La Depuración del Estado: Origen y Consecuencias de la Ley de Responsabilidades Políticas Franquista

Ley de Responsabilidades Políticas

Nos encontramos ante un texto histórico de fuente primaria, naturaleza jurídica y tema político. Fue publicado el 9 de febrero de 1939 y redactado por Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire, Jefe de Estado y Caudillo de España.

La Depuración del Estado: Un Pilar del Franquismo

La idea central en la que se basa nuestro texto es la llamada “depuración del Estado”, una represión a todo aquel que no apoyara el Movimiento Nacional. Podemos ver el carácter dictatorial del texto perfectamente en su título: Ley de Responsabilidades Políticas. Dicha represión exigía asumir las consecuencias de cualquier oposición al régimen, consecuencias que serían duras e implacables. Un texto que no perdona ni perdonará. Vamos a explicar el momento histórico más relevante y trágico de España: La Guerra Civil y el Franquismo. Un momento oscuro, de guerra y represión.

La Guerra Civil Española: Causas y Desarrollo

El 17 de julio de 1936 estalla la Guerra Civil en España. ¿La causa? Una serie de desequilibrios estructurales, desde los mismos cimientos del Estado, y coyunturales, como las circunstancias económicas, internacionales y sociales. Como consecuencia, una guerra fratricida que enfrentó a españoles contra españoles.

El alzamiento desde Melilla se extendió rápidamente por el territorio marroquí. Franco aseguró Canarias y se dirigió hacia la Península. Los Republicanos tardaron en reaccionar. El golpe, que pretendía ser rápido y contundente, no lo fue. José Giral, jefe de gobierno, armó a las milicias.

Los sublevados triunfaron en el interior de España, en Galicia, en la Andalucía del Guadalquivir y en las zonas agrarias conservadoras, pero fracasaron donde las fuerzas obreras y de izquierda tenían mayor peso, salvo en Sevilla y Zaragoza.

La contienda se alargó y los dos bandos se consolidaron. Los sublevados, unidos por su oposición a la República y autodenominados “nacionales”, agrupaban a miembros del CEDA, falangistas y monárquicos. Los leales a la República, constituidos por las clases más populares, luchaban por defender la legitimidad republicana. El pronunciamiento se había convertido en una Guerra Civil.

La Intervención Internacional y la Consolidación Franquista

Ante la llamada “guerra de España”, el ámbito internacional decidió no intervenir, creando el Comité de No Intervención. Sin embargo, Alemania Nazi, Italia fascista y Portugal apoyaron a los sublevados, mientras que la URSS defendió a los republicanos.

España quedó dividida en dos bloques, cada uno con su propia ideología y gobierno. La superioridad franquista debilitó a los republicanos, dividiendo y derrumbando su Estado. Consolidada la zona sublevada, la idea principal era la creación de un Estado Totalitario. El 24 de julio se creó la Junta de Defensa Nacional, con el objetivo de gobernar el territorio ocupado, prohibir la actividad de los partidos políticos, suspender la Constitución y paralizar la reforma agraria.

Francisco Franco emergió como líder de la “nueva España”. El 1 de octubre de 1936 fue nombrado Jefe del gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos españoles.

La Dictadura Franquista: Represión y Silencio

Tras la guerra, Franco instauró una dictadura personal. El Decreto de Unificación estableció un partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, liderado por Franco. La dictadura se sostuvo sobre tres pilares: el ejército, el partido único y la Iglesia católica, unificando y concentrando el Estado. Una característica fundamental de este régimen autoritario fue la represión de la oposición, una represión institucionalizada.

La dictadura franquista no buscó la reconciliación, sino la eliminación o sumisión de cualquier oposición. Durante la Guerra Civil, los sublevados habían manifestado su voluntad de eliminar a quienes se opusieran a la sublevación militar y a los que consideraban enemigos de España. Tras la guerra, la violencia no cesó, sino que se institucionalizó a través de leyes coercitivas y la supresión de la independencia judicial. La primera de estas leyes fue la Ley de Responsabilidades Políticas, que pretendía la depuración total de quienes habían colaborado con la República.

La Ley de Responsabilidades Políticas y Otras Medidas Represivas

En 1940 se añadió la Ley de Represión del Comunismo y la Masonería, que perseguía a quienes defendieran ideas contrarias a la religión, la patria y sus instituciones. Las sentencias eran dictadas por tribunales militares, los Consejos de Guerra, durante los primeros años de posguerra.

Las cifras de la represión son escalofriantes: 150.000 personas ejecutadas, 280.000 presos (23.300 mujeres). Muchos condenados fueron enviados a Batallones de Trabajadores o Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores.

Consecuencias de la Ley de Responsabilidades Políticas

La represión franquista dejó una profunda huella en la historia de España. Muchos fueron ejecutados, encarcelados o forzados a servir en el ejército. No hubo intento de rebelión, ni perdón franquista, solo silencio. Esta época fue un bache del que España salió, con sufrimiento, hacia una democracia. La Ley de Responsabilidades Políticas es una ley para olvidar, pero cuyas consecuencias marcaron el camino hacia la transición democrática.

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