por causas que afectasen al Ejército. Frente a la actitud anterior, surgen las Juntas de Defensa, creadas dentro de la Infantería que protestaban por sus bajos sueldos, la mala imagen social del Ejército y, sobre todo, contra la situación privilegiada de los militares africanistas, exigiéndose que los ascensos se realizasen por riguroso orden de antigüedad.
- La crisis política representada por la Asamblea de Parlamentarios ante la postura del gobierno que se niega a reabrir el Parlamento3.
- El problema social estalla con la huelga general de 1917, ante la situación de crisis económica; sin embargo, el contenido político de esta huelga era importante, ya que en ella se pedía la convocatoria de Cortes Constituyentes. El paro fue total en casi toda ESPAÑA, especialmente en las zonas industriales y en las principales ciudades. Se viven momentos prerrevolucionarios y el gobierno proclama el estado de guerra y utiliza tropas militares para la represión de los huelguistas.
Todos los sucesos anteriores produjeron una crisis política imposible ya de superar. Se hizo necesario un gobierno de concentración nacional formado por diferentes miembros de los dos partidos dinásticos, que, en la práctica, liquidaba el sistema de turno.
La situación es realmente crítica: desde 1918 hasta 1920 se suceden una cadena de huelgas y disturbios en el campo andaluz, dando lugar a un período que se conoció con el nombre de “Trienio Bolchevique” entre 1919 y 1921; así como una serie de atentados anarquistas y contraterrorismo de la patronal que desencadenó el fenómeno del pistolerismo, sobre todo en BARCELONA. En este contexto, aparecerá un grupo partidario de la Internacional Comunista (Komintern), fundada en RUSIA por Lenin y que daría origen al Partido Comunista de España (P.C.E.) en 1921.
El Desastre de Annual
Sin embargo, aún no superada la crisis abierta en los años anteriores, en junio de 1921, al intentar atacar la zona del RIF, controlada por Abd-el Krim, el general español Fernández Silvestre, realiza una arriesgada y absurda operación militar en ANNUAL y que se saldará con una verdadera masacre (13.000 bajas contabilizadas entre muertos, heridos, prisioneros y desertores entre las tropas españolas). El resultado será la caída del frente, llegando las tropas de Abd-el-Krim hasta las puertas de MELILLA. Este acontecimiento se conocerá como el desastre de ANNUAL.
Cuando estos sucesos se conocen en ESPAÑA, la conmoción y la indignación termina superando todo límite, por lo que, desde diferentes medios se pide que se abra una investigación. Serán los propios políticos los que exijan responsabilidades y, para ello, se crea una comisión parlamentaria que estudiaría el informe presentado por el general Picasso (Informe Picasso), en el cual, parece ser, que figuran altos mandos militares como implicados e, incluso, el mismo rey, manifiesta sus simpatías por los africanistas. En estos momentos de suma gravedad y cuando el informe iba a ser presentado ante la Comisión, el general Miguel Primo de Rivera decide hacerse cargo del poder por medio de un golpe de Estado.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
Miguel Primo de Rivera, es en esos momentos Capitán General de BARCELONA, decide dar un golpe de Estado no cruento y pedir al rey su nombramiento como jefe del Gobierno; el rey, efectivamente, así lo aceptará, dada su presunta implicación en los hechos del ANNUAL, viendo en él un medio para salvar la Corona. Sin embargo, lo cierto es que el golpe de Estado contó, al menos en sus primeros momentos, con el apoyo de numerosas fuerzas políticas y sociales que estaban hartas de la situación en que vivía ESPAÑA, fundamentalmente los conservadores, terratenientes, ejército, patronal, etc.
Comprenderá esta etapa los siguientes momentos cronológicos:
- Hasta 1925, el Directorio Militar, gobierno compuesto básicamente por militares;
- Desde entonces, hasta 1930, el Directorio Civil.
- La “Dictablanda” de Berenguer hasta la crisis de la Monarquía. Fin de la etapa: 1930-31
El Directorio Militar (1923-1925)
Tras el Golpe se forma un Directorio Militar compuesto por un general por cada una de las regiones militares y un contralmirante de la Armada Las primeras medidas de Primo de Rivera serán las de clausurar las Cortes, disolver los partidos políticos, abolir los cargos ministeriales y gobernar por decreto. Sin embargo, al carecer de formación política, deberá recurrirse a una serie de técnicos organizados como subsecretarios. En cada provincia, los gobernadores militares se hicieron cargo del gobierno.
Una vez libre de trabas parlamentarias, decide afrontar los dos graves problemas que tenía planteado el país: el problema del orden público y la Guerra de ÁFRICA.
- El problema del orden público se resuelve de forma drástica, reprimiendo con dureza la agitación social. Las huelgas quedan prohibidas. Se busca la colaboración de la UGT y de los socialistas, nombrando como consejero de Estado a Largo Caballero, dirigente del PSOE. En cambio, declara ilegal a la CNT ciertamente que los resultados se hicieron notar rápidamente: disminuye la conflictividad social y se restaura el orden y la seguridad ciudadana.
- La Guerra de ÁFRICA. El Dictador, ante el poder que han venido desarrollando los africanistas y no queriéndose enfrentarse a ellos, optará por resolver el conflicto por la vía militar. La oportunidad vendrá dada cuando Abd-el-Krim extienda su lucha también al protectorado francés, lo que posibilitará una acción conjunta. En 1925, las tropas españolas más preparadas (Regulares y la Legión), desembarcan en ALHUCEMAS, en el corazón del núcleo de resistencia marroquí. En mayo de 1927 el territorio quedaba definitivamente pacificado y se ponía fin a una guerra que había durado 18 años.
El Directorio Civil (1925-1930)
Era lógico que la Dictadura fuera un sistema que no podía perpetuarse. Una vez resueltos los problemas anteriores y finalizada su tarea de «cirujano de hierro», Primo de Rivera debió haber restaurado la normalidad constitucional y retirarse del poder, pero su desprecio por los políticos y su creencia en la validez de su sistema, inspirado en el modelo del fascismo que Benito Mussolini había implantado en ITALIA, le deciden a mantener la Dictadura. El 3 de diciembre de 1925 formará un nuevo gobierno, compuesto por militares y civiles, al que se denominará Directorio Civil: entre estos civiles destacarían, entre ellos, José Calvo Sotelo, encargado del ministerio de Hacienda.
Se aprovechará la favorable coyuntura económica internacional de los años 20 para realizar un gran plan de obras públicas, con el cual se pretendia modernizar el país y, a la vez, resolver el problema del paro obrero y las limitaciones nacionales de producción, supliendo la falta de iniciativa privada por medio de la inversión pública: se inicia la construcción de una red de carreteras (origen de la actual); se elabora también un plan hidrográfico, comenzando la construcción de varios pantanos para regular el cauce de los principales ríos y para la producción de energía eléctrica, lo que permite la electrificación de casi todo el Estado. Para recaudar los fondos necesarios para estas obras, se recurre a la nacionalización de los hidrocarburos, las telecomunicaciones y el ferrocarril: se crea la CAMPSA (Compañía Arrendataria del Monopolio del Petróleo), la Compañía Telefónica Nacional y la RENFE (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles). Las medidas fueron en su momento muy favorables para la economía, pero, en contrapartida, ello supuso un aumento desorbitado del gasto público.
Otras medidas destacadas fueron la reorganización del Ejército, creándose la Academia General Militar de ZARAGOZA, con la intención de acabar con el exclusivismo de determinados cuerpos en cuanto a la formación de sus oficiales (como el de Artillería), encargándose su dirección a un general que había hecho una carrera meteórica en ÁFRICA, el general Francisco Franco.
Con respecto a las medidas políticas, destaca la creación de un partido único, a imitación del fascismo italiano, denominado Unión Patriótica. Se pretendía convocar elecciones para una Asamblea Nacional, que sustituiría a las Cortes, y queda anulada la Mancomunidad de CATALUÑA, lo que provocará la hostilidad de los nacionalistas catalanes.
En este contexto, aparece un importante movimiento opositor formado por antiguos políticos, por catalanistas y catedráticos de Universidad como Unamuno, Ortega y Gasset4 que, entre otras cosas, critican al régimen la falta de libertades. Frente a esta situación, Primo de Rivera, optará por la represión. Aparecerá el primer sindicato de estudiantes: la FUE (Federación Universitaria Escolar), y estallará la conflictividad en la calle. A ello se sumará el comienzo de una crisis económica que llevará a la suspensión de las obras pública y al aumento del paro. Las posturas tienden a radicalizarse: en 1927 los anarquistas se organizarán en la FAI (Federación Anarquista Ibérica) e iniciarán su propia oposición.
Las medidas de Primo de Rivera en el ámbito militar también descontentan a este colectivo que protagonizará varias intentonas golpistas. Se podía constatar que la oposición a la Dictadura era casi total en el país, notándose además la falta de apoyos decididos al régimen y, sobre todo por parte del rey, lo que llevará al general Primo de Rivera a dimitir el 28 de enero de 1930. Se trasladará a París donde morirá mes y medio después.
De la “Dictablanda” de Berenguer hasta la crisis de la Monarquía
Cuando se pone fin a la Dictadura de Primo de Rivera, se constata la existencia de una fuerte oposición al rey por amplios sectores de la población: los partidos de izquierdas, los nacionalistas, intelectuales y multitud de políticos de la etapa anterior que juzgaban al rey responsable de haber provocado la Dictadura. Muchos políticos, procedentes de las filas de los antiguos liberales, se declaran republicanos y junto con las demás fuerzas de oposición, se reclamará unas Cortes Constituyentes que decidan sobre la forma de Estado.
También en el Ejército surge el movimiento opositor al rey, creándose la Asociación Militar Republicana. El rey va perdiendo cada vez más apoyos en el país.
En este clima, el rey encarga al general Dámaso Berenguer la formación de un nuevo gobierno. Se encuentra éste con grandes dificultades, ante la falta de colaboración del antiguo equipo de Primo de Rivera y la negativa de muchos de los antiguos políticos a colaborar. A pesar de ello, iniciará Berenguer una política de vuelta a la normalidad constitucional: restableciendo en sus cátedras a los intelectuales perseguidos anteriormente, y promete la convocatoria de elecciones libres. Estas medidas que motivan que se llame irónicamente al nuevo gobierno «Dictablanda», no consiguen frenar la presión de los republicanos que exigen el destronamiento del rey o su abdicación.
En agosto de ese año, socialistas, republicanos, catalanistas y otras fuerzas políticas firman el Pacto de SAN SEBASTIÁN, por el que se comprometen a unir sus esfuerzos para acabar con la monarquía. Por todas partes menudean conferencias y actos públicos criticando abiertamente la situación y exigiendo la República.
La Sublevación de Jaca y el Fin de la Monarquía
El 12 de diciembre se produce un intento de golpe de estado militar: es la llamada Sublevación de JACA. Varios militares de esa guarnición se sublevan proclamando la República. También lo hacen en CUATRO VIENTOS (aeródromo militar) el general Queipo de Llano y el comandante Ramón Franco, hermano del general Francisco Franco. Sin embargo, este pronunciamiento fracasará y el gobierno decide dar un escarmiento, mandando fusilar a algunos de los oficiales implicados. Pero esto no conseguirá sino encender más los ánimos y en el país las movilizaciones se van extendiendo por toda la sociedad. Ante tal situación, Berenguer decide dimitir.
El nuevo presidente del Gobierno será el almirante Juan Bautista Aznar de muy escasa preparación política. Considerando peligrosas unas elecciones a Cortes, decide convocar para el 12 de abril de 1931 unas elecciones municipales, para comprobar la fuerza de los partidos republicanos y la de los monárquicos: globalmente obtienen mayoría las candidaturas monárquicas en las zonas rurales, pero, en cambio, los republicanos ganan de forma contundente en las principales ciudades que es donde se concentra la mayor parte de la población. Tan sólo en cuatro capitales de provincia ganaron los monárquicos. Según la expresión de Aznar «España se había acostado monárquica y se había levantado republicana». En varias ciudades se inician manifestaciones en apoyo a la República, mientras, en BARCELONA, Francesc Macià proclama el ESTAT CATALÀ dentro de la REPÚBLICA ESPAÑOLA.
El gobierno se divide entre los partidarios de resistir y los de ceder el poder a los republicanos. Se intenta pactar con los principales líderes republicanos, que se han organizado como un gobierno provisional de la República, pero su respuesta es contundente: el rey debe salir de ESPAÑA antes de la puesta del sol. Una consulta de Alfonso XIII a los militares sobre su apoyo encuentra escaso entusiasmo en éstos, incluidos los más monárquicos: el general Sanjurjo, director de la Guardia Civil, incluso, afirma no garantizar la fidelidad de este cuerpo al rey.
Ante esta situación, el rey decide ceder y se marcha a CARTAGENA el 14 de abril, desde donde embarca para su destierro en ITALIA. A las mismas horas, el Comité Republicano, dirigido por Miguel Maura, se presenta en el Ministerio de la Gobernación, donde proclama formalmente la II REPÚBLICA ESPAÑOLA. El fin de la monarquía se había consumado de forma pacífica.