La crisis del parlamentarismo
La situación de los partidos turnistas era de crisis y divisiones internas. En el Partido Liberal, a la muerte de Canalejas, se abrió la lucha por la sucesión, protagonizada por Álvaro Figueroa y Torres, conde de Romanones, Manuel García Prieto y Santiago Alba, de los que ninguno fue capaz de aglutinar las diversas tendencias dentro del partido. En el Partido Conservador, la división vino por la decisión de Alfonso XIII de llamar en 1913 a formar gobierno a Eduardo Dato Iradier, en vez de a Maura, al que se oponían los liberales. Esto provocó el abandono de la política de Maura y la división dentro del partido.
La división en los partidos será la causa de la profunda inestabilidad en los gobiernos de la época, al no contar con apoyo generalizado en sus partidos respectivos; del bloqueo casi permanente en el parlamento; y de la suspensión de las sesiones de cortes. La crisis se agravó a partir de 1917 hasta 1923, años en los que llegó a haber hasta 14 gobiernos diferentes.
La neutralidad en la Primera Guerra Mundial
España se mantuvo neutral en la I Guerra Mundial (1914-1918) y esa neutralidad permitió el desarrollo y el crecimiento económico abasteciendo a los países beligerantes. A medida que va finalizando el conflicto, el auge económico irá decayendo, aumentando en España el paro, la inflación, que desencadenaron protestas de los grupos obreros.
La presión del Ejército
A este problema se sumó la presión del Ejército que tomó fuerza tras la “Ley de Jurisdicciones”. Surgieron en este momento las “Juntas de Defensa”, que se convirtieron en una especie de sindicatos militares, que presionaban al gobierno para conseguir mejoras salariales y laborales. En principio el gobierno las disolvió en 1916, las juntas se volvieron a organizar en 1917 y el gobierno no tuvo más remedio que reconocerlas y pactar con ellas, lo que puso en evidencia la falta de autoridad del gobierno ante los militares.
La oposición política
La oposición política jugó un papel muy importante en este período. Por la crisis de los partidos turnistas y el bloqueo de las cortes, los parlamentarios de carácter liberal, nacionalistas y antidinásticos convocaron en Barcelona una Asamblea de Parlamentarios, reunida en julio de 1917, que reclamarían la apertura de las cortes con carácter constituyente y la elaboración de una nueva constitución. La asamblea fue disuelta por las autoridades y sería de nuevo convocada para celebrarse en Oviedo.
El autonomismo
El autonomismo tomó importancia tras la aprobación con Canalejas de la Ley de Mancomunidades. Se limitó la autonomía catalana al considerar que rompía la unidad de España.
Por su parte las tres diputaciones vascas exigieron al gobierno igual autonomía que para Cataluña, a lo que el gobierno se negó. La respuesta de los nacionalistas sería la radicalización y la lucha por el separatismo.
El movimiento obrero
El movimiento obrero cobró auge y mejoró su organización. La UGT fue el sindicato socialista mayoritario y la CNT se fundó en 1910 como sindicato anarquista mayoritario.
Emplearon la huelga general como herramienta de presión política.
Buscaron la colaboración del ejército para la convocatoria de una huelga general indefinida el 13 de agosto de 1917, contra el aumento de los precios de los alimentos en el contexto de la I Guerra Mundial. La huelga duró unos cinco días. El gobierno recurrió al Ejército para sofocar la huelga. Hubo más de 60 muertos. El comité de huelga, compuesto por socialistas y anarquistas terminó encarcelado.
Los republicanos, que no habían participado en la huelga, quedaron desprestigiados ante los
movimientos obreros.
La violencia obrera
En este período, además, se generalizó la violencia en las calles por parte del obrerismo, influidos por la Revolución Soviética 1917, y la creación de la III Internacional en 1919, a la que no se sumó el PSOE, del que se escindió un grupo en 1922, de carácter comunista que fundó el PCE. El ejército se empleó contra la violencia obrera destacando en Barcelona los generales Joaquín Milans del Bosch y Severiano Martínez Anido.
La alteración del orden público dejó en este período más de 300 muertos, entre los que estarían el presidente Dato (1921) y el líder comunista Salvador Seguí (1923).
El problema de Marruecos
Se agudizó el problema en Marruecos en el período de 1917 a 1923. En concreto, con el llamado “Desastre del Annual”. El general Manuel Fernández Silvestre, con base de operaciones en Melilla, se adentró en el Rif, siendo cercado por las tropas de Abd-el-Krim, caudillo de las tropas rifeñas, en julio-agosto de 1921. Murieron, además del general Fernández Silvestre, más de 10000 españoles, desertaron cerca de 5000 soldados de tropa indígena, y otros 10000 españoles se perdieron por las montañas del Atlas retrocediendo en desbandada. La pérdida de vidas y de posiciones supuso un grave problema para la situación inestable del momento. Ante la situación de la guerra en África, los militares se dividieron en los africanistas, partidarios de continuar la guerra, y los partidarios de abandonar África (Primo de Rivera).