La Crisis del Sistema de Restauración en España (1898-1923)
Contexto Político: Del Turnismo a la Dictadura
3. A comienzos del siglo XX, España presentaba diversos problemas que se intentaron resolver mediante una revolución desde arriba, el sistema de la Restauración. En 1898 se produjo la pérdida de las colonias españolas, pero esto no supuso una gran repercusión, y se continuó con el turnismo. En 1902, Alfonso XIII accedió al trono. Hasta 1907 continuó el intercambio de partidos en el gobierno. Maura, jefe de gobierno ese año, instauró un programa reformista que conllevó protestas y la crisis de la Semana Trágica. Destituido gracias a la unión de izquierdistas y liberales, ascendió Moret al poder, lo que provocó la ruptura del Pacto de El Pardo. Canalejas sustituyó a Moret e implantó un programa regeneracionista, gobernando hasta su asesinato en 1912.
Con la muerte de Canalejas, el sistema entró en decadencia. En 1917, una gran conmoción revolucionaria afectó a los sectores militar, obrero y parlamentario. Estos hechos fueron coetáneos con la Primera Guerra Mundial, de la cual España quedó al margen. Se sumó la confrontación entre aliadófilos (izquierdistas, liberales y burgueses) y germanófilos (derechistas y militares).
Los oficiales en Marruecos tenían ventajas sobre los de la península (más aumentos salariales y ascensos). El material militar era pobre, y el sector desconfiaba de los políticos. Así comenzó la crisis de 1917, con un movimiento militar reivindicativo que se concretó en las Juntas de Defensa, presididas por Benito Márquez, reclamando mejores condiciones. Esto provocó la caída del gobierno liberal y del conservador, y la Ley del Ejército de 1918, que situaba al ejército al frente del gobierno, el orden social y la política.
Otro factor que contribuyó a la crisis de 1917 fue la abolición por las fuerzas del orden público de una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona, formada por políticos reformadores. Esta Asamblea solicitaba Cortes Constituyentes y reformas.
La guerra provocó una gran subida de precios, que conllevó una huelga general apoyada por la UGT, la CNT y el PSOE. A pesar de su extensión, la mala organización provocó que el ejército la abriera rápidamente.
El Movimiento Obrero y la Conflictividad Social (1898-1923)
5. A comienzos del siglo XX, España presentaba diversos problemas. Entre 1898 y 1931, la tensión social fue constante debido a las pésimas condiciones de vida de la clase obrera, expresada en manifestaciones y huelgas que a menudo creaban conflictos callejeros. Estos conflictos eran reprimidos por los poderes públicos (Guardia Civil y ejército).
El movimiento obrero presenta dos etapas diferenciadas por 1917. En la primera, los objetivos eran reivindicaciones laborales (derecho a huelga). En 1917, una huelga general política marcó un cambio: influenciados por la Revolución Rusa, lucharon por transformar el orden social mediante huelgas generales.
De 1919 a 1923, Barcelona vivió un periodo de gran conflictividad social. La huelga general en una empresa eléctrica por la disminución de salarios se extendió rápidamente y duró tres meses. Salvador Seguí la cesó, consiguiendo su objetivo y la jornada laboral de ocho horas.
Los poderes públicos crearon los Sindicatos Libres, que actuaron hostilmente contra el movimiento obrero, creando una espiral de violencia. La ley de fugas, que condenaba a muerte a los detenidos mediante engaño, aterrorizó a la sociedad, haciendo que la burguesía industrial se alejara del sistema político de la Restauración. En Andalucía, se dio el “trienio bolchevique”, donde las huelgas conseguían sus objetivos.
En 1923, como previó la burguesía industrial, Miguel Primo de Rivera llevó a cabo un pronunciamiento militar, convirtiéndose en jefe de gobierno. La dictadura disminuyó la tensión y la violencia social mediante la represión y contribuyó al crecimiento económico.